12 noviembre 2008

Lecturas compartidas: la voz lectora




















Fue San Ambrosio el que descubrió que se podía leer con la mente, sin pronunciar las palabras que se leían. San Agustín, en sus confesiones, se admira de esta "extraña" habilidad del otro santo.

"Cuando leía sus ojos recorrían las páginas y su corazón entendía su mensaje, pero su voz y su lengua quedaban quietas. A menudo me hacía yo presente donde él leía, pues el acceso a él no estaba vedado ni era costumbre avisarle la llegada de los visitantes”

Si San Ambrosio aprendió esto de los monjes, que desarrollaron esta forma de lectura interior para poder trabajar juntos en el escritorio, o si fue al contrario, el santo el que difundió con su ejemplo, la lectura silenciosa, no lo sé, pero el caso es que, según Alberto Manguel, autor de Historia de la lectura, que recomiendo vivamente, hay dos etapas en la lectura: mientras se leyó exclusivamente en voz alta y a partir de que se descubrió la lectura in mente.


En un mundo donde pocas personas sabían leer, uno leía y los demás escuchaban. Así se leyeron los libros de caballerías, así se leyó con frecuencia el Quijote. Fernando de Rojas leía en voz alta su Celestina para un grupo escogido de amigos humanistas. Calderón, en su exquisito grupo de teólogos e intelectuales, leía en voz alta sus "estrenos", para saborearlos y comentarlos con todo su morbo. Leían en voz alta.

Leer en voz alta era lo natural, si es que leer es natural. De hecho, hoy hay personas poco leídas que no pueden o les cuesta mucho leer in mente, actividad que realizamos dibujando las palabras a la velocidad del rayo, con su sonoridad, en nuestra cabeza.

La costumbre de leer para nosotros, sin embargo, nos ha alejado de la materialidad de la palabra. Tenemos un déficit de oralidad. Los niños no escuchan cuentos si no es mediatizados por ilustraciones o en un disco, los adultos no nos relatamos historias por puro placer, no recordamos poesías para recitarnos; todo está en los libros, todo está en internet, todo está en nuestra máquina psíquica. A veces ahí hay poco o nada. La voz humana se desvaloriza. Pero la lectura en voz alta pone de nuevo en contacto nuestra mente y nuestro cuerpo, aparte los descubrimientos de investigadores japoneses que la consideran un verdadero estímulo para el cerebro en formación. No conocía estos estudios, pero intuitivamente utilizo en mis clases la lectura en voz alta y le dedico su espacio. Los beneficios son muchos.


Por todas estas razones y por amor a la lectura, pusimos en el IES Floridablanca una actividad de lectura en voz alta. Así la llamamos el año pasado. En la Escuela de Verano de este año, organizada por el Sindicato STERM, presentamos la actividad, y el buen amigo José Luis Lillo la llamó en el programa "Lecturas compartidas". Nos gustó la idea y la hemos adoptado. No tenemos miedo a copiarnos de los mejores alumnos de la clase. Lo cierto es que la idea original también la tomamos del IES Ricardo Ortega de Fuente Álamo, donde la comenzó Antonio Lorente, profesor de Griego y estupendo poeta, y el no menos magnífico profesor y poeta Antonio Aguilar. No sé si allí continuarán con ello.

La actividad es bien simple, además de sumamente económica. Consiste en que una vez a la semana, en la hora del recreo, y tomando como espacio la biblioteca del centro, un miembro de la Comunidad educativa lee en voz alta para todos los oyentes que lo deseen.

La elección de la lectura es libre, absolutamente libre, como lo es y debe ser el acto mismo de leer. Esa elección la realiza el lector o lectora. En el caso de que una lectura elegida pueda ser leída en su idioma original, que a veces podemos tener esa oportunidad, se realiza una lectura bilingüe. Eso hicimos el año pasado con una lectura de Ibn Arabí. Y estamos pendientes de que los Departamentos de Inglés y de Francés se metan en esto y nos ofrezcan esas lecturas bilingües prometidas.

Siguiendo la idea de que la lectura no es sólo literatura, se leen, además de poemas, cuentos y fragmentos de novela, textos científicos, ensayos, divulgación, textos periodísticos, e incluso jurídicos. Recordamos como ejemplo, la lectura de un artículo de García Montero por parte de un profesor de Filosofía, los textos de una corresponsal de guerra por un profesor de Dibujo, un texto científico sobre el lobo ártico, leído por un profesor de Eduación Física, un texto del Juez de Menores de Granada que leyó el director del centro para abrir la actividad. Alumnos y alumnas prefieren leer literatura por lo general, pero siempre es muy agradable oír sus voces juveniles, un poco nerviosas, entonar un poema o contar un cuento.

La persona que lee puede elegir también un texto propio, y así se dan a conocer talentos ocultos que de otro modo quedarían escondidos.

Unos días antes de la lectura se hace público mediante sencillos carteles en blanco y negro y una foto del que vaya a leer, quién y qué leerá. Últimamente hemos introducido la novedad de preparar una presentación que se proyecta un día antes en sesión continua en el vestíbulo del Instituto. Llama más la atención.

También quien lea puede valerse de imágenes proyectadas o de música de fondo.

El trabajo de la persona que coordine la actividad es recoger a principio de trimestre el nombre de todos los lectores propuestos, ordenarlos por fechas, procurando combinar hombres y mujeres, profesores con alumnos, personal no docente, si lo hubiera, personas que vienen de fuera (padres y madres, gente conocida en la ciudad), con miembros de la Comunidad educativa. Cada semana tendrá que realizar el cartel sobre una plantilla previa, imprimirlo, fotocopiarlo y ponerlo por las paredes con la ayuda inestimable de algún chaval o chavala.

Y esto es todo lo que hay que hacer. Sencillo, barato y muy educativo.



Las fotos son de lectores y lectoras: Carmen Mira, jefa de estudios. Alberto Requena, catedrático de Historia. Una alumna de Segundo de Bachiller, cuyo nombre no puedo recordar ahora, y el chaval tan recio de pie, Álvaro Saura, que nos deleitó en su primera lectura con "La melancólica muerte de Chico Ostra" de Tim Barton, y en el inicio de este curso con una Carta Filosófica de Voltaire. El último en leer hasta el momento ha sido Ángel Haro, un magnífico pintor y escenógrafo murciano, que leyó un cuento escrito por él, recuerdo de su último viaje a África.





23 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues como tú dices que no tenemos miedo de copiarnos de los mejores alumnos de la clase, voy a intentar hacer algo parecido aquí. Ya te iré contando como sale.
Lo gracioso es que a medida que lo ibas contando me acordaba que mi hija en los primeros años de primaria, ahora está en primero se secundaría, hacía algo parecido en la hora después de comedor. Me acuerdo cómo se emocionaba cuando le tocaba a ella leer y a veces también es cierto que le dejaban elegir la lectura. Sólo fueron uno o dos años. Pero recuerdo su carita sonriente cuando la elegían. Sí tiene muchos beneficios.

Sarashina dijo...

Para nosotros es una de las actividades estrella, y mira que este instituto se mueve. Gusta mucho. Hoy me dice un profesor todo apenado que se había perdido la lectura de Ángel Haro. La próxima semana lee una alumna de cuarto de la ESO. Y luego viene otro pintor a leer. Para el trimestre próximo queremos contar con algún político y algún periodista. Pero lo importante es que leamos todos.

Mameluco dijo...

A mi aparte de que leer siempre está bien, sea como sea y donde sea (yo soy de lectura solitaria y solo voy a las lecturas literarias por el entusiasmo que pone la bibliotecaria de mi pueblo en ellas) y creo que los libros que se mandan para leer en la escuela y en el instituto son un tostón. Afortunadamente yo siempre he podido sustituir los libros que me han mandado para hacer los trabajos. Con tal de leer -me decían-. Ni que decir tiene que yo me leía hasta la etiqueta de la sal de mesa. Y en mi casa siempre hemos comido leyendo (una rareza más) Pero voy a la librería de mi primo y veo los libros que se tienen que leer los chavales y es lógico que no se aficiones. "El árbol de la ciencia", por ejemplo. A mi me encantá, y me encantó cuando me lo leí a esa edad, pero a la mayoría le parecerá un coñazo. Un Shanti Andía o un Zalacaín les gustaría mucho más. Aventuras, peligros, amoríos... y así todos.
Mi primo nunca había cogido un libro. Con 16 años cogió a Bukowski y ya no ha dejado de leer. Hay que esforzarse en buscar cosas que enganchen, como una droga, y que no sean adormideras.
Porque mandar leerse el Quijote con 15 años, como pasa en muchas ocasiones, es una inversión en no lectores de por vida.

Y ya le digo, que a mi las cosas colectivas... soy de la filosofía punk. Do it yourself.

Sarashina dijo...

Si está bien, lo de yo solo, yo solo, pero es que esto además de que crea muy buen rollo y es sano para el cerebro, como se explica, anima a que la gente lea.
Yo no sé cómo andarán en otros institutos, pero en el mío se ponen cosas muy atractivas para leer, al menos hasta Cuarto de ESO. En Bachiller se combinan, porque hay lecturas obligatorias para Selectividad. El criterio que seguimos es que esté bien escrito y que sea entretenido. Los clásicos, adaptados y explicados, que sólo se ponen en Tercero y Cuarto, sin abusar. En mis cursos la poesía se estudia a partir de letras de canciones, incluidos los raperos, y a partir de poemas muy breves. Bueno, intentamos que cojan el vicio bueno de leer. No sé si lo conseguiremos. Los efectos de la enseñanza no son inmediatos.

Joselu dijo...

Me he quedado boquiabierto por la iniciativa de vuestro instituto. No sólo sorprende su fundamento sino su sencillez, y la riqueza que implica. No soy coordinador de biblioteca pero se la haré llegar al profesor que es actualmente porque me parece un ejercicio interesantísimo. En otro orden de cosas, a veces cuando leo una novela, hay algunas que no sé por qué, quizás por su riqueza lingüística, prefiero leérmelas en voz alta, y estoy seguro, como dicen los investigadores japoneses que se activan otras zonas del cerebro. Me gusta leer a mi hija pequeña cuentos por la noche, y cuando los leo voy dramatizándolos. A ella le encanta y yo disfruto esos veinte minutos que no sé el tiempo que durarán. Mi hija de doce años ya parece mayor para hacerlo, pero es una pérdida que da pena. Un cordial saludo.

Sarashina dijo...

Joselu, me alegro de que te haya gustado esta iniciativa. Creo que no es tan difícil de llevar a cabo y al final merece la pena. Verás que al principio no acude la gente, pero poco a poco se va haciendo costumbre. Ya te contaré otras cosas que hacemos igualmente fáciles. Vosotros, además, tenéis la oportunidad de leer bastantes textos bilingües o en una de las dos lengua oficiales.

Pilar M Clares dijo...

A mí me encanta que me lean, y ahora que lo escribo más todavía.
Y me gusta, por raro que parezca, que lo hagan como en silencio, una modalidad mía.
Tampoco me importa que sea pública la lectura: me encanta sentarme y que me cuenten cosas sin necesidad de dar explicaciones.
También adoro las tardes que puedo compartir con alguien que lee a mi lado. Si son de domingo, mejor.

Besico

Mal bicho dijo...

Llamame raro, pero si leo en alto me entero mas.
Por cierto, ¿la mujer de la primera foto eres tu?
Jajaja, que bueno ver las fotos de mis lectores!!

Sarashina dijo...

No, es mi jefa de Estudios, profesora de Dibujo y una excelente persona. Yo soy muy diferente. Yo, como soy la que organizo, nunca leo. Ya sabes, el que hace la foto, no sale.

Fernando Manero dijo...

En eso consiste precisamente la creatividad, la capacidad de iniciativa que lleva a acometer expriencias formativas y culturales con pocos medios y mucha eficacia. Así se forman las mentes, se descubren las maravillas que encierran los libros, se enseña a pensar, se fomenta la curiosidad, se labra la tolerancia. En estos tiempos en que la enseñanza está sujeta a crítica, la calidad de los profesores puesta a prueba y la banalidad cultural campa a sus anchas, es impresionante lo que describes: un esfuerzo colectivo que sirve al individuo para darse cuenta de que no esté solo y que, a través de la lectura y la palabra, puede ser más libre y disfrutar más de la vida. Motivos más que suficientes para hacer de tu blog un espacio de referencia, que incluyo en el mío con mucho gusto. Un cordial saludo

Sarashina dijo...

Muchas gracias, Fernando, por tus apreciaciones y por haberme incluido en tu blog, es un honor. No creo que esté haciendo tanto, sino que se trata de una labor colectiva. El instituto donde trabajo, el IES Floridablanca, es el que se está convirtiendo, gracias al trabajo de todos, en una referencia.
Te incluyo yo también a ti en mi grupo de blogs, y no por devolver la cortesía, sino porque es realmente interesante. No me atrevía a hacerlo, la verdad, sin contar con tu permiso.

Mameluco dijo...

Yo jamás pondría una cosa adaptada, por ejemplo. Teniendo a autores como Roald Dahl, Gerald Durell o Michael Ende, es una tontería, creo yo. Pongo algún ejemplo de lo que yo he leído de pequeño, vaya. O a Lovecraft o a Dumas o a Verne,o yo que sé, lo importante es que lean lo que sea.
Muchas veces es que se quiere imponer lo que se ha de leer y ese es el fallo.

Pero discrepo, como no podía ser de otra forma en que la lectura fomente de por sí algo más que para el propio conocimiento o ciencia (del latín scientia) o el deleite. Para lo que lo utilices tú después es otra cosa.

Tolerancia, valores, transversalidad, me suena tanto a C.A.P. y a psicopedagogía de baratillo, que me echa para atrás, siendo términos objetivamente positivos.

Siendo sinceros hay que decir que a los niños, adolescentes y adultos de este país no les gusta leer ( a no ser el Marca o el ¡HOLA!). Y que para que un niño se interese por la lectura tiene que tener una casa donde se lea. Y si le interesa en un ambiente adverso es que ese chiquillo está llamado a ser del clan lector por los genes recesivos.

Como siempre soy un tanto extremista, pero es que tengo el dichoso C.A.P. demasiado fresco.

Mameluco dijo...

Este discurso mío no es nuevo...


http://mameluko.blogspot.com/2007/06/ayer-por-la-noche-randolph-carter-lleg.html

Mire que me pongo pesado cuando quiero.

Sarashina dijo...

Lo del CAP se entiende perfectamente y, en esas circunstancias, todo se perdona, no te preocupes. Has hecho bien en hacerlo ahora, porque para el próximo será un master de año y medio. No estaría mal si fuera gratis, pero imagino que no lo va a ser.
Lo de los valores, por mi parte, que cada cual coja los que pueda, que están caros, porque hay pocos, así que yo soy quien soy, enseño lo que enseño y, desde luego, no creo que la enseñanza esté desvinculada de la educación, como algunos de mis colegas piensan, sólo que nunca es algo explícito, sino implícito.

Si hubieras leído de crío la colección Historias, con la que yo pasaba tardes y tardes de mi infancia, no hablarías mal de los clásicos adaptados. No veas la de historias clásicas que aprendí y lo bien que lo paśé, lo lectora que me hice y lo poco que sabía yo lo que era un clásico, ni me importaba. Lo mismo les pasa a los críos de ahora, que si una historia les gusta, lo mismo les de que se la des hecha pizcas. Yo suelo narrar oralmente temas de teatro y novela clásicos, por ejemplo.

Y estas lecturas son las mínimas, al menos en mi instituto. Durrell, Dahl y demás son muy buenos para críos, pero hay mucho más en literatura infantil y juvenil, muchos españoles que están escribiendo cosas interesantes para ellos. Te has quedado antiguo. Aquí llevamos un plan de lectura de puro placer y conocimiento, no un plan moral de salvación de la patria.

supersalvajuan dijo...

Mr Haro vive cerca de mi caso. Y a vuelto a Africa.

Mameluco dijo...

Usted sabe que soy un antiguo. Y he leído cientos de adaptaciones, en letra y con santos, en tebeos. Si rebusca en mi post de tebeos sale la biblioteca clásica ilustrada -que eran tebeos de Salgari, Verne, Scott, etc... editados en Bruguera-
Pero yo si fuera profesor no mandaría eso, es lo que quiero decir.
La literatura juvenil actual - y más española- me parece un coñazo (mi primo tiene una libreria y la ojeo).
Pero, doctores tiene la iglesia...

Yo solo soy un humilde geólogo metido en camisa de once varas. Yo, si logro ser profesor estaré en el saco de los que solo intentaré formar científicamente a los alumnos. Y si consigo un 25% de mis propósitos me daré con un canto en los dientes.
Pero no les educaré en ningún valor (de esos transversales). Pues mis valores no son los imperantes en esta sociedad, ni en este sistema, ni lo serán en sus casas. Y como yo si soy proselitista (usted ya dijo que no lo era) es mejor que me quede callado y me dedique a mis piedras y a mis bichos...jejeje.

Leandro dijo...

Es música y ritmo. Leer en voz alta es una gozada. Cuando el texto lo merece, claro. Merece diez minutos cada día... por lo menos. Leer caminando también. Las dos cosas a la vez mejor no, sobre todo en espacios públicos. La gente te mira cada vez peor.

Diego J. dijo...

"Lecturas compartidas". Acertada definición. La idea es preciosa. Me llamó la atención que en Cuba, país al que muchos estigmatizan por estar gobernado, dicen, por un dictador, el Gobierno, sin embargo, ha prestado mucha atención no sólo a la Educación y a la Sanidad, sino también a la difusión cultural. Incluso en las fábricas. Visité una tabaquera en la provincia cubana de Pinar del Río, en el occidente de la isla, la misma que, recientemente, ha sido devastada, en parte, por los huracanes y comprobé que había un atril elevado, provisto de sus correspondientes mesa y silla, que, aunque vacío en esos momentos, me dijeron que estaba destinado a que alguien, durante las tediosas horas laborales dedicadas a la clasificación y envoltorio de las hojas destinadas a la fabricación de puros (concretamente de la marca "Cohíba"), diera lectura a las páginas de las obras más señeras de la literatura universal. Y allí estaban grabados algunos títulos. Recuerdo "El Siglo de las Luces", "Ana Karenina", "El Quijote", "La Celestina", Guerra y paz"... Una forma más de divulgación cultural en un país, repito, tildado de brutal dictadura comunista.

Leandro dijo...

¿Y desde ese atril se puede leer cualquier libro? Pregunto

Sarashina dijo...

Hola, Diego. Esto de las lecturas en voz alta en las tabaqueras tiene una larga tradición, que empezó en el siglo XIX, con la lectura de un periódico y unos folletines que editaban los propios obreros. En algún momento se llegó a prohibir, pero veo que se conserva la costumbre. Te recomiendo la Historia de la lectura de Alberto Manguel, que he puesto en la entrada. Ahí viene, entre muchas cosas interesantes, el caso de las lecturas en las tabaqueras cubanas.

No sé, Leandro, si hoy en día se podrá leer cualquier cosa. Yo no sabía que había continuado la tradición. Lo que sí sé es que se prohibió en su origen porque a través de la lectura, decían los jefes, los obreros se podían revolucionar.

Mameluco dijo...

Le doy la razón a Leandro. Leer por la calle es una gozada. Y en medioalto, para ti, haciendo bisiisisibisisis... Y si te miran mal que miren para otro lado, leñe. Lo malo es si vas por una ciudad, por los semáforos, jejeje

En cuanto a lo de las Tabaqueras, yo lo sabía porque lo vi un día en Cubavisión. Les leen libros y el Gramma (no se me olvide del periódico oficial).

Yo estoy seguro al 100% de que los contenidos de muchos de nuestros blogs (ya no digo de periódicos reacionarios ni de un Jimenez Losantos) no serían del agrado de esos atriles.
Un día dejé una pregunta bastante educada en ese sentido en el blog de Diego y no me contestó.
Un sitio donde no hay libertad de opinión y hay presos por sus ideas (por muy "horribles" que sean) no sé yo si anda muy bien.
Y que conste que no me caen nada bien los "gusanos" de Miami, pero no decir lo que le venga a uno en gana... no sé, yo explotaría.

Diego J. dijo...

Mameluco, no fue mi intención ignorarte. Buscaré la pregunta y te contestaré. De todas formas te adelanto que, en relación con Cuba, hay mucho de propaganda interesada en asfixiar a un pueblo que, a día de hoy, no puede hacer daño a nadie. Y que conste que he estado allí y no todo lo que he visto me ha gustado. A mi regreso, publiqué, a doble página en LA OPINIÓN, en la sección de Internacional, una crónica con mis impresiones. Y no eran positivas todas ellas, ni mucho menos.

Un saludo

Sarashina dijo...

Pues quedamos a la espera de que Diego busque esa respuesta que le requirió Mameluco. Realmente, la censura, la prohibición, la falta de libertad de expresión no dice nada a favor del país que la ejerza. Es verdad que hay mucha opinión y tendencias muy interesadas en desprestigiar a Cuba, como a Venezuela, pero si tal cosa existe, existe y hay que reconocerlo y rechazarlo. Precisamente esa represión y otras de más calado han sido las lacras de países socialistas. Una pena.