19 enero 2009

Consolación de la música


El miércoles pasado yo tenía pensado otro plan. En tiempos de tribulación no hay nada como la "consolatio musicae", o sea, para hablar claramente, irse a un concierto si es posible o ponerse algo bueno en el aparatillo de música, y dejarse llevar. Por eso mi plan era irme al Archivo Municipal a oír un concierto de Purcell donde cantaba el hijo de un buen amigo. Pero nunca son las cosas como cada cual se imagina. Nos llamaron otros buenos amigos, Paco y Lola, que tenían unas entradas para un concierto en el Auditorio Víctor Villegas, para un concierto de no sé qué, pero que ellos sabían que nos iba a gustar mucho. Pues nada, si ya tenían las entradas y todo, qué íbamos a hacer. Sufrir. Más sufrimos cuando vimos que el concierto lo daba la Orquesta y Coro del Conservatorio de Murcia, pensando qué nos encontraríamos. Gente desconfiada y semejante a la Matrona del Almudí, que no se fía de los paisanos. Encima, estábamos en la misma fila que nuestro presidente de Comunidad, lo cual nos dio un punto así como... no puedo explicarlo. Creo, incluso, que no debo. Y sale uno, que no sé quién era exactamente, antes de sonar la música y echa un discurso chorreante de agasajos para el gobierno de la Región, que no faltaba más que echarse en brazos o quizás algo más del mismísimo presidente. Me acordé de una película del Tarantino, de una frase célebre de un personaje, que no quiero repetir por vergüenza, pero que hacía alusión a ciertas prácticas eróticas metaforizadas. Cada cual que busque en la memoria.


Pero... pero fue una preciosidad de concierto. Digno, bien llevado, con verdaderos artistas y con una orquesta estupendamente conducida por José Miguel Rodilla, y un coro magnífico, cuyo maestro, Ángel Marín Matute, sentado detrás de nosotros, no podía disimular sus nervios. Sin razón, porque su coro era muy bueno.
No puedo poner aquí su actuación, pero sí dejar los vídeos que he podido encontrar de lo que se interpretó con tanta fortuna.





Esta es sólo una parte de la obra, naturalmente. Su escucha completa, para quien guste de la música clásica, y particularmente de la música cantada, es un placer incomparable. Los solistas, en esta ocasión, se lucieron, la soprano Susanna Puig, el tenor Alberto Guardiola, pero sobre todo el barítono José Julián Frontal.

En la segunda parte, comenzaron con lo que se puede llamar una prueba de orquesta: El Bolero de Ravel. Dicen las malas lenguas el dicho: "ser más pesado que el bolero de Ravel", pero no tiene razón el dicho. El bolero de Ravel, y más aún escuchado en directo, es una obra maestra de la composición y de la armonía.



Y para terminar, algo popular, pero que nunca deja de ser impresionante. Interpretaron los "Carmina Burana" de Orff, quitando las partes solistas. Lógico, porque para mantenerlas, haría falta un contratenor, voz que es rara y exquisita. Todas las partes corales fueron interpretadas, y muy bien, por cierto. Como muestra de la obra impresionante de Orff, sobre textos medievales goliárdicos, dejo el video del primer coro: O Fortuna, tan conocido y utilizado en el cine y en la publicidad.



Que no nos arrepentimos nada de haber ido y haber cambiado los planes. Además, un placer ver la variopinta composición de la melomanía murciana: de todo habia. Y un cotilleo posterior: el habitual primer violín fue sustituido por un muchachillo de segundo curso de violín porque era pariente de un capitoste del gobierno regional. Qué cosas más cutres se hacen en esta ciudad.

Menos mal que la música consuela de todo. Menos mal que la música es una esperanza de PAZ para el mundo, como bien sabe Baremboin o sabía Edward Said. En su recuerdo y con agradecimiento.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Cierto, la (buena) música consela de todo, de las adulaciones al poder, de vaselina dada, del nepotismo, de la dura realidad...

Basta cerrar los ojos, y dejarse llevar.... Un placer

El deleite de la música clásica....

Fernando Manero dijo...

Espectacular, magnifico repertorio, un placer en toda regla. Me imagino cómo saldríais de la sala tras esa colección de maravillas. La Creación de Haydn me deja fascinado cuando la oigo. Es de lo mejor que he oido jamás. A veces la pongo en el coche, porque con ella se disfruta muchisimo del paisaje. Y en cuanto a los Carmina Burana..... una fuente de inspiración y placer inagotable. Hiciste bien en cambiar los planes, la elección fue soberbia.

supersalvajuan dijo...

El gobierno siempre presente. A cuatro cuerdas y con un pedazo de madera en la mano. Death Proof, la última estrenada de Tarantino, eso si que es un homenaje a la mujer. Un y punto nada metaforizado. Chaíto!!!

Sarashina dijo...

Pues sí, Fernando, hicimos bien, dadas las circunstancias, por amistad sobre todo, aunque al final disfrutamos mucho. La alternativa tampoco era mala: Purcell es una delicia también. A mí me encanta.

¿Has visto, super? Por todas partes andan. Lo que yo te digo de Tarantino creo que era en Pulp Fiction y no iba de mujeres precisamente.

Cyd Charisse dijo...

Genial tu entrada, Clares y la coletilla con lo del violinista, de premio Goncourt. Imagino la fauna que se daría cita en el auditorio ¿se oyeron muchos ronquidos en los bancos oficiales...?.
Menos mal que siempre nos quedará la música y la literatura, el cine, el jardín y los paseos por el mar. Los mejores antídotos contra la tentación de tomarse unas pastillas y terminar de una puñetera vez...
Creo que me ha salido un comentario un tanto negro, como la situación actual.

Marta Zafrilla dijo...

Fuensanta, qué extraño que no nos cruzáramos. Allí estaba yo también escuchando a las jóvenes promesas.

Joselu dijo...

Os envidio por vuestra capacidad para escuchar música en este caso clásica. Yo no sé escucharla, me distraigo y no logro hilvanar los momentos. Mi formación musical es deplorable, y mi sentido del oído más todavía. Siempre he sentido esto como una carencia, porque me hubiera gustado disfrutar e interpretar música. El saxo por ejemplo, pero no ha habido manera. Lo supe desde muy pequeño.

Sarashina dijo...

Cyd, ya ves lo que hay. La musica es siempre un consuelo, y no un pobre consuelo, sino uno de los más nombres. Y ya ves, que de cacicadas cutres no salimos. Yo, entre el discursito del principio y este detalle, vi cómo muchas ganas de adular y sacar tajada. La musica tenía que estar protegida hasta el extremo sin tener que dar jabón o cosas peores al poder.

Sí, Marta, lo raro es que no nos viéramos, aunque la verdad es que habia mucha gente y nosotros íbamos de incógnito.

Joselu, no sabes lo que te pierdes, entre otras cosas la posibilidad de un consuelo noble en casos de tribulación.

Anónimo dijo...

NO hay nada como la música en directo, para mí sea la que sea, a veces hasta la peor, y no es el caso. Y no hay nada como tener a "los mandarines cerca" para un ejercicio de equilibrio.

Besico

Sarashina dijo...

Jejeje, los mandarines estaban allí, estaba todo lleno de mandarines y del gran mikado. Pero la música lo supera todo. Y oye, el placer de la amistad, que luego nos tomamos dos o seis botellas de cava con Paco y Lola, que nos sentaron la mar de bien.

Mameluco dijo...

Carmina Burana siempre viene bien... sobre todo después de un concierto de Haynd, jajaja. Soy un porculero hasta con la música clásica. No lo puedo remediar. Y el Bolero de Ravel, pues ea, como dicen en mi pueblo. Ravel demostró su maestría en la orquestación de "Cuadros de una exposición" de Musorski, eso si.
De los 3 autores me quedo con Orff, que aunque fuese un poco nazi, no hay que mezclar arte con ideología.

Sarashina dijo...

Sí que eres tú, Mameluco, un poco porsaquerillo, pero no me importa. Pones siempre una nota negra en la melodía. A ver cuándo te enseñas a poner unas corcheas y semicorcheas, amigo, que van más rapidico. A mí me gustó todo, es cierto. Se disfruta mucho con la música en directo, y esta estaba muy bien.

Mameluco dijo...

Yo hasta semifusas, y hasta leer en las 7 claves si fuera necesario (las claves de do y fa en 3ª están un poco oxidadas) pero no hay problema. Si se disfruta de la música en directo, ya le digo yo que más se disfruta tocándola.
Estoy metido en un proyecto, en pañales aún, de un quinteto de viento. A ver si sale adelante.

Firmado.
Su trompeta porsaquero preferido,
Mameluco.

PD: Pero los peros que pongo son fundados siempre. Haynd no me gusta. Y es una cosa de gustos. Esta en una época de la música que a la que no tengo cariño. Como sabe, yo retrocedí a la música antigua y me quedo allí hasta JSBach. Y empiezo otra vez de Beetehoven para acá... hay ahí un tiempo que no aguanto demasiado bien, e incluye hasta a Mozart, pero hay muchas excepciones, como Bocherini, que me gusta mucho. Pero Haynd... no se pueden negar sus cuartetos, pero sus sinfonías suenan demasiado clásicas. En fín, que no me gusta. ¿que quiere que yo le haga?

Mobesse dijo...

Dejémos de chuparnos las pollas. En la boca de un mafioso cáustico (Harvey Keitel) no está mal. A mí me viene a menudo a la cabeza, porque anda que no nos gusta recrearnos en nuestras propias preferencias, gustos y opiniones. A veces, me viene otra, creo que de Andrés Trapiello, cuando oigo a alguien ponerse muy paradigmático, académico y arquetípico: "Pues a mí me gusta el café sólo, corto y sin azúcar" Vale también "Pues a mí, con leche, frío y con mucha azúcar" O cualquier otra variante.
Yo, Joselu, he disfrutado de la música, sin seguirla, a fragmentos, incluso, sin querer, que es una forma mía de disfrutar las cosas. Por ejemplo, la zarzuela. No me gusta, pero si aparece soy incapaz de quitarla de enmedio.
De la musique / avant tout chose... pero muy caliente, sin leche y con un azucarillo.