Hoy no pongo imágenes. Son demasiado duras, y tampoco quiero amargar las fechas que estamos viviendo y esperando. Sólo quiero seguir una cadena de blogs solidarios, crear un poco de conciencia, porque todo queda tan lejos, no lo vemos, no lo sentimos, no está al lado. Sólo son imágenes y reportajes en los medios de comunicación.
La invitación me llega del blog de Ernesto, que hace una entrada completa sobre el tema: el incremento del hambre en los países pobres, que después de diez años de buenas intenciones, no decrece, sino que aumenta a un ritmo escalofriante: cuatro millones más de hambrientos cada año. Él, a su vez, la recoge del blog de Alfa79, una persona solidaria, defensora de los derechos humanos. Todos los derechos humanos declarados y firmados, nunca del todo cumplidos, todos son importantes, porque si todos se cumplieran podríamos decir que por fin todas las personas que habitamos este mundo somos verdaderos seres humanos, y nuestra tierra la verdadera promesa de vida y felicidad. Pero hay algunos sin los cuales los demás no son posibles, porque cada ser humano se alimenta de la tierra, de los frutos de la tierra, y que eso no sea posible para todos, universalmente, es una verdadera aberración de este sistema. Si añadimos que esa privación inhumana, que ni los mismos animales sufren, se produce por la codicia y la sobrealimentación de otros seres humanos, la aberración se convierte en algo repugnante. Es intolerable, e insoportable, como declara la FAO.
La FAO avisa y grita, no sé si en el vacío. De promesas y planes no se alimenta nadie. De cifras y porcentajes, tampoco. Las cifras se leen rápido, se olvidan, nos asombramos y por un momento nos tocan el corazón, pero la cuestión es estructural, no puntual. ¿Tiene solución, hay una solución? Claro que la hay. Está en manos de las grandes corporaciones, de los gobiernos de todo el mundo, de las grandes instituciones financieras. Con la crisis nos produce escándalo que se entregue a los bancos bonitamente dinero de todos para que solvente sus juegos sucios, los mismos que han provocado esta crisis mundial. Bush reniega ahora de la economía de mercado, cuando todos sus tejemanejes no han hecho sino agravar la crisis interminable, endémica, de los países más pobres. Si hay una solución, pasa por la voluntad política mundial de resolver el problema de una vez. Demasiado complicado, ¿verdad? Podemos gritar, como la FAO, concienciarnos día a día, saber cuál es el origen del problema, presionar a nuestros gobiernos, hacer caridad en forma de donaciones y ayudas, pero sólo los mismos que han provocado el problema tienen la solución. Y no en diez años, sino en uno o dos solamente, podría estar resuelto. Las cifras tienen personas sufriendo detrás. No podemos olvidarlo.
La invitación me llega del blog de Ernesto, que hace una entrada completa sobre el tema: el incremento del hambre en los países pobres, que después de diez años de buenas intenciones, no decrece, sino que aumenta a un ritmo escalofriante: cuatro millones más de hambrientos cada año. Él, a su vez, la recoge del blog de Alfa79, una persona solidaria, defensora de los derechos humanos. Todos los derechos humanos declarados y firmados, nunca del todo cumplidos, todos son importantes, porque si todos se cumplieran podríamos decir que por fin todas las personas que habitamos este mundo somos verdaderos seres humanos, y nuestra tierra la verdadera promesa de vida y felicidad. Pero hay algunos sin los cuales los demás no son posibles, porque cada ser humano se alimenta de la tierra, de los frutos de la tierra, y que eso no sea posible para todos, universalmente, es una verdadera aberración de este sistema. Si añadimos que esa privación inhumana, que ni los mismos animales sufren, se produce por la codicia y la sobrealimentación de otros seres humanos, la aberración se convierte en algo repugnante. Es intolerable, e insoportable, como declara la FAO.
La FAO avisa y grita, no sé si en el vacío. De promesas y planes no se alimenta nadie. De cifras y porcentajes, tampoco. Las cifras se leen rápido, se olvidan, nos asombramos y por un momento nos tocan el corazón, pero la cuestión es estructural, no puntual. ¿Tiene solución, hay una solución? Claro que la hay. Está en manos de las grandes corporaciones, de los gobiernos de todo el mundo, de las grandes instituciones financieras. Con la crisis nos produce escándalo que se entregue a los bancos bonitamente dinero de todos para que solvente sus juegos sucios, los mismos que han provocado esta crisis mundial. Bush reniega ahora de la economía de mercado, cuando todos sus tejemanejes no han hecho sino agravar la crisis interminable, endémica, de los países más pobres. Si hay una solución, pasa por la voluntad política mundial de resolver el problema de una vez. Demasiado complicado, ¿verdad? Podemos gritar, como la FAO, concienciarnos día a día, saber cuál es el origen del problema, presionar a nuestros gobiernos, hacer caridad en forma de donaciones y ayudas, pero sólo los mismos que han provocado el problema tienen la solución. Y no en diez años, sino en uno o dos solamente, podría estar resuelto. Las cifras tienen personas sufriendo detrás. No podemos olvidarlo.
14 comentarios:
No me encuentro capacitado para hablar de un tema tan serio como éste. Resulta fácil plantear buenos propósitos que no comprometen a mucho. Me siento hipócrita. El mundo es injusto por muchas razones, algunas de las mayores hay que cifrarlas en la desigualdad de recursos y que las reglas del juego las marcan los países dominantes. Otras veces es la propia idiosincrasia de los países la que no les permite despegarse de la pobreza. Pienso en África, Haití, Bangla Desh. Hay demasiada corrupción entre las castas dominantes para promover un desarrollo. El caso de Guinea Ecuatorial es sintomático. Está nadando en petróleo pero la riqueza no llega a la población que vive entre la pobreza mientras los dirigentes dictatoriales viven como rajaes. Zimbawe es una finca privada de un déspota como Robert Mugabe que ha llevado al país a la ruina. No sólo se trata de ayuda caritativa arrojando sacos de grano a los países indigentes (que también, claro) sino de ayudar a promover el desarrollo y la democracia. Hay problemas culturales muy graves que se juntan con falta de clases medias y conciencia política. Terrible panorama que no deja de empeorar. Pero no siempre la culpa es de occidente, aunque también.
¡Menudo asunto pones ante nuestra consideración!
Como dice Joselu es tan complejo el porqué y tan enrevesado de solucionar desde nuestra pequeñez que, no digo que lo dejemos, está fuera de nuestras posibilidades.
Crear conciencia de que existe es un paso muy importante. Y, ¡mujer!, algo podremos ir haciendo que sí esté a nuestro alcance.
Alucino con las cantidades de dinero úblico que han salido de pronto de los fondos de los estados en nombre de la crisis; Alucino también con que no se mencione el tema de la pobreza en los análisis internacionales de economía; me parece obsceno que se hayan reducido los presupuestos y se haya dejado de pensar en los programas sociales dentro y fuera de este país, me aprece que es como el chiste del Roto de hace unos días en El País: una manita de pintura, y esto se queda como nuevo.
Me toca este tema, me cabrea, porque la pobreza cada día tiene garras más afiladas. ¿Cómo viven los ancianos en este páis con pensiones de 500 euros?
brrrrr
Conviene percutir sí.
¿Soluciones? ¿Promesas? Políticos y política, todo junto, todo separado.
Sí que es un tema serio, y con la mayor seriedad pienso y me entristezco, y sé, como vosotros que se puede hacer poco. De hecho lo reconozco en el post, porque sé que es una cuestión estructural, de la que no es culpable en exclusiva Occidente, y menos aún la gente de a pie en Occidente. Hablo de las grandes corporaciones, de la oligarquía financiera, que no tienen país ni patria ni principios, porque el mundo para ellos es un gran campo de depredación. Ya digo que no le veo solución cercana ni fácil. Tristeza, eso da.
Joselu, yo tampoco me siento capacitada, en el sentido en que se entiende en nuestra sociedad, donde para hablar de cualquier tema hay que estudiar mucho antes, pero sí me siento autorizada, como ser humano, para decir que es intolerable, por simple sentido común, por simple solidaridad. Soluciones, ya ves, lo que hemos dicho, que no está en nuestras manos en cuanto a cambios de estructura.
La cito, queridísima Fuensanta:
¿Tiene solución, hay una solución? Claro que la hay. Está en manos de las grandes corporaciones, de los gobiernos de todo el mundo, de las grandes instituciones financieras.
Ergo
no la hay.
Esa GENTUZA sin sentimientos solo actúa en su propio beneficio. Si no, no habría problemas. Si hubiese ONU de verdad que arbitrara las injusticias, si los gobiernos tuviesen un papel digno en política exterior y las multinacionales apoyaran el comercio justo, no habría hambre. Pero es que no les interesa. La culpa es del sistema capitalista. El único que ha demostrado su eficacia. Su eficacia robando, matando, esquilando y jodiendo. Eficacia. Las cuentas salen, aunque a veces haya crisis, porque las crisis preocupan a los gobiernos por el que dirán de los ciudadanos, y a algunos ricachones que expusieron su culo demasiado. Pero al resto se la trae al fresco, porque saben que esto es cíclico.
Y el hambre aumenta porque cada día son más bocas.
Nosotros solo nos podemos indignar, y cuando ya te has indignado tantas veces pierde hasta el sentido.
Yo digola solución que todos sabemos, pero creo que nadie es ingenuo al respecto, porque como personas adultas sabemos también que los que la tienen sus manos no la van a poner. Mucho tendrían que cambiar las cosas. Vemos que este sistema hace aguas por todas partes, pero tampoco está en nuestras manos un cambio total. Hacer se puede hacer poco. La indignación, que no falte. Siempre cnduce a una acción, un poco sólo de acción, la que se puede nada más.
Todos cuantos mostramos sensibilidad hacia los problemas que nos rodean estamos capacitados para hablar sobre ellos, para denunciarlos y para presentarlos en toda su gravedad y magnitud. Son problemas que están ahí, que nos afectan, que sacuden nuestras conciencias, que nos sitúan ante una realidad ineludible. Vivimos en un mundo injusto, desigual, donde la miseria crece y donde las diferentes formas de exclusión se agudizan. Nunca deberemos bajar la guardia cuando de ponerlos en evidencia y de cuantificarlos se trata. Y también a la hora de explicar sus causas, que también están claras como la luz del sol. Basta con eso, porque más no podemos hacer quienes de poder carecemos. Nuestras capacidades de acción se debilitan ante tanta barbarie que nos sume en la desesperanza y el abatimiento a cuantos percibimos que la pobreza, la miseria, el hambre, la guerra, el infortunio y la marginalidad son situaciones asumidas por quienes las convierten en algo inevitable ocultando miserablemente el hecho de que con una ínfima parte de lo que hoy se destina a sufragar las deudas de los bancos que han jugado vergonzosamente al Monopoly durante estos años y han perdido servirían para poner fin a tanta miseria, desigualdad y desolación. Mas ellos van a lo suyo mientras los gobiernos, complacidos y serviles, les rinden pleitesía e incluso les bajan los impuestos, como se denunciaba antes de ayer cuando se supo el acuerdo a que los banqueros habian llegado con el gobierno del siempre sonriente Rodriguez Zapatero.
No habra solucion mientras los politicos piensan como llenar los bolsillos
¿cruel?
Clares, gracias por citarme en tu blog y con unas palabras tan admirables. Ernesto, sí que es admirable.
Es la primera vez que entro en tu blog y me parece muy bueno, y sobre todo solidario. Y lo digo de verdad. Si no me callaría.
Yo sí creo que la cuestión del hambre tiene solución en el mundo, pero si los ciudadanos/as no presionamos a nuestros gobernantes, pues todo esto quedará en simples protestas y palabras.
Recuerdo cuando las manifestaciones contra la guerra de Irak, como al final ZP se vio forzado a sacar las tropas de aquel país. No evitamos la guerra, pero sí evitamos la complicidad.
Dicen que la palabra es la expresión del alma. Y sin el alma no podríamos ni sentir ni actuar en consecuencia.
Hablemos y hablemos. Después (siempre pacíficamente) actuaremos.
Gracias por tu solidaridad.
Saludos desde el "desierto". Alfa79
Los pueblos no somos cómplices de nada, aunque no seamos "solidarios", aunque nos callemos como putas. Cuando España estaba en Irak de "misión humanitaria" ¿era yo cómplice? No. Seguimos en Afganistán ¿Soy yo cómplice? Sigo diciendo, no.
Pero no por mucho hablar se van a ablandar.
¿Como vamos a actuar? ¿Con manifestaciones contra los USA? A ellos eso no les hacen ni cosquillas. Yo estoy de acuerdo con la acción directa (directa directa) en la lucha sindical, cuando tu pan está en juego y puedes hacer algún daño a una empresa en concreto. Pero salir por las calles diciendo NO es igual si ellos dice SI. Ellos deciden, nosotros no.
Y a ellos nuestra opinión les trae al fresco. Porque si cae ZP, vienen los otros, que esos ya directamente no creen en la solidaridad de boquilla (como los de ahora en el gobierno) sino directamente en la "caridad", una de las palabras más espantosas del mundo.
Cuestión estructural, es cierto.
Los cambios estructurales siempre han tenido su origen en una revolución.
Difícil solución; quienes podrían darla, no la darán y los que la deseamos estamos sin armas.
Seguiré siendo la mosca cojonera, no me queda otra.
Pues eso mismo os digo a todos los comentaristas de este post, que no nos queda otra que ser moscas cojoneras, como dice Matapollos. Coincido con todos en que no tenemos poder, y con Mameluco en que manifestaciones y demás acciones clasicas no sirven para nada o para poco. Hay acciones que sí fastidian, de esas directas, como las que dice Mameluco. Poe ejemplo, la austeridad en productos que vienen de multinacionales o el boicot a esos productos. Hace falta una gran conciencia social y un acuerdo ciudadano, pero se pude difundir. Donde más les duele es en la bajada de consumo de sus productos. Algunas veces se han conseguido cosas.
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