01 marzo 2006



Por fin he conseguido el disco que buscaba: los tríos para piano de Fanny Mendelssohn y Clara Schumann. Aún no he podido oírlos, pero están ahí, esperando. De momento recupero el rostro de estas dos mujeres románticas que vivieron junto a grandes músicos sin poderse permitir, ni siquiera, ser unas músicas medianas. Quizás podrían haber sido tan grandes como los hombres a los que acompañaron. La dama de la izquierda es Clara, la de la derecha, Fanny. Sus rostros me producen una dulce melancolía. Incluso si juzgara que no son tan buenas como los músicos de su época, que creo que lo son, a pesar de las limitaciones a las que fueron sometidas, me parece que oigo algo más que música en las notas. Me ocurrió con los lieder y con un trío de cuerda que escuché.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Fuensanta. Hasta ahora no había tenido la oportunidad de leerte y me encanta la sensibilidad que derramas en estas páginas. Menuda envidia que te tengo por ello.

El otro día tuve oportunidad de escuchar los lieder de Fanny Mendelssohn en radio clásica y son realmente fantásticos. Como cuando se habla de Fanny también se habla de Clara Schumann,yo no dejo de preguntarme si ambas han podido sobrevivir a una visión masculina de la historia por los apellidos que llevaban (una de soltera, otra de casada) y cuantas mujeres más con talento siguen siendo ignoradas.

Y ahora, a falta de comentario poético, te ofrezco un comentario erudito (que tu bien sabrás aprovecharlo).

Fanny y Clara compartían una sólida formación musical desde su infancia pero entre ambas existía diferencia de clase que junto a su condición femenina también condicionó sus vidas y su obra. Me explico.Clara fue junto a María Pleyel una de las mayores virtuosos del piano de su época. Se le permitió ejercer una actividad remunerada por su situación familiar (enviudó pronto y tenía bastantes hijos). Sus problemas con la composición provenían de una represión personal que comenta en sus escritos y es que como mujer se creía incapaz de producir obras superiores, que, según consideraba, sólo podían venir de la imaginación masculina.
En el caso de Fanny se suman además los prejuicios de clase, pues siendo una dama de la alta burguesía berlinesa resultaba inaceptable que se comportara como una "femme savante" y mucho menos que ganase dinero como consecuencia de ello.

Y es que ya lo decía Kant que la razón de los hombres es una razón profunda, lo cual es expresión de lo sublime en tanto que la razón de las mujeres es una razón bella...

Y así hasta hoy....

Un beso fuerte
Esther

Sarashina dijo...

Hola, Esther
Muchas gracias por tu comentario y por la información que aportas. Efectivamente, hay muchas más mujeres que rescatar del olvido. Alma Mahler, por ejemplo. Y montones de mujeres recluidas en conventos antes del siglo XIX que escribieron música y, naturalmente, nunca salieron a la luz. Lo que va haciendo falta es una buena generación de musicólogas que se interesen por ellas. Yo sólo soy una modesta aficionada.