1. Los pies de una diosa de la belleza que volvió loco a un veneciano.
3. Los pies de una gran matriarca.
4. Unos pies muy fríos.
5. Todos los pies, incluidos los del vicario.
5. Inocentes, juguetones y remojados pies, y algo más arriba.
6. Los pies más coquetamente calzados son los olímpicos.
Me fascinan los pies humanos. Bien pensado, aparte de los pies de medir, los pies de lámpara y otras cuantas vulgares metáforas más, los pies nada más que pueden ser humanos; si no lo son, se llaman de otro modo, pezuñas, patas, garras. Dicen que los hay de varias clases, a cuál con un nombre más sugerente: pie griego, pie egipcio, pie polinesio. Y si nos empeñáramos, con mucha observación y estudio, encontraríamos aún más clases de ese precioso elemento anatómico que soporta nuestro peso. Tan bello es el pie, que la mayoría de los pintores han decidido plasmarlo descalzo, a la vista la exquisita delicadeza de cada huesecillo, las precisas formas de su musculatura, la redondez de los talones y la insinuación frutal de los tobillos. Tampoco han faltado artistas que han buscado la ocasión de pintar las muy diversas formas que los humanos hemos encontrado de poder patear el mundo, pues nuestros pies son delicados, forrándolos de cueros y telas diferentes según necesidades, así que en la pintura encontramos calígulas, toscas abarcas, sandalias, botas, botines, chapines, coturnos y polainas.
Por todo lo dicho, os presento este tranquilo concurso de amigos, para que os lo toméis con calma, miréis las preciosidades de pies que os dejo y averigüéis, si podéis y tenéis ganas, de quienes son y quienes fueron los artistas que los pintaron. También habrá bonito premio simbólico para los que más acierten, o en su caso, para los más ingeniosos. Ya veremos cómo se me da el diseño esta vez. Un entretenimiento como otro cualquiera para terminar este año, el cual os deseo lleno de felicidad, de paz y de alegría.
Si aún queda tiempo y un poco de gana, se puede ir a este enlace, a leer un cuento de la colección "Mixtura", llamado "El Zapatero", donde se manifiesta claramente mi gusto por los pies y los zapatos, a ver si alguien se había creído que iba a ser un artículo de crítica política, que yo no tengo ninguna culpa de que algunas personas tengan esos apellidos de oficio.
5. Todos los pies, incluidos los del vicario.
5. Inocentes, juguetones y remojados pies, y algo más arriba.
6. Los pies más coquetamente calzados son los olímpicos.
Me fascinan los pies humanos. Bien pensado, aparte de los pies de medir, los pies de lámpara y otras cuantas vulgares metáforas más, los pies nada más que pueden ser humanos; si no lo son, se llaman de otro modo, pezuñas, patas, garras. Dicen que los hay de varias clases, a cuál con un nombre más sugerente: pie griego, pie egipcio, pie polinesio. Y si nos empeñáramos, con mucha observación y estudio, encontraríamos aún más clases de ese precioso elemento anatómico que soporta nuestro peso. Tan bello es el pie, que la mayoría de los pintores han decidido plasmarlo descalzo, a la vista la exquisita delicadeza de cada huesecillo, las precisas formas de su musculatura, la redondez de los talones y la insinuación frutal de los tobillos. Tampoco han faltado artistas que han buscado la ocasión de pintar las muy diversas formas que los humanos hemos encontrado de poder patear el mundo, pues nuestros pies son delicados, forrándolos de cueros y telas diferentes según necesidades, así que en la pintura encontramos calígulas, toscas abarcas, sandalias, botas, botines, chapines, coturnos y polainas.
Por todo lo dicho, os presento este tranquilo concurso de amigos, para que os lo toméis con calma, miréis las preciosidades de pies que os dejo y averigüéis, si podéis y tenéis ganas, de quienes son y quienes fueron los artistas que los pintaron. También habrá bonito premio simbólico para los que más acierten, o en su caso, para los más ingeniosos. Ya veremos cómo se me da el diseño esta vez. Un entretenimiento como otro cualquiera para terminar este año, el cual os deseo lleno de felicidad, de paz y de alegría.
Si aún queda tiempo y un poco de gana, se puede ir a este enlace, a leer un cuento de la colección "Mixtura", llamado "El Zapatero", donde se manifiesta claramente mi gusto por los pies y los zapatos, a ver si alguien se había creído que iba a ser un artículo de crítica política, que yo no tengo ninguna culpa de que algunas personas tengan esos apellidos de oficio.