Este es el premio al concurso de las edades. Le he llamado Dorian Gray Inverse, porque, si recordáis, Dorian Gray, el personaje de la novela "El retrato de Dorian Gray" de Oscar Wilde, no envejecía, antes bien se conservaba como una rosa, e incluso embellecía con el tiempo, gracias a un secreto retrato mágico que cargaba con sus miserias, sus enfermedades, sus vicios y todos los efectos de la edad y de las costumbres corruptas, incluso, simplemente con las malas costumbres, de las que todos más o menos tenemos.
Sin embargo, las personas que entran a este blog, tengan la edad que tengan, asumen el deterioro físico, si es que lo sufren, hacen lo que pueden por estar bien, pero no les importa ser como son, tener la edad que tienen, mientras que su retrato secreto, el que llevan dentro, cada vez es más hermoso y más joven; o sea, lo contrario del degradado Dorian Gray.
No diréis que no, que al principio pensé establecer tres premios: uno para los que hubieran leído en sus años infantiles el Quijote escolar de la entrada anterior, que seríamos los carrozones; otro para los que están en una edad juvenil, que vieron el libro por algún sitio, pero no lo tuvieron que leer; y el famoso premio Biberón para los que ni habían soñado tan siquiera con venir al mundo, mientras nosotros nos sorbíamos los mocos sobre esas inmortales páginas. Pues ya veis que no, que hay premio para todos, y para todos igual.
Sin embargo, vuestros comentarios, siempre tan inteligentes, humanos, divertidos, me han hecho pensar y me veo en la gozosa obligación de comentar lo que habéis dicho a propósito del inevitable paso del tiempo por las personas.
Supersalvajuan se fue de su instituto y lamenta haber perdido la oportunidad de conocer mejor algunos alumnos que saben cosas y no las dicen sino el último día. Ya sabes, Super, hay que indagar más. Volverás, ya verás. Te puedes llevar el premio, pero eres en realidad un Biberón, qué suerte. De la quinta Biberón son también
la del planeta,
eme,
Mameluco, creo que
Un profe cualquiera, y no sé si
Matapollos, porque aparte de no tener blog, es la persona enigmática que tiene que haber en toda reunión del barrio que se precie.
Ramón Mielina, lo mismo, biberónico.
Leandro, aunque parezca tan formal, no puede andar muy lejos de esta quinta, pero me callaré y él que diga lo que quiera. Escribe unos cuentos muy interesantes, por si alguien quiere ir a visitarlo. Y
PMM, que es persona sensata y sabia, creo que es también de esa edad maravillosa que nunca se debería dejar. Todos sois estupendos, unos jóvenes que cualquiera querría tener de hijos, y si no fuera posible, al menos de sobrinos.
Fernando Manero, con un estilazo de pastiche magnífico, hizo una recreación de lo que habría sido ese momento de lectura de mi Quijote cuando era una niña. Él, al parecer, también lo leyó. Carrocillas lectores son también
Joselu, Ernesto, Miguel Ángel,
Cyd Charisse, pero no
Yolanda, que se sepa, porque no dijo ni que sí ni que no, muy astutamente, por cierto, pero a lo mejor es porque no lo leyó, sencillamente. De
Pilar M. Clares, no sé qué decir, es que no me puedo imaginar ni qué edad tiene. Sólo sé que tiene buen humor, siempre, o casi siempre. Y que no sólo se quería apropiar de mi libro, sino que además se llama casi como yo. Qué cosas.
Todos habéis sido muy prudentes, muy halagadores y educados. Todos sois Dorian Gray Inverse. Con la edad, vuestro corazón es más joven y hermoso.
Varias frases y apreciaciones me han impresionado. Una es la frase de
Un profe cualquiera, que por eso y porque hizo un comentario mientras veía el Madrid-Barça, que ya tiene mérito, se puede llevar el Dorian Gray Inverse de Honor. Que se lo copie y le ponga un lazo azul con mucho brillo. Dijo que más joven que ahora nunca volvería a ser, y eso es la biblia -perdón, Miguel Ángel-, tanto que me ha impresionado, me ha llegado al alma. También me gustó la idea de Matapollos, acerca de dejar a un lado la edad e "ir por libre". Qué pasada de idea. La adopté al momento. Ya ni me preocupo, y eso que antes me preocupaba poco. Me gustó que
Pilar M. Clares me dijera que le parecía demasiado que fuera del siglo XVII... Me estuve riendo un ratico. Y que PMM dijera que tenía la edad justa, así como que La del planeta creyera que sabía mi edad por la red, como si no se pudiera mentir en internet. Engañaícos tengo a los internautas.
O sea, y para terminar, que tengo... un carro de años, pero no tantos como mi madre, claro, ni tan pocos como mi Amaia, que tiene sólo tres. Y así vamos, feliz de estar aquí, feliz de conoceros. Muchas gracias a todos vosotros, amigos y amigas de la blogosfera. Mañana más. Más días, quiero decir.