09 diciembre 2008

GOMORRA

Este hombre de mirada aguda y certera es el escritor Saviano, que no tuvo mejor ocurrencia que escribir, como su propio oficio indica, no de los pajaritos ni de lo bonito que es el campo, sino sobre la mafia napolitana, o sea, la Camorra. Escribió una dura novela, y luego se la hicieron película. Con tanto éxito, que la Camorra le empezó a envidiar sus beneficios, y con el avieso interés de quitárselos, se dedicó a vender copias piratas de la película, además de decirle al osado escritor que mucho cuidado, que con la mafia no se juega, de modo que él, con su mirada aguda y certera, se ha tenido que esconder quién sabe dónde para que no lo tiren al mar con un obús de mortero atado a las piernas, por ejemplo, o cualquier otra cosa aún más desagradable. Y ha pensado el hombre que la mafia cuanto más lejos mejor, así que ha abierto una página en internet para explicar lo de Gomorra y Camorra. Y además, los italianos de bien, hasta las narices ya de matones y extorsionadores, han creado un portal contra la mafia, que aqui está.
Además, se organizó una lectura pública en bibliotecas italianas de la susodicha novela de denuncia, para demostrar a la Camorra que la lectura también podía ser un desafío popular. Que ya les vale, como a otros de por aquí, tan parecidos a la Camorra napolitana, cada vez más, pero menos organizados, según va pareciendo.
La semana pasada se nos ocurrió ir a ver la película, que no la ponían en el Rex, al lado mismo de nuestra casa, sino dos o tres calles más allá. Como de otras películas, no puedo decir que nos gustara. A mí me impresionó, quizás porque soy yo muy impresionable. Aparte esto, me interesó ver la vida del pueblo más humilde de Nápoles, en crudo, en una obra cinematográfica coral, donde todos los personajes encajan, donde todos tienen su papel, su situación, su manifestación de la naturaleza humana. Nos gustó el paisaje urbano, por su terribilidad ruinosa; nos emocionó el dolor de esas personas y sus intentos de supervivencia; nos indignó el oportunismo y la sumisión, el miedo de la gente. Pero, ¿qué haríamos si nos encontráramos en ese medio? Yo no lo sé. Me cuenta mi compañero José Ángel que vivió en Nápoles, que en la puerta de su casa dispararon a un hombre a las piernas como aviso, como primer aviso antes de una acción más fatal. El hombre murió desangrado porque nadie se atrevió a socorrerlo. Cuando llegó la ambulancia, ya había muerto. Eso es miedo. Quizás el mismo miedo que en Azpeitia. Matar es muy fácil y tú puedes ser el próximo. Silencio. No mirar, no oír. Susurrar. Enterrar a los muertos como si no hubiera pasado nada.
Una espléndida recuperación del realismo italiano. Una película para reflexionar sobre la violencia a que se puede someter a un pueblo.

18 comentarios:

Joselu dijo...

Visité Nápoles hace ya tiempo y desde luego es una ciudad que impresiona y seduce. Todo el mundo me decía que era muy peligrosa, pero dos amigos y yo nos internamos por la zona más peligrosa de la ciudad, a la que de ninguna manera se debe ir, y, para nuestra sorpresa una familia que nos vio y se apiadó de nosotros nos invitó a cenar pasta con ellos con todo el afecto del mundo. Guardo por ello un recuerdo mucho más cálido de Nápoles que de otras ciudades estrella italianas que las encuentro frías. Supongo que en Nápoles como en el País Vasco se puede encontrar lo mejor y lo peor, esa cobardía y sumisión y valentía sin límites como la de Roberto Saviano. Con más razón que nunca se puede decir que la palabra está cargada de fuerza y de denuncia. Iremos a ver Gomorra.

supersalvajuan dijo...

El calvo no vuelve a dormir tranquilo en su vida. Se ha buscado la ruina.

Pilar M Clares dijo...

Yo llegué a Pelermo reventada de un viaje de esos de estudiante en tiendas de campaña por Argelia y Túnez, y naturalemnte de bocatas de atún y sandía; cuando pillábamos algo, nos duchábamos si acaso. VIaje guarro y fumeta, claaro. Pues desesperados como íbamos pillamos
el primer hotel, único lujo de aquel inolvidable mes, y nos desmayamos. Al día siguiente fuimos directos a una gasolinera a llenar el depósito a ver si nos duraba para atravesar tooooda Italia, y ya de paso echarle agua al radiador porque se calentaba. Y la gasolinera esta acordonada, llena de sábanas enrojecidas como en las mejores películas. Y allí nadie decía nada, solo que si esperábamos a que los retiraran enseguida nos atendían. La cosa nostra de ellos; Conforme nos alejábamos dije yo misma tomando conciencia de lo que habíamos presenciado: ¿Y estarían muertos? Empecé a salir del contagio.

Un día de estos veré la película.

También me parece que hay mafias tan crueles como esa que se ven menos.

Vivir con miedo, en el silencio, que se lo cuenten a muchos ciudadanos vascos, como dices.

Barra libre de besos

Anónimo dijo...

Felicidades, Clares.
Sé que es muy fácil hablar de la mafia a tantos km de allí, pero es que estos fascistas juegan con el silencio de la mayoría de la gente a su favor. Hay que ser muy valiente, pero mucho, para hacer lo que ha hecho Saviano. Si todos actuaran como él, la Camorra tendría los días contados.

JoPo dijo...

has dado en el clabo.
con la diferencia ke la mafia reconoce ke su objetivo es "trincar", mientras ke eta se justifica por un "proyecto nacional"

Sarashina dijo...

Qué experiencias tan interesantes las que cuentan Joselu y Pilar. Y qué acertadas sus reflexiones. Claro, como dice Eusebio, es fácil hablar. Yo también me pregunto qué haríamos cada uno de nosotros en esa situación. La vida es un don muy preciado que salvaguardamos a veces cno cobardía, pero si de todos modos se vive en la amenaza, si tú puedes ser el próximo apenas te muevas en algún sentido, no sé hasta dónde merece la pena callar. En "No es país para viejos" me impresionó el viejo de la gasolinera que se niega a entrar en el juego del asesino, diciendo que de todos modos tiene decidido si lo matará o no. Es verdad.
jopo, tú lo sabes, que lo vives de cerca. Y es verdad, supersalva, que este tipo ya no dormirá tranquilo. Como Shalman Rushdie, aunque sean casos distintos.
Eusebio, qué gusto leerte. Lo de las bibliotecas lo supe por ti, gracias. Todavía no he visto el vídeo. Hoy tengo un claustro y mucho que corregir, pero estoy deseando tener un rato para verlo tranquuilamente. Un abrazo.

Ramón de Mielina dijo...

Sinceramente no creo qeu se pueda comparar Azpeitia con Nápoles... Como en todo, los medios de comunicación dan su punto de vista y sacan las cosas de contexto. La realidad social no es esa y la conozco de cerca :-).

De todas maneras, es verdad, la "urbanización" (dicho así parece que va a ser de lujo...) tenía su aquel...

PMM dijo...

Creo que no se puede comparar tan facilmente Nápoles con Azpeitia, entre otras cosas porque son dos maneras distintas de usar la violencia. Pero sí en la forma de intimidación y amnaza constante.

Mameluco dijo...

Yo lo que sé de la camorra lo sé por uno de Napoles que estaba en nuestra facultas haciendo la tesis.
Por muchos Savianos, como he leído por ahí, la mafia iba a seguir ahí para los restos. Un modus vivendi tan arraigado no se va así como así. Si todos actuaran como él, lo que habría son muchas tumbas al principio y después el mismo silencio.
La comparación con ETA la hizo otro amigo. El otro -el napolitano- peguntó cuantos muertos llevaban los terroristas y se sonrió. En mi barrio, dijo, disparan a alguien dos veces al mes. Y solo en mi barrio.
No es una cosa comparable. Para poner una frutería, para poner una tienda, se lo tienes que preguntar a ellos.
El crimen organizado siempre ha sido más peligroso que cualquier terrorismo.
Porque se intrinca con los poderes públicos. La corrupción es inevitable.

Como le decía el sueragente 86 a su superior:
- Jefe, ¿porque no llegamos a un acuerdo con KAOS? Todos sería más fácil.
- ¿Pero como vamos a estar cooperando con el enemigo?
- En las grandes ciudades funciona.

Pues eso. Que lo pregunten en las grandes ciudades de la costa este de los USA, a ver quien controla los sindicatos...

alfonso dijo...

muy acertados los ultimos pensamientos de esta entrada
el miedo hace mas daño a la gente que el dolor
pero ay amigo, este tio no puede dar ni un paseo sin que una sombra le persiga(y aun así hacen falta valientes como el para dar aire a la verdad)

Sarashina dijo...

Yo no me refería, claro, a la situación social, ni a las condiciones de vida en general, ni al origen, sino al miedo que se instaura en la gente, en todo un pueblo. Es verdad, Ramón, que los medios transmiten lo que quieren y les interesa, y que en el País Vasco no todo el mundo está amenazado por igual, pero el miedo es una merma de libertad siempre. Quien quiera hacer algo, quizás no tiene que preguntar tanto, pero que se ande con ojo, porque hay otras formas que no son las de la mafia napolitana. Según me dicen, el empresario que han matado era un hombre semi retirado ya de los negocios, que llevaban sus hijos en realidad, por lo que nunca nadie pensó que el objetivo fuera él. E Isaías Carrasco no llevaba escolta porque era un ex. Y que nadie se mueva porque estamos ante la arbitrariedad absoluta. Sé que son temas delicados y de un análisis muy fino, si se quiere dar en el clavo total, pero el miedo es lo mismo, y el miedo es paralizante, coartador.

Anónimo dijo...

El miedo es el asunto central; el miedo a hablar, a ser visto, a ser escuchado, señalado, denunciado, silenciado... muerto al fin. Y no sólo por uno mismo, sino por el marido, la esposa, los hijos, los padres, los vecinos. Y el miedo, se prodzca donde se produzca, sea en Italia, en el País Vasco, en Congo, en China... es terrible. Y la única forma de intentar aliviarlo es hablando, gritando, diciendo lo que los violentos no quieren que se diga, aunque para ello nos carguemos con losmiedos ajenos y los unámos al nuestro. Mi respeto a todo aquel que denuncia y se opone a calqier tipo de violencia.

Sarashina dijo...

A mi parecer, Ernesto, el miedo es libre y subjetivo, aparte de las causas objetivas que puedan provocarlo. Un pueblo aterrorizado es un pueblo prisionero, en el que de vez en cuando puede surgir un motín, una rebelión más o menos organizada, un valiente que se lanza individualmente a dar la cara, pero ese miedo de banda armada o de mafia se convierte en algo sistémico, estructural, y por tanto muy difícil de erradicar, como dice Mameluco. Apenas se consigue que haya unas tumbas máa. De todos modos, yo tengo confianza en el fin del terrorismo en nuestro país, no tanto en el fin de otras mafias, aquí, y menos aún en Nápoles. En la película se ve precisamente esa dominación total de sistema, desde lo alto a la bajo.

Atenea dijo...

Es muy interesante lo que comentas de esta película ... una película de mafiosos que he visto y me gustó fue "A bronx Tale" (y por aqui la tradujeron como "Infierno en el bronx" salían personajes de la mafia ítalo-americana, y estaba ambientada en los años 60, creo que por eso me gustó bastante la película ... pero no sé porque me da la impresión que la película que tu has visto es bastante más cruda y que "A bronx Tale" quedaría como un pálido reflejo de la mafia. Y justo en la película que yo vi hay una escena en la cual un hombre muere a manos de los mafiosos de la zona y cuando la policía pide a la gente que los identifique y nadie se atrevió por supuesto que por miedo.

Y tampoco puedo evitar de acordarme de un clásico del cine "El padrino" (Película que hasta ahora no he visto).

Un abrazo!

Sarashina dijo...

Hola Minerva, tanto bueno por aquí. Muy interesante tu último post sobre la vida de las mujeres como muchachas. De esta película te diré, que no es tanto una película de mafiosos en las alturas como una historia coral, múltiple, de los pequeños mafiosos, los del pueblo, tras los cuales adivinas a los de arriba, hasta la cúpula más alta. Es realista, ninguna concesión cinematográfica, en el sentido de ningún artificio aparente, y hasta muchos actores son gente no normal, no profesionales.
Si no has visto la trilogía del Padrino, no lo dejes para luego. preciosas.

Quicus Magnificus dijo...

He estado en Nápoles y conozco a algunos napolitanos, de esos que viven en las afueras porque la ciudad es demasiado "fuerte" para ellos.

Entre la mierda que les inunda, la basura por todos lados y lo descuidada que tienen la ciudad uno se sorprende que la gente siga viviendo allí, supongo que no tienen otro remedio y que la situación con la Camorra no se solucionará hasta que llegué el Vesubio de nuevo y haga tabla rasa con todo el Golfo de Nápoples.

En cuanto al libro lo compré esta tarde, y esperaré a ver la película cuando lo acabe. Estoy seguro de que valdrán la pena.

Saludos

Diego J. dijo...

No he estado en Nápoles, ni en Sicilia, ni en Calabria...lugares todos ellos dominados por la mafia, en sus distintas acepciones (pero mafia a fin de cuentas). Pero sí, varias veces, en el País Vasco. Y, como a ti, me ha sorprendido, Fuensanta, el carácter extrovertido de sus gentes. Personas que, sin conocerte, y pese a lo que se diga por aquí, son capaces de entablar, a altas horas de la madrugada, una conversación con el viajero procedente del sur. Eso me ocurrió en un bar de Donosti (San Sebastián), cuyo nombre no recuerdo, situado frente al Kursal. Después de la actuación de un grupo de jazz, y mientras tomaba unas copas, logramos (pues me acompañaba mi pareja) establecer contacto con un chico y una chica que hacían lo propio. Y hablamos hasta altas horas de la noche. De todo. Incluso de política. De una política que en el País Vasco está mediatizada por el ruido de las bombas y por el estertor seco del sonido de una pistola que, asesina, atina en la nuca de cualquier persona. Y os aseguro, que, pese a la percepción que se pueda tener desde aquí de Euskadi, en esa tierra hay gentes de bien que luchan día a día por superar el miedo. Y que, además, intentan acercarse al forastero con una actitud abierta, jovial y simpática. Pese al temor permanentes que se ha incrustado en aquella sociedad. Pese al estigma que pesa sobre sus gentes, me gusta viajar al País Vasco.

Sarashina dijo...

ola, Quicus, cuánto tiempo has tenido abandonado tu blog... Se te echaba de menos. La verdad es que lo que se veía en la peli era desolador. Comprendo a la gente que se va a vivir a las afueras y más lejos si pudiera. Tal parece que en manos de los mafiosos, porque en ellas están, la ciudad se degrada hasta extremos inconcebibles. Ya nos contarás del libro. Quizás lo lea estas vacaciones.

Diego, pues lo mismo, que yo he estado en la parte vasca de Navarra, con gente estupenda, con una tranquilidad que daba gusto, además de que el paisaje es una maravilla y la comida un lujo cotidiano, y como viajera he estado allí feliz, y volveré, desde luego. No es lo mismo que lo de Nápoles, claro que no, ni en grado, ni en origen, ni en nada, excepto en la amenaza, porque no importa que sean diez o cien los que tengan miedo, sino que se provoque ese miedo. Nadie debería vivir así, atemorizado.