31 marzo 2009

Dos viejos amigos, unos ángeles y unos nazarenos


Estos días, y con muy poca diferencia, se han inaugurado en Murcia dos exposiciones. Los pintores eran dos viejos amigos de juventud, amistad que mantuvieron a lo largo de toda su vida, hasta la muerte de uno de ellos y un poco más a través de la familia.
En el Palacio del Almudí,
José Antonio Molina Sánchez, longevo y lúcido, inaugura una exposición sobre el gran tema de su pintura, los ángeles, y en una pequeña pero bien montada sala que ha abierto el Museo Salzillo, Muñoz Barberán inaugura otra sobre uno de sus temas más queridos, las procesiones de Semana Santa. La comisaria de la exposición ha sido Pilar Muñoz, hija del pintor, y el resultado no ha podido ser más afortunado. Y no lo digo porque sea mi hermana ni la propietaria de un espacio digital estupendo, sino porque es la pura verdad. Desde el emotivo detalle de una vitrina a la entrada donde se exponen dos jarras murcianas de pinceles usados por el pintor y su maleta de pinturas, cuya tapa está decorada con un precioso paisaje de Lorca, hasta la selección de óleos, acuarelas y bocetos, pasando por una muestra de Muñoz Barberán como cartelista, todo está perfectamente cuidado.
De Molina Sánchez, sólo puedo decir que es un pintor refinado y sensible. Para mí, por otra parte, es algo más que un pintor. Es una figura de mi infancia, entrañable y querida. Recuerdo sus visitas a mi casa cuando yo era niña y que lo primero que le pedíamos al entrar, antes incluso de saludarlo y darle un beso era: "Haznos el pajarico" y entonces él abocinaba los labios, se los cubría con una mano y piaba tal que un gorrión mañanero de la huerta, de allí mismo donde tenía su hermosa casa en Murcia, donde tenía su estudio y de donde salían casi volando todos esos bellos ángeles de su pincel.
Mi padre, su gran amigo, sentía una enorme debilidad por las procesiones de Semana Santa, no en vano era lorquino y blanco. Cuando vino a Murcia, trasladó esa pasión -y nunca mejor dicho- a las de la ciudad que lo acogió como a un hijo. Formaba parte de su interés por el pueblo y todas sus manifestaciones folklóricas. Muchos Viernes Santos, al escucharse los primeros lamentos de las trompetas de escarnio y de los tambores de burla, se levantaba para acercarse a la Iglesia de los Salzillos a ver salir la procesión y a dibujar apuntes, que luego transformaba en cuadros de amanecer murciano. Por eso la exposición se llama muy acertadamente "Pasión y memoria".
Quizás este año me anime y me acerque yo también a rememorar amaneceres.
No puedo evitarlo, he querido saber qué harían las Cofradías murcianas con la cosa de los lacitos blancos. Busco y encuentro que han renunciado a ellos. Explicación ociosa y oficiosa, mía particular: no sabían dónde ponérselos, porque ya de por sí el traje de nazareno y de estante o andero lleva lacitos blancas por doquier, medias de repizco, o sea, bien caladas y bordadas, ligas con escarapelas, y otros adornos extraños que asombran a los foráneos. Bajo la túnica remangada, llevan enaguas con puntillas almidonadas. El buche que abulta la túnica morada va llena de caramelos, habas tiernas, huevos duros y monas de pascua. Dicen que antiguamente recorrían la Huerta con los pasos y que tenían que llevar provisiones para el recorrido, las que luego compartían con los que se asomaban a verlos pasar o los acompañaban. Un obispo intentó que nuestros nazarenos no fueran repartiendo habas, huevos y monas, además de caramelos, pero se le formó el pitote, con toda la razón.

27 marzo 2009

Corral de Comedias


A principios de marzo, teníamos organizada una visita a Almagro con el grupo de Bachiller de Artes Escénicas. Como no eran bastantes para llenar un autobús, se apuntaron también dos grupos de Cuarto de la ESO.
Tengo que decir que esta modalidad de Bachiller es algo muy novedoso. A finales del curso pasado apareció la legislación correspondiente y en septiembre el desarrollo para la Region de Murcia, donde el IES Floridablanca es el único centro que lo ha implantado.

Esto quiere decir que somos pioneros, y que, como tales, estamos experimentando y avanzando muy poco a poco, con gran cautela y con muchas dificultades. La primera de ellas, como siempre, la escasez de medios, aspecto que se va subsanando cada día. Hace falta que haya tradición y consolidación de estos estudios. Otra dificultad es que parte del alumnado interpreta que se trata de un Bachiller "más fácil", lo que es completamente falso. Tienen las mismas asignaturas que en cualquier otra modalidad (Lengua, Historia, etc.), y sólo cambian las propiamente de modalidad, como Anatomía Aplicada o Análisis musical, además de las optativas, Artes Escénicas (que imparto yo), Expresión corporal y Danza, o Medios de Comunicación.

Mis alumnos y alumnas, de la optativa de Artes Escénicas, son, como se puede suponer, pequeños artistas, actores y actrices en ciernes, y eso mezclado con la edad es un cesto de bombas. A veces me arrepiento de haber aceptado la asignatura, porque la energia que hay que desplegar con el grupo está por encima de mis posibilidades. No los conmuevo ni diciendo que consideren que soy persona de edad respetable.

Ni por esas. Me arrollan con su fuerza y su energia juvenil. Después de todo, de enfadarnos, de luchar a brazo partido, de tratar de concienciarlos de que la contención y la moderación es un valor para un actor, de decirles de todo menos bonitos, de intentar que sigan los ensayos con seriedad, de hacerles estudiar y de obligarlos a escribir... al final de todo hemos desarrollado entendimiento y trabajo común. Ahora veo que han trabajado bien. Fue mi mayor satisfacción cuando la actriz que les dio el taller en Almagro me dijo en un aparte (qué teatral) que era lo mejor que había pasado por allí y que estaban muy trabajados. Pues sí, mi trabajo me ha costado, pero algo se ha sacado en limpio.
Creo que tanto ellos como yo sentimos la emoción singular de pisar el espacio sagrado del teatro cuando entramos en el Corral de Comedias de Almagro. Para mí no era la primera vez, pero nunca lo habia visto vacío, y sentí voces lejanas y presencias que alguna vez estuvieron allí, donde nosotros estábamos, gente que había pagado su pequeña moneda para ver una comedia y unos entremeses, gente sencilla que iba al teatro, que tenía el teatro como su mejor diversión y emoción.

Hicieron el taller con Almudena, una estupenda actriz, que dio en el clavo al dirigirlo hacia la caracterización de los personajes de la Comedia del Arte. Yo observaba desde fuera y me pasmaba de que salieran allí tantas cosas que habíamos hablado y trabajado en el gimnasio.

Ahora estamos montando tres entremeses clásicos, los tres muy divertidos, y ellos mismos se sorprenden de que el teatro del Siglo de Oro no sea el pestiño que ellos creían, sino una fuente de entretenimiento y diversión inagotable. No digo que esté resultando fácil poner en escena con esta tropa El pésame de la viuda de Calderón, La Rabia, del mismo autor, o ese delicioso entremés del desconocido Jerónimo de Cáncer, cuyo nombre es tan difícil de decir sin sonrojo. No es fácil, pero merece la pena. Y saldrá bien, seguro. Nos estamos tomando mucho trabajo para que así sea.
En esta última foto se puede ver el grupo de alumnos y alumnas, con Almudena, en primera fila con chaquetón rojo, y entre ellos a la izquierda estoy yo, no sé por qué, tan sonriente. Hacía un frío en Almagro de miedo, y más para nosotros, tan mal acostumbrados a climas razonables.

En relación con el teatro clásico, subo en este enlace un cuento que quizás sea del agrado de la gente, dedicado a César Bernad, mi buen amigo, que como protagonista testigo aparece en él.

23 marzo 2009

La mujer completa de Germaine Greer I


Con esta preciosa portada de un cuadro de Magritte se presenta este libro polémico de la editorial Kairós, cuya autora es Germaine Greer. Esta autora ya levantó su polémica con su primer libro sobre feminismo en los años noventa, "La mujer eunuco", y vuelve a levantarla en el 2000 con este libro, que llega un poco tarde a mis manos. Yo me digo que nunca es tarde para que un libro llegue a tus manos, como tantas cosas en la vida.

No es libro para comentar de una vez, pues es denso y rico en reflexiones, así que tengo intención de dedicarle varias entradas, pues además de dar una idea más completa, con el debate que se pueda suscitar puedo desbrozar pensamientos que se me ocurren y que no termino de ver claros.

El libro está dividido en cuatro grandes capítulos a los que la autora llama con estos sugestivos nombres: "El cuerpo", "La mente", "El amor" y "El poder". Muy sugestivo, sobre todo cuando todo ello va dirigido a demostrar que el feminismo como teoría libertadora no ha perdido su vigencia, que la situación de la mujer a principios del siglo XXI no es tan igualitaria ni tan perfecta como para decir que ya se ha conseguido todo, y por último, para mí lo más importante, que ciertos feminismos tienen que ser matizados y ponderados para el siguiente paso. Todo cuanto dice cobra, además, especial valor casi diez años después de la publicación del libro, pues a veces parece premonitorio de la crisis del sistema que se avecinaba en este temprano principio de siglo.

Me interesa no seguir el orden exacto que sigue el libro en la distribución de sus contenidos. Por ser amable, porque los primeros capítulos, aquellos dedicados al cuerpo y a la mente, son sin duda los más duros de digerir. Empezaré pues por el amor. Qué bonito tema, si no hubiera sido encubierto en su verdadero ser por falsas ideas y por declaradas mentiras. Supongo que el pensamiento de Germaine Greer es muy radical a veces, y yo misma encontraba exageradas ciertas afirmaciones u opiniones, pero compensa el hecho de que no apina al albur de sus ideas o sus experiencias, sino en la mayoría de los casos aportando datos exactos de la situación de las mujeres en Gran Bretaña y en Estados Unidos, datos que pueden traerse a Europa con más o menos ajustes.

Trata ese capítulo, el tercero en el orden del libro, de Las Madres, Los Padres, Las Hijas, Las Hermanas, del Amor de las Mujeres, de las Mujeres Solas, y de las Esposas. Como se puede ver, para más daría si nos pusiéramos.

Comenzamos por la Madre.

Comienza su discurso con una verdad, a mi parecer, el hostigamiento a las madres en nuestro tiempo, así como suena. Ser madre hoy en día no es ser la madre clásica, la que obra en el imaginario colectivo. La mujer actual puede ser madre, pero no debe mostrar ni en su cuerpo ni en su actitud ningún vestigio de su maternidad.

"Ser madre no es una carrera; la mujer que lo dio todo ejerciendo su labor de madre tiene que ponerse en forma, encontrar trabajo y mantenerse joven y bella si quiere ser amada. Maternal es una palabra que define a personas poco atractivas y asfixiantes, personas que visten medias de algodón y zapatos de medio tacón".

Leamos ahora estas frases:

"Actualmente la maternidad se considera como una especie de lujo personal. Algunos psicólogos de tres al cuarto nos aclaran que las madres se convierten en madres por despreocupación o egoísmo o narcisismo o porque quieren tener algo que amar".

"Si el 70% de las sociedades humanas continúa denegándoles a los varones el acceso al paritorio (se refiere al cuidado de las criaturas), parece de sentido común llegar a la conclusión de que la clase dominante, a saber, los varones -quienes por lo general, suelen conseguir aquello que se proponen- nunca han hecho un esfuerzo coordinado para invadirlo".

Yo, sin embargo, diría que se hizo ese esfuerzo, pero no por el varón común, para la participación y el cuidado de las criaturas, sino por el estatus médico para escamotear a las mujeres, en situación de parto normal, el poder sobre el nacimiento. El parto medicalizado es hoy en día la forma común en que una mujer trae a sus hijos al mundo, artificiosamente pasiva en el momento de parir.

No se trata tanto en el libro de reivindicar la maternidad como acción propia e inevitable de las mujeres, sino de hacer notar que en nuestra sociedad:

La maternidad es algo privado y que la mujer realiza porque quiere en cualquier caso, por lo que la responsabilidad es únicamente suya si decide ser madre. Esto hará que los poderes públicos se desentiendan de la maternidad en cuanto hecho social, y no procuren acomodar o hacer cumplir las leyes para un correcto cuidado de los hijos habidos, no se conciencie al varón de su responsabilidad en el asunto y no se procuren los servicios sociales necesarios para que la maternidad se convierta en un bien social auténtico.

Si así lo decide, entonces sus sentimientos, sus decisiones y actitudes, ya no importan, sino sólo el producto social que se obtenga de ello: la criatura que nacerá.

La madre no goza de prestigio ni autoridad respecto a su criatura, frente al estatus médico, por ejemplo, o psicológico o cualquier otro estatus de poder masculino.

Así mismo, la madre carga con la culpa de todo aquello malo que ocurra a la criatura o criaturas. La culpabilización de la madre comienza desde el embarazo temprano. Los procesos naturales se medicalizan innecesariamente.

El poder controla a las madres, pero no las ayuda. Una madre sola con sus hijos será vigilada estrechamente, pero no tendrá ayuda social ni apoyo laboral.

"Una maternidad dignificada es una prioridad feminista"

Mucha tela que cortar, me parece a mí. Naturalmente Germaine Greer no se refiere a ciertas clases medias civilizadas, sino a la generalidad. Entre la gente que me rodea es frecuente encontrar padres y madres de otro estilo, pero creo que no es lo normal. Y si habla de hostigamiento, no se refiere precisamente a esos grupos particulares, sino a una mentalidad social extendida. Más aún en el mundo anglosajón, al que tanto nos vamos acercando el resto del mundo.

18 marzo 2009

Ya sé quién sabe de orejas: Just Nicolás

"El hombre del cordero"
de Just Nicolás

"Saber escuchar"
de Just Nicolás

Despues de publicar mi concurso de orejas, recibí una preciosa sorpresa. El pintor Just Nicolás me enviaba estos dos magníficos cuadros, en los que las orejas, la escucha, la atención, eran el motivo, desarrollado, como es propio en él, con una gran originalidad de estilo y con una ternura inigualable. Es lo que me gusta de su pintura, entre otras cosas. Que hay un enorme amor a los seres en ella; se nota en cada pincelada y en cada luz. Muchísimas gracias, Just, maestro, por estas imágenes tan bellas. No me lo esperaba en absoluto y no tengo palabras para agradecerte una atención tan inmerecida con mi persona. Espero que no te moleste que las comparta con este barrio de buena gente.

Como voy a desvanecerme de un momento a otro, doy las soluciones, que ya es casi inútil, pues entre todos las disteis ya, pero tengo que nombrar a la gente que vino a mirar y a decir lo que sabía, o incluso lo que no sabía, que es lo bueno de esto.

Por supuesto, una vez más, UN PROFE CUALQUIERA se alzó con el premio mayor. Las mejores orejas para él, y no de burro, ¿eh? Siempre se las apaña él para ganar en directo o por lazos familiares, pues aún me acuerdo de cuando ganó la abuela de su esposa, que era tuerta, pero muy atractiva.

MIGUEL ÁNGEL, ERNESTO, JOSELU, CABOPA, MINERVA... hicieron después lo que pudieron, que no es poco, pues es gente de mucho peso bloguero.

ALFA79 también participó con su comentario, y quedó bien, la verdad. ¿Y qué decir de FERNANDO MANERO, cuya cultura y buen escribir no tiene final?

PMM y MIGUEL no estaban mucho por las orejas, pero creo que se convencieron de que eran una parte muy significativa de nuestra anatomía. Tampoco RAMÓN sabía mucho de orejas, pero sabía quién era Dumbo, que ya es algo.

SUPERWOMAN trajo las fotos de su nena, cuyas orejicas eran originales y heredadas, creo que como las de todos en este mundo. Gracias, SW. Y PILAR, válgame, llegó un poco tarde. Bueno, un premio de consolación (es que esta vez no valían los enchufes, a la próxima ya lo convoco yo para que valgan).

Espero que esos dos cuadros sean de vuestro agrado. A mí me tienen enamorada. Una vez más, gracias Just por tu arte.

Buen fin de semana, y quien tenga puente, que lo disfrute mucho y luego nos cuente.

Los hijos de los linces


Yo también soy una lince. Señores obispos, cuando decidan manipular a alguien en una campaña demagógica y sensiblera, manipulen a sus hijos, no a los míos ni a los de los seres humanos.

Por otra parte, les diré que se preocupen de convertirse ustedes mismos en especie protegida, porque según datos últimos se están quedando en cuadro. A este paso, ni los autobuses van a querer escucharlos, y desde luego, ni las linces ni las mujeres quieren ya nada con ustedes, con sus sensiblerías estúpidas, su doble moral y su paternalismo.

Y si tanto adoran a un puñado de células en formación, por favor, veneren más a un montón de células ya convertidas en seres humanos, condenen los crímenes de las dictaduras, incluida la española, a cuyo dictador pusieron bajo palio, en clara confusión de adoraciones, condenen la pena de muerte, y no condenen a miles de personas a morir de sida y otras enfermedades.

A los linces déjennos tranquilos. Y a los niños. A los niños también, en todos los sentidos, ustedes ya me entienden.

Mira qué blog tan chulo


Bueno, como desaparezco sin revelar mi destino, me voy a despachar bien antes de mi desvanecimiento en los mundos etéreos. Lo primero es lo primero. PMM, con su bonito blog, "¿De qué podemos hablar?", me concedió este bonito regalo y yo lo pongo aquí con todas las de la ley.

Los premios en los blogs nadie sabe de dónde salen, pero corren como si tuvieran patas. Sirven para establecer redes sociales entre blogs, o sea, los llamados barriblogs, para animar el tráfico y las visitas, y para reírse un poco también, porque te pueden dar los más inusitados premios, desde una flor natural como la de los juegos florales, hasta un abanico de oro para refrescar un espacio demasiado cálido. Es parte del género bloguero y si algo hay que hacer es respetar las convenciones del género, como bien saben en Gaula y en Ingalaterra.

De paso, aprovecho tan fausta ocasión para dar las gracias a todos y todas, a quienes me visitáis y a quienes dejan comentarios a lo que se me ocurre ir subiendo. Sois la gracia de este blog. Sin vuestras aportaciones, esto sería algo muerto por completo. Quisiera dar premios a todo el mundo, sin dejar ni uno ni una, pero no os podéis imaginar el trabajo que cuesta ir copiando las direcciones y poner el enlace, y como aún me quedan varias cosas que subir, ahorro tiempo y espacio y digo que las normas ya las conocéis, que nombraré a un número de blogueros y blogueras con marcha, para que recojan este premio y se lo pongan en su blog, de modo que estén en adelante distinguidos con tan prestigioso premio, sólo comparable al que daré después relativo a estos adminículos auditivos que tenemos a los lados de la cabeza.

And the winners are:

MLUZ, que dibuja a maravilla y tiene un blog de lo más chulo.

ABARAPALABRA, un blog con unas fotos murcianas increibles.

¡Ay, Maricarmen!, un blog de gran delicadeza y sensibilidad.

ThelmayLouise, periodista y paseante.

Burbujaplanetera, un blog joven y lacónico, con buena música e interrogantes.

Con el corazón en la mano,
cuyos textos, pinturas y dibujos sorprenderán al visitante.

Oshimatoti, la ternura hecha blog.

El brazo de Cervantes,
con fotos preciosas y textos cuidados.

La rosa del desierto,
un blog comprometido, poético, reflexivo.

Ya sabéis, ahora se lo pasáis a quien queráis y ponéis la imagen en vuestro blog, si os apetece, para que todo el mundo sepa que vuestro blog es
MUY CHULO

Seguiría y seguiría, con toda la lista de blogs amigos. Dice Zanguanga, que hace tiempo que no publica nada, porque debe de andar muy ocupada, que aquí se respira buen rollo. Eso es lo principal. Buena gente en el barrio, de buen rollo.

MUCHAS GRACIAS A TODOS

16 marzo 2009

Gran Torino y otras noches

El cine Rex, del que ya he hablado algunas veces, que está amenazado de derribo para cualquier año de estos, sigue de momento funcionando. Como somos perezosos, y además, según nuestros políticos regionales, unos auténticos palurdos, que no cogemos el coche para ir al cine, lo primero que hacemos al pasar por delante de este viejo cine es ver que "echan", como se decía cuando yo era cría. Ayer vimos que ponían "Gran Torino" del también viejo, pero siempre eficaz, como el propio cine Rex, Cleant Eastwood.
Haciendo un esfuerzo enorme por cenar algo rápido y a tiempo, y cambiar las zapatillas por unos zapatos decentes, fuimos dos calles más allá a ver la película.
Salimos bien contentos de haber ido. A mí me pasa que me gusta que me entretengan cuando voy al cine, y el viejo Eastwood siempre lo consigue. Ofrece algo a mi parecer muy interesante, que es una enorme sabiduría narrativa y una construcción de personaje redonda y completa. Porque se trata de una película de personaje construido, una vuelta por el mundo de los viejos añorantes de otros tiempos, simbolizados en ese precioso coche Gran Torino, un vintage, como dicen los jóvenes de la película, bien cuidado y conservado, como si fuera parte de su alma. Interesante también el que sea un tipo que sin duda merece pertenecer al club del rifle, y a lo mejor en su construcción estaba ese detalle, que con las armas consigue sólo poner peor las cosas, y cuyo triunfo moral definitivo se da cuando va desarmado. Al mismo tiempo, conmueve la aceptación paulatina de un nuevo mundo que él ya no controla ni conoce, con ese variopinto melt pot que es USA, y en el que el viejo Walt termina descubriendo personas y no extraños seres venidos de otro planeta, que está en este; seres que le son más cercanos al final que sus propios hijos, inmersos en la modernidad y en la cultura del dinero. Multitud de detalles de fina observación pueblan la película, como ese final con el agente Chang, que no cede en nada mientras habla inglés y da todas las explicaciones posibles cuando el muchacho le habla en su propio idioma, hecho que pone sutilmente de manifiesto la integración en un sistema mientras los afectos quedan en lo profundo, en lo entrañable de cada ser.

Pero otras noches anteriores, las cosas fueron distintas. En casa de Sancho, después de una cena familiar, recuperamos una película de 1985, una película que vimos los cuatro juntos,
cuando ellos y nosotros éramos muy jóvenes, aunque ellos más, evidentemente. "Tampopo" nos puso a padres e hijos a investigar acerca de una sopa japonesa, hasta que conseguimos realizar entre todos algo muy parecido, aunque suponemos que no exactamente igual, por desgracia. Es una película que con un hilo conductor, los esfuerzos de una joven viuda por mejorar la sopa de tallarines que ofrece en su restaurante, y el restaurante mismo, se dedica al placer de la comida. Una "gran bouffe" a la japonesa, o sea, delicada, llena de sentimientos y detalles a veces exquisitos, a veces absurdos hasta el surrealismo, a veces llenos de humor. Una película tierna y delicada para ver con un buen menú japonés o incluso europeo delante. Si se ha visto ya, para recuperarla; si no se ha visto, para pasar un delicioso rato en familia o con amigos tranquilos. Por cierto, Tampopo significa en japonés "diente de león", esa flor que ya está empezando a sacar la cabeza en los campos y que luego da esas bolitas que se soplan pidiendo un deseo. En Japón hay costumbre de poner a las chicas nombres de flores, como aquí más o menos.

Y unas noches antes, también en casa, pero en la ciudad, al incansable cinéfilo guiado por la palabra de Slovaj Zizec -espero que se escriba así- se le ocurrió buscar en el vídeo club esta película terrible. "Children of men", los hijos de los hombres. Dicen que es ciencia ficción, pero yo digo que es política ficción y me quedo corta.
Es de un mexicano afincado en los EEUU llamado Alfonso Cuarón. Yo no lo conocía, porque de cinéfila tengo poco; más bien soy bastante desmemoriada con los artistas y directores y lo único que quiero es pasar un buen rato. Bueno, bueno, la verdad es que no se pasa, pero en algún sentido sí, porque la película es tensa y alarmante. En un mundo en el que la fertilidad se ha reducido al mínimo, o sea, a un mínimo insignificante, arranca la película con el anuncio de la muerte del ser más joven del planeta, un niño de seis años. A partir de ahí, empezamos a ver un Londres destrozado y lleno de miseria, con reductos de lujo y de riqueza, donde los inmigrantes cazados son metidos en jaulas, donde circulan trenes terribles y el desorden campa por sus respetos. En ese ambiente, ocurren cosas, pero no las cuento, porque parte de la intriga está en ver qué cosas ocurren. Al final, también una hermosa escena de resonancias bíblicas, y también preciosa es la aparición del barco Tomorrow en el lago. Me impresionó una escena en la casa de un hombre con poder que ha rescatado del desastre algunas obras de arte maltrechas, entre ellas, el David de Miguel Ángel, con una pierna rota. Digna de ver, y quizás también son dignas de oír las explicaciones de Todorov y Zizec en los extras que trae el dvd.

Y que no se me ha olvidado, que mañana estoy dando los premios de las orejas, con todo el cariño del mundo, pero antes tenía que contar estos secretos de cine al oído.

13 marzo 2009

¿Quién sabe de orejas?


1. La gran oreja, o sea, el orejón, pero no de albaricoque, sino de abricot, que le gustaban al pintor esas frutas y otras.

2. Oreja tropical y exótica, para llevársela a una isla lejana.

3. Una oreja dispuesta a escuchar, intelectual y creativa, muy de vanguardia.

4. Qué oreja y qué todo lo demás. Qué descansada oreja, si no fuera que el pintor no paraba de calentársela para conseguir sus fines no santos.

5. Se las acababa de lavar, porque no daba crédito a sus orejas cuando oyó lo que el Rey pretendia.


6. Sus enemigos, que tuvo muchos, lo representaron a veces con orejas de burro, de pura envidia por haber inspirado al anónimo autor de Lázaro de Tormes.

7. Aquí iba la oreja de Van Gogh, pero por más que la he buscado en google images, no aparece. ¿Por dónde estará?


Me parece a mi que lo que menos conoce cada persona de su cuerpo son las orejas, porque yo tengo comprobado lo difícil que es mirárselas, porque no las tenemos hacia arriba y bien altas, como algunos animales, sino a cada lado de la cara y bien lejos de la mirada. Las caras de misterio que se ponen cuando alguien pretende mirarse, así como al soslayo, las orejas, una después de la otra.

Realmente son una maravilla de diseño, con múltiples posibilidades de realización. Las hay preciosas y horribles, grandes y pequeñas, redondas como un caracolillo y alargadas, huesudas y carnosas, con mucho reborde y con reborde rizado. Yo particularmente tengo algo secreto que las hace originales, un huesecillo puntiagudo y diminuto en el dorso, que sólo se distingue al tacto, creo, porque no he podido nunca vérmelo. Es herencia paterna. Si cometo algún desmán, ya sé cómo descubrirán que ha sido mi oreja. Aunque para entonces y presa de mis remordimientos de conciencia, me habré ido a León por lo menos, y estaré en este hostal de auditivo nombre esperando que venga Sherlock Holmes a detenerme y darme un tirón de orejas.

Habrá aquí quien sepa de por qué las tenemos a los lados de la cabeza y por qué tienen esa forma de concha marina, y además por qué no las podemos mover como la mayoría de los animales, aunque si nos empeñamos, podemos conseguirlo, tal como se explica en esta página. También habrá quien sepa hacer una receta estupenda que se llama orejas de carnaval -también existen las orejas de fraile-, pues quien sepa algo mejor que ese dulce carnavalero, que lo cuente.

Y que nadie sufra, que tener las orejas de soplillo ya no es problema, que ahora te las dejan de soplete en un momento con una bonita, sencilla y escasamente dolorosa otoplastia.

Pero mientras tanto, aquí dejo unas cuantas célebres orejas para ver quien sabe de quién son y el pintor que se tomó la molestia de pintarlas, con todas las revueltas que tienen y lo difíciles que son.

11 marzo 2009

Génesis de una lectora


Mi amigo Mameluco ha hecho una entrada en su blog verde manzana en el que habla de los libros, y dice que son sagrados. Todos, no sólo unos pocos. Yo le doy la razón, en tanto, y hasta el momento, los libros han sido la forma de transmisión de lo poco o lo mucho, para bien o para mal, que los seres humanos han aprendido sobre la vida. No voy a encarecer aquí aquello en lo que casi todos estamos de acuerdo: Güe, güe, güe, por los libros. (Esto lo he aprendido últimamente de jóvenes muy jóvenes, para que se vea que estoy a la última).
No me da agobio copiarme de él y hacer una entrada sobre libros, sobre todo porque se trata de una confesión prometida a mí misma desde hace tiempo, y ahora espoleada por Mameluco: mis turbios comienzos en mi relación con los libros.
Esa foto que se ve, como bien puso mi padre debajo, somos mi hermano Alejandro y la que esto escribe, con algunos bastantes años menos. ¡Qué tiempos! ¡Qué jóvenes éramos!. Yo tendría unos dos años, mi hermano once meses menos, que así se las gastaban los padres de antes. Parece, por esa foto, que tanto él como yo teníamos excelentes relaciones con los libros, concretamente con ese libro debían de ser muy buenas. Pero si nos fijamos bien, Alejandro, tierno infante, tiene agarrada una página con verdadera inquina, mientras sonríe inocente y feliz a la cámara. Incluso yo diría que se está carcajeando un poco. Y de mi gesto, ¿qué voy a decir? Nada más que se pueden adivinar aviesas intenciones. Creo que estoy maquinando algo. De hecho, estoy maquinando algo.
Mi padre tenía una biblioteca mediana, un mueble de pared muy bonito en madera clara lleno de libros. Muchos eran relativos a su profesión. Otros, novelas, cuentos y algo de poesía. Solía él trabajar en casa. El estudio era lo que hubiera sido salón en otra familia, y la habitación contigua era despacho, biblioteca y a veces cuarto de estar, pero la vida familiar se hacía en el estudio sobre todo.
El día de las aviesas intenciones y posteriores hechos, estaba mi padre en su estudio pintando, y mi madre, imagino, en sus tareas domésticas, bien distraidos los dos y ajenos a lo que iba a ocurrir. Mi hermano y yo, con el sigilo que nos caracterizaba, nos fuimos a la biblioteca, donde estaba aquello que nosotros considerábamos de lo más preciado, o sea, los libros. Confabulados y en silencio, fuimos bajando todos los que estaban a nuestro alcance y formamos un bonito montón sobre la gran estera de cuerda que cubría el suelo. A pesar de lo gozoso de ver caer libro tras libro al montón, nos privamos de exclamaciones de júbilo y gritos alborozados, mientras proseguíamos nuestra labor librera, hasta que no quedó ni un libro de los que podíamos alcanzar en su sitio. Hecho el montón, ¿qué podíamos hacer con ellos? Nosotros no sabíamos que se podían quemar, ni se nos habría pasado por la cabeza, puesto que se trataba de un sentido homenaje y no de un ataque a la cultura. Es decir, nuestro montón no era una pira de la inquisición, tanto más que no habíamos seleccionado los títulos ni mi padre tendría en su biblioteca nada para quemar. Lo que hicimos fue diferente. Un homenaje. Los libros quedaron absolutamente regados con fluidos corporales propios de nuestra edad. Y no sé si pasamos a mayores. Mis padres nunca nos lo dijeron, para no herir nuestra sensibilidad, supongo. Cuando se vinieron a dar cuenta, aquello parecía una orgía sado, libros por aquí, libros por allá, y todos bien mojados y calentitos. Yo no me acuerdo de represalias. Sólo sé que, según cuentan, los limpiaron y secaron como pudieron, y también sé que a veces, al coger un libro de mi padre, en las páginas hay unos sospechosos rodales amarillentos. Recuerdo algunos títulos: "Iconografía", "El pintor cristiano y erudito", "Anatomía en el arte", "Iván el terrible", y algunos más que nombrar no quiero para no quedar todavía peor, que los críos no tienen respeto por nada y hacen sus cosas en lo más sagrado, incluso en los libros.
De ahí, sospecho, me ha quedado un amor y una reverencia por los libros que no es normal. A mi hermano también. Eso que estoy segura de que la inductora fui yo, por tener más edad y conocimiento, que él no hizo sino apuntarse a la fiesta. Si no hay más que ver lo serio que es ahora, no como yo, que sigo siendo un poco así.

09 marzo 2009

Haiku por cortesía de Miguel Ángel

El año pasado realicé esta presentación para iniciar a un grupo de alumnos en la poesía del haiku, esa forma breve poética que tan bien practica, por ejemplo, nuestro amigo Ernesto. No sabía yo cómo poner presentaciones en mi blog, y el amigo Miguel Ángel ha tenido la cortesía de explicarme procedimiento tan sencillo como éste, que está en su blog bien explicado. Así que ahora, como prueba, pongo aquí la presentación. Si alguien la quiere para su trabajo o quiere mejorarla, que la pida, que yo sin más se la envío o lo hago colaborador de mis documentos y la comparto. Eso sí, no tiene la música original, una pieza de laúd japonés que le incluí. A ver si más adelante aprendo a poner sonido a esta cosa.
Si alguien desea informarse más ampliamente sobre esta forma poética, sólo tiene que seguir este enlace, y cómodamente, desde su casa, y ante su ordenador, enterarse:



08 marzo 2009

El día de las mujeres

Hoy ha sido el día 8 de marzo. Es una obviedad, pero no lo es cuando con esa fecha nos referimos al Día de la Mujer, o de las Mujeres, como sería quizás más correcto -políticamente- decir. Hoy, algunos periódicos, como Público, dedican páginas enteras al tema. Pero ayer las noticias eran más bien tristes y preocupantes.
Recién llegada de mi viaje a Almagro, al que dedicaré algunas palabras más adelante, me encuentro con una portada de El País para poner los pelos de punta, y a la vez para revitalizar el viejo tema de la controversia entre multiculturalidad o interculturalidad, y hasta qué punto cada comunidad conviviente en un territorio puede llevar a cabo sus "costumbres", cuando éstas atentan contra los derechos humanos, contra la imprescindible libertad individual o contra los derechos de menores. Me refiero al caso de Selamha, la joven mauritana de dieciséis años casada hace tres con un primo suyo de cuarenta y violada por un "marido" que creía estar ejerciendo su derecho. Ante la resistencia de la niña, surgieron las amenazas de los padres y la escapada de la hija hacia donde pudo, los vecinos que le habían ayudado siempre: denunciaron y de ello resultan detenidos los padres y el marido, de paso por España.
Varias cosas hay que considerar aquí. La familia lleva en España desde finales de los años ochenta, lo que quiere decir que han tenido tiempo sobrado de enterarse de las leyes y costumbres que aquí rigen; en su favor habría que decir que la integración de algunas nacionalidades y de determinadas personas, analfabetas e ignorantes, es muy difícil en general. Apenas hablan español y se supone que viven aislados y sin demasiado contacto con los vecinos, ni leen periódicos, por supuesto, ni ven la televisión española ni oyen la radio. Los hijos, sí. Quiero decir, que las hijas y el hijo que tienen, dos de ellos nacidos ya en España, van a centros educativos españoles, hablan español y serán ya unos casi españoles. Van de un mundo a otro con salir a la puerta de la calle o volver del colegio. Pero los padres siguen siendo mauritanos en todo el sentido de la palabra. Se enfrentan padres y marido ahora a la justicia española, con todo el peso contra el maltrato, contra el matrimonio forzado, contra la violación de menores. A mí me parece bien, y mejor me parece que la chica esté protegida y alejada de su familia, cuando su familia se ha convertido en una amenaza para su dignidad y libertad. No me parecerá tan bien que se condene severamente a los padres y al marido, porque, aunque el desconocimiento de las leyes no exime de su cumplimiento, hay que tener en cuenta todo lo dicho acerca de su situación. Pero a mi parecer este problema, que es el mismo de la ablación en niñas africanas que viven en nuestro país, habría que atajarlo con mediación y educación social para inmigrantes. Vienen, a pesar de lo que pueda decir la extrema derecha, porque los necesitamos, y porque buscan una vida más desahogada y digna en nuestro país, pero tienen que estar donde están y a las leyes del país que los acoge.
Mauritania pide a España comprensión. Bien, tendrán comprensión. Pero sólo eso. La justicia es otra cosa. Y tienen que entenderlo.

También leo otro caso relativo a menores, este fuera de nuestro país. En Brasil, una niña de nueve años es violada por un pariente y queda embarazada de gemelos, para más horror. Un equipo médico le practica un aborto. Sólo hay que imaginar a una nena de nueve años, además de violada, embarazada. No hay discusión, a mi parecer. La Iglesia brasileña ha excomulgado a todo bicho viviente alrededor de este caso. El Obispo erre que erre. Recuerdo hace unos años un caso semejante en Nicaragua. Se llevó a cabo el aborto y la Iglesia tomó la misma actitud. Recuerdo también que el cardenal Carlos Amigo fue la única voz que pidió misericordia. Veinticinco mil personas pedimos en ese momento ser también excomulgadas por nuestro apoyo al equipo médico y a la familia de la criatura, que también tenía nueve años. Al cabo de cierto tiempo de haber pedido voluntariamente la excomunión, recibí una sutil contestación diciéndome que no, que habíamos firmado aquello como testimonio. Pues claro que era testimonial, pero testimonial de nuestro punto de vista ético en el caso, y desde luego nada acorde con la ortodoxia católica.
No sólo estaban estos dos casos terribles. También la triste satisfacción de ver condenado al asesino de la joven Svetlana a veintiún años de cárcel. Fue el caso aquel que puso a los programas de exhibición humana y victimismo en la picota social, pues este energúmeno apuñaló a la mujer cuando ella se negó a volver con él después del programa de televisión, al que fue engañada, pero que sirvió para que el canalla la localizara.
Y ya para terminar, en la misma página del periódico encuentro a un tipejo que asfixia a su mujer y se tira por la ventana. Bien podría haberse tirado antes.
Añadimos que la crisis golpeará como siempre a los sectores más débiles, y que uno de esos sectores son siempre las mujeres, con trabajos más precarios, con salarios más bajos.

¿Decía alguien que el feminismo ya no tiene nada que hacer en esta sociedad?
Más que nunca.

04 marzo 2009

Japón y Barcelona: dos escritoras

Dos de los libros de la mesilla de noche que ya he leido con mucho gusto, aunque con diferente valoración -no podía ser de otro modo, pues son muy distintos- son "La plaza del Diamante" de Mercé Rodoreda, naturalmente en castellano, y "El libro de la almohada" de Sei Shonagon, éste más naturalmente aún en castellano, pues no sé japonés ni creo que ya me dé tiempo a aprenderlo.

Dos mujeres, muy alejadas entre sí en el tiempo y en el espacio. La una, catalana, contemporánea; la otra, japonesa, del siglo X, dama de compañía de la emperatriz Sadako del período Heian. Sólo tienen en común el hecho de ser mujeres y el de haberse dedicado ambas a la literatura.

Con "La plaza del Diamante" me ha pasado algo curioso: por primera vez en mi vida de lectora me ha costado aceptar una convención literaria, que a mi parecer resta autenticidad al relato. Quiero decir que una narración puede estar escrita desde varios puntos de vista, que dependen sobre todo de quien sea el narrador. Para un narrador en tercera persona omnisciente todo el mundo está preparado, porque es la forma más natural, aunque se haya dado en decir que es artificiosa; es la forma en que se cuentan las leyendas, los cuentos de hadas, y la mayoría de los relatos desde hace muchos siglos. Incluso si convenimos en que es artificioso, es el artificio más naturalmente aceptado por el oyente o el lector. Una primera persona, bien sea narrador testigo o narrador protagonista, justifica mucho más lo narrado, pero ahí hay que ser muy cauteloso, porque el que narra, escribe, y escribir es un acto muy elaborado que exige la máxima conciencia de sí mismo y de la propia escritura. Sólo una transcripción fiel de las palabras, como en ciertos cuentos de Rulfo, justificaría que una persona analfabeta o casi "sea escrita". En el caso de esta novela catalana, la protagonista, narradora de su propia vida, a instancias de nadie, porque sí, es una pobre mujer ignorante, que, sin embargo, goza por arte de birlibirloque, y sobre todo en la segunda mitad de la novela, de un excelente estilo y una maravillosa sensibilidad literaria. Pues bien, a pesar de eso, cuando quien lee se ha rendido a la convención, la novela es muy apreciable como experiencia de una época y de un estado y situación de la mujer. Tiene además momentos poéticos y expresivos muy hermosos. Dos partes tiene, marcadas por la presencia de dos hombres: el uno, joven, trabajador, que termina muriendo en la guerra, y el otro, impotente, un mutilado de guerra, bueno como el pan; entre ambos la sangrienta bisagra de la guerra, el hambre y la miseria.

Tras Sei Shonagon he andado mucho tiempo, diciéndome que tenía que hacerme con el famoso "Libro de la almohada", puesto que después de leer a Dama Murasaki -grandiosa, inigualable- y a la dulce Sarashina, Shonagon era imprescindible para completar el tríptico de escritoras japonesas del período Heian. Es simplemente una delicia. En opinión de Borges -¿o de María Kodama o de ambos?- no tiene nada que envidiar a Murasaki, incluso parece que la valoran por encima. Personalmente, no lo creo así. Sei Shonagon, según leo por ahí, era mejor poeta que prosista. Ahora me tocará buscar la poesía. Dama Murasaki, aparte la gran envergadura de su obra, es, como narradora muy superior. Un libro de almohada era un librito de secretos y confesiones que las damas de esta corte tenían bajo su cabecera y donde escribían unas líneas antes de dormir, en el silencio de la noche, en la soledad que toda mujer disfruta en su alcoba. Es una composición libre en la que se suceden listas de hechos deliciosos y desagradables, apreciaciones sobre personajes, notas sobre el paisaje y las estaciones, sobre los faustos de la corte, sobre ropa e intrigas amorosas, siempre breves, como pinceladas de tinta china sobre una tela de seda.



Siguiendo su estela, diré algo que es realmente delicioso: que una amiga te regale algo que ha hecho ella misma con sus manos. Por ejemplo, que te regale un marcapáginas para tus lecturas que va perfectamente con la lectura que estás haciendo. Pues eso me ha pasado. Mi amiga Pilar me regaló un marcapáginas que se puede ver aquí. Se puede observar que está hecho con papel de regalo, un poquito de cartulina, papel pinocho y restos de otros papeles, y se puede ver también que es una delicia. Muchas gracias, Pilar, por tus manos de hada y por regalármelo.

Y ahora me despido por un par de días, porque me voy de viaje. Salgo con un grupo de alumnos y alumnas de Artes Escénicas para Almagro. Allí veremos el Corral de Comedias, una representación de "La discreta enamorada" y haremos un taller de construcción del personaje, que buena falta nos hace, ya que estamos en el proyecto de fin de curso con los ensayos de unos entremeses clásicos. Cuando vuelva, tendré materia nueva para contar.

02 marzo 2009

La parte de atrás




Siempre hay una parte de atrás, allí donde cada ser humano, y cada familia, y cada ciudad, oculta sus miserias. Amo profundamente a mi ciudad. Dicho así, hay que ver lo rimbombante que resulta, pero es que no encuentro otras palabras que lo digan mejor: si digo que la quiero como se quiere a una madre vais a pensar que es un amor tierno y todas esas cosas que se dicen. Yo sé que las madres pueden ser tremendas, así que la quiero de ese modo, sabiendo que del conjunto de su río, de sus habitantes, de su historia, de su enclave, de sus mandatarios, puede salir también algo terrible, que una madre no es todo delicia y arrullos. Temo, amo, odio, deseo, aprecio, acaricio, abrazo, rechazo, a mi ciudad. Cuando me he ido, al volver he dicho lo cambiada que la encontraba, pero también me he sentido cobijada bajo su cielo, y ya es difícil, que un cielo como el de aquí, y en general un cielo, te cobije. Al fin y al cabo, más diosa matriarcal terrible, o más madre humana o inhumana, lo dicho, como una madre.
Aquí tenemos la cara triste, la cara tremenda. Eso que está en la parte de atrás: detrás de un edificio noble, en una esquina oscura, en un rincón, lo que pocas veces se ve. Donde guardamos las miserias. Suciedad, trabajo callejero, pobreza, gente sin techo. Ahora nadie puede decir que en foto parece más bonita. Ni por esas.























La gente trabaja en la calle. Descargan cartones, cajas enormes, sudando, resoplando, aunque sea en un atardecer fresco. Dejan sus cubos y sus papeles de pintar, esperan una furgoneta que los recoja. Trabajan, con esta crisis encima, y además agradecidos de poder hacerlo.

¿Y qué tiene de malo ese mercadillo en la plaza junto al Palacio de San Esteban? En sí mismo nada, pero sí tiene la desgracia de estar frente a unos enormes y poderosos grandes almacenes, que no lo pueden soportar, y la otra gran desgracia de estar en todo el centro, donde se les ha ocurrido a nuestros próceres que van a hacer un impooooonente parquin subterráneo, y así complacen a los grandes almacenes y de paso a sí mismos y a sus arcas. No pasa nada si todos estos inmigrantes que venden ropa barata, bolsos, cinturones, y todos estos artesanos que venden sus collares y pulseras, se quedan en la calle, y no vendiendo en sus puestos precisamente.



Como estos, así mismo. Detrás del Almudí hay una aldea de indigentes que duermen en estos tanganillos hechos de cartones y de plásticos.
No me gustaría decirlo muy fuerte, por si lo escuchan y los echan de un escobazo, sin ofrecerles otra alternativa para refugiarse del frio.

Esta es otra parte del parco poblado. Habla todo por sí mismo. No hay más que decir. Estos son de los que rebuscan en las basuras y les quieren poner multas. Dentro de poco tendremos aquí esas mismas magníficas ordenanzas, porque la miseria hay que tenerla en la parte de atrás. No ponerle remedio, sino procurar que no se vea. Que está muy feo ver a una persona sin principios ni vergüenza rebuscar en las basuras un trozo de algo que llevarse a la boca. Seguro que por vicio. Y no digo nada de los que buscan cartones, de esos que descargan los trabajadores sudando y resoplando, seguramente para venderlos luego e invertir en bolsa, que es que la gente es muy avariciosa y hace las cosas aunque no tenga necesidad de hacerlas. Ahora bien, detenerlos a todos, que los concejales sabrán distinguir a los suyos.