El tablero de la Oca contiene en sus entrañas dos números mágicos –¿hay algún número que no lo sea?- y esos números son el 7 y el 9. Siete es la mitad exacta de las catorce ocas que aparecen, si exceptuamos la final, la gloria del conocimiento, una vez superada la Muerte. Catorce eran los jóvenes y muchachas que se ofrecían al Minotauro: siete chicas y siete chicos, todos lanzados a las fauces del Monstruo, que representaba la bestialidad. Estos jóvenes eran elegidos por sorteo y el único audaz que se ofreció voluntario fue su vencedor. Si multiplicamos siete por nueve, nos sale el número sesenta y tres, el número de casillas que tiene que recorrer el vencedor a tiradas exactas. En la fecha elegida por Alonso de Barros para publicar su entretenido y curioso manual no aparece el nueve, ¡pero sí el siete! Como decía la vieja oca Yourcenar, sabia Casandra, avisadora de todo peligro, lo que llamamos azar son las leyes de la naturaleza que desconocemos.
10 julio 2007
La Oca. Un poco de magia
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