31 octubre 2009

Hipatia en el Ágora


En 1997 hice la última revisión, pasándolo desde el manuscrito que venía elaborando desde un par de años antes de una obra de teatro, a la que llamé "Hipatia. Una oración fúnebre". Las fuentes que consulté en su momento no eran muchas, pero realmente no me interesaba la fidelidad histórica de lo que contara, pues se trataba más bien de aprovechar lo histórico para una representación de la ambigëdad identitaria en las mujeres que habían sobrepasado los límites del patriarcado, renunciando a su papel reproductor y dedicando su vida a tareas de pensamiento o creación.
Como de Hipatia se sabe poco, cada creador y cada soñador puede dar la versión que quiera, sueñe o cree, de modo que Hipatia es personaje que se modula desde la casi inexistencia de datos. Las feministas la hemos convertido en un icono de la dedicación a tareas no incluidas en el proyecto de vida diseñado por el sistema para toda mujer, y, debido a su terrible muerte a manos del fanatismo, en protomártir de la intransigencia, la intolerancia y el patriarcado feroz en que se convierten las religiones monoteístas. En otra línea, casi todas las versiones sobre este personaje apuntan a algo muy parecido.

En primer lugar, había escrito un monólogo, siguiendo la línea de los tres monólogos femeninos a los que llamé "La celada fuente", que tenían como títulos "Corina de Tanagra", "Christine de Pizan" y "María en Éfeso", que fueron estrenados en 1988 por el Sur Grupo de Teatro, dirigidos por César Bernad, en el Teatro Romea de Murcia, y posteriormente publicados por la Universidad de Murcia, libro actualmente descatalogado. Una vez escrito el monólogo, me pareció que el tema psicológico podía extenderse en un drama y en eso lo convertí. Nunca lo publiqué, pero algunos amigos míos pueden dar fe de esta creación.


Anoche fui en busca de la Hipatia soñada por Amenábar, director al que tengo bastante aprecio. Desde luego, no encontré a mi Hipatia, pero creo que tampoco a la Hipatia de Amenábar, que es un personaje blando y desdibujado, sin carácter. Quizás lo que Amenábar ha querido decir es otra cosa. Es decir, Hipatia le ha servido para vertebrar en una película de masas, muy vistosa, pero algo aburrida a veces, y provista de unas cuantas ingenuidades, unas ideas más o menos evidentes en la historia. A mi parecer la primera idea que rige la historia es la intolerancia violenta, tema muy del día, y yo diría que de milenios y milenios de cultura humana. En segundo lugar, muestra el triunfo de la ignorancia y la superstición sobre el pensamiento racional. Y en tercer lugar, y no sé si esto lo habrá hecho notar alguien, es una meditación sobre una de las causas más crueles del derrumbamiento del mundo clásico: la esclavitud. Si el Cristianismo triunfó sobre otras corrientes religiosas de la época, que las había pululando por el ambiente como moscas, fue, entre otras condiciones no menos importantes, porque era la religión de los esclavos, la que prometía la igualdad de todos los seres humanos ante Dios. No sé cómo habría sido la historia si hubiera triunfado, por ejemplo, el culto de Mitra, dios solar que en cierto modo contribuyó a la iconografía paleocristiana, pero que limitó su extensión al ejército. Sabido es que propietarios de esclavos, sobre todo en zonas rurales, los manumitían al convertirse al cristianismo, lo que creó los problemas consecuentes de paso de un sistema a otro; tras los desórdenes provocados por la ruptura del sistema acechaba el feudalismo como alianza entre los señores de la guerra y la protección de las poblaciones amenazadas por el desorden. Pese a esta manumisión colectiva en la Baja Edad Media, habría que plantearse si realmente se abolió la esclavitud, visto que los esclavos se convirtieron en siervos de la gleba, unos casi esclavos, y fueron pasando los siglos y aquí están y siguen, que no hay más que mirar una plantación de frutas tropicales en América del Sur, o las maquilas de las multinacionales, o las fábricas chinas, modelos de esclavitud moderna, o directamente el secuestro y venta de niños y niñas en China, o en Marruecos, o las bandas organizadas para la explotación sexual en régimen esclavista, que no está en países lejanos, sino ahí mismo, en cualquier carretera española. Siempre, siempre, la dominación extrema de una clase de seres humanos por otra es el cáncer de cualquier sistema, pero mientras tanto, se mantiene el negocio. Los cambios son muy lentos y siempre se encuentra un modo de seguir manteniendo la esclavitud.
Otra idea expuesta es la asociación de los poderes, el religioso con el temporal, ya contraviniendo las palabras del fundador, "al César lo que es del César, a Dios lo que es de Dios". No está ausente, en términos generales, la abstracción que el intelectual puede hacer de los sucesos presentes en su tiempo. Mientras todo se agita alrededor, los "académicos" viven en sus elucubraciones y trabajos abstractos. De otro modo no podrían hacer su tarea, es cierto, pero parece que no calibran en ningún momento el cambio que su mundo está sufriendo. Hipatia sólo lo reconoce en un momento, cuando dice a Orestes que Cirilo, el patriarca de Alejandría, ya ha vencido.
Ingenuidades y anacronismos marcan la película. ¿Nadie le ha dicho a Amenábar que en el mundo antiguo no había cristales en las ventanas, por muy bonito que sea romperlos a mazazos? ¿Le han inspirado esas escenas aéreas juegos de ordenador y playstation, como Imperium? ¿Es intencionado que Cirilo el patriarca de Alejandría parezca un terrorista islámico suicida? ¿Alguien le ha supervisado los diálogos, donde Hipatia y sus discípulos hablan como personajes de un cómic? Son detalles que convierten a la película en un producto de masas, asimilable por jóvenes y población media, no demasiado ilustrada, pero que le restan gravedad y enjundia. Por eso triunfa y yo me alegro. Al menos, es uno de los nuestros. Los americanos lo habrían hecho mucho peor, desde luego.

Para quien quiera leer bien el Monólogo de Hipatia, bien el drama "Oración fúnebre", aquí dejo los documentos. El monólogo fue publicado el curso pasado por una revista literaria, llamada "Ágora", qué curiosidad, pero el drama es inédito.

27 octubre 2009

Un poco de risa

Para pasar un buen rato con este vídeo que me acaba de llegar sobre un cómico italiano, Ennio Marchetto, cuya creatividad se plasma en el cambio de vestuario, realizado exclusivamente con papel. Lo usaré para que mis alumnos vean con sus propios ojos cómo todo se puede realizar con imaginación y pocos recursos. Si no logro esto, al menos se reirán un rato, que no es poco.

26 octubre 2009

Un regalo de Marcelo


Marcelo tiene ya doce años, aunque a él no le guste y prefiera seguir teniendo once. Acaba de llegar al instituto Floridablanca, de mi mano como aquel que dice, y parece que no le va mal de momento. Es trabajador y le gusta quedar bien, así que ha empezado bien su nueva vida de estudiante de Secundaria. Puedo dar fe de que me quiere mucho, y a las pruebas me remito. Como pasé mi cumpleaños fuera, no pudo hacerme un regalo ni felicitarme en directo. A mi vuelta, esta mañana lo he recogido como cada día que coincidimos en la entrada al instituto y durante el camino hemos ido hablando de nuestras cosas, a saber, de Naruto, un cómic manga, de las películas que nos gustan, como Tiempos Modernos o El gran dictador, de Chaplin, de sus profesores, de los deberes y las notas, de venirse con nosotros a comer lentejas, como cada lunes, en fin, cosas corrientes entre una yaya y su nieto.
Por la tarde, después de hacer los deberes, ha desaparecido de la casa diciendo que iba a comprar algo. Como su abuelo le había dado la "paga" de nieto, hemos pensado que se había ido a comprar el último manga Naruto. Pues no. Ha vuelto con este libro como regalo de cumpleaños para mí.
Nos hemos quedado estupefactos. ¿Le había aconsejado alguien? Decía que no. ¿Su madre? ¿Su padre? ¿Puri, la dueña de la librería Encuentros, donde solemos comprar? No, no, que no. Él ha entrado en la librería, se ha ido directamente a las novedades. Dice que le ha llamado la atención el color morado, que sabe que es mi preferido. Que ha leído el título y la contraportada, y que le ha parecido que a mí me iba a gustar ese libro. Con toda la razón, por otra parte. Mujeres exiliadas tras la guerra civil, mujeres escritoras de la república, exiliadas. Un acierto.



Ahora estoy orgullosa, es cierto, pero también algo melancólica. No sé qué fue de ese bebé al que llevé a retratar en Ceuta, con ocho meses, tan redondito y hermoso que la gente me paraba por la calle para bendecirlo, y que lució en un escaparate de fotos de niños junto a otros niños vestidos de fiesta de circuncisión y niñas con ropa nueva para las fiestas de Ramadán.
Es tan mayor ya que es capaz de ir a comprar un libro para regalármelo y encima acertar sin consejo de nadie.

Imágenes de Ceuta

Vista nocturna del foso de la muralla portuguesa, con un barco que vuelve a su punto de amarre con gran pericia marinera.



La hermosa plaza de los Reyes en todo el centro de la ciudad de Ceuta.




La casa modernista de los Dragones. Cuando yo vivía allí estaba de pena y encima sin sus dragones. Ahora la han restaurado y le han restituido sus impresionantes monstruos.



La Catedral, un edificio precioso donde algunas veces he oído estupendos conciertos.




Pequeño monumento mariano en el centro de la plaza de la Virgen de África.

CEUTA ES UNA CIUDAD DESCONOCIDA PARA LA MAYORÍA DE LOS QUE HABITAMOS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA. QUE YO LE TENGA TANTO CARIÑO NO LE AÑADE NADA, PERO SÍ ME INCLINA A DARLA A CONOCER.

Dedicado a Miguel Ángel: el Santo Sepulcro

Esta entrada es una simple recomendación y una dedicatoria. Sé que le gustará a Miguel Ángel especialmente, aunque quizás ya lo haya visto en vivo y en directo, pero también a la gente curiosa y viajera. Gracias a estos medios modernos, podemos ver cosas lejanas y admirarnos de los grandes monumentos del mundo, por ejemplo, la Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén. Tengo que darle las gracias a mi compañero José María Fernández Navarrete, que me mandó el estupendo enlace.

22 octubre 2009

En Ceuta




Desde el barco, llegando a Ceuta, el Peñón de Gibraltar se ve en la lejanía.


La montaña que limita Ceuta con Marruecos, por Benzú, que los ceutíes llaman la Mujer Muerta, los marroquíes Jebel Musa, y que es en realidad el gigante Abyla.

Atardecer en la playa del Chorrillo.


Desde la Muralla Portuguesa, el Puerto y, al fondo, el monte Hacho.
La corona de luces es el antiguo presidio, el castillo del Hacho.




Hacía doce años que no venía a esta ciudad en la que estoy ahora. A menudo pensaba en volver de visita y recuperar amigos y recuerdos. Eso en los tiempos modernos se llama actualización. No tenemos muchas oportunidades de actualizar lo pasado, de superponer imágenes del momento a imágenes del pasado. Lo hacemos continuamente, como un fluir, con lo que nos rodea, pero cuando cerramos una etapa de la vida, mudamos lugares y personas, actividades, paisajes y sensaciones, resulta difícil actualizar, porque el tiempo que tenemos concedido es limitado, siempre limitado. Incluso sentimentalmente somos limitados. Y sin embargo, alguna vez ocurre.
Ha tenido que venir mi hermana Pilar a vivir a Ceuta, a trabajar aquí, a abrirse un mundo, como yo me lo abrí en su momento, para que yo decida que podría recuperar parte de lo que dejé atrás. Nunca es lo mismo, desde luego, pero hago lo que puedo: superponer las nuevas imágenes, aceptar los cambios y el fluir vital, dejarme cautivar de nuevo por una ciudad llena de vida, de una vida muy peculiar, quizás injustamente ignorada por los que viven al otro lado del Estrecho. Volver a pasear por el Revellín, recorrer el paseo Marítimo, con sus espectaculares atardeceres; subir al barrio de Hadú, donde tuve mi casa y fui feliz, muy feliz; tomar un té con hierbabuena en el cafetín de sólo hombres, donde el dueño es tan amable y nos cuida paternalmente; charlar con Cristóbal, tomando una cerveza en el bar de tapas de la Calle Real, al que conocí joven interino, soltero, y encuentro ahora director de un instituto de mil alumnos, padre de familia con hijo adolescente, comer con Nati, compañera de delicada belleza casi oriental, encontrar por la calle, casualmente, a mi amiga Aixa, que sigue siendo la misma, la dulzura personificada, recorrer la muralla Portuguesa, como hacía en otros tiempos. Fascinada por ese juego de espejos en el que Ceuta se refleja en sí misma y sólo sutiles cambios delatan que la ciudad no es la misma y sigue siendo la misma, del mismo modo que me ha sucedido a mí. Ha sido un día de cumpleaños muy peculiar, el más extraño y fascinante que haya tenido nunca. Un verdadero regalo.

20 octubre 2009

Considerando en frío... un año más




Considerando en frío, imparcialmente,
que el hombre es triste, tose y, sin embargo,
se complace en su pecho colorado;
que lo único que hace es componerse
de días;
que es lóbrego mamífero y se peina...

Considerando
que el hombre procede suavemente del trabajo
y repercute jefe, suena subordinado;
que el diagrama del tiempo
es constante diorama en sus medallas
y, a medio abrir, sus ojos estudiaron,
desde lejanos tiempos,
su fórmula famélica de masa...

Comprendiendo sin esfuerzo
que el hombre se queda, a veces, pensando,
como queriendo llorar,
y, sujeto a tenderse como objeto,
se hace buen carpintero, suda, mata
y luego canta, almuerza, se abotona...

Considerando también
que el hombre es en verdad un animal
y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza...

Examinando, en fin,
sus encontradas piezas, su retrete,
su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo...

Comprendiendo
que él sabe que le quiero,
que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente...

Considerando sus documentos generales
y mirando con lentes aquel certificado que prueba que nació muy pequeñito...

le hago una seña,
viene,
y le doy un abrazo, emocionado.
¡Qué mas da! Emocionado... Emocionado.

Me dedico a mí misma este impresionante poema de César Vallejo, el poeta peruano al que siempre le he tenido admiración, y con el paso de los años más. Yo también nací muy pequeñita, tal como podéis ver en las fotos que me hicieron con mis abuelas. En la primera foto estoy en brazos de mi yaya María, abuela materna; en la segunda, en brazos de mi abuela Bibiana, paterna. Las dos han muerto ya, y milagro sería que vivieran, que tendrían si no ciento y pico años. Guardo un recuerdo feliz de las dos, y sé que mi infancia no habría sido la misma sin ellas. A ninguna de las dos las vi nunca vestidas de otro color que no fuera el negro. Tampoco se maquillaban ni llevaban tacones. Eran mujeres de otro tiempo. Vidas duras y a veces dolorosas.
El regalo del poema de Vallejo es porque mañana es mi cumpleaños, y quería celebrarlo un poco. Es una cifra nada signficativa que no voy a decir. Los que la sepan, que tengan la bondad y la prudencia de callarse. Hay un momento en la vida de una mujer en que la fecha de nacimiento se convierte en un verdadero tabú. Sólo os diré que el día que yo nací nacieron todas las flores, o sea, ya podéis ir calculando. Génesis, I. Y la de cosas que me ha dado tiempo a hacer y a aprender. Si ahora se me apareciera un genio de la botella y me dijera que podía pedir cualquier cosa, diría que ninguna en absoluto. Sólo seguir mi vida y llevarla hasta el final más o menos como ahora.



Estos, los padres de la criatura. Los que me enseñaron a no pedir nada al genio de la botella, sino la vida misma y lo que ella depare.

19 octubre 2009

Jardiel también contaba



«Si queréis los mayores elogios, moríos»

Esta es la frase que se inscribió sobre la lápida de su tumba, con todo el amargo humor que debió desarrollar en sus últimos años. Ahora, ni siquiera resulta cierta, porque la verdad es que Jardiel Poncela anda un poco olvidado de los teatros españoles.
Yo lo he recuperado gracias al impagable blog de lecturas

Mis libros, administrado con generosidad por Rubén Castillo, y he venido a recuperarlo, no tanto con su teatro como con sus cuentos, tal y como recomendó el lector implacable llamado Ru por los que más le quieren (o sea, por Marta). Gracias, Ru (bén).
Lo leí con gran placer y muchas sonrisas, más algunas risotadas, este mes de agosto pasado, y tanto me quedé con él que lo he acarreado en la mochila por ver si hacía algo para honrarlo debidamente, no sé, leerlo tres veces más, leerlo con la ti, leerlo del revés, comérmelo a mordiscos, cualquier cosa que cuadrara con el humor del susodicho. Al final, lo conseguí. Formado el grupo de Teatro de Profesores del IES Floridablanca, me ofrecí cortésmente a adaptar algunos de esos cuentos a la escena. Nadie diga que no resulta bastante surrealista, y hasta absurdo. Y, oh, milagro, aún me acuerdo de hacerlo, y me sale medio bien y todo. Ya ensayamos uno, a base de improvisaciones, nos reímos como posesos, nos divertimos un montón, y hala, a seguir adelante con el siguiente. Gracias a Jardiel, que sigue dando mucha risa no sin un fondo de amargura traviesa. Ahora toca refinar el producro, o sea, reírnos aún más y ponernos serios con los que no se aprenden el papel. Cuando estrenemos, os invitamos a todos. Prometemos un recuerdo entrañable para este hombre que tanto se divirtió y tanto sufrió.
Una magnífica página para saber más sobre él, su vida, su humor, sus obras y sus extrañas relaciones literarias, más sus sufrimientos al final de su vida, es ésta.

Por cierto, la Sociedad General de Autores que aparece en la esquela del dramaturgo no es la misma de ahora. La de ahora puede que me meta un paquete por hacer de mi capa un sayo con los cuentos de don Enrique. Si tal obraron con los de Zalamea y Fuenteovejuna, ¿qué no harán conmigo? Tendré que ponerme en contacto con los herederos, que es lo que hacía Shakespeare cuando adaptaba cuentos de por ahí. Salvando las distancias en todos los casos.

17 octubre 2009

Si la cosa funciona es de Woody



Tomé esta foto mientras tomaba un café con Encarna en una recogida placeta que hay en mi barrio. La admiración y el gusto por Woody Allen es compartida. Este grafiti estaba justamente en el pie de uno de los soportes del toldo de la terraza de la cafetería. Creo que ya habían estrenado la última de nuestro común admirado y, desde luego, pensábamos ir a verla. Creo que desde mi más temprana juventud no me he perdido ni una de Woody Allen. Me parece que, aunque me lleve unos años, unos pocos bastantes años, es el centro del cine de mi generación: hemos evolucionado, cambiado y madurado con sus películas. A veces vuelvo a ver una de las suyas por gusto de recordar o porque me gustó especialmente. Cuando digo una de las suyas, que suena a travesura de niño malo, lo digo con todo el sentido. Cada película suya me parece una travesura con la vida y con la muerte, con el tiempo y con aquello que nos preocupa. Hay siempre un fondo de gravedad en todas sus películas, pero están hechas como un juego, como una trastada de crío malévolo.

Pues bien, fuimos a ver "Si la cosa funciona" y funcionó. Cuando él saca una nueva película, siempre me acerco con miedo a que me defraude, a que esta vez no haya dado en esa tecla por la cual soy una seguidora fiel y entusiasta. Y nunca ocurre eso, siempre salgo del cine sonriendo, pensando en las cosas que ha transmitido y recordando momentos estupendos. La jovialidad y el continuo canto a la libertad, la reflexión sobre la hipocresía, los modos sociales y la ética personal y social, se continúan de una película a otra, y él va así dejándonos su mundo creado, que es el mismo mundo que nosotros vamos creando.

Lo que me ha gustado en "Si la cosa funciona", aparte el atrevimiento de dirigirse al público presente en la sala, en un acercamiento a los medios escénicos, es el contenido tolerante y reposado que toda la cinta respira, además de un ritmo que va llevándote sin sentirlo, de modo que al terminar, además de la sonrisa reflexiva, habríamos querido algo más, un poco más de Woody, por favor.

13 octubre 2009

Artemisia Gentileschi



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Artemisia Gentileschi

(1593-1653)

Artemisia Gentileschi es considerada la primera artista plástica conocida que vivió de su pintura; por ello ha encontrado su lugar en la Historia del Arte, a pesar de la dificultad que ha supuesto para las mujeres a lo largo de los siglos. Con anterioridad hubo otras mujeres pintoras, como Sofonisba Anguissola (que pintó en España, por cierto) y Lavinia Fontana en el S. XVI, y se sabe igualmente de la existencia de mujeres pintoras en la Grecia clásica, como Helena la Egipcia, pero en todos los casos actuaban más como artistas circunstanciales y no como profesionales que vivían de este trabajo. No es éste el caso de Artemisia Gentileschi, que pudo ganarse la vida con su trabajo artístico y recibió encargos en igualdad de condiciones con los hombres pintores de su época.

Artemisia nació en Roma y era hija del pintor Orazio Gentileschi. Su padre se mostró dispuesto a enseñar a su hija el oficio sin importarle su condición de mujer; recibió de él una formación sólida y completa. Como seguidor de Caravaggio, hizo también de su hija Artemisia seguidora de este pintor barroco, de modo que se verá influenciada por la obra del maestro tenebrista, si bien en ella este estilo toma otros matices y otros significados.

Fue su mismo padre quien la animó a recibir enseñanzas del pintor Agostino Tassi, amigo y colaborador suyo. Pero precisamente esta relación marcará negativamente su vida, pues cuando Artemisia sólo contaba 19 años su propio padre denunció a Tomassi por violar a su hija. Esta denuncia no resolvió el problema -tras una denuncia se solía arreglar un matrimonio de reparación, o sea, se casaba a la chica con el violador-, sino que el asunto fue a parar a los tribunales, donde Artemisia fue incluso torturada para confirmar su denuncia.Solía ocurrir que las mujeres que acusaban a un hombre de una violación eran sometidas a tortura para comprobar que decían la verdad, lo cual era una estupenda medida disuasoria de la denuncia. Finalmente su maestro fue condenado a un año de prisión y al exilio, pero el asunto afectó profundamente a Artemisia, que para huir de aquella situación al poco tiempo decidió casarse con un rico florentino, pues la violación tenía como única reparación social el matrimonio o el convento.

No dejó de pintar por ello, siempre animada por su padre y por su fuerte personalidad creativa. Su estilo siguió la línea marcada por la influencia de Caravaggio, de la que el mejor ejemplo es el magnífico cuadro de Judith decapitando a Holofornes, en el que algunos especialistas han querido ver una muestra del resarcimiento contra el sexo masculino después de la humillación que había vivido.

El resto de su vida siguió pintando realizando importantes encargos en Roma, Nápoles, Génova e incluso en Inglaterra, adonde acudió para ayudar a su padre en la tarea de pintar los techos de la Casa de la Reina en Greenwich. En Inglaterra permaneció algún tiempo, incluso después de la muerte de su padre, hasta que finalmente regresó a Nápoles, donde moriría a los sesenta años.

Su obra es abundante, pero entre sus pinturas más destacadas habría que señalar “Susana y los viejos” de 1610, conservado en la Colección Schönborn, en Pommersfelden: Judith decapitando a Holofernes” realizada entre el 1614 y el 1620, y que puede contemplarse en la galería de los Uffizi en Florenci, y su famosa Alegoría de la pintura” de entre 1620 y 1630, conservada en el Museo de Tessé. Le Mans, en la que ella misma se autorretrata en actitud de pintar, aunque en una postura forzada que da al cuadro un carácter más teatral y exaltado, típicamente barroco.


He traído aquí la biografía de esta sorprendente artista porque leí hace poco un impresionante libro, una exquisita novela, una de los relatos más sensibles que he leído en mi vida. Su autora, Anna Banti, cuyo nombre es seudónimo de Lucia Lopresti, escribió este libro antes de la Segunda Guerra Mundial y perdió su manuscrito en el bombardeo de Florencia, con lo cual, acabada la guerra, se vio obligada a reconstruirlo, pero en ese momento incluyó en el relato su desoladora visión de lo que había visto en aquellos trágicos momentos. La conjunción de la vida de Artemisia, con todos sus tintes dramáticos, y el dolor de la escritora por la guerra, forman un delicado tapiz femenino. Artemisia Gentileschi era una desconocida, o al menos una olvidada, hasta que fue rescatada para la historia del Arte por Longhi, el gran especialista en arte barroco, casado con la que se llamaría para las letras Anna Banti. Merece la pena ver la pintura de Artemisia y merece la pena este precioso homenaje a su arte y a su valentía.

En la galería de los Uffizi me la encontré hace dos años y leí este libro con el gran placer de una recuperación, para mi historia personal y para la historia oculta de las mujeres de todo el mundo y de muchos siglos.


08 octubre 2009

¿Qué hacemos con los hijos (e hijas, claro)?

¿Qué hacemos con los hijos (e hijas, claro)? Eso me pregunto yo.¿Qué hacen los padres de ahora, de ahora mismo, con sus retoños adolescentes y, en general, menores? ¿No tienen límites? Es cierto que el juez impone una sentencia, si se atiende al vídeo, se comprobará. Pero se la impone a unos chicos que ya han cometido actos de vandalismo, y si los han cometido es porque han recibido una determinada educación. Que, naturalmente, viene de sus padres, permisivos, sin límites. Es un ambiente social. ¿Lo es en verdad? ¿Qué estamos haciendo con los jóvenes, con ciertos jóvenes? Porque lo cierto es que no todos van por esos derroteros, ni todos los padres son igualmente permisivos. ¿Es un síntoma o es la enfermedad? Reconozco que yo estoy en un lugar privilegiado, en el sentido de que sí, existen algunos que pueden ir por ese camino, pero la gran mayoría no, y menos este curso, en el que estoy trabajando con chicos y chicas de otro planeta, o sea, con un interés creativo especial, con unas miras y unas ilusiones que les inclinan a trabajar -no tanto como yo quisiera- y a centrarse en sus cosas, sin dejar de vivir su juventud y disfrutar mucho. En fin, esto me ha preocupado. Que los jóvenes se resistan al orden, lo entiendo, pero que lo hagan sus padres, no lo entiendo, sencillamente no lo entiendo.

05 octubre 2009

Fotos y algo de música de la Cantata del Pernales




He montado algunas fotos de la grabación del disco en un estudio insólito, en medio de la Mancha, cerca de Sotuélamos. Nunca me habría podido imaginar que tal cosa existiera en tal sitio. Esto ocurrió en la primavera pasada. La de este fin de semana es la primera actuación. No salió mal del todo, pero no así las fotos, así que he puesto las del paseo -que yo no me di, porque estaba ensayando- por Riópar, un pueblo serrano precioso, que ya en otras ocasiones había visitado. El hotel, muy bien. Antes de la actuación, me hice un circuito de spa. No me extrañó nada, porque tengo yo mucha costumbre de ir al Balneario de Archena, que está a unos ocho kilómetros del campo. Un lujo, eso sí que es un lujo. La rondeña que canta Manolo Cano, después de mi pequeña introducción, es la primera pista del disco.

02 octubre 2009

El Pernales en Villaverde


Portada del disco de La cantata del Pernales

Me despido hasta el lunes. Al final grabé el disco aquel para el que me "contrataron". Se trataba de algo diferente: "La cantata del Pernales". Esta obra la compuso Alonso Palacios,



basándose en las tradiciones populares sobre el último bandolero, El Pernales, que fue acribillado en un pueblo de la Sierra de Albacete, Villaverde de Guadalimar. Se trata de un precioso recital flamenco cuyos temas se van entrelazando mediante una narración poética. Yo no canto flamenco, ni en realidad nada. Lo mío es la narración entre los granaínas y peteneras. Me dijo Alonso que querían una voz natural, fresca, y pensaron que la mía valía. No sé, no sé. El disco lo editó la Diputación de Albacete y tendré que reconocer que no ha quedado mal. Es decir, los cantes y los toques han quedado preciosos. Mi voz, más o menos bien. El cantaor y el guitarrista son dos artistas de consideración.




La narradora, la voz que cuenta la historia, bastante ceñida al mito popular del bandido bueno que roba a los ricos para dárselo a los pobres, soy yo.



Este fin de semana culmina una ruta natural por aquella sierra llamada "La ruta del Pernales" en Villaverde del Guadalimar con este recital, de modo que me voy a trabajar de artista narradora. Espero que quede bien la cosa y que no me dé un yuyu ni un ataque de nada, de tos o de risa. No es la primera vez que intervengo en recitales, pero esta vez estoy nerviosa, vamos.
A mi vuelta cuento la historia completa y a ver si tengo un rato y monto un vídeo con el recital y las fotos.
Otro punto a tener en cuenta es que estaremos alojados en un bonito hotel rural con spa, en Fábricas de Riopar, cerca de los Chorros del Río Mundo, que me va a venir muy bien para descansar y respirar aire sano. Supongo que eso ayudará a que mi voz esté cristalina para la actuación. Ya digo, unos pocos nervios.