31 julio 2007

"Uccellini" florentinos

















El primer uccellini florentino lo pintó Benozzo Gozzoli -el mismo de las niñas Médicis, y en el mismo fresco de la Capilla de la Cabalgata de los Reyes Magos- y es un pequeño detalle en un gran fresco en el que abundan las representaciones de animales, desde caballos hasta monos, tigres, panteras y humildes "uccellini" como éste.

El "uccellini" de la izquierda era un pequeño mendicante de la Piazza della Signoria que vino con su pico abierto, tal como se dirigiría a su madre nutricia, a que le diéramos algo de lo que comíamos nosotros. Le echamos un nacho de maíz, lo probó, lo picoteó, pero le pareció demasiado grande para llevárselo consigo.

El descarado animalito de la derecha aprovechó que se fueron unos visitantes de la galería de los Uffizzi de su mesa en la cafetería para picotear los restos de bocadillo en el plato. Miró con total pose de modelo a la cámara, seguramente muy acostumbrado a la presencia de humanos fotógrafos aficionados.

Para una meditación sobre el realismo en el arte. Los tres están vivos. El primero tiene un plus de inmortalidad. ¿Quizás la atención que la cámara les prestó un momento haga el mismo efecto en los otros dos? Ninguno de los tres están vivos. Los tres han captado una mirada humana.

30 julio 2007

Bergman se ha ido



Bergman ha muerto a los ochenta y nueve años.

El maestro se ha ido.
Nos hemos quedado, tristes y condolidos, con su herencia.

1945 · Crisis (Kris) ·
Guión: Ingmar Bergman basado en la obra teatral de Leck Fischer

1946 · Llueve sobre nuestro amor (Det regnar pa var kärlek) ·
Guión: Ingmar Bergman y Herbert Grevenius

1947 · Barco hacia la India (Skeep till Indialand) ·
Guión: Ingmar Bergman basado en la obra teatral de Martin Söderkjelm

1947 · Noche eterna (Musik i mörker) ·
Guión: Dagmar Edqvist

1948 · Ciudad Portuaria (Hamnstad) ·
Guión: Ingmar Bergman sobre la obra de Olle Länsberg

1948 · Prisión (Fängelse) ·
Guión: Ingmar Bergman

1949 · La sed (Törst) ·
Guión: Herbert Grevenius basado en una obra de Birgit Tengroth

1949 · Hacia la felicidad (Till gladje) ·
Guión: Ingmar Bergman

1950 · Esto no puede ocurrir aquí (Sant händer inte här) ·
Guión: Herbert Grevenius

1951 · Juegos de verano (Sommarlek) ·
Guión: Ingmar Bergman y Herbert Grevenius

1952 · Tres mujeres (Kvinnors vantan) ·
Guión: Ingmar Bergman

1952 · Un verano con Mónica (Sommaren med Monika) ·
Guión: Ingmar Bergman y Per-Anders Fogelström

1953 · Noche de circo (Gycklarnas afton) ·
Guión: Ingmar Bergman

1954 · Una lección de amor (En lektion i kärlek) ·
Guión: Ingmar Bergman

1955 · Sueños (Kvinnodröm) ·
Guión: Ingmar Bergman

1955 · Sonrisas de una noche de verano (Sommarnattens leende) · Guión: Ingmar Bergman

1956 · El séptimo sello (Det sjunde inseglet) ·
Guión: Ingmar Bergman

1957 · Fresas salvajes (Smultronstället) ·
Guión: Ingmar Bergman

1958 · En el umbral de la vida (Nära livet) ·
Guión: Ingmar Bergman y Ulla Isaksson

1958 · El rostro (Ansiktet) ·
Guión: Ingmar Bergman

1959 · El manantial de la doncella (Jungfrukällan) ·
Guión: Ulla Isaksson

1960 · El ojo del diablo (Djävulens öga) ·
Guión: Ingmar Bergman

1961 · Como en un espejo (Sasom i en spegel) ·
Guión: Ingmar Bergman

1962 · Los comulgantes (Nattvardsgästerna) ·
Guión: Ingmar Bergman

1963 · El silencio (Tystnaden) ·
Guión: Ingmar Bergman

1964 · ¡Esas mujeres! (För att inte tala om alla dessa kvinnor) ·
Guión: Ingmar Bergman y Erland Josephson

1966 · Persona (Persona) ·
Guión: Ingmar Bergman

1967 · Daniel (Episodio de Stimulantia) ·
Guión: Ingmar Bergman

1967 · La hora del lobo (Vargtimmen) ·
Guión: Ingmar Bergman

1968 · La vergüenza (Skammen) ·
Guión: Ingmar Bergman

1968 · El rito (Riten) ·
Guión: Ingmar Bergman

1969 · Pasión (En passion) ·
Guión: Ingmar Bergman

1971 · La carcoma (Beroringen) ·
Guión: Ingmar Bergman

1972 · Gritos y susurros (Viskningar och rop) ·
Guión: Ingmar Bergman

1973 · Secretos de un matrimonio (Scener ur ett äktenskap) ·
Guión: Ingmar Bergman

1974 · La flauta mágica (Trollflöjten) ·
Guión: Ingmar Bergman

1975 · Cara a Cara (Ansikte mot ansikte) ·
Guión: Ingmar Bergman

1977 · El huevo de la serpiente (Das Schlangenei) ·
Guión: Ingmar Bergman

1978 · Sonata de otoño (Höstsonaten) ·
Guión: Ingmar Bergman

1980 · De la vida de las marionetas (Aus dem leben der marionetten) ·
Guión: Ingmar Bergman

1982 · Fanny y Alexander (Fanny och Alexander) ·
Guión: Ingmar Bergman

1982 · Después del ensayo (Efter repitionen) ·
Guión: Ingmar Bergman


Un regalo: las niñas Médicis de Gozzoli


Hubiera querido traer un regalo inolvidable a cada amistad y a cada persona que entrara a mi blog, pero como no pudo ser, éste es mi regalo virtual. Se puede convertir en real por un sencillo procedimiento:

1º Pincha en la imagen y elige la opción Guardar como para guardarla en tu carpeta de imágenes.
2º Abre Word e inserta la imagen en el doumento nuevo.
3º Con la regla de Word y la barra de Imagen adapta el tamaño al que tendría un marcapáginas.
4º Imprime la página en un papel fotográfico o normal que sea grueso y resistente.
5º Recorta tu marcapáginas.

Si resulta muy entretenido y no tenéis tiempo o ganas de tanto lío, conformaros con mirar esta maravilla y pinchar en el enlace que viene en el nombre del autor, un pintor a cuyo maestro todo el mundo conoce, pero él mismo no tan conocido.

Para que sepáis de qué se trata, aparte la preciosidad de pintura que ya veis, os diré que es un detalle de la Capilla de la Cabalgata de los Reyes Magos que Benozzo Gozzoli pintó, a mayor gloria de los Médicis, en el Palazzo Médici-Riccardi. Son las tres hermanas de Lorenzo el Magnífico, las cuales eran bastante más guapas que él, aunque a lo mejor no tan magníficas.

De nada, ha sido un placer.


Pobre David de Donatello



Deseamos una pronta recuperación de David para que los enamorados de Donatello, y el público en general, puedan disfrutar de su graciosa figura erguida. Si vais a verlo no es necesario que le llevéis flores ni bombones; sus cuidadores dicen que es mejor que de momento esté tranquilo.
Y no os impresionéis por su aspecto. Unos amables jóvenes os explicarán que la situación no es grave y que está en muy buenas manos.

23 julio 2007

El David de Donatello en el quirófano


Cuando llegamos al Museo de Escultura del Bargello en Florencia faltaba un amigo en exposición, este precioso David de Donatello, pero sin embargo estaba a la vista. Estaba en un quirófano abierto sometido a una profunda y minuciosa limpieza de cara al público. Nos explicaron con detalle cómo se estaba llevando a cabo y nos dieron información impresa sobre el proceso de restauración. Es una gran curiosidad ver la escultura tan humanizada, tendida en la mesa de operaciones, vendada y rodeada de todos los productos químicos en frascos de farmacia, y de todos los sutiles instrumentos que la restauradora usaba para "curarlo" sin dañarlo. La próxima vez estará dispuesto para que lo admiremos en pie, con toda la gracia de su cuerpo de metal.

Atardeceres y silencio sobre el Arno




Tres momentos de la caída del sol desde el Piazzale Mihelangelo. La luz nos ofrece estas misteriosas imágenes en varios tonos.

Las imágenes no pueden recoger el silencio casi sagrado que la gente hizo ante esta belleza.

Imaginadlo.



Atardecer sobre Firenze

Estábamos todos los turistas y viajeros allí, en el Piazzale Michelangelo, unos más activos en hacer compras y fotografías, y todas esas cosas que suelen hacer los turistas, otros más tranquilos, como nosotros, sentados en un banco, mirando a la gente y comentando, que no criticando, que es lo que da gusto, pero todos esperando lo mismo: ver desde allí el atardecer sobre Florencia, ese momento único en que el Arno parece una cinta de oro viejo pasando por los broches de sus puentes. En ese justo momento se disparan todas las cámaras, pero hay un silencio impresionante. Quien termina de hacer sus fotos, se queda contemplando aquello muy callado, admirado de la hermosura de la puesta del sol. Algunos inician el descenso lentamente, echando miradas de despedida a este espléndido final del día.

20 julio 2007

El enlace sobre Bécquer en chino

Este es el enlace que lleva a la entrada de Las golondrinas de Bécquer en chino mandarín. Alguien me lo pidió porque no lo encontraba. Como ya he vuelto y tengo un poco de tiempo, ahí va.

Ir al vídeo de Las golondrinas en chino mandarín.


10 julio 2007

El tablero de la Oca para Marta


Aquí va la mejor foto que pude hacer del tablero que utilizo para jugar a la Oca con Marcelo. Prometo una mejor para mi vuelta de Florencia.

FLORENCIA AL FIN

Y ahora, pocos o muchos, los que lean este blog, viene la gran noticia: Florencia al fin. O sea, mañana salgo para Florencia. De aquí a Barcelona, y en un barco de la compañía Grimaldi a Livorno, y de Livorno a la ciudad de los Médicis. Creeréis que voy a ver si encuentro el tablero de la Oca de los Médicis, pero la verdad es que no, que mi viaje tiene un origen mucho más sentimental y melancólico. Algún día lo contaré. En diez días de nuevo aquí. Ahora sólo digo ¡arrivederci!

El enterrador de Lorca

Hace unos años, con motivo de la festividad de Todos los Santos, un periódico local publicaba una entrevista nada menos que con el enterrador de Lorca. Fue preguntado el hombre por varios e interesantes aspectos de su tranquilo y melancólico trabajo, entre otros asuntos, lo que se llama la carga laboral. Se quejaba el hombre de que no había tanto trabajo como antes. Y añadió esta feliz frase: "Ahora la gente se muere mucho menos".
A lo mejor es verdad.

La Oca. Un poco de magia


El tablero de la Oca contiene en sus entrañas dos números mágicos –¿hay algún número que no lo sea?- y esos números son el 7 y el 9. Siete es la mitad exacta de las catorce ocas que aparecen, si exceptuamos la final, la gloria del conocimiento, una vez superada la Muerte. Catorce eran los jóvenes y muchachas que se ofrecían al Minotauro: siete chicas y siete chicos, todos lanzados a las fauces del Monstruo, que representaba la bestialidad. Estos jóvenes eran elegidos por sorteo y el único audaz que se ofreció voluntario fue su vencedor. Si multiplicamos siete por nueve, nos sale el número sesenta y tres, el número de casillas que tiene que recorrer el vencedor a tiradas exactas. En la fecha elegida por Alonso de Barros para publicar su entretenido y curioso manual no aparece el nueve, ¡pero sí el siete! Como decía la vieja oca Yourcenar, sabia Casandra, avisadora de todo peligro, lo que llamamos azar son las leyes de la naturaleza que desconocemos.

El Juego de la Oca. Un poco de historia


¿Cómo se juega a la Oca? Pues es bien fácil, como la vida misma. Y no lo digo irónicamente, sino con el sentimiento más sincero. Aparentemente sencillo, cada cual le busca la complicación que quiere o puede. La prueba es que los niños lo juegan, pero luego lo usan los escritores para sus novelas; o se investigan sus orígenes misteriosos y esotéricos, llevándolos a la misma Creta con su laberinto, a los ritos de iniciación templarios, o a relacionarla con el Camino de Santiago en sus aspectos más mágicos y secretos.

Para jugar a la Oca hace falta un tablero decorado con una espiral dividida en casillas numeradas. Cada casilla contiene un dibujo significativo. Cada jugador está representado por una ficha o peón de un color (a veces son pequeñas ocas de madera, como las que se ven en la foto de la entrada) y su propósito es ir avanzando por la espiral, salvando todos los obstáculos posibles, hasta el final, donde le espera el triunfo; las fichas, hay que decirlo, se mueven guiadas por el azar de unos dados. Un juego de recorrido y azar en el que hay que vencer obstáculos o aprovechar la suerte para avanzar hacia una meta. O sea, la vida misma o una buena parte de ella. A lo largo del recorrido encontraremos catorce casillas que representan una oca. Esa oca nos lleva a otra, a la voz de “De oca a oca y tiro porque me toca”. Al menos en España se hace así. En otros países seguramente se dirá otra cosa o nada, pues este juego se extendió, al parecer desde Italia, desde la mismísima corte de los Médicis en Florencia, hacia toda Europa, donde conoció una gran fortuna y éxito, tomando diversos nombres (“juego de los Monos” le llaman los alemanes, por ejemplo), y aprovechándose para diversas enseñanzas de carácter moral, político, religioso, y otras cosas que dicen que la gente tiene que aprender, y que mejor jugando que a palos. Los ingleses, por poner un ejemplo ilustrativo, dado su gusto por escaparse de aquellas islas tan húmedas y mohosas, yéndose de viaje por esos mundos de Dios, mucho más secos y cálidos, redujeron el juego de la Oca a un recorrido geográfico, más que nada porque la infancia no perdiera la esperanza de salir de allí, mostrándoles que al otro lado del Canal de la Mancha había algo más. Con razón en la corte medicea le llamaron “el noble juego renovado de los Griegos”, porque tenían el convencimiento de que los griegos habían sido los grandes pedagogos de la historia. De hecho, hay quien piensa que el famoso disco de Festos, encontrado en las ruinas de Creta, es en realidad el tablero más antiguo del juego de la Oca que se conoce, y hasta quien se atreve a decir que el jueguecito se inventó en la guerra de Troya. Se supone que se lo inventaron los troyanos, aburridos del asedio, ya que los griegos estaban muy entretenidos asediando y construyendo caballos de madera.

Sin embargo, corresponde a España –y olé– la primera huella segura del juego. Un tal Alonso de Barros, que estaría aún más desocupado que los troyanos, escribió un pequeño manual para jugar a la Oca, nada menos que en 1587. Podría haberse esmerado y sacar el manual en algo que acabara en nueve. Lo malo es que el tablero se lo comieron los ratones y no queda ni rastro, así que nos quedamos sin saber si era un tablero en espiral o haciendo ondas o en cualquier otra forma caprichosa. Sí es seguro que tenía 63 casillas. Para nuestro desdoro son nuestros vecinos por el Norte –o sea, los franceses– los más cuidadosos en conservar un tablero de Oca: corresponde tal honor a los herederos de un impresor, Benito Rigaud, en 1599 –¡vaya!- o 1600 –¡vaya otra vez! Como ya se ve que los franceses lo guardan todo bien guardado, tienen un interesante museo del Juego de la Oca en Rambouillet.

El Juego de la Oca. Marta Zafrilla y otros escritores.


Marta Zafrilla no es la primera escritora que ha encontrado su inspiración en el juego de la Oca. Tiene en Julio Verne un noble antecedente, que escribió en 1899 y publicó en 1900 una novela de intriga política, casi una parábola, llamada “El testamento de un excéntrico”. El tema y la trama difieren bastante de la novela “Mensaje cifrado”, de Marta Zafrilla; sólo coinciden en buscar su punto de partida en un antiguo y misterioso juego infantil. El argumento de Verne consiste en un excéntrico millonario que inventa un extraño modo de hacer herederos de su inmensa fortuna a seis habitantes de la ciudad de Chicago. Después de su muerte se realiza un sorteo que designa a esos seis afortunados, pero no bastará con que la fortuna les sonría en ese primer momento, pues para pasar a la posesión de la herencia tendrán que jugar un enorme juego de la Oca, nada menos que a escala de los mismísimos EEUU, con todos sus lagos, sus montañas y sus bosques. Las casillas son cada uno de los Estados y el Estado de Illinois hace el papel de la Oca que se repite para facilitar el avance de los “jugadores”. Es decir, el tablero es aquel vasto país. Divertido, atrevido y sorprendente. Como todo lo que salía de la fertilísima imaginación de Verne.

De Laurent Kloetzer, sin embargo, sabemos poco. No me parece que sea un escritor muy conocido en nuestro país. Es joven, es feo y es francés. Tres buenas cualidades para un novelista. Excepto en la juventud –creo que Marta le gana por muchos puntos, sin embargo–, en todo lo demás no tiene nada en común con ella. Y aún hay algo más que exceptuar: ambos han partido, como el viejo y querido Verne, del juego de la Oca para escribir una novela. Marta Zafrilla escribe una novela juvenil y realista, mientras que Kloetzer escribe una de carácter fantástico, a la cual llama no sin justificación esotérica, “La Vía del Cisne”, que hace referencia a otro de los nombres que recibe la Vía Láctea, también llamada el Camino de Santiago, y alguna vez la Vía de la Oca. Sorprendente. Esta novela de Kloetzer se pulbicó en 1999, número que tampoco está falto de su simbología y misterio. Como ese 1899 y 1900 de Verne. El argumento de la novela de Kloetzer parte de una investigación llevada a cabo por un científico excéntrico (de nuevo la excentricidad) para librar a su hija de la cárcel a la que la han reducido por haber sido acusada falsamente de haber asesinado a un príncipe. Sería interesante ver si se tradujo en su momento esta novela al español o quizás, para los que puedan hacerlo, buscarla en su idioma original.