Buena cosecha de novelas negras por estas tierras del Sureste… un
momento, ya me dijo el autor que ésta no era exactamente una novela
negra, sino que él la llamaría más bien costumbrista, y que el
editor (ediciones Raspabook), por el título le había puesto esa
portada tan sugerente, pero que en realidad no se correspondía de un
modo total con el argumento.
O
sea, que no hablamos de la clásica novela negra, incluso diría que
es una novela negra al revés. Yo la llamaría novela social con
tintes melancólicos, y aunque al principio no tiene de negra más
que el hecho de ser el protagonista un comisario, y ya no en activo,
poco a poco se va poniendo negra hasta terminar negrísima. Y no digo
más que no quiero anticipar finales de tramas y argumentos.
He
disfrutado leyendo El comisario Soto porque me ha llevado a ambientes
y espacios muy bien retratados y porque tiene una lectura muy
agradable, fluida y sin altibajos. También por las razones que voy a
explicar.
En
primer lugar, porque el personaje central es una buena persona
rodeada de personas banales, egoístas y hasta con puntas de maldad.
Se puede adivinar el cansancio, el hastío, la contención ante lo
estúpido y casi inhumano, cómo ese hombre resiste en un mundo de
vidas vacías. El comisario Soto es un hombre atormentado en su
interior e impertérrito aparentemente. Tras su recia presencia
silenciosa, hay todo un mundo de turbiedades y de claridades -como
cualquier ser humano inteligente-, un hombre dedicado a sus negocios
con un pasado de policía que le permite conocer la miseria de los
bajos fondos de la ciudad y que por su matrimonio y situación conoce
la vacuidad de la alta burguesía. En medio de su vacío, encuentra
el único refugio en el resultado de una noble acción antigua. Este
asunto, con el que arranca la novela, nos habla de la esperanza, de
la redención, de la importancia de una decisión a tiempo para
salvar a alguien de un destino en que la miseria no hace sino cavar
cada vez más hondo el pozo de la miseria. Pero lo cierto es que,
junto a una melancolía muy acentuada, siempre estamos percibiendo
algo oscuro, una masa de presagios que no podemos identificar.
Esperamos y no nada bueno.
Mariano Sanz Navarro |
Me
ha gustado también mucho recorrer con él las calles de Barcelona,
de esa Barcelona de posguerra que es también el espacio de un
escritor muy de mi gusto, Juan Marsé. La fidelidad con que la ciudad
se convierte en el receptáculo de vidas y pasiones es realmente
asombrosa tanto en nuestro paisano, Mariano Sanz, como en el escritor
catalán. Y esto de lo local y el espacio preciso es algo que yo
siempre agradezco mucho. Barcelona está incluso en su historia como
ciudad. Un gran acierto y una extraordinaria habilidad para dar vida
a esa ciudad en un tiempo determinado.
Por
último, aunque en la biblioteca de mi padre había bastantes obras
de Mariano Sanz, yo sólo había leído de él algunos artículos de
su blog y cuentos publicados en internet. Ha sido un placer leer una
obra extensa y disfrutarla tanto.
2 comentarios:
Muchas gracias por tu reseña. Viniendo de ti, y como aficionada a la novela, intuyo que sí, qun es negra, me han entrado unas ganas enormes de leer a Mariano Sanz. Gracias a ambos.
Apuntada para leerla en las navidades.
Publicar un comentario