27 mayo 2009

Una efeméride acerca de Wilde


Me puse en mi página de correo, por curiosidad, una especie de pequeño indicador de efemérides, o sea, de hechos históricos por la fecha del día, que eso significa la palabreja griega. Me avisan de cosas que me dan un poco igual, pero a veces también de curiosidades interesantes y de algunos acontecimientos que son para mi importantes. Hoy me avisa de que en 1895 uno de mis escritores preferidos fue condenado a dos años de trabajos forzados por su homosexualidad. Si Wilde me gusta por su inteligente y elegante teatro, más aún por sus delicadas historias cortas, que es como los ingleses llaman a lo que nosotros llamaríamos cuentos, relatos y hasta novelas cortas. Desde niña lo he leído con mucho gusto e interés, pero en cada lectura he ido descubriendo un mundo cada vez más amplio de ternura, de delicadeza, de profundidad, y es que las obras maestras tienen eso, que los niños se quedan con la pura historia, y poco a poco, la madurez nos va haciendo entrar por otros caminos más complejos, éticos, reflexivos. Recuerdo "El fantasma de Canterville" como una obra de magia en mi infancia, y como uno de los relatos más divertidos y tiernos en mi juventud, y como un triste relato lleno de melancolía e ironía en mi madurez. De todos sus cuentos podría ir diciendo esa evolución hacia una mayor comprensión y compasión.

Hace unas semanas comencé a leer un libro de Todorov muy atractivo: "Los aventureros del absoluto", tres ensayos biográficos sobre dos escritores y una escritora. De Wilde y de Rilke lo he leído casi todo, pero de la escritora, Marina Tsvitáieva, nada en absoluto. Reconozco mi ignorancia, a la que procuraré poner remedio en breve. Ya he terminado de leer las biografías de ellos dos, pero aún no la de la escritora rusa.


La idea de Todorov es que los dos escritores y la escritora comparten un mismo conflicto de principio. En realidad se trata de un viejo conflicto de la literatura y del arte en general, la relación problemática entre vida y literatura, conflicto que en realidad no se plantea antes del Romanticismo, cuando se produce la exaltación de la figura del artista o del escritor, como un ser elegido y especial, cuya vida suele ser desgraciada porque se sacrifica por completo al arte. Si en el caso de Rilke la vida fue anulada -tampoco gozaba el pobre de muy buena salud para entregarse- en aras de la creación, en el caso de Wilde el empeño en conseguir hacer de su vida, precisamente de su vida, una obra de arte, le llevó a convertirla en una verdadera tragicomedia, pues ya sabemos que un error de apreciación sobre la sociedad victoriana que le rodeaba, y un exceso de seguridad en sí mismo, le llevó a acusar al padre de su frívolo amante, de difamación. De aquel proceso salió absuelto el acusado, el aristócrata padre de Bossie, amante explotador y caprichoso, y Wilde acusado de sodomía, juicio en el que no se le hizo ni la menor concesión, hasta recluirlo en la prisión de Reading, de la cual salió, tras dos años de penalidades, completamente destruido para la creación, para volver a caer en los lazos de su antiguo amante, hasta su muerte en París, en 1915, en cuyo cementerio de Père Lachaise está enterrado.

Ayer también vi en varios periódicos que una asociación llamada Triángulo está llevando a cabo una campaña de concienciación en Institutos de la provincia de Madrid, para luchar contra la homofobia. Bien por ellos. No sabemos qué hubiera sido del arte de Wilde, si no hubiera tenido que luchar contra el absoluto, si no hubiera tenido que conducir su vida hacia el desastre. No sabemos tampoco qué habría pasado si nunca hubiera estado en la prisión de Reading por su condición de homosexual. Son cosas que ya nunca podremos saber, pues las vidas cumplidas son aguas que no pueden volver a su origen. Sí sabemos que la sociedad tiene que aceptar la naturaleza de cada ser humano, y en esa naturaleza entra su tendencia sexual, sea la que sea, lo que desee hacer de su vida, incluso si su opción es no definirse según los esquemas típicos y tópicos, en sistema binario, donde el ser homosexual es la tercera, problemática y desviada alternativa. Dos cuestiones. ¿Es necesaria la definición según esquemas clásicos? ¿Es necesario que un artista tenga que elegir entre vida y arte?


25 mayo 2009

La mujer completa: Padres


Leí hace años en un libro de antropología, cuyo título siento no poder dar ahora, porque lo he olvidado y me es difícil recuperarlo, que en ciertas remotas islas habia una tribu que tenía una curiosa costumbre. Si alguien identifica el libro o la tribu, que me informe, que me encantaría recuperar la información. La costumbre consistía en que cuando una mujer se ponía de parto, el marido, padre de la criatura, se ponía de parto también; por sugestión cultural sufría los dolores del parto, y cuando la criatura había nacido era cuidado por las mujeres del mismo modo que la recién parida. Curioso. La explicación profunda que daba el antropólogo era que el hombre no quería ser padre, sino participar como madre en el nacimiento y crianza. A veces, cuando veo algún documental de animales, y sale un león del cual las leonas se tienen que guardar mucho junto a sus cachorros, porque va el amigo dispuesto a cargarse la camada para que la hembra lo admita y los que se transmitan sean sus genes, o veo el número de casos en que el maltratador de una criatura es el padrastro, entiendo un poco esa costumbre tan extraña. Es verdad que no son casos de verdaderos padres, pero me pregunto si un hombre no puede ser padre si no es biológico. Y también me asombra el escaso número de hombres que siendo biológicos no ejercen en su totalidad como padres.


Recorto una cita de Germaine Greer en el libro "La mujer completa":

"La anticoncepción continúa siendo un asunto de mujeres. Los sociobiólogos están convencidos de que los hombres aprovechan cualquier oportunidad para transmitir sus genes; los sociólogos han llegado a la conclusión de que los sistemas patriarcales de control sobre las mujeres se establecieron a fin de que los hombres pudieran estar seguros de su legítima paternidad. Sin embargo, una espectadora ingenua debe concluir que los hombres sienten mayor preocupación por evadir la paternidad que por reivindicarla. Si realmente les importara si su hijo o hija lleva sus genes o no, habrían utilizado la prueba del ADN para comprobar si alguno de sus retoños había encontrado cobijo en el hogar de otro hombre. Pero, de hecho, la han utilizado con el propósito inverso, a saber: eludir su responsabilidad con respecto a las criaturas de mujeres con las que saben que han tenido una relación sexual".

Es cierto, creo yo que no se conocen muchos casos de hombres reclamando la paternidad de una criatura, y sí muchísimos contrarios. Según las legislaciones de algunos países, los hombres siguen dominando la situación en este sentido: pueden ejercer de padres o eludir sus responsabilidades. Las pruebas de ADN sólo se pueden hacer con el consentimiento del donante. En España, si un padre reclamado se niega a donar materia orgánica para hacerlas, se le adjudica el hijo sin más historias, y no está mal pensado, pues es un modo de que no se nieguen si tienen dudas razonables.
Por otra parte, los hijos habidos dentro del matrimonio, siguiendo el código napoleónico, y si nadie reclama lo contrario, siguen siendo de oficio del marido, que es el padre oficial de la criatura, lo sea biológico o no.

Ejercer de madre no es fácil, desde luego, ya sabemos que la maternidad, pese a muchas leyes que se promulguen, no está lo bastante protegida, pero ejercer de padre tampoco lo es, más en en este caso por mentalidad social o falta de educación para ello. Funcionamos en el mundo familiar sobre modelos anteriores que se pueden cambiar, pero que pocas veces hacemos el esfuerzo de modificar.
Cuando una mujer se queda en casa para cuidar a su prole, está en muchos ambientes mal vista, y se le supone una vida cómoda y fácil, que compensa con el teléfono y el televisor. Cuando un hombre se queda en casa a cuidar de sus hijos, que es caso minoritario pero que empieza a darse, es un héroe para todo el mundo. Queda comprobado que ellos hacen el mismo uso del teléfono, del televisor, y además añaden internet.

"Un padre puede definir su propio papel en relación con la criatura. Puede actuar como el amante de la madre, o como el enemigo de ésta, o se puede situar en cualquier posición intermedia. Puede mostrarse autoritario, permisivo o veleidoso. Un padre puede elegir, así mismo, el estilo que desea imprimir a sus cuidados entre un espectro que abarca desde el padre adorable y extremadamente accesible hasta el padre controlador, crítico y distante".

El mayor problema es para las chicas respecto a la relación con el padre. Muchas niñas ven cómo su padre, que hasta el momento las trataba con cariño y cercanía, dejan de comportarse de ese modo cuando llegan a la adolescencia. En el fondo de este comportamiento late el miedo al incesto, pero ellas lo sufren como un demérito. Piensan que ya no las quieren y que ese modelo se repetirá en toda su vida. Ello les lleva al fracaso, lo cual confirma que han perdido toda gracia y atractivo, así como cualidades de todo tipo que antes tenían. Un ser humano, hombre o mujer, tiene que contar con el reconocimiento del padre para desarrolllarse en plenitud. Normalmente los padres realizan el acto del reconocimiento del hijo, pero no o en menor medida el de la hija. Un buen padre es el que ortorga reconocimiento. Las consecuencias del abandono del padre duran toda la vida, pero tienen su primera consecuencia en los estudios. Hay psicólogos que ponen ahí la causa de que niñas superdotadas retrocedan frente a sus compañeros conforme avanza la adolescencia.

Para terminar, transcribo las palabras de Germaine Greer, que me parecen muy significativas:

"Todas las personas adultas necesitan el contacto con la infancia para mantenerse en su sano juicio; ha llegado el momento de que todas y todos desempeñemos el papel de padre que otorga reconocimiento. A los hombres les tocará decidir si optan a favor o en contra de cumplir su papel en el cuidado de los niños y niñas, como siempre han hecho".


23 mayo 2009

De todos modos, cásate






"De todos modos, cásate. Si tu mujer es buena, serás feliz. Si no, te harás filósofo".

Es tradición que esto le dijo Sócrates a un seguidor suyo que le preguntó si debía o le convenía casarse. Sócrates hablaba con sensatez y por propia experiencia. Las cosas han cambiado. Si no te va bien, lo más probable será que no te hagas filósofo, sino otras cosas. Ahora podríamos ampliar el consejo.

"Casarse no es lo único que una persona puede hacer en esta vida, así que piensátelo. Si te lo has pensado bien y crees que para ti la mejor vida es la vida en pareja, cásate. Si conoces bien a la persona con la que deseas compartir mesa y cama, más otras mil cosas, excepto el cepillo de dientes, cásate. Si ya sabes cómo come, cómo duerme, cómo se enfada y cómo se ducha, y te parece que no hay nadie más gracioso en el mundo para hacer estas cosas, cásate. Si te va bien, que es lo más fácil con las condiciones anteriores, serás relativamente feliz. Si no te va bien, no te preocupes. Las separaciones duelen, pero no matan".

Si Sócrates oyera decir todo esto, no sé lo que pensaría. Sí que han cambiado las cosas, sí.

Si la que pide consejo es una mujer, la cosa cambia. Vale todo lo anterior, pero el consejo de Sócrates sería otro. Veamos:

"De todos modos, cásate, aunque ten en cuanta que no es lo único que puede hacerte feliz en esta vida. Si tienes un buen hombre a tu lado, serás relativamente feliz. Si es malo o no te avienes con él, tampoco te preocupes, todo se andará; te darás cuenta pronto y descubrirás otras muchas posibilildades vitales".

Pero, amigos, si eres una persona tranquila. Si conoces a la otra persona, hasta el punto en que se puede razonablemente. Si eres entusiasta y te gusta disfrutar de la vida. Si te gusta charlar, si no te gusta comer en soledad, si te gusta dormir en compañía. Si sabes que esa persona nunca te va a defraudar ni te va a dejar en la estacada. Si os reís juntos y hasta un poco de vosotros mismos. Si a vuestro alrededor todo el mundo está feliz de que os caséis. Si sois jóvenes y tenéis confianza en la vida. Si sois inteligentes y sensatos. Si encima sois guapos, no con esa belleza de las revistas, sino con la belleza de vuestra alegría y de vuestra confianza, aparte la natural, que también la tenéis, no lo dudéis, a casarse, que los demás iremos a acompañaros y a celebrar la vida nueva que empezáis. Que seais siempre, siempre, muy felices. Esos son mis deseos y quiero recordaros ahora precisamente que la felicidad no es un regalo, es un trabajo cotidiano.

Felicidades, Sandra y Pedro.

Estoy segura de que no os haréis filósofos.

21 mayo 2009

Un niño prodigio, de Irene Nemirovsky


Muchas circunstancias, no todas agradables, me han tenido apartada por un poco de tiempo, desde mi enfermedad, que duró poco por fortuna, hasta el incordio de haber pasado lo que se llama una valoración docente, que consiste en que un inspector te persiga durante días haciéndote preguntas reiterativas y pidiéndote documentos. Esto llega a ponerte la autoestima por los suelos, porque parece que no haces nada de lo que tendrías que hacer y que todas las cosas que hago son algo así como tonterías. Yo por mi parte pienso que tal intento de valoración de esta labor es como querer cazar elefantes con un cazamariposas. No se puede captar el hecho complejísimo que es la enseñanza a base de preguntas y papeles. Pero depende de lo que el inspector considere para que se emplee a fondo con sus cuestionarios o lo haga todo más liviano. El que me ha tocado a mí no puedo decir que adolezca de liviandad. Cada vez me decía a mí misma que había hecho una locura solicitándola, y que casi renunciaba, pero ya que se había molestado al equipo directivo, a los compañeros de Departamento, y hasta a los alumnos, pues que adelante y que ya veríamos. Espero que la percepción de ser un desastre de profesora sea algo solamente mío y que el inspector no piense lo mismo, que si no es así, voy dada. En fin.
Mientras tanto, una lectura ligera, pero muy hermosa. Esta novelita juvenil de una de las autoras que más admiro: Irene Nemirovsky. De ella he leído hasta el momento, me parece, todo lo que ha ido saliendo a las librerías. Me la descubrió mi amiga Alicia Poza, que tuvo la deferencia de regalarme "El baile", un cuento agrio y descarado que me impresionó. A partir de ahí, la "Suite francesa", su mejor obra sin duda, me convirtió en una incondicional. Esta obra está inacabada, sencillamente porque la escribía con prisa refugiada en el bosque, esperando que de un momento a otro la detuviera la Gestapo, como así ocurrió. Nacida en Kiev, en 1903, hija de un adinerado banquero, la familia inició un periplo europeo que culminó en Francia, donde les sorprendió la entrada de los alemanes. Irene Nemirovsky ya estaba casada y tenía dos hijas. Su marido, Michel Epstein, no pudo creer lo que estaba pasando y tanto se aireó por todas partes, inquiriendo por judíos detenidos, que al final lo detuvieron a él mismo y lo mataron. Irene sabía que detrás iba ella y sólo pudo alcanzar a dejar a sus dos hijas a buen recaudo, junto con una maleta que contenía sus escritos de la "Suite francesa". Ya adultas, las hijas rescataron esos manuscritos de su madre, muerta en el campo de concentración de Auschwitz, el17 de agosto de 1942.
Sobre una de sus obras, "David Goldberg" escribí un artículo crítico cuyo enlace aquí dejo. Sobre esta que he leído ahora, sólo diré que es una novela juvenil, la primera. Cuando la presentó por correo a un editor, el buen hombre pensó que era original de algún autor consagrado que se presentaba bajo ese seudónimo, por lo que su sorpresa fue mayúscula cuando se encontró con una frágil jovencita como autora de esa pequeña joya. La novelita es una verdadera delicia, algo retórica en su lenguaje, aún no tan depurado como en obras posteriores, pero de desarrollo impecable y encantador. Su tema, una meditación sobre la naturalidad del arte como don; su argumento, bien sencillo. Un niño de la calle es recogido por una dama de gran poder, belleza y riqueza, porque es poeta natural. La vuelta a sus orígenes viene al final, cuando él ya no puede ser la persona que era. Una breve y delicada lectura para un fin de semana.

15 mayo 2009

¿Cómo enseñamos la Literatura y la Lengua?

Hace un tiempo recibí por correo de parte de mi amigo Santiago Delgado, este libro de su autoría. Lo archivé y me dije que en cuanto tuviera un rato lo leería. Pensamiento vano. Entre el aprieto que siempre llevo y que me cuesta demasiado leer en la pantalla, lo iba dejando y casi que lo olvidé. No lo olvidé, en realidad, porque lo tenía en el escritorio, pero se me fue de la mente entre demasiadas cosas que hacer. Hasta que Rubén Castillo actuó de clarín y me lo rescató. Santiago tuvo la deferencia de regalármelo en papel, que es como se lee a gusto y se subraya y se manosea un poco, y hasta se huele. Lo leí el fin de semana pasado con mucho gusto. Quizás sea porque coincidimos en el punto de vista sobre la enseñanza de la Literatura, de la Lengua, del lugar que cada una debería ocupar en el desarrollo escolar, en la observación del desfase que hay entre la realidad y lo que solemos hacer en las aulas, donde a veces tenemos más en cuenta nuestros gustos e ideales literarios, nuestro convencimiento sobre la mucha necesidad que hay de conceptos gramaticales, y otras cosas, antes que poner nuestro saber al servicio de nuestros alumnos y ofrecernos más como guías que como instructores. Ellos son de hoy, de ahora mismo, y tienen el futuro para compartirlo con nosotros hasta un punto. Después los dejaremos solos y nos iremos. Ellos serán los encargados de transmitir aquello que sepan, que hayan disfrutado y apreciado, a gente que será como ellos son ahora.
La idea de Santiago, como la mía, y como la de un grupo de profesores, no necesariamente jóvenes, pero siempre entusiastas, es la de poner en primer plano la Literatura, no la Historia de la Literatura; partir del texto, no del autor, ni de la época, ni de las características del movimiento literario, que son cosas que vendrán luego, cuando se haya suscitado el suficiente interés o mediante trabajos de grupo o individuales. La finalidad nuestra debería ser siempre educar la sensibilidad literaria. Yo suelo decir que cuando trabajo un soneto de Garcilaso, por ejemplo, lo que pretendo conseguir no es que conozcan a Garcilaso, que podría ser otro autor y otra época, sino que no puedan soportar una puerta cerrada de golpe. Es decir, que ese soneto haya creado tanta armonía en su interior que las disrupciones sean sentidas como lo que son. No sé si lo conseguiré, pero yo no enseño poesía, enseño sensibilidad, buen gusto.
Respecto a la Lengua, la frase de Santiago es lapidaria:

"La Lengua no es un contenido, es un instrumento. El mejor instrumento para aprehender el mundo. Si confundimos la Lengua con la Gramática, también confundiremos las instrucciones de una medicina con la medicina misma. Quien quiera sanar, tome la medicina. Entender las instrucciones no cura".

La pena es que se trata de un libro difícil de conseguir, pues su publicación ha corrido a cargo de la Consejería de Educación, por lo que, según parece, no se vende en las librerías. Sería cosa buena que llegara al máximo de profesores de Lengua y Literatura, pues incluso en el caso de que no se estuviera de acuerdo en todo su contenido, aporta una visión diferente de estas enseñanzas de las que todo el mundo se queja, pero a las que nadie pone en marcha para un giro definitivo. Por eso, y si el autor no se enfada, que si se enfada lo quito al momento, subo aquí un enlace para que los interesados puedan echarle un vistazo. En papel, desde luego, se lee mejor y con más gusto, pues es un libro ameno, contrariamente a lo que suelen ser los libros de didáctica. Bien estaría que nos hablara de otra forma de enseñar y no enseñara, como decían los clásicos, mezclando lo útil con lo agradable. Santiago lo ha tenido bien en cuenta.




14 mayo 2009

Perdonen que no me levante


Perdonen que no me levante es el epitafio de Groucho Marx. Yo no estoy tan mal como para apropiarme del epitafio, pero sí, tendrán que perdonarme que no me levante, porque estoy fatal, como no había estado desde hace años.
Tengo odinofagia, nombre que da mucho miedo, hasta que se sabe que es que me duele muchísimo la garganta al tragar. Al principio pensé que sin darme cuenta estaba comiendo odinos, que a saber lo que son. Tengo también faringoamigdalitis, o sea, las anginas como dos ñoras, gordas y coloradas.

Todo ello me produce artromialgia, o sea, vulgar dolor de cuerpo por todos lados. Creo que tengo un punto en la frente que no me duele, pero no quiero ni comprobarlo, por si acaso.
Eso hace que tenga la mesilla así, con sus medicinas, su termómetro y vasos para usos diversos.
Lo peor, que se tiene la sensación de que la enfermedad es eterna, es el estado natural, y que nunca volveremos a la salud. No me acuerdo cómo era que no me doliera nada, tener ánimos, hacer las cosas sin pensarlas. Y eso que sólo son dos días los que llevo doliente. Pienso en la gente que sufre enfermedades largas y penosas.
Me he perdido la inauguración de "Muñoz Barberán íntimo" en el Museo Ramón Gaya de Murcia. ¿A dónde iba yo con mi odinofagia y mi artromialgia, y todo lo demás?
Menos mal que entre los huecos de la fiebre me he leído una novelita de Edith Wharton, "Ethan Frome", una de las novelas más tristes que he leído en mi vida, y encima con personajes enfermos. Para animarme.
Así que, perdonen que no me levante, y perdonen que no los visite. Me está subiendo la fiebre y ya no puedo estar más aquí.

12 mayo 2009

Chica de ayer con la Orquesta de RTVE

La buena música es siempre buena música y no importa el estilo ni con quien se mezcle. Hoy ha muerto un gran músico, Antonio Vega. Encontré este vídeo de la Orquesta Sinfónica de RTVE cuando estábamos estudiando las letras de canciones desde el punto de vista poético. Me pareció tan significativo de que para la música de calidad no hay barreras, que hoy, en homenaje a este hombre, lo traigo aquí. Para una mejor demostración, dejo Eleanor Rigby de los Beatles en versión sinfónica por la Royal Symphonic Orchestra. Los seres humanos mueren pronto, la belleza tarda un poco más, y si es en grado excelente, dura una eternidad.




11 mayo 2009

La persiana y un dibujo


Qué fallo más grande, qué descuido y qué poca atención. Me olvidé de poner una de las soluciones, que, además, crea una imagen que a mí particularmente me gusta mucho: las líneas de luz y sombra que las persianas ponen en nuestras habitaciones durante el día.
La foto es de ventana indiscreta. Yo la llamé "la vida de los otros", porque desde mi ventana hice la foto de un dormitorio vecino. Sé exactamente quién vive en esa casa, pero no lo diré. No soy muy cotilla, pero me asomé y vi esa habitación en penumbra, la cama hecha, tan acogedora, y la persiana... No pude reprimir el inocuo disparo de la cámara.



Para compensar y como castigo subo también uno de mis últimos dibujos, donde se ve que progreso adecuadamente, aunque, indudablemente, necesito mejorar. Explico el motivo dibujado. El Calígrafo-Cinéfilo tenía una abuela criada en la Argentina, de donde regresó a España cuando era una jovencita. Nunca más volvió a su origen, pero siempre conservó, entre algunas palabras y expresiones, la costumbre de tomar mate, costumbre que él y sus hermanos han conservado también. Esta es la calabaza y la bombilla preferida para tomarlo, aunque tiene una buena colección. Es un objeto bonito y exótico, no muy difícil de dibujar. El resultado no ha sido malo del todo. Bueno, seguiré en ello, porque es un buen ejercicio de concentración y para mantener las neuronas vivas, las pocas que ya me van quedando con cierto afán de superviviencia. Habrá que echarles de comer para que vivan lo mejor posible. Pobrecicas.

Soluciones y la M


Claro que es verdad
que tú lo miras,
claro que es mentira
que te ve.
Claro que es igual
el dos que el uno.
Claro que está claro
que eres él.

Para UN PROFE CUALQUIERA, el primero en descifrar. A ver si vamos escribiendo algo, que se echa de menos.

Pájaro de todos los días,
le abro las alas,
me cuenta mentiras.
Para MIGUEL ÁNGEL, que siempre anda enredando y no acierta ni una. Y también para SANCHO, que se esforzó, dando un ejemplo a los mayores, ¿eh, Miguel Ángel?


Ella, la que sabe tanto,
se esconde en el mar y el llanto.

Para MATAPOLLOS y PMM, que viven tan cerca del mar y tan lejos del llanto.


No tiene boca y habla.
No tiene labios y besa.
Para volar pliega las alas
y al posarse las despliega.

Para EL BRAZO DE CERVANTES, para SUPERSALVA, lo mismo digo, para él por los buenos deseos y las advertencias, para el Brazo, porque adivinó un montón de adivinanzas.
Estrafalarios:
se desnudan en invierno
y se arropan en verano.

Para CABOPÁ y para JOSELU, porque no son buenos para adivinar, pero se fijan mucho y siempre están atentos.


Llanto sin ojos,
lágrimas sin sal,
tejaditos negros,
suelo de cristal.

Para ERNESTO Y EUSEBIO, que ya tienen su E, pero que siguen aquí, la lluvia en Murcia, que es cosa rara y extraña.

Para Anónimo, que habló muy acertadamente, dejo los tres únicos sin foto, porque son las imágenes que no se deben nunca mostrar:

El que lo hace,
no lo hace para él;
el que lo compra,
no lo usa hasta después;
el que lo usa,
ya no lo ve.
¿Qué cosa es?
EL ATAÚD

Aunque tengo cuatro patas
yo no puedo caminar:
la muerte, el amor y el sueño
me vienen a mí a buscar.
LA CAMA

Bajo un negro manto
con bodoques de cristal,
entre blancos velos
se olvidan de pensar.
LOS DURMIENTES

Y para MAMELUCO, ¿qué?
Para él, la M y un cardo borriquero.
Que, por cierto, la hice con otros lápices y me la tuve que inventar, y no me gusta demasiado cómo ha quedado, por lo que le prometo otra mejor, pero de momento que se conforme con esta que lleva cardo borriquero.

09 mayo 2009

Adivina, adivinanza


Adivinanzas de nuevo, pero esta vez no las traigo del médico del siglo XVII, sino de la poeta del siglo XXI. Como me voy al campo, que es ya costumbre vieja, dejo estas fotos de bustos de piedra que están en el jardín de la casa familiar y común, la compartida, en la puerta misma del estudio de mi padre. Son cabezas parlantes, estoy segura, y si supiera escucharlas, me propondrían adivinanzas, no como estas que dejo, sino mucho más enigmáticas y cultas.
A ver quién de todos los que por aquí pasen hayan conservado esa voz interior del pueblo y sepan desentrañar la adivinanza para ofrecer su esencia metafórica, el término real que la define. Las propuestas son de Isabel Escudero, la poeta extremeña.

1. Llanto sin ojos
lágrimas sin sal,
tejaditos negros,
suelo de cristal.

2. Pájaro de todos los días,
le abro las alas,
me cuenta mentiras.

3. Estrafalarios,
se desnudan en invierno
y se arropan en verano.

4. Ella, la que sabe tanto,
se esconde en la mar y el llanto.

5. Claro que es verdad
que tú le miras,
claro que es mentira
que te ve.
Claro que es igual
el dos que el uno.
Claro que está claro
que eres él.

6. Aunque tengo cuatro patas,
yo no puedo caminar;
la muerte, el amor y el sueño
me vienen a mí a buscar.

7. Endeble muralla,
viste el día de rayas.

8. El que lo hace,
no lo hace para él;
el que lo compra,
no lo usa hasta después;
el que lo usa,
ya no lo ve.
¿Qué es?

9. No tiene boca y habla.
No tiene labios y besa.
Para volar plieg las alas
y al posarse las despliega.

10. Bajo un negro manto
con bodoques de cristal,
entre blancos velos
se olvidan de pensar.


Pues nada, me voy a regar las plantas y a mirar el cielo. Algo dibujaré, algo escribiré, algo trabajaré, que para todo da el silencio de los campos. Buen fin de semana. El lunes, todos los acertijos resueltos.


06 mayo 2009

"Déjame entrar", ¿una de vampiros?


Venía esta película, "Déjame entrar" recomendada por Yolanda, que tiene siempre buen gusto y muchas veces coincidencia con el mío. Guiados por esa recomendación, nos fuimos al otro cine de Murcia que sigue vivo, el Centrofama. Nos llevamos a los niños. He de decir que los niños son una pareja que sobrepasa los treinta, así que no había problemas con la calificación de la película. No se iban a impresionar las criaturas. Yo sí que me impresioné, pero no de miedo, sino de la película tan digna y extraña que vimos. ¿Una de vampiros? Sí y no. A mí me me gustan las de vampiros, me gustan mucho, por el glamour gótico que tienen, por su elegancia sombría, porque exploran los delirios humanos, jugando con los dos temas que más nos preocupan íntimamente: el erotismo y la muerte. Lo bueno de ellas es que juegan, siempre juegan, no hablan en serio. En ésta sí se habla en serio. Glamour gótico, cero. Seriedad sombría, toda. Lo fantástico en la vida cotidiana, normal, en un barrio nórdico, en un invierno crudo y nevado. Al cuarto de hora de película me tuve que volver a poner la chaqueta. No eran escalofríos de miedo, era frío puro. No sé si la inmovilidad del cine me había helado o era sugestión por las imágenes.
Toda la película es triste, inquietante, un tanto sórdida, pero de magníficas y nada complicadas imágenes, pero el final, el final es perfecto. De pronto, se comprende todo, y una película de vampiros cutres resume el vampirismo como actitud humana. Cuanto más desamparado y cándido el ser, más vampiro. Hay quien ha dicho que es más bien una película de amor, una bonita e inocente película de amor. No lo es. Es una película de vampiro, pero no "una de vampiros". Como no quiero destrozar la historia a quien se anime a ir a verla, no digo nada más. Atentos al final, eso sí. Se hace la luz, pero no la que mata a los hijos de Drácula, sino la luz anímica, la intelectual, y todo cobra sentido. Deja de inmediato de ser una película de inocente amor.
Por cierto, como suele ocurrir, está basada en un libro. También puede ser una buena opción para el verano, que a lo mejor refresca.


Luego, mis buenos amigos, hablando de esta película, me dicen que mi admirado Dreyer tiene una de vampiros, que siendo de él, tampoco será "una de vampiros", sino una pequeña obra maestra. Se trata de "Vampyr" que yo no he visto. Ahora la tengo que buscar y verla. Ya es inevitable. La veré y lo contaré.




05 mayo 2009

Dos letras: P y E

La E de esperanza, de entusiasmo, de elección, de emoción, de elixir (de amor, claro), de elegancia y de enamoramiento.
Y la de Eusebio y Ernesto.
También la de Encarna.



La P de paz, de paciencia, de pensamiento,
de pureza, de piedad, de protesta, de pirata, de planeta y de plata.
También la de Pilar.
Y la de Pedro.

Se pueden añadir las palabras que más conmuevan.
Dentro de poco, las demás letras, y no por orden alfabético,
sino por orden de que me vayan gustando y no sean demasiado difíciles.
La P me la he tenido que inventar, porque en mi alfabeto francés del siglo XV no estaba. Lo mismo pasará con otras que me gustaría dibujar.