19 diciembre 2006

Primero llegaron las jóvenes feministas. Habían tomado su fuerte frase de Mujeres Creando. No es que esté totalmente de acuerdo con la frase -lo de la licuadora suena muy duro- pero cualquier mujer se siente liberada, complacida, no sé cómo definirlo, con ese deseo expresado por mujeres jóvenes que se sienten siempre amenazadas. "Imagina que es de madrugada, que una muchacha va sola por la calle, y que no tiene miedo". Otra frase para nosotras, ésta para echarle mucha imaginación, desde luego. Estas jóvenes se atrevieron a dejar, quizás de madrugada, quizás con miedo, su grito de protesta en la pared.
Y tenían toda la razón para sentir el miedo que quizás sintieron, porque pasó por allí después un posible violador y, sintiéndose amenazado, escribió con pintura bien negra una frase que a mí me parece aún más agresiva. Además esbozó el torpe dibujo de una pistola. O sea, que con toda razón, a la licuadora. No recomiendo el zumo a nadie.

15 diciembre 2006

Vanidad halagada: la crítica de Wilma

Una tiene su pequeña -incluso a veces grande- vanidad. Una escribió una novela y no hay forma de publicarla. Quien la ha leído, al menos lectores sin malear por la marea de fantasías y literaturas, se han quedado tirados leyendo hasta el final, pero quizás eso no basta. Y cuando más hundida estoy, pensando que quizás no vea la luz la historia del abogado penalista, con sus montones de historias alrededor, llega Wilma y me pone una crítica entusiasta en su blog. Tengo que darle las gracias, desde luego, pero además mi vanidad y mi agradecimiento, las dos cosas, me inclinan a poner un enlace aquí para que, si alguien entra pueda leer lo que Wilma dijo. Es una buena amiga, pero también una lectora voraz y experta. Me halaga, qué le vamos a hacer.

13 diciembre 2006

A pesar de los muchos trabajos, pusimos mucho tiempo, placer y esfuerzo en ver unas cuantas películas. Ya no iremos mucho al cine en la ciudad. Ahora cierran los cines del centro y los mandan a tomar viento a las afueras. Para ir hay que coger el coche, entrar en la vorágine de los miles de coche en la misma dirección, unos centros comerciales fríos, enormes, abarrotados y, a mi parecer, la muestra más patente de la estupidez que ataca, como pandemia, a nuestra sociedad, mono de imitación de los yanquis. De manera que nos olvidamos del placer de ir al cine andando -el pobre cine Rex, nuestro cine, ya agonizante- y nos conformamos con revisar los clásicos en dvd. Para empezar hemos tomado dos italianos: Fellini y Visconti. Poco a poco, y por menos gasto del que supondría la locura de los multicines en coche, vamos reuniendo una colección de películas de las que se ven más de una vez. La primera, esta que aquí se presenta. Ya vista hace años, el tiempo la ha hecho aún mejor. ¿O somos nosotros los que somos mejores? Comentamos que no aparecen imágenes de los crímenes de los nazis, pero que toda la violencia, toda la maldad, la degeneración y el horror están en la película. Impresionante, como siempre en Visconti, la puesta en escena y la interpretación de los actores. Teníamos la impresión de estar asistiendo a una tragedia de Shakespeare, a un Macbeth moderno y quizás más perverso. A veces, incluso a un Hamlet estúpido y abyecto. Ahora, Visconti. De nuevo y siempre, un maestro.

25 noviembre 2006

Graffiti: la sábana santa


Una santa sábana que no es tan santa. Una denuncia gráfica de lo que todo el mundo -al menos los más conscientes- saben: que la cruz del sacrificio se cubre con el dólar sin ningún escrúpulo. Sin una palabra. Todo dicho en un dibujo sencillo pero efectivo. Es una imagen dolorosa para quien en algún momento creyó que la cruz podía ser el verdadero signo de la justicia y la bondad en este mundo. Es la confirmación de un proceso histórico y la negación de un proceso espiritual. Pero es absolutamente cierta la significación de la imagen. No es que la cruz se haya vuelto materialista, no es que la cruz haya retorcido sus brazos para convertirse en el signo de lo material; es que la cruz ha sido envuelta y tapada por el lienzo, aparentemente limpio y abstracto, del dólar; es que le sirve de pretexto y de soporte.

20 noviembre 2006

Graffiti: "Soy rapera..."

Vaya, vaya, si lo sé antes me hubiera hecho rapera hace muchos años.

Como se ve, la pared es un poema gráfico de colorido, tierno colorido rosáceo y celeste. La expresión, juvenil como ella sola, declara la autosuficiencia y la omnipotencia de la mujer joven. Disparo la foto con una sonrisa y luego me voy pensando si es necesario ser rapera a tal fin. Pienso que sólo hace falta tener tiempo, buena disposición, unas sencillas habilidades sociales y, sin ninguna duda, estar entre los quince y los veinte. No tanto por el atractivo juvenil, sino por la ilusión que hay que ponerle a la experiencia. A partir de cierta edad, como decía un buen amigo, ya no se tienen ganas de hacerse el simpático. Pero mientras la ilusión dure y el cuerpo aguante, pues nada, de rapera.
Obsérvese que hay disponible una sencilla adaptación para varones, que yo me he apresurado a idear: "Soy rapero y me tiro a quien quiero". La diferencia es que, arrastrando las mujeres la historia que arrastramos, en él sonaría a chulería más bien, mientras que en ella, añadida una divertida chulería femenina, encontramos más bien la autoafirmación de una sexualidad libre a la que le parece dar vía el hecho de ser ¡¡rapera!!

16 noviembre 2006

Historias de mujeres

Desde Mujeres en Red me he ido a un blog muy interesante: Historias de mujeres. Dejo aquí el enlace para que se compruebe lo que digo.
Carmen González, periodista, vive en Pakistán y nos relata las luchas incansables e inacabables de las mujeres pakistaníes por lograr una vida más digna y justa para ellas y para sus hijas.

15 noviembre 2006

GRAFFITI



Inicio con esta entrada una serie de fotos y comentarios sobre los grafitti de mi ciudad.


Me interesan los escritos de las paredes, muros, puertas, monumentos, porque son la expresión de lo oculto, de lo clandestino, de lo juvenil. Son la rebeldía de la expresión. Son la salida nocturna y subrepticia del inconsciente colectivo -¿sigue existiendo algo así?, me pregunto. Sigue existiendo, a pesar de este mundo de pensamiento uniforme sólo variado en las diferentes formas de la publicidad.

Nos encontramos en estos grafitti lo políticamente correcto, lo políticamente incorrecto, el pensamiento reaccionario, el pensamiento progresista, el no pensamiento, la gracia y la mala hostia, la inteligencia y la denuncia.

Puedo imaginar, de hecho me gusta imaginar, al joven solitario, al grupo de muchachos y muchachas con su spray negro, con su plantilla de dibujo, o con los colores nebulosos, en la madrugada, en el silencio de las altas horas, abrigados y escurridizos, vigilantes, poniendo en un rapto de inspiración su pensamiento o su sentimiento inmediato, o la frase largamente meditada, la consigna política, subrayada a veces por la A encerrada en el círculo ácrata.

Comienzo con un grafitti muy reciente. Llevo desde mayo siguiendo por el blog de León los broncos acontecimientos de Oaxaca. Hasta principios de otoño no se han conocido en los medios estos sucesos y la lucha del pueblo oaxaqueño contra un gobernador dictatorial que ganó las elecciones de aquella manera, o sea, a la manera del pucherazo. Hoy por primera vez, en un oscuro callejón de Murcia, aparece un grafitti alusivo, firmado por un partido muy, muy minoritario, casi ya olvidado. Da igual quien lo firme, si en el fondo late la solidaridad con gente que está luchando día a día contra la pobreza y la injusticia. Ya van once muertos allí. Menos que en Irak, desde luego, pero la maldad no se mide por muertos, se mide por maldad, simplemente.
Desde esta ciudad, vuelan hasta México, hasta el estado de Oaxaca este grito gráfico en un oscuro callejón.

15 octubre 2006

Rubén Castillo: "La voz de los otros"


La Universidad de Murcia ha publicado este volumen del escritor -novelista, articulista- en el que se recogen una serie de artículos sobre literatura. Rubén Castillo busca en él las voces acordes con la suya, o quizás también algunas muy extrañas a él, porque precisamente el placer se busca en lo que nos es muy propio o completamente ajeno. Declara el ensayista que trata en ellos del placer que otras voces le han proporcionado. Nada hay más placentero que la voz humana, nada que pueda levantar en nuestro ánimo más sentimientos y emociones; pero no siempre es fácil escuchar la voz de quien escribe. Puede haber defecto en el que emite la voz o en el que escucha. La dureza de oído o la voz impropia, borrosa, pueden impedir la comunicación. No lo digo por la parte que me toca, sino a tenor de las distintas "audiciones" de Rubén Castillo, que tiene nuestro escritor el oído fino y cultivado.
Una cita del prólogo, que dice mucho de su gusto lector: "Así que devolver a mis autores favoritos una pequeña parte de la felicidad que ellos me han procurado se me antoja un tributo gozoso, que estaba dispuesto a acometer"

Curiosa dedicatoria de Rubén Castillo







Jamás me habían hecho una dedicatoria tan curiosa, aprovechando la propia titulación del libro. Tampoco queda atrás la letra. Una persona de un orden estricto, de una limpieza intachable, como que parece que hace la letra de molde. Lo pongo, además de por vanidad, que de vez en cuando no viene mal, dado que la dedicatoria es muy encomiosa, porque un ejemplo de caligrafía tan perfecto se ve pocas veces.

Lo que Rubén Castillo ha dicho

De la producción literaria de Fuensanta Muñoz Clares (Murcia, 1952) no se puede hablar sin añadirle, de forma casi inmediata, el adjetivo "irregular"; pero siempre que no entendamos la palabra en sentido negativo, sino como una simple traducción de la sorpresa cronológica y genérica que provoca en los estudiosos, pues comenzó cultivando el género teatral, con una brillantez notable; y, de pronto, su trayectoria quedó suspendida por un largo silencio que ha venido a romperse recientemente para mostrarnos otra faceta suya bien distinta: los cuentos. Su primera entrega fue La celada fuente[342], un libro delgadísimo que ofrecía tres monólogos femeninos de intensa hermosura. En el primero leíamos las reflexiones y los tormentos de Corina de Tanagra, instructora y mentora del poeta Píndaro, de quien se enamoró y por el que fue despreciada. Pasados ya los años de la juventud, Corina recuerda la delicadeza de aquellos amores, con palabras empapadas de melancolía ("A solas, me decía que mi amor era un arco tendido hacia los siglos... A los grandes espíritus les está negado el amor del momento, pues aman más allá", p.15). En el segundo de los monólogos descubríamos la figura de Christine de Pizan, una mujer fuerte, llena de decisión y arrojo, que escribe y que intelectualmente se ha adelantado a su tiempo. Y en el tercero encontrábamos a la Virgen María, en Éfeso, exonerada de ilusiones por el curso de los años, con unos ojos que están "cansados de ver" (p.33) y que "han llorado de sobra" (p.34). Su queja consiste en que ahora las personas de su entorno no la dejan languidecer y acabarse en paz. Al contrario, la acosan sin tregua acercándole a sus hijos para que los bendiga. Y ella teme impartir esas bendiciones, dado el precedente doloroso de su hijo ("Temo que mis dedos dejen en su piel la señal infame de los reos de muerte", p.36). Lo único que quiere es morir y descansar.

Poco después, publicaría una obra más extensa: Onégeses, los despojos de un sueño[343], una pieza de la que dice Ramón Jiménez Madrid que pertenece a un "arte minoritario y exquisito", donde Fuensanta indaga en fértiles exploraciones psicológicas sobre la soledad, el destino y la muerte. Tiene como protagonistas a Onégeses (un griego instruido que trabajó como ayudante y secretario de Atila), Evandro (un joven historiador, discípulo de Prisco, que acude al antiguo dominio del rey huno para comprobar el estado en que se encuentra tras la disolución de su imperio) e Ildico (última esposa del "Azote de Dios"). Y su trama es tan sencilla como embriagadora: Onégeses ha quedado, al cabo de los años, convertido en un despojo humano de mente tal vez extraviada, que custodia -como un Fafner heleno- el supuesto tesoro de Atila. Evandro, que acude al lugar donde éste se encuentra, es visto por el anciano como un ángel que lo liberará de su vigilancia. Y cuando escucha al propio Evandro decirle que no, que en realidad no es ningún ángel, hunde la mohosa espada de su señor Atila en el vientre del muchacho. La pieza nos traslada, aparte de sugerentes reflexiones sobre el género humano y sobre la voracidad del destino, algunas frases altamente poéticas ("Los ríos son inmortales y son dioses. También el río del corazón humano es sagrado. Y uno en el más allá puede acoger todos los llantos", p.52) y una consideración general que valdría para definir buena pare de la historia de la literatura: "La mentira es la patria del poeta" (p.70).

Y por fin, cuando la voz de la escritora parecía apagada, el año 2004 nos permitió descubrir que sólo estaba aletargada, y curtiéndose en otra dirección: la faceta narrativa. Y lo demostró con la entrega de Mixtura[344], un grupo de veintiún relatos donde muestra que se sabe desenvolver con la misma eficacia al abordar temas amorosos ("Primavera en la Isla"), memorialísticos (ese orinal obtenido en la feria, en "Falsa palangana") o costumbristas ("Travesti en el estanco"). Ninguno de los cuentos del volumen es desdeñable, y casi todos atesoran virtudes más que suficientes para galardonarlos con el aplauso lector, pero quizá los tres mejor construidos sean "La llave" (donde se aborda el espinoso y dolorosísimo tema del maltrato femenino), "Hugo el portugués" (donde la voz y las trenzas de una niña, ya transformada en mujer, nos invitan a reflexionar sobre los azares de la vida) y "La visita" (una amarga meditación sobre la marginalidad). Llama la atención el modo en que el personaje de Felicitas aparece, como un Guadiana protagonista, en varios relatos del volumen: "El Zapatero", "Travesti en el estanco", "Una caja blanca", “Falsa palangana”, etc. ¿Se esconderá ahí algún toque autobiográfico? ¿Y lo hará en esa profesora irónica que, tras leernos una redacción quinceañera refractaria a la ortografía, cierra con sus comentarios eruditos el cuento “Oveja mía, oveja mía”?



[342] MUÑOZ CLARES, Fuensanta: La celada fuente, Murcia, Universidad, 1986.

[343] MUÑOZ CLARES, Fuensanta: Onégeses, los despojos de un sueño, Murcia, Editora Regional, 1988.

[344] MUÑOZ CLARES, Fuensanta: Mixtura, Murcia. Editora Regional, 2004

Dos pintores: Manuel y Marcelo

Marcelo Urralburu es el biznieto de Manuel Muñoz Barberán. Quiere ser pintor como su bisabuelo y le tiene una admiración sin límites. En esta fotografía, el bisabuelo le muestra el catálogo de la exposición homenaje que la Comunidad Autónoma de Murcia ha organizado en la iglesia de San Esteban. Marcelo se sintió inspirado y realizó un dibujo coloreado para regalarle al bisabuelo. ¿Logrará Marcelo ser pintor? Una pregunta que se contesta fácilmente: ya lo es.

Molina Sánchez


Para mí es una persona familiar, de hecho, siendo niña, le decía tío. Era una alegría cuando llegaba a nuestra casa y lo primero que le pedíamos es que nos hiciera el "pajarico". Entonces juntaba los labios y emitía un gorjeo exactamente igual que el de un gorrión. Mis madre tenía té en el aparador cuando nadie en este país tomaba té, porque a él y a Amparo, su mujer, les gustaba tomarlo.
Hace unos días, en la inauguración de una exposición homenaje a mi padre, los dos, ancianos y cansados, se encontraron y se dieron un abrazo. Han sido amigos toda su vida, han viajado juntos, se han querido y conocido. Mi padre hizo un gesto señalando el bastón que José Antonio llevaba. Quería preguntarle algo que él ya sabía: "¿Tú también, amigo mío, llevas bastón? ¿Estás tan viejo como yo?", porque seguramente en la mente de mi padre José Antonio sigue siendo el hombre joven que conducía una moto con sidecar y que le gritaba desde el tendido que se retirara del ruedo donde se toreaban unos novillos. José Antonio, que no tenía hijos, quería preservar la vida de su amigo que sí los tenía. Él era prudente, mi padre quizás un poco temerario. Esa imagen debe ser la que mi padre tenía en su frágil memoria, no la de un anciano con bastón.
Hace unos días me contaron una hermosa contestación de José Antonio. Siempre ha tenido mala visión, pero con la edad este problema se ha agudizado. Alguien le preguntó si eso le daba muchos problemas para pintar, y él contestó: "Cuando me pongo a pintar no me acuerdo de que no veo"
Toda una definición del arte.

01 octubre 2006

75 años del voto femenino




Sólo un pequeño homenaje a Clara Campoamor. Lo digo y lo repito: lo sensato era aplazar el voto femenino, como defendía Victoria Kent. Lo ético y lo utópico dárselo ya, en aquel momento. A veces hay que dejar lo sensato por lo ético. Hoy todas votamos. Faltaría más. Para celebrarlo, este enlace a un visual.

Mujeres libres

30 septiembre 2006

¿Qué quería Benedicto XVI?

He oído y leído por ahí, en la radio, en la tele, en los periódicos, mucho sobre la polémica que han levantado las palabras acerca del Islam de Benedicto XVI. No eran exactamente sus palabras, sino la cita de un teólogo medieval; pero no nos hemos caído de un guindo y sabemos que quien cita, o refuta o asume el pensamiento del citado. Como parece ser que no refutó al medieval, asumió, vaya que asumió.
Autoridad moral para tachar de violenta a ninguna otra religión, este buen hombre no tiene. ¿Tenemos que recordarle las torturas, las cárceles para intelectuales disidentes, el olor de las hogueras, las guerras de religión, las matanzas colectivas? Me viene a la memoria la cruzada contra los albigenses, cuando tenían que tomar una ciudad y alguien preguntó cómo sabrían quienes eran herejes y quienes no. Respuesta del obispo: "Matadlos a todos que Dios conocerá a los suyos". Si alguien ha leído actas de interrogatorios de la Inquisición, se habrá enfrentado cara a cara con el horror. Léase el acta transcrita por Margarita Yourcenar en "¿Qué? La eternidad?" sobre el interrogatorio de Giordano Bruno. Si hay estómago, porque hay que tenerlo para llegar al final.
No es que las demás religiones sean inocentes, es que esta católica ha sido especialmente cruel y sanguinaria en la propagación y preservación de su fe fanática.
Este Papa es inquisidor, lo sigue siendo, pero además es amnésico, el pobre. Sin embargo, yo no me lo creo. Luego pidió perdón, no sabemos si por las palabras del teólogo medieval, por las suyas, por sus intenciones o por su amnesia. Movilizó a la diplomacia vaticana para arreglar las cosas, y visto lo visto, nos preguntamos si estamos ante un Papa imprudente o ignorante. Ninguna de las dos cosas. A estas alturas nadie nos va a convencer de que todo ha sido un desgraciado incidente. Se trataba de algo muy bien organizado, pensado y previsto en sus repercusiones. Me explico:
Uno. Este Papa es un hombre con poca gracia, sin carisma mediático, un teólogo, un profesor, un inquisidor. No provoca más que las imprescindibles apariciones en los medios, las inevitables, apenas se le veía, nadie le hacía ni caso, no se hablaba de él. Con estas palabras que ha dicho, una simple frase, ha tenido más cámara que la Rocío Jurado durante una semana o más. Que se hablara de él, bien o mal, pero que se hablara. Primer objetivo conseguido.
Dos. A las huestes católicas, excepto a unos cuantos incondicionales, no se les movía un pelo por este Papa. La Cristiandad ha cerrado filas en torno a su persona y ha sido apoyado a troche y moche sin ningún reparo. Segundo objetivo conseguido.
¿Y los musulmanes? Los pueblos musulmanes le importan un rábano. Las reacciones de las minorías fanatizadas serían la confirmación de lo que él decía. Los dirigentes musulmanes serían calmados convenientemente por la habilidosa diplomacia vaticana. Y pelillos a la mar.
Que su primer objetivo está ampliamente cumplido, el de la propaganda fácil, está cumplido, lo demuestra el hecho de que yo misma esté escribiendo ahora sobre un viejo solterón que se parece a Nosferatu y que lleva zapatos de charol rojos.
Lo ha conseguido, B16.

15 septiembre 2006

Cañón de los Almadenes




Hicimos un domingo un paseo de cinco kilómetros en una barca zodiac por un tramo del Cañón de los Almadenes, entre Calasparra y Cieza. Entre tanto destrozo como se está llevando a cabo en esta Región a fuerza de ladrillazo, es un consuelo encontrar un paraje natural silencioso, limpio, con el bosque de ribera conservado, el río limpio, el aire transparente. Comentamos que había que mirarlo bien, disfrutarlo intensamente, porque no sabíamos cuánto tiempo podría durar esa belleza. Los tiburones de la construcción no tienen límite en sus ambiciones depredadoras. Nada ni nadie está libre de su amenaza.
El paseo, para quien no tenga inconveniente en mojarse los pies, es muy recomendable. Se parte de la Venta Reales, cerca de Cieza y se termina en la presa de la Mulata, en un paraje de la ribera del Río Segura, donde se puede comer a la sombra de un enorme taray, granados e higueras gigantes, y donde el baño en el Río es una delicia.

05 septiembre 2006

La playa


No me puedo quejar. No me he movido de media losa en todo el verano, pero he podido ver el mar durante unos días y bañarme a mi modo: a las ocho y media de la mañana y a las siete de la tarde. Esta playa no era así hasta hace unos años. Era una playa de piedras y rocas con erizos. Recuerdo que un vecino se comía a los pinchosos animalillos con una cucharilla, después de partirlos por la mitad y rociarlos de limón. Luego les dio a los prohombres aguileños por convertir aquello en una "verdadera playa" e hicieron el espigón que se ve. Cada vez hay más arena y menos agua, pero así parece más turístico y atractivo, dicen ellos. A mí me gustaba más antes, cuando había que entrar con cangrejeras y con mucho cuidado. De todos modos, hay pocas cosas más placenteras para mí que el baño mañanero o al atardecer. Prefiero el sol benigno que se levanta o que se acuesta, el agua más fresca y la playa más solitaria.

01 septiembre 2006

Últimas canciones de Richard Strauss

Un verano recogido, dedicado a requerimientos familiares sobre todo, se convierte en un verano lector y musical. Siempre, siempre, el gran consuelo de la música.

Otros muchos temas y compositores han sido gozados este verano, que ya se va yendo, con el regalo de unos días preotoñales, frescos y pacíficos, pero el gran descubrimiento ha sido este maravilloso disco que recoge en dos partes lieder de Richard Strauss, cantados por una de las voces femeninas que prefiero, la de la soprano Jessye Norman.

Los cuatro últimos lieder forman la primera parte. Fueron compuestos en el último año de vida del compositor, que los concluyó a los ochenta y cuatro años, justo un año antes de morir. Parecen el punto final melancólico y por fin conforme a toda una vida de creatividad. Las canciones, los lieder, tienen siempre un algo de más personal que el resto de los géneros. Es un género “menor” en el que el creador puede dejar los rastros inmediatos, urgentes, puntuales, de su carácter y de su vida. Son a la sinfonía lo que el poema a la novela. No sé si la comparación será afortunada y quizás puristas de uno y otro arte se echarían la mano a la cabeza, pero yo lo siento así. Y siento además que hay un tiempo de entrar a la andadura del gran relato y el tiempo de sentir el deslumbramiento momentáneo de un poema, como se puede disponer el corazón para seguir la grandiosidad de una sinfonía o dejarse llevar por el encanto súbito de una canción. Estas de Richard Strauss son un sueño melancólico. Van ganándote el terreno sentimental con su suave tristeza y no es extraño que produzcan la armonía de lo psíquico y lo físico, cuando sientes que se escapa una lágrima solitaria al tiempo que te sientes llevada a un mundo diferente, interior, donde se siente y se comprenden otras cosas.

Andersen en España

Soy aficionada a leer relatos de viajes por España realizados y escritos por extranjeros. La mayoría de estos viajeros escritores son europeos del siglo XIX, cuando España se puso de moda como país romántico, exótico, lleno de la pasión y pintoresquismo, lo que era de un enorme atractivo para aquellos hombres soñadores. Resultaba cómoda la evasión por medio del viaje, pero cercana. No tenían que irse muy lejos para encontrar algo completamente diferente a su aburrida vida cotidiana: en España no había aburrimiento, porque lo mismo te podían asaltar unos bellos ojos negros que una cuadrilla de bandoleros. Conocía yo muchos viajeros de esa época por sus relatos y por sus dibujos, grabados y cuadros, pero no sabía que Andersen, algo tardíamente, se había sentido seducido por el exotismo y la pasión. Me sorprendió mucho encontrar, editado en un económico libro de bolsillo, el testimonio de su paso, que fue extenso e intenso, por nuestras tierras, incluso por mi propia ciudad. Lo compré pensando que, ya que este verano por circunstancias varias, no iba a poder salir de mis lugares habituales, ni siquiera dentro de España, sobre la que llevo una exploración minuciosa y pausada, me iría de viaje con un compañero incomparable, con el bueno de Andersen, que siempre, desde que yo era una niña y hasta hoy, ha gozado de mis simpatías. No me ha defraudado. Es un viaje positivo, entretenido, con pequeños hallazgos que me recuerdan mi propia forma de viajar y conocer las ciudades: más de la gente y del ambiente, más de la naturaleza íntima del lugar, antes que los grandes monumentos y los lugares comunes. No puede escapar, lógicamente, de estos tópicos viajeros, porque supongo que pensaba él que a sus lectores le interesarían las raíces históricas y aquellas maravillas arquitectónicas, las ruinas, los vestigios árabes y lo popular tópico, porque Andersen viene ya influido por anteriores viajeros y por un concepto romántico del viaje hispano, pero no puede evitar que su viaje tenga otro color y otro sentido: la observación de una gente que le resulta cómica o agradable, una mirada irónica que sólo se pierde ante lo que él ve como belleza exótica de las mujeres, sobre todo de las más humildes.

Me ha resultado curiosa su excursión a Tánger, ciudad que conozco muy bien y que reconozco en su relato. Ahí es donde encuentra el verdadero exotismo y el interés por lo extraño, porque España, se percibe continuamente, se ha vuelto más civilizada, ya no implica tanta extrañeza y peligro. El viaje lo realiza en 1862, bajo Isabel II, un momento en el que el país, aunque no por completo, se ha europeizado en cierto modo.

Luego me entero en una suerte de epílogo de que se sintió defraudado por un simple hecho: ver burlada su vanidad de escritor famoso en toda Europa. En España no lo conocía nadie prácticamente, ni siquiera los intelectuales, que hicieron caso omiso de su presencia. No era lo que solía ocurrirle en otros países, donde era agasajado por príncipes, nobles, intelectuales y políticos.

Como simple curiosidad transcribo aquí algo sorprendente para nuestros días:

De San Sebastián dice: Es una ciudad genuinamente española, con un paisaje maravilloso. En el verano florecen los jazmines silvestres en las montañas, el aire está lleno de fragancias. San Sebastián es la meta de las excursiones de muchos franceses. Se nota que aquí está uno entre los descendientes de las primitivas tribus del país, los fornidos iberos, en su lengua vasca: escauldunac.”

De Madrid: “Vienen en verano, el sol los derretirá; vienen en invierno, recibirán la caricia de los témpanos de hielo, se les helarán los dedos y el aguanieve les penetrará por la parte superior del cuero de las botas los chanclos, y en caso de quedarse en Madrid, ¿qué habrán visto de España? Madrid no tiene carácter de ciudad española, y mucho menos de capital de España.”

El libro se cierra con una frase preciosa:

LA VIDA ES EL MÁS MARAVILLOSO DE LOS CUENTOS

21 agosto 2006

Una vuelta a la prisión

De ahora en adelante me he propuesto viajar más, como decía la Yourcenar, simplemente por conocer las cuatro paredes de la prisión. De momento, como demuestra este mapa que cada uno puede crear en el sitio recomendado, se ve que me he movido en una loseta de la celda. Con lo grande que es el mundo y el poco caso que le hago. Cambiaré, cambiaré. Para octubre, si todo va bien, sorpresa.

Contra la guerra

La guerra de EEUU e Israel contra el Líbano nos ha dejado un verano sangriento y terrorífico. Una vez más los países más militarizados de la tierra, con mayor poder de destrucción, aplican la ley del embudo. Piden el desarme cuando ellos están armados hasta los dientes. En realidad piden el sometimiento, la humillación y la anulación de los otros. Quieren para ellos el control económico absoluto de toda fuente de energía y de todos los recursos del planeta. Quieren estar solos en este mundo. Si los pueblos no consienten en ser exactamente como ellos, serán destruidos. La historia demuestra que no es tan fácil como se planea en sus despachos. Destruyen pero no pueden destruirlo absolutamente todo. Matan niños, ancianos, mujeres y hombres no combatientes. Siembran el dolor, la destrucción, el hambre y la pobreza por donde pasan. Hay muchos testimonios gráficos de todo este horror que aún no ha terminado. Recomiendo esta página bostoniana contra la guerra. También podéis contar ataúdes como el que cuenta ovejas, pero esta vez no vendrá el sueño tranquilizador, sino la pesadilla.

Contar ataúdes

Contra la guerra

Japonés






ESTE ES MI NOMBRE ESCRITO EN JAPONÉS


Si quieres probar a cambiar el tuyo a esta hermosa grafía sigue el enlace:

Nombre en japonés

09 agosto 2006

TARÁS BULBA



Relectura de un clásico en un viejo libro, el mismo ejemplar que leí hace muchos años. Me lleva la curiosidad de saber qué ha cambiado en mí en treinta –el libro es del año 74 del siglo pasado– y lo cierto es que descubro que los cambios han sido drásticos. Sé mucho más de narrativa, veo claramente los aspectos técnicos, analizo sobre la marcha los aspectos ideológicos, las impresiones plásticas, la poesía escondida tras una escena o las palabras de un personaje. La impresión general que saco es que se trata de un relato extremadamente violento, con la violencia ingenua e inconsciente de los niños y de los pueblos primitivos, que tiene su encanto épico. Al mismo tiempo, reconozco en la historia la base fundamental de la violencia: la defensa y conquista del territorio en sentido lato, en cuanto representa la propia identidad, construida sobre unos cuantos principios sencillos de comprender y viscerales: la amenaza del “otro”. Los cosacos se sienten amenazados por los polacos sin un motivo real y presente. Atacan porque les han llegado noticias de que la religión ortodoxa está siendo humillada por los polacos católicos. Ellos se consideran los “cristianos”, como si los otros no lo fueran. Un profundo antisemitismo recorre el libro. Tres grupos son los “otros” en toda la historia: la mujer, el judío, el polaco. El polaco es el potencial enemigo porque constituye un grupo de mayor civilización, refinamiento y, por tanto, pérdida de la vida salvaje, libre y violenta de los cosacos; contra éste enemigo se lanza el ataque. El judío representa la inteligencia y la habilidad para hacer dinero y para salir de atolladeros por medio del ingenio; no son enemigos en cuanto están aceptados como grupo marginal, como chivo expiatorio y sector social en el que se puede descargar la violencia física y psíquica en cualquier momento. La mujer es, como en todo sistema patriarcal, de dos categorías: la madre, que no tiene más destino que sufrir las inclemencias de los varones –un momento dramático es cuando Tarás lleva a sus dos hijos adolescentes a la guerra a pesar del dolor de la madre– y, por otra parte, la mujer joven y hermosa, la mujer fatal, cuyos encantos arrastran a los hombres a la muerte y al deshonor, como en el caso de Andrés, enamorado de una bella polaca por cuya causa traiciona a los suyos.
La historia sigue teniendo al fondo de todo el mismo encanto primitivo que tenía hace treinta años.

Duque de Saint-Simon. Retratos de Cortesanas de sus Memorias


UNA RELECTURA
En verano da gusto hacerlo, sobre todo de obras leídas hace mucho tiempo o de obras menores o marginales. Las grandes relecturas –la Iliada, por ejemplo, el Quijote o La Celestina– las dejo siempre para el invierno.
Este libro es del 85, con lo cual lo leí hace unos veinte años. En este no percibo tanto los cambios en mí misma, pues sigo teniendo la misma percepción de la lectura. Quizás me admiro más de las estrategias femeninas para vivir en un mundo de política masculina y quizás también me sorprende el poder que llegan a adquirir ciertas mujeres precisamente utilizando las armas que les da su género. Es un libro entretenido, lleno de intrigas y de recovecos genealógicos. Un retrato de la corte de Luis XIV muy elocuente. Cuando se termina de leer, aparte de una sonrisa irónica y melancólica, queda la sensación de que era urgente una buena revolución y gente ilustrada.

07 agosto 2006

Ingeborg Bachman


Para mí un libro agobiante y exasperante, turbio. Es cierto que no he podido dejarlo arrinconado, pero también que me costaba mucho volver a él después de un descanso de lectura. Por lo que he colegido de ciertas lecturas, supongo que debe de ser esta autora mejor poeta que narradora, pero no puedo decirlo del todo porque no he leído su poesía. Esta novela me parece confusa y, ya lo he dicho, turbia.
Para más información, sigan el enlace:

Ingeborg Bachman

A céntimo el muerto




Este libro de Dashiel Hammet, que ni sé ahora mismo si lo he escrito bien, ya que corté el nombre del autor de la imagen por pura torpeza, sirve también para leerlo bajo un árbol, a la sombra plácida de una acacia, por ejemplo, en las horas muertas del calor, y dormitar cuando empiece el tiroteo más salvaje. Para desengrasar y distraerse entre otros libros con más enjundia. Cada muerto que aparece en la novelilla sale a un céntimo más o menos. Lo mejor del libro el juego de corrupción lingüística (Personville-Poisonville) y el juego de corrupción social en el que se mueve toda la historia.

Leyendo a la sombra


Soy una lectora impenitente, pero en verano aún más; parece que recupero la voracidad de la adolescencia y, como en aquellos tiempos, leo a destajo las cosas más variadas. Me dejo llevar por el gusto o el interés del momento sin más reflexiones, e incluso por circunstancias en las que yo no elijo la lectura, sino que la lectura me sale al paso. Así me ha ocurrido con alguno de los libros de este verano. Como con el que reseño a continuación, que es un regalo apreciadísimo.
"Una mujer en Berlín" lo publica la editorial Anagrama en Panorama de Narrativas. Ha sido un regalo de mi hermano José, un regalo que siempre le agradeceré. Se trata del diario de una mujer alemana en los dos meses de asedio a Berlín por los rusos y la entrada de las tropas soviéticas en la capital destruida. La autora, que parece ser que ya ha muerto, quiso que su nombre se ocultara, por motivos personales muy comprensibles. Como el editor lo sabe e incluso la ha conocido personalmente, algún día se sabrá el nombre de esta mujer culta, objetiva y fría que relata con extraordinaria valentía la degradación de la ciudad convertida en ruinas y de sus habitantes. Rescató el manuscrito para su edición por primera vez Kurt W. Marek, más conocido por su seudónimo C.W. Ceram, bajo el que publicó un éxito de ventas, “Dioses, tumbas y sabios”, de divulgación arqueológica.

Yo diría que es un libro convulso, vibrante y estremecedor, que no da tregua a quien lo lea y que habla de los seres humanos individuales y de los pueblos, de la crueldad y la violencia, con la mayor distancia. Nos retrata mujeres sobreviviendo a toda costa, luchando por seguir vivas un día más, por tener agua sucia para lavarse un día más, por conseguir una patata o un poco de azúcar para comer algo un día más. Y de la distancia entre estas mujeres y sus hombres paralizados por la humillación, hundidos y desconcertados. De la incomprensión de los hombres hacia las mujeres. De la violencia sexual de los vencedores, inseparable de la violencia extrema que la guerra ya es de por sí. El punto culminante es el momento en que la narradora se pregunta si se ha convertido en una prostituta. Y la respuesta es sí, cuando se analiza la situación fríamente. Entonces sabemos en qué casos la mujer se convierte en prostituta y debido a qué principios patriarcales. La hija, la mujer, la hermana del vencido es siempre una mujer no filiada, una mujer sin dueño, una mujer disponible, una prostituta. La victoria lleva aparejada el uso de las mujeres de los vencidos, porque es una forma de humillación patriarcal.

11 julio 2006

Ángel González y Pedro Guerra


Del libro y disco de Ángel González y Pedro Guerra ya tengo mis poemas preferidos, aquellos que me agradan y me dicen cosas intuidas o soñadas. De todos ellos, un soneto. Es difícil escribir un soneto en estos tiempos de versículos libres y poesía acentual, es difícil hacerlo sin que quede encorsetado y clasicón, imitación pobre de los que escribieron sonetos como el que hablaba. Pero Ángel González lo hace y lo cierto es que me ha pasado de pronto desapercibido que era un perfecto soneto, tan moderno suena, tan sentido y libre.

Donde pongo la vida pongo el fuego

de mi pasión volcada y sin salida.

Donde tengo el amor, toco la herida.

Donde dejo la fe, me pongo en juego.

Pongo en juego mi vida, y pierdo, y luego

vuelvo a empezar, sin vida, otra partida.

Perdida la de ayer, la de hoy perdida,

No me doy por vencido, y sigo, y juego

lo que me queda: un resto de esperanza.

Al siempre va. Mantengo mi postura.

Si sale nunca, la esperanza es muerte.

Si sale amor, la primavera avanza.

Pero nunca o amor, mi fe segura:

jamás o llanto, pero mi fe fuerte.

Despedidas

Me despido de un lugar en el que he trabajado mucho y bien. Allí dejo gente a la que he respetado y querido. También dejo sinsabores, hastíos y recelos, pero, pasado el tiempo, tenemos la buena cualidad de atesorar en la memoria sólo lo que brilla entre la rutina oscura de los días.

Me he acostumbrado a ir de un sitio para otro cada cierto tiempo; es parte de mi profesión; después de compartir cargas y espacio, sin dolor, quizás con un rastro de melancolía muy llevadera, cesa la convivencia y me voy pensando que en el nuevo lugar encontraré gente semejante, personas a las que también respetaré y querré. Y también sinsabores, hastíos y recelos. Que trabajaré mucho y bien.

La gente que dejé en el anterior lugar me entregó un regalo que aún conservo: un bonito joyero marroquí de nácar y ébano. Guardo mis pocas joyas dentro de él y cada vez que lo abro recuerdo con gusto a mujeres como Nati, como Pilar, a hombres como Cristóbal, Antonio… Y a Gloria, con la que compartí tantas risas y trabajos. Están unidos a recuerdos muy hermosos: el Estrecho de Gibraltar a las ocho de la mañana entre neblinas blancas, la luz matinal, atlántica, cristalina, el chispeante acento andaluz, las noches de luna sobre el Hacho, el paso de la frontera hacia Marruecos, la aventura de los fines de semana en Larache o en Fez, y la familiaridad de Tánger o Tetuán, sobre todo de Tetuán, la ciudad querida y siempre añorada, donde el español se pudre al mismo tiempo que se desconchan los viejos edificios coloniales, donde los dignos ancianos comerciantes tienen algo español, muy antiguo, en la mirada.

Ahora lo que dejo es otra cosa. Es la camaradería y el cuidado por los otros, la tolerancia y el afán de algo mejor. Estos que ahora dejo me han regalado algo para que no los olvide, como si hiciera falta algo que los fijara en mi recuerdo. En algo me conocen, porque han unido poesía y música en el presente de despedida. Además del consabido bolígrafo que se le entrega al que se va –en este caso no es tal, sino un elegante rotulador plateado–, además de ese útil de escritura que usaré muy a menudo, me han entregado un disco de un poeta, Ángel González, y de un músico, Pedro Guerra, “La palabra en el aire”. Gracias a todos vosotros por los buenos ratos que estoy pasando escuchándolo. No puedo decir mejor cosa de él que cuando lo escucho me descansa. Sabíais que este año estaba muy cansada, que el final particularmente ha sido agotador, y me habéis regalado un descanso, una voz y una música en la que me puedo recostar como sobre una pradera de hierba fresca, cerrar los ojos y dormitar al arrullo de la palabra y de la melodía.

El orden alfabético

Mira que me gusta Juan José Millás en la mayoría de sus artículos de periódico. También me gusta él mismo como persona, con su simpático problema para pronunciar las erres. Sin embargo, siento decir que me parece mejor articulista y persona que novelista. Ya lo he intentado dos veces, quiero decir, que me guste como novelista, poniendo mucho interés en ello, con la lectura de dos novelas. La primera la leí hace muchos años, “La soledad era esto”, y la verdad es que me aburrí un poco, aunque le veía algo que hizo que superara irresistibles deseos de dejar de leer en algunos momentos y dar la historia por perdida, ya que tan poco me iba interesando. Como soy lectora implacable y disciplinada la terminé y me dije que quizás más adelante con otra novela quizás el autor consiguiera algo de mí. Al cabo de los años, para darle esa segunda oportunidad, me compro esta segunda novela y la tomo con ilusión, diciéndome que por fin se me va a redimir alguien que me cae tan bien y cuyos artículos busco en la última página de “El País”. Pues ha sido que no. El mismo arrastrar de zapatillas por toda la novela, con momentos de hartura que me tentaban con la idea de dejarlo, pero leída hasta el fin por simpatía y por ver cómo acababa aquello, es decir, cómo había podido el propio escritor dar fin a la novela.

La obra está dividida en dos partes: una primera toma un tiempo de la infancia del protagonista, yendo y viniendo de dos mundos, el real y otro fantástico, que se explica por la fiebre del niño o porque el niño ya está un poco loco. La historia febril es digna de un cuento infantil de Rodari, de esos puntos de partida que se les da a los principiantes o niños de escuela para que escriban un cuento: ¿qué pasaría si desaparecieran todos los libros, por ejemplo? Pues eso. La segunda parte abarca también un tiempo de ese mismo niño ya adulto, con la enfermedad de su padre y su muerte, y la persistencia de los dobles mundos, pero aquí sin explicación alguna, como no sea que el protagonista es un locucio. Ya se ve que es todo una parábola y que nos quiere decir que se pierden los libros, que se pierden las palabras, que todo se vacía de sentido, pero no sé por qué veo algo contradictorio en la actitud del autor. Al contrario que a otras personas, según he leído en las críticas de contraportada, a mí este supuesto de las palabras y los libros no me ha inquietado nada, y, teniendo en cuenta que, por ejemplo, “Fahrenheit 451” me puso de los nervios en su momento, creo deducir que, simplemente, Millás no lo ha conseguido esta vez. Al menos conmigo. De momento. Como me es muy simpático y leo todos sus artículos, seguiré insistiendo. Con otros no me molesto.

Para saber más sobre Millás

22 mayo 2006

Pierre Bourdieu






Hace unos días terminé de leer este libro, el primero que leo de este autor. Me parece una aportación fundamental para el conocimiento del sistema patriarcal, hecha con todo el rigor de la ciencia sociológica y partiendo del estudio de una sociedad concreta, conservada en toda su pureza de dominio masculino, sin disfraces ni capas culturales superpuestas, como es la de la Kabilia argelina. Un libro completísimo y esclarecedor, desde un punto de vista científico y masculino, pero comprometido con la realidad. Una idea destaca en todo el libro: la construccion que la violencia simbólica hace de nuestros cuerpos.

Para conocer la biografía del escritor y otras obras suyas

17 mayo 2006

Ha muerto Cheikha Rimitti

Recuerdo cuando vino a mi ciudad y fui a verla con verdadero entusiasmo y mucha expectación. Superó todo lo que yo esperaba. Fue ver la vida hecha canción, la mezcla de alegría, carnalidad y amargura en forma de una señora, ya entonces de avanzada edad, vestida completamente de blanco, maquillada y enjoyada a la manera bereber, con más energia que cualquiera de la mucha gente joven que había acudido a la convocatoria. Su figura era tan imponente como la fachada barroca de la catedral, sobre cuyas sombras y contraluces nocturnos se destacaba la blancura de su kaftán. Hoy ha muerto la dama argelina del rai y me he llenado de melancolía. Gracias por tu voz, Cheikha.

Escuchar su voz, ver su imagen y leer su vida.

16 mayo 2006

Cecile Chaminade







Sigue el rastreo de mujeres compositoras. De esta mujer, Cecile Chaminade, otro compositor dijo algo tremendamente patriarcal, pero halagador para ser en aquel tiempo: que no era una mujer compositora, sino un compositor que casualmente era mujer. ¿Cómo se quedan los cuerpos y las almas después de semejante apreciación? Si no se llora, puede soltarse la carcajada que el paso del tiempo nos permite.
Enlaces para saber más de esta mujer y quizás poder oír algo, aunque sea breve, sigan los siguientes enlaces.

Biografía
Escuchar

15 mayo 2006

La monja portuguesa Mariana Alcoforado





Hace unos años leí por primera vez un libro para mí lleno de significado, aunque no en el sentido que cualquiera pudiera suponer. Tanto se ha alabado el retrato psicológico de una mujer, de la Mujer, según decían, que se plasmaba en las cinco cartas de amor –ficticias o reales– de la monja portuguesa Mariana Alcoforado, que podría parecer que eso precisamente era lo que me había impresionado en el breve libro. Lo que me sorprendió en él era precisamente que no era la psicología de una mujer, sino lo que un hombre pensaba que podía ser la psicología femenina, que es más o menos lo que toda la literatura –evidentemente escrita por hombres– ha venido haciendo. Un escritor plasmaba en una novela o en cualquier otro género un carácter que no era sino proyección de todos sus fantasmas acerca de las mujeres o los fantasmas comunes a todos los hombres, y entonces todos los demás hombres, a coro, decían que era una maravilla cómo plasmaba la psicología femenina. Las mujeres, mucho más lectoras, terminaban creyendo que esa era precisamente su psicología, y la imitaban cuidadosamente, y así la naturaleza imitaba al arte estupendamente y se iban confirmando todas los prejuicios, los estereotipos, las figuras fantasmáticas de los hombres, los cuales se encontraban tan a gusto, reduciendo a las mujeres a la Mujer. Y ante el dilema de sor Juana, “queredlas cual las hacéis o hacedlas cual las queréis”, dan muchas ganas de contestar: ¿y por qué no dejan de una vez de atormentarse todos estos artistas e intelectuales con el misterio de lo femenino, que ellos mismos se crean para su complacencia de hombrecitos y permiten ser a las mujeres lo que ellas son o lo que quieran, y luego, si les gusta bien, y si no, que se vayan a un club masculino a burrear como quieran?

Pues bien, vuelvo a coger el libro, lo abro, creyendo que lo leí así, como a la ligera, y me lo encuentro lleno de notas mías a lápiz que vienen a decir esto mismo, y que no me creo que todo aquello lo escribiera monja alguna y menos portuguesa. Así las cosas, Carmen Martín Gaite, que hace el prólogo, me da por completo la razón, mientras que Emilia Pardo Bazán, tan realista, dice que la monja existió y que lo dice un portugués muy investigador llamado Cordeiro, pero que posiblemente las cartas fueron pulidas y engalanadas por un abate francés, que para mí que fue el único autor, un perverso babeante que escribió aquellas cartas y las hizo pasar por auténticas.

Lo más grande de las cartas es que, con todo, se leen con gusto, resultan incluso psicológicamente interesantes, pero no como retrato femenino, sino como retrato de cierto tipo de estupidez humana que acomete a quien anda sobrado de ingenuidad y necesidades afectivas. Así lo dice, en un destello de intuición, Emilia Pardo Bazán, hablando de un hipotético falsificador de las cinco epístolas: “hábil y a la vez profundo conocedor del corazón humano”. No dice femenino, sino humano. Genial.

12 mayo 2006

Salud y República


Una representación clásica de la República. ¿De cuál de ellas? De la mismísima República, ella, la única, la inimitable, la que cualquier republicano desearía tener. Rodeada de todos los atributos del arte, de la ciencia, de la industria; garante de la ley y de la justicia; defendida por un león que para ella es manso, o al menos debería serlo, porque a veces... A sus pies sus pilares conceptuales: libertad, igualdad, fraternidad. Y encima, que es una buena moza, morenaza y carnal. Lástima que no haya Repúblico. ¡Salud y República!

02 mayo 2006

¿Quién era Martin Niemöller?

Martin Niemöller es, quizás, la figura emblemática de la resistencia alemana al Tercer Reich. Había nacido en Lippstadt, Westphalia, el 14 de enero de 1892. Fue teniente de un submarino durante la Primera Guerra Mundial, por lo que recibió una condecoración. Finalizada la guerra se dedicó al estudio de la teología. En 1924 fue ordenado pastor. Entre 1931 y 1937 tuvo a su cargo la iglesia Berlín-Dahlem y, como muchos otros alemanes protestantes, le dio la bienvenida al nazismo cuando asumió el poder en 1933. Creyó, como creyó la mayoría en un comienzo, que Hitler encarnaba el renacimiento del nacionalismo alemán, mitología devaluada por la derrota y los acuerdos de Versailles.

Niemöller compartía con el régimen nazi el desprecio por los comunistas y por la República de Weimar sobre la cual él mismo decía que sólo le había dado a Alemania “catorce años de oscuridad”.

Muy pronto, sin embargo, a comienzos de 1934, la ilusión de Niemöller se desvaneció cuando Hitler subordinó a la Iglesia Evangélica de Alemania con la colaboración de Ludwig Müller, obispo del Reich. Se instauró una suerte de neo-paganismo. El Antiguo Testamento fue abandonado. Todos los pastores fueron obligados a jurar lealtad al Reich bajo la consigna “Un Pueblo, un Imperio, una Fe”. Quienes se opusieron fueron arrestados y muchos murieron en las cámaras de gas. “El Nacional Socialismo y el Cristianismo son irreconciliables”, repetía Martin Bormann, la sombra de Hitler.

Con el objeto de preservar la independencia de la iglesia luterana de los avances del poder totalitario, Niemöller fundó en 1934 la Liga Pastoral de Emergencia y asumió la conducción de la Iglesia Confesional, movimiento opositor que se diferenció claramente de los cristianos simpatizantes del nazismo.

En el marco del Sínodo General de mayo de 1934, la Iglesia Confesional se declaró como la legítima representante del protestantismo en Alemania y atrajo a sus filas a más de siete mil pastores. A sabiendas de cuáles eran los planes que la autoridad tenía para él, Niemöller dijo en uno de sus últimos sermones en el Reich: “Debemos usar nuestros poderes para liberarnos del brazo opresor de la autoridad así como lo hicieron los Apóstoles de antaño. No estamos dispuestos a guardar silencio por mandato del hombre cuando Dios nos ordena hablar”.

Hitler, furioso por la actitud de abierta rebeldía del otrora elogiado ministro de la fe, ordenó su arresto el 1 de julio de 1937. Enjuiciado en marzo de 1938, Niemöller fue encontrado culpable de acciones subversivas contra el Estado y se lo condenó a siete meses de reclusión y a pagar una multa de dos mil marcos.

Luego de cumplir la pena, Niemöller continuó practicando su tenaz desobediencia y fue nuevamente arrestado. Esta vez la condena resultó más severa y debió pasar siete años preso en el campo de concentración de Sachsenhausen bajo la figura legal de “custodia protectiva” y, por órden de Hitler, como “prisionero personal del Führer”. Las tropas aliadas lo liberaron en 1945. Ese mismo año y durante una de sus clases, ya restituído a la vida académica, un alumno, azorado por el relato de Niemöller sobre lo sucedido en Alemania, le preguntó cómo había sido todo eso posible. Luego de meditar unos segundos, le respondió con el famoso poema que conocemos, pero cuya autoría tantas personas desconocen.

En 1947 fue elegido presidente de la iglesia protestante en Hessen y Nassau, cargo que ocupó hasta su retiro en 1964, a la edad de setenta y dos años.

Pacifista consumado, dedicó los últimos años de su vida a predicar sobre el peligro de las armas nucleares, actividad que lo condujo a múltiples encuentros con políticos y organizaciones del bloque soviético. Murió en Wiesbaden, el 6 de marzo de 1984.

Biografía e información

MARTIN NIEMÖLLER

Als die Nazis die Kommunisten holten,
habe ich geschwiegen;
ich war ja kein Kommunist.

Als sie die Sozialdemokraten einsperrten;
habe ich geschwiegen;
ich war ja kein Sozialdemokrat.

Als sie die Gewerkschafter holten,
habe ich geschwiegen;
ich war ja kein Gewerkschafter.

Als sie die Juden holten,
habe ich geschwiegen;
ich war ja kein Jude.

Als sie mich holten,
gab es keinen mehr,
der protestieren konnte.


Mucha gente conoce este poema. Se ha usado, tergiversado y hasta profanado, valga la fuerte palabra, para muchos fines, incluso algunos no demasiado inocentes. El poema sigue queriendo decir lo mismo: que los derechos humanos atropellados no son cuestionables, no son una cuestión de ideología, sino de simple humanidad. Quiere decir que cuando estamos en posición de protestar y levantar nuestra voz, tenemos que hacerlo, aunque seamos degradados y maltratados por ello. Yo diría que por humanidad; el poeta resalta que hasta por puro y sano egoísmo. Al final somos parte de un cuerpo y lo que a alguien le pase, a todas las personas les pasa.
Lo que muchas personas no saben es que no es de Bertolt Brecht. Se le atribuye equivocadamente. En realidad es de Martin Niemöller. Su biografía vendrá en la siguiente entrada, con el enlace correspondiente.



Traducción literal del poema

Cuando los nazis detuvieron a los comunistas,
yo me callé;
es que yo no era comunista.
Cuando los nazis encarcelaron a los socialistas,
yo me callé;
es que yo no era socialista.
Cuando detuvieron a los sindicalistas,
yo me callé;
es que yo no era sindicalista.
Cuando detuvieron a los judíos,
yo me callé;
es que yo no era judío.
Cuando me detuvieron a mi,
ya no quedaba nadie
que pudiera protestar.




26 abril 2006

Abolicionistas

Puede parecer que las personas que estamos en contra de perpetuar la esclavitud de la prostitución, la violencia contra las mujeres más antigua del mundo, vamos a perder la partida en este país. Puede parecer, pero sólo vamos a perder una batalla, no la guerra, y mira que me gusta poco usar estos símiles bélicos. En Finlandia, donde la regularon, andan ahora en el debate para abolirla, así que no perdamos las esperanzas de que alguna vez se acabe con esto o se pongan los verdaderos medios para que acabe. De momento, quien quiera puede firmar on-line contra la regulación que se nos avecina. Plataforma de mujeres por la abolición de la prostitución.

También encontraréis un enlace en el blog Artículos con el blog de Hombres abolicionistas. Es un consuelo encontrarlos en la red entre tantas voces por la regulación y la campaña mediática organizada por los empresarios proxenetas y los grandes medios de comunicación.

16 abril 2006

Últimas lecturas


Cuando era niña siempre me decían las profesoras, y la gente conveniente en general, que había que leer metódicamente, con orden, con una meta a la vista. Válgame, era justo lo contrario de lo que yo hacía y que, en cierto modo, sigo haciendo. Qué persona más desordenada para leer, sin una meta, sin un método. Un desastre total y así me va.

Mi padre no me decía nada acerca del orden en la lectura; más bien no me decía nada acerca de ningún orden, pero menos aún de la lectura. “Ahí tienes la biblioteca” era lo más orientador que me podía decir. Y yo me iba a la biblioteca y me leía lo que buenamente se me ocurría: por las tapas duras, por el color, por los dibujos, por el nombre raro del autor, unos libros por grandes y otros por pequeños, por cosas todas que nada tenían que ver ni con el método ni con el orden, así que pienso ahora la de cosas, que por fortuna no recuerdo, que habré leído sin ninguna meta ni orden conocido. Algunos libros sí los recuerdo, pero eso lo contaré otro día.

Pues así mismo he leído esta semana. Al voleo. Lo que fuera encontrando, aunque confieso la falacia, porque ahora los libros los compro yo, los pido prestados, los saco de la biblioteca, así que en cierto modo yo los elijo. Eso sí, sin orden ni concierto.

Reconozco que no me ha ido mal. Una semana de pasión, de pasión lectora. Sin embargo, como ya no soy tan joven, ahora sí sé encontrar cierto orden en el aparente caos de las cosas, o al menos establecerlo a posteriori para disimular el desastre. Veamos.

Ensayo
“El siglo de las mujeres” de Victoria Camps.

(Cátedra. Feminismos)

De este no tengo que dar mucha explicación, siendo como soy feminista de raíz. Un libro ameno, esclarecedor y muy bien construido teóricamente.

Documento
“La soldado Quíñoá” de Llum Quiñonero.


Este tiene relación con el anterior, pero se me mezcla otro convencimiento, el del antimilitarismo, no porque me caigan mal los militares, que tengo algún que otro conocimiento en esa historia, y son buena gente, sino por la cosa en sí como institución. Ya me imaginaba yo que el ejército sería algo así como la iglesia, aparte de institución voraz, gente muy corporativa de mantenerla y no enmendarla. Ya contaré el caso de esta soldado, muy penoso, y muy comprensible cuando en la segunda parte del libro se cuenta su biografía.

Poesía:
“La certeza” de Eloy Sánchez Rosillo y “Cantos” de Leopardi.

(El primero en Tusquets, el segundo en una estupenda edición bilingüe del Círculo de lectores)

Seguramente para compensar de tanto estropicio, poesía, siempre poesía. Esta última ha sido una buena combinación. No es que los haya leído como una novela, con intriga, a ver qué dice el poema siguiente. Los he leído poco a poco, todos los poemas, pero no he terminado con esos libros. Seguirán a mi lado mucho tiempo, porque así leo la poesía, eligiendo para cada momento, buscando el poema que me gustó tanto en la primera lectura o el que no me dijo nada en el momento, a ver qué me dice ahora. Y así. Del primero he ido siguiendo la trayectoria desde sus primeros libros y además es un buen y viejo amigo. Del segundo ya había hecho lecturas anteriores, pero nunca en una edición bilingüe como la que tengo ahora.

Para saber algo más: siguiendo los enlaces se puede leer algún poema, las biografías, las imágenes.

10 abril 2006


Otra mujer compositora que merece la pena escuchar. Musicóloga y compositora, argentina, podéis encontrar piezas, que ella pone a disposición del público, extractos de sus grabaciones en ALICIA TERZIÁN

Su rostro, miradlo, lo dice todo.

Quiero recomendaros un libro. La portada la tenéis ahí, con toda la información: editorial Foca -es una dependencia de Akal Ediciones-, el título "Nosotras que perdimos la paz", la autora Llum Quiñonero, una periodista alicantina inteligente e inquieta, madura y equilibrada; el libro contiene un dvd con el reportaje audiovisual correspondiente que emitió TVE y es muy interesante.
Se nos cuenta en el libro la vida de cuatro mujeres, una socialista, dos anarquistas y una comunista, brigadista internacional, en la guerra civil española. El testimonio es impresionante; las vidas contadas por ellas mismas, reconstruidas por la palabra de Llum. Una imagen diferente de nuestra terrible guerra, la imagen de cuatro mujeres que en su vejez por fin pueden contar todo lo que vivieron, lo que sufrieron, lo que sufrieron los demás, incluso lo que les hicieron pasar sus propios compañeros de ideología. Lo más importante, que ellas representan la supervivencia, el valor, la resistencia de las mujeres en tiempos muy duros.
Hace muchos, muchos años, -tampoco es cosa de que diga cuántos- en tal día como hoy, mi tía me vistió de hebrea, como a tantas criaturas de Lorca. Me puso un palma rizada en la mano y me mandó a recibir a un hombre que venia con una túnica sobre una burrita. Era el domingo de Ramos y yo tenía entonces este aspecto que podéis ver.
Junto con mi actuación estelar en la representación de Blancanieves, disfrazada de mariposa del cortejo de animalillos de la protagonista, esto fue algo absolutamente definitivo para iniciar mi afición por el teatro y los disfraces.


(Próximamente, la niña de Mariposa.)

09 abril 2006

Desde el blog La pistola de Larra me han enviado a un lugar que me interesa mucho: a una reunión internacional de pacifistas y antimilitaristas, este verano en Alemania.
Toda la información la podéis encontrar en esta página:

http://www.wri-irg.org/tri2006/es/index.html

Estos movimientos tienen que crecer, tienen que cobrar fuerza. La guerra es la psicopatía de la política. Por la salud mental del mundo habrá que hacer algo.

07 abril 2006

Sobre los restos de la antigua Muralla Árabe de Murcia, y tapando una pequeña ermita y una iglesia barroca, la de Santa Eulalia, restando espacio público a la plaza y, finalmente hiriendo todas las sensibilidades ciudadanas, nuestros próceres urbanistas se inventaron este engendro, al que llaman algo así como un "centro de observación de la Muralla", lo cual tiene su aquel, porque ya veremos cómo se va a observar la Muralla con toneladas de hierro y hormigón encima. Todo esto se viene haciendo impunemente ante la perplejidad del vecindario.
Consultado un antiguo arquitecto municipal sobre la paternidad y/o maternidad del engendro, nos comunicó que una cosa así no puede salir de una sola mente, sino que se ha hecho en equipo. Más bien podríamos decir en banda callejera de gángster.
Consultado el señor Alcalde de la ciudad, dice que a él qué, que él no tiene nada que ver en el engendro, que es cosa de la Comunidad.
Consultada la Iglesia, dicen que ellos ya tienen bastante con las tropelías quicas que llevan a cabo en el interior del templo y que el señor los perdone, a ellos y a los otros, si puede.
O sea, entre todos la mataron y ella sola se murió. Y allá películas.

06 abril 2006

Para los que se crean que sólo en Marbella huele a podrido, mucho más que en Dinamarca, que al fin y al cabo sólo tenía unos asuntillos de familia, propongo este trabalenguas tan ingenioso:

El Levante está enladrillado,
¿quién lo desenladrillará?
El desenladrillador que lo desenladrille
buen desenladrillador será.

Que, por cierto, debe de ser una cosa que se le habrá ocurrido a unos miles de millones de personas, pero que no me puedo resistir a poner aquí.


¿PARA CUÁNDO LA DISOLUCIÓN DEL LADRILLAZO LEVANTINO?

05 abril 2006



A las palomas de Granada, sin embargo, les gusta más el vino y la compañía de gente tapeando. Ellas son así. Cuando se cansan de revolotear por Bibarrambla, se van a tomarse un chatillo a la taberna más cercana. Y, vamos, sin pizca de miedo a la gripe. Son unas temerarias, sabiendo como deben de saber por su largo trato con humanos, cómo nos las gastamos. Que van los dueños del local y se hacen un escabeche con las pechuguillas, por ejemplo.

04 abril 2006

Desde el Generalife, al atardecer, la eterna Alhambra melancólica, profanada por la silueta insolente de una iglesia cristiana arrimada a los costados del conjunto palaciego. Al fondo, el apiñamiento del Albaicín.
¿MATRIX O LA CATEDRAL DE GRANADA EN OBRAS?

27 marzo 2006

Claudia Montero

Sigo en mi búsqueda de mujeres músicas por el mundo discográfico y por la Red.

Ahora he descubierto a una mujer joven a la que los críticos llaman “neorromántica” sin que yo sepa muy bien a qué se refieren, ni me importe demasiado. Sé que su música me agrada mucho. Hace unos días pusieron unas piezas de piano en Radio Clásica, “Mitos de Buenos Aires” –ella es argentina– que me emocionaron, sin haber pisado esa mítica ciudad en mi vida. Ahora descubro su rostro y un cuarteto para cuerda. Os lo podéis bajar y escucharlo en la página:

http://webs.ono.com/usr045/claudiamontero/catlago.htm

Puede ser un descubrimiento.

21 marzo 2006


Recordando

Óleo de Manuel Muñoz Barberán
Retrato de su hija mayor (1990)

15 marzo 2006

Ya conocía a este eminente autor, pero no por ningún libro dedicado a la música, sino a la violencia. Su libro "Sobre la violencia" es de lo más sensato y esclarecedor que he leído sobre el tema. No me esperaba en absoluto que escribiera también sobre música, sobre psicología de la música, sobre el placer de escuchar, y lo hace, y además muy bien. Es un gran aficionado, según parece, intérprete y conocedor. He aprendido mucho con él sobre la disposición de la mente al escuchar música, he aprendido incluso sobre mí misma. ¿Alguien da más? Os lo recomiendo vivamente. Lo publica Paidós de Música.

11 marzo 2006

Me he encontrado en una página de la Red (www.letra.org) esta divertida explicación que una mujer brasileña envió por correo electrónico a una cadena de gimnasios.


Se vio hace un tiempo por las calles de Sao Paulo un cartel publicitario de Runner (que es una de las cadenas de gimnasios mas renombradas de Brasil) con la foto de una chica escultural, en su bikini y con la frase: "Este verano ¿Qué quieres ser, Sirena o Ballena?".

Dicen que una mujer de Sao Paulo (cuyas caracteristicas físicas nunca trascendieron) le envió a la empresa Runner por email la siguiente respuesta:

«Las ballenas estan siempre rodeadas de amigos. Tienen una vida sexual activa, se embarazan y tienen ballenitas de lo mas tiernas. Las ballenas amamantan.

Son amigas de los delfines y pasan el tiempo comiendo camarones. También suelen jugar en el agua y van nadando por ahi, surcando los mares, conociendo lugares maravillosos como los hielos de la Antártida y los arrecifes de coral de la Polinesia. Las ballenas cantan muy bien y tienen hasta CD’s grabados.

Las ballenas son enormes y casi no tienen predadores naturales. Las ballenas tienen una vida bien resuelta, son lindas y amadas por todos.

Las Sirenas no existen. Si existieran vivirian en crisis existencial: "¿soy un pez o soy un ser humano?"

No tienen hijos, pues matan a los hombres que se encantan con su belleza. Son bonitas, sí, pero tristes y siempre solitarias.

Querida Runner, prefiero ser ballena.»


07 marzo 2006

AQUÍ ESTÁ LA TRADUCCIÓN


LOS HOMBRES NO SON DE FIAR

Los hombres no son de fiar, me dijiste, madre:

¡Él es un sinvergüenza!

Yo no quise creerte

Hasta que yo misma enfermé atormentada.

Sí, ahora sé que él lo es realmente,

Yo, simplemente, me equivoqué al juzgarlo.

Tú me lo dijiste, madre:

Los hombres son infieles.

Ayer, a la caída silenciosa de la tarde,

En el bosquecillo a las afueras del pueblo,

Yo oí que alguien susurraba: “Buenas tardes”

Y un susurro: “Muchas gracias”

Me oculté y escuché,

Paralizada como si estuviera clavada allí.

Era él con otra.

¡Los hombres no son de fiar!

¡Oh, madre, qué tortura!

¡Tengo que decirlo, tengo que decirlo!

De los susurros se pasa a los saludos,

De los saludos a los besos,

De los besos a tomarse las manos,

De tomarse las manos a… ay, querida madre,

Los hombres no son de fiar.