30 septiembre 2009

Emoción escénica


Entre tanto libro y tanta investigación, y sin parar de subir ejercicios y reflexiones al blog de Artes Escénicas, hoy no puedo resistir la tentación de contar algo muy emotivo que ha ocurrido en una de mis clases. Si mis alumnos fueran discípulos del Método, podría entenderlo, pero no lo son. Son solamente adolescentes sensibles estudiando algo de teatro, un poco orientados ya hacia la interpretación.
Estábamos realizando improvisaciones sobre una escena de Antígona en la primera hora -tenemos dos seguidas-, precisamente de la escena en que Antígona pide ayuda a Ismene para llevar a cabo su propósito de enterrar a su hermano Polinice. Han subido al escenario, y, sin que nadie les indicara nada, han ocupado el espacio de un modo proporcional y significativo, lo cual ya es mucho, unos sentados en el suelo, otros en sillas, otros sobre una mesa que hay allí. Les he dirigido unos ejercicios de relajación y concentración, y les he dado la indicación de que pensaran en uno de los dos personajes y que comenzaran a improvisar un pequeño monólogo explicando sus razones en el momento en que estuvieran preparados. Pasaban los minutos y nadie se atrevía, hasta que un chico ha empezado a improvisar sobre el papel de Ismene. Luego otro largo silencio. Una chica se convierte en Antígona. Dos no han podido hacerlo. Otros han ido interviniendo explicando su pensamiento, su sentimiento, su situación, tanto en Antígona como en Ismene. Hasta que me he dado cuenta de que una de las chicas estaba llorando. Luego hemos hablado de esto y nos ha explicado que se ha conmovido, que a ella también le habían pasado cosas y que por eso lloraba.

Bueno, seguimos la clase en la segunda hora. Poemas de Catulo que leemos en latín -en latín sin entender nada, claro, sólo antendiendo a la sonoridad y a pronunciar cuidadosamente lo que está escrito- y en español para vocalizar y entonar. Ahora ya los que lloraban de emoción eran dos. ¿Qué pasa, muchachos? Nada, que se emocionan con la poesía. Les he dicho: "Si yo cuento esto, nadie me va a creer, con la idea que la gente tiene de los jóvenes". Una me responde: "Di que somos artistas, así a lo mejor se lo creen". Se pueda creer o no, han llorado con la literatura de un mundo antiguo que parece que ya no les pertenece.

15 comentarios:

PMM dijo...

¿No tendrá nada que ver la pasión que pone en ello la maestra?

Atenea dijo...

Vaya de no ser porque entre mis libros hay alguno que otro que son clásicos (que supuestamente ya no nos interesan a los jóvenes), me caería de espaldas con lo que cuentas, me sería dificil de creer, pero hasta me alivia saber que no soy tan bicho raro como a veces pienso, jajaja.

Bueno no seré ya adolescente pero a mis 24 años todavía soy joven, jejeje.

Un besito Clares!

Sarashina dijo...

Bueno, PMM, la verdad es que yo trato de hacerlo lo mejor posible, y eso incluye controlar y ser lo más fría posible, es decir, para dirigirlos hacia una interpretación más o menos aproximada, no puedo entregarme yo mucho a la pasión, sino moderar. Ellos son muy emotivos, como dicen, son artistas. Ya veremos lo que pasa con el Romanticismo. Les va a dar un síncope.

Querida Minerva, tú eres una joven muy peculiar, la verdad, como estos chicos de Artes Escénicas, que no parecen de aquí y ahora, siendo como son jóvenes y modernos a tope, como ellos dicen. Pero cuando algo les llega, lo viven intensamente. Un lujo de alumnos, la verdad.

supersalvajuan dijo...

¿Latín? ¿Eso que es? Viva la LOgSE y la EsO, y todo lo demás.

Cabopá dijo...

Es muy tierno lo que nos cuentas Clares, no me extraña en absoluto, estoy segura que la inmensa mayoría son así, lo que ocurre desde mi punto de vista un poco lejano a esos jovenes es qué en los que destacan por otras "cosas"se hacen notar más....
Y después existe una cierta predisposición a generalizar......
Me alegro que haya profes como tú que lo vivan,lo practiquen y lo cuenten........Besicos.

Sarashina dijo...

Pues ya ves, Salva, no lo entendían, pero les gustaba.El llanto era con la traducción, claro.

Sí que se generaliza con los jóvenes, y además no se les entiende o no se hace el esfuerzo de entenderlos. Hay de todo, desde luego. Yo tengo suerte con este grupo.

Matapollos dijo...

Pero cómo no se van a emocionar con el Latín, si lo llevamos en lo más profundo.
Por algún lado les tiene que salir.

Mameluco dijo...

Yo me maravillo antes con una integral doble (y mire que odio las matemáticas) que con algo en latín, jajajaja. Que malo soy en lenguas, tanto muertas como vivas (aunque no me calle ni debajo del agua). Hay un trauma en eso del latín en mi bagaje.

Y siempre que he llorado con un poema era mío, la verdad, y es porque lo estaba escribiendo en momentos de desolación.
Una canción de Neil Young sí que me hace llorar. Y es que a lo mejor están vuesas mercedes en lo cierto, y me emocionan,al fin y al cabo, los clásicos, jejejeje.

Fernando Manero dijo...

Cuando un profesor, hombre o mujer, sabe transmitir a sus alumnos el placer por el conocimieto, éstos entienden que algo interesante llega a sus vidas. He ahí el valor de la buena docencia, la capacidad para hacer valer lo que de bueno tiene el aprendizaje de lo desconocido para acabar asumiéndolo como un logro personal que enriquece y da sentido a sus vidas. Enseñar y estimular la capacidad de iniciativa, orientar y al tiempo valorar lo que hacen como reflejo de una personalidad en formación que se abre a experiencias ilusionantes. Es una labor maravillosa esa de educar. Y hay colegas que, como es tu caso, lo hacen francamente bien. Enhorabuena

Leandro dijo...

A mí no me sorprende, ni me choca. Tengo una hija de doce años (casi trece), y un hijo de diez (casi once). Y conozco, más a unos que a otros, a sus amigas y amigos. E insisto: no me sorprende lo que cuentas. Además, a veces es peligroso asomarse al interior.

Lenika dijo...

vaya...bes bonito lo que cuentas, debe ser impactante verles emocionarse de esa manera pero, en realidad, eso es bueno, muy bueno

un besazo

Sarashina dijo...

Eres de absolutas ciencias, Mameluko, pero eso da lo mismo, lo que importa es la sensibilidad, el gusto por aprender, la curiosidad. No veo gran diferencia entre una emoción y otra. En el fondo lo que emociona es la creatividad humana.

Yo pienso como tú, Matapollos, llevamos todo dentro y el latín en las entrañas, sólo hay que tratar de sacarlo fuera.

Leandro, es muy peligroso mirar hacia el interior, pero un actor tiene que hacerlo y de un modo controlado. Un actor no puede llorar sin ton ni son, precisamente tienen que hacerlo en ensayos e improvisaciones para aprendera a controlar.Coincido contigo en que no es algo pasmoso, a no ser que estemos poseídos pòr tópicos y generalizaciones. Los jóvenes tienen grandes valores, pero quizás los adultos no hemos encontrado el lenguaje y el territorio común en el que entendernos. Siempre ha pasado, y quizás ahora un poco más.

lenika, allí nos tienes, cuando quieras pásate por una de nuestras clases y disfrutas de estas cosas. Te admitiría gustosa como oyente ocasional, porque fuiste una gran alumna.

Toda la razón, Fernando, así es, aunque no creo que seas justo en la valoración de mi labor. Lo hago lo mejor que puedo, pero no siempre salen las cosas así de bien.

mluz dijo...

qué cosa más alucinante. Y seguro que no va a ser la última experiencia emotiva y extraordinaria que nos cuentes. Deseando leer más, ya que no puedo estar ahí.
un abrazo
mluz.

Sarashina dijo...

Querida Mari Luz, estás invitada a las clases de Artes Escénicas, cuando quieras, pero si no puedes, seguiré contando lo que desarrollo con mis alumnos. Ahora empezamos una tarea diferente, el actor que cuenta historias.

Pilar dijo...

Te doy la enhorabuena por la emoción que se respira en esa clase, y a ellos por efectivamente mostrar lo que sienten y romper moldes...percisamente algo de eso quería decir en el coment sobre los adolescentes. Besicos para todos-as y adelante!