27 junio 2007

"Mensaje cifrado" de Marta Zafrilla Parte II


Como pedagoga, considero que la novela de Marta Zafrilla, “Mensaje cifrado”, es muy recomendable para ser usado en la enseñanza secundaria. Siempre nos cuesta encontrar libros amenos, pero al mismo tiempo de calidad literaria y que, en la medida de lo posible, sean también educativos, no en el sentido de la moralina clásica, sino en el que desde tiempo inmemorial ha tenido la literatura como pedagogía de la vida. Podemos decir que esta novela reúne esas cualidades.

En principio, y tras una primera lectura, creo que sería adecuada para jóvenes entre los doce y los quince años, con todas las aproximaciones que se quieran, dependiendo del nivel lector de cada uno. Además de esta aproximada colocación de edades, hay que tener en cuenta que los jóvenes lectores –si el recuerdo de mi experiencia personal como lectora juvenil sirve al caso- no leen con los mismos criterios que una persona ya formada en el hábito y que las fluctuaciones entre la infancia y la madurez les puede hacer estar compartiendo lecturas correspondientes a una edad menor con lecturas que podrían llamarse ya adultas. No obstante, y esto ya lo digo como lectora adulta, esta novela puede ser leída con gusto incluso con más años, ya que el tema y el desarrollo es lo suficientemente atractivo e intrigante como para que así sea.

El argumento es sencillo, pero bien conducido hacia un final interesante. Es la típica novela de intriga en la que alguien muere dejando un enigma para resolver, incluso sin hacerlo de una manera explícita, sino como una propuesta. La gracia está en que el enigma lo deja planteado tras su muerte un abuelo y el mensaje enigmático va dirigido a su nieto, con el cual ha mantenido desde siempre una estrecha relación llena de complicidades basada en el juego de la oca. El chico va a convertirse en uno más de la larga serie de detectives novelescos que resuelven misterios con ingenio e inteligencia, pero también con intuiciones psicológicas, las que le da el conocimiento de su abuelo y el cariño que le tiene. Muy interesante resulta que el abuelo fuera un combatiente en la Guerra Civil española y que precisamente el misterio planteado se refiera a ese cruel episodio de nuestra historia, de modo que al valor potenciado en la novela, el respeto, el interés y el amor a nuestros mayores, se añada la consideración de que ellos son portadores de nuestra historia como pueblo y los que mejor nos pueden transmitir todos los acontecimientos que no pudimos conocer y que, necesariamente han conformado nuestra identidad, en negativo y en positivo. Si además se advierte en toda la narración un rechazo explícito de la guerra y de la violencia como forma de resolución de conflictos –forma que siempre resulta injusta y degradante para el pueblo que la utiliza- tenemos, no sólo un estupendo instrumento de fomento de la lectura, sino también un punto de partida para el debate y la reflexión, eso que se llama la educación en valores y el espíritu crítico.

4 comentarios:

Marta Zafrilla dijo...

¡Virgen!
¡Qué alegría de entradas!
Me has dejado con la boca abierta, nena. Eres grande.
¿Para cuando una cerveza de agradecimiento?

No actualizo el blog porque he andao malucha.
Un beso enorme.

Sarashina dijo...

Siento que estés un poquillo mala -creo que eso significa malucha-, y te deseo que te repongas pronto y sigas con tu blog. A mí es un medio que me gusta mucho, aunque sé que es reflejo de la personalidad de cada uno y, por tanto, un espejito, espejito que no siempre tiene un éxito fulminante. Yo, por ejemplo, suelo tener gustos muy raros. El tuyo me gusta porque es natural, fresco, quizás como corresponde a tu juventud creativa.
Pues lo de la cerveza cuando quieras, pero espera que suba algo más; me quedan tres cosas: una crítica literaria, propiamente dicha, una semblanza tuya (no te conozco demasiado, sólo de unas palabras en casa de mi hermana y lo que intuyo en tu fotografía), que haré a base de intuiciones, y unas cuantos datos sobre el juego de la oca. ¿Sabías que hay un museo dedicado a este juego en Rambouillet, o que los alemanes le llaman el juego de los monos? Supongo que habrás investigado, pero no importa que tú lo sepas ya, sino que lo sepan otros que entren al blog.
Un besito y que te pongas buena pronto.
Fuensanta

rubencastillogallego dijo...

Me sumo a la cerveza, pero tendrá que ser en jarra congelada. Y si el camarero tiene que terminar con luxación de muñeca, de tanto darle al serpentín, pues mejor.
Fuensanta, dices cosas muy pero que muy inteligentes sobre el libro de Marta (y no hablo como pareja, sino como profesor de literatura. Colegas somos).
Un besazo

Sarashina dijo...

Gracias, Rubén, por lo de inteligente y eso. No sé si será verdad, pero da gusto leerlo... ya sabes, la vanidad sin fin.
Lo de la cerveza queda apalabrado. Incluso os propondré algo insólito, si os apetece. Pero tenéis que esperar a saberlo cuando estén las demás entradas del blog hechas. ¿La semana que viene? Ya os pongo un mensajillo y os mando instrucciones. Quizás un mensaje cifrado.
Lo que digo es completamente cierto. De momento sólo lo he recomendado a unos pocos alumnos para el verano, simplemente porque quiero reservarlo para el curso próximo, porque así serán más los lectores y podemos hacer mejores trabajos. Creo que lo vamos a disfrutar mucho.
Un abrazo, Rubén.