31 octubre 2012

"Valentín"


sobre el orden, la intuición del mal
 
Todo llega, y todo tiene su momento. No lo tomé con impaciencia. Hice mis últimos trabajos. Leí en voz alta en la Biblioteca para despedirme, pero aún me quedaba una semana más. El último día esperé a una hora de cambio de clase, para oír por última vez el bullicio de estudiantes en los pasillos, sus risas, casi gorjeos o cantos de pájaros felices. Y me fui. Tan contenta, tan melancólica.


Rara vez he escrito un relato o un cuento sobre mi profesión. Sí hay uno en mi primer libro de cuentos publicado -"Mixtura"- que es el jocoso comentario de texto, totalmente en serio, del trabajo de un alumno con muchas, muchísimas faltas de ortografía y de otras leyes del idioma. Se llamaba "Oveja mía, oveja mía", de claras resonancias evangélicas.



En el nuevo libro de relatos y cuentos, "El dueño se va", aún sin publicar -y no se sabe cuándo ni dónde todavía, ni si alguna vez-, hay otro de esta misma temática: "Valentín", sobre las preguntas de un adolescente especial. He querido hacer este presente a mis compañeros y compañeras del Departamento que me acompañarán el viernes en una comida de adiós y hasta siempre. Fernando ha hecho una magnífica maquetación; mi hija, un dibujo sutil y misterioso de portada, que hemos modificado en colorido, de modo que no hay dos ejemplares iguales; yo, la parte artesanal. Veintidós ejemplares de una edición privada y exclusiva. Terminado de imprimir el día 31 de octubre del año 2012, festividad de San Wolfgang de Ratisbona, que fue maestro de escuela, monje y obispo. Pues más o menos como yo, ¿no? Yo creo que se hizo monje cuando ya no pudo más con los chiquillos, y luego ya lo de obispo vino por sus pasos.
Salud, amigos.