Primero vemos la pintada libre, sin arte ni concierto, con el fondo de "El jardín de las jirafas", con arte, con concierto. Por cierto, que fueron, según parece, las juventudes comunistas quienes escribieron el grito de "Viva la República", lo cual ya sabemos qué significa en un país que no es una república y que pasó por lo que pasó. No me importa dónde viva la república, sino que viva donde viva, que se venga ya para acá. En fin, los muchachos expresan los deseos de otro modo.
Alguno de los artistas jóvenes se decidió a pintar una reja de rondar con sus macetas y todo. Contiene la ironía del tipismo pasado de rosca que ya para nada vale, como esa reja cegada en la que nadie irá a rondar a nadie.
Con el tema de los animales humanizados, fantásticos, el pulpo humano sujeta una criatura a la que no sabemos si va a devorar o le está haciendo de columpio.
El gato es el gato que estaba encerrado, ufano con su cola ondulada y su hocico husmeando el aire mañanero.
Pero la foto que no contiene ninguna pintura es la auténtica historia de toda esta serie. ¿Podemos mirar una pared desnuda de derribo, con su viejo papel, su pintura desgastada, las sombras que dejaron los muebles o los cuadros, sin pensar en las historias humanas que acontecieron allí?
Cuando derribaron la casa en la que había vivido mi hija, estuve viendo durante casi un año completo un dibujo de mi nieto aún pegado a la pared de la que un día fue su habitación. No he podido desprenderme de la imagen desde entonces.
Alguno de los artistas jóvenes se decidió a pintar una reja de rondar con sus macetas y todo. Contiene la ironía del tipismo pasado de rosca que ya para nada vale, como esa reja cegada en la que nadie irá a rondar a nadie.
Con el tema de los animales humanizados, fantásticos, el pulpo humano sujeta una criatura a la que no sabemos si va a devorar o le está haciendo de columpio.
El gato es el gato que estaba encerrado, ufano con su cola ondulada y su hocico husmeando el aire mañanero.
Pero la foto que no contiene ninguna pintura es la auténtica historia de toda esta serie. ¿Podemos mirar una pared desnuda de derribo, con su viejo papel, su pintura desgastada, las sombras que dejaron los muebles o los cuadros, sin pensar en las historias humanas que acontecieron allí?
Cuando derribaron la casa en la que había vivido mi hija, estuve viendo durante casi un año completo un dibujo de mi nieto aún pegado a la pared de la que un día fue su habitación. No he podido desprenderme de la imagen desde entonces.
7 comentarios:
donde están las jirafas? no las he visto... muy chulas las fotos, yo tambien tengo unas cuantas de esta ola creativa que nos invade... pero las jirafas no las ví.
no hace falta que publiques el comentario.
besos
Bueno, hay que fijarse un poco. En la foto de "viva la república" mira sobre lo escrito y verás una jirafa a la izquierda, un ciervo en el centro y la cabeza de una jirafa a la derecha.
Si bajas en el blog, verás la anterior entrada en la que hay una foto arriba a la derecha que se llama "El jardín de las jirafas" y está ocupada por una enorme jirafa cuyas patas son raíces.
el pulpo humano me parece una araña humana, más bien.
Muacs
No sé, yo lo interpreté como un pulpo, pero en el arte moderno tienes la libertad de poner tu interpretación. En cualquier caso es inquietante, ¿no te parece?
He venido a visitarte... mejorate de tu gripita... saludos y besos...
Mi abuela murió hace 8 años en una residencia, antes había vivido de alquiler durante 35 años en la Calle San Diego, número nueve, segundo piso.
Hace cuatro años tiraron la casa de la abuela, yo no supe hasta que un día caminando por Cartagena alcé la vista y no estaba, pero la abuela estaba en el empapelado del comedor, en los azulejos de la cocina con la marca de los estantes, y sobre todo en los interruptores de pera de los apliques de su dormitorio, que colgaban en medio de una calle de Cartagena, sobre un solar con escombros. Estuvieron durante dos años, a menudo daba un rodeo para pasar por allí y recordar cosas, aunque a veces terminaba llorando en medio de la calle.
Exactamente, Clara, amiga mía, a eso me refería, a esa sugerencia de lo humano en lo que ya está derruido, deshumanizado. No hay nada más melancólico que una pared donde quedan restos de los que vivieron frente a ella, ni nada más sugestivo de la tragedia que un zapato solo en medio de la arena de una playa. Un beso, amiga.
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