27 mayo 2009

Una efeméride acerca de Wilde


Me puse en mi página de correo, por curiosidad, una especie de pequeño indicador de efemérides, o sea, de hechos históricos por la fecha del día, que eso significa la palabreja griega. Me avisan de cosas que me dan un poco igual, pero a veces también de curiosidades interesantes y de algunos acontecimientos que son para mi importantes. Hoy me avisa de que en 1895 uno de mis escritores preferidos fue condenado a dos años de trabajos forzados por su homosexualidad. Si Wilde me gusta por su inteligente y elegante teatro, más aún por sus delicadas historias cortas, que es como los ingleses llaman a lo que nosotros llamaríamos cuentos, relatos y hasta novelas cortas. Desde niña lo he leído con mucho gusto e interés, pero en cada lectura he ido descubriendo un mundo cada vez más amplio de ternura, de delicadeza, de profundidad, y es que las obras maestras tienen eso, que los niños se quedan con la pura historia, y poco a poco, la madurez nos va haciendo entrar por otros caminos más complejos, éticos, reflexivos. Recuerdo "El fantasma de Canterville" como una obra de magia en mi infancia, y como uno de los relatos más divertidos y tiernos en mi juventud, y como un triste relato lleno de melancolía e ironía en mi madurez. De todos sus cuentos podría ir diciendo esa evolución hacia una mayor comprensión y compasión.

Hace unas semanas comencé a leer un libro de Todorov muy atractivo: "Los aventureros del absoluto", tres ensayos biográficos sobre dos escritores y una escritora. De Wilde y de Rilke lo he leído casi todo, pero de la escritora, Marina Tsvitáieva, nada en absoluto. Reconozco mi ignorancia, a la que procuraré poner remedio en breve. Ya he terminado de leer las biografías de ellos dos, pero aún no la de la escritora rusa.


La idea de Todorov es que los dos escritores y la escritora comparten un mismo conflicto de principio. En realidad se trata de un viejo conflicto de la literatura y del arte en general, la relación problemática entre vida y literatura, conflicto que en realidad no se plantea antes del Romanticismo, cuando se produce la exaltación de la figura del artista o del escritor, como un ser elegido y especial, cuya vida suele ser desgraciada porque se sacrifica por completo al arte. Si en el caso de Rilke la vida fue anulada -tampoco gozaba el pobre de muy buena salud para entregarse- en aras de la creación, en el caso de Wilde el empeño en conseguir hacer de su vida, precisamente de su vida, una obra de arte, le llevó a convertirla en una verdadera tragicomedia, pues ya sabemos que un error de apreciación sobre la sociedad victoriana que le rodeaba, y un exceso de seguridad en sí mismo, le llevó a acusar al padre de su frívolo amante, de difamación. De aquel proceso salió absuelto el acusado, el aristócrata padre de Bossie, amante explotador y caprichoso, y Wilde acusado de sodomía, juicio en el que no se le hizo ni la menor concesión, hasta recluirlo en la prisión de Reading, de la cual salió, tras dos años de penalidades, completamente destruido para la creación, para volver a caer en los lazos de su antiguo amante, hasta su muerte en París, en 1915, en cuyo cementerio de Père Lachaise está enterrado.

Ayer también vi en varios periódicos que una asociación llamada Triángulo está llevando a cabo una campaña de concienciación en Institutos de la provincia de Madrid, para luchar contra la homofobia. Bien por ellos. No sabemos qué hubiera sido del arte de Wilde, si no hubiera tenido que luchar contra el absoluto, si no hubiera tenido que conducir su vida hacia el desastre. No sabemos tampoco qué habría pasado si nunca hubiera estado en la prisión de Reading por su condición de homosexual. Son cosas que ya nunca podremos saber, pues las vidas cumplidas son aguas que no pueden volver a su origen. Sí sabemos que la sociedad tiene que aceptar la naturaleza de cada ser humano, y en esa naturaleza entra su tendencia sexual, sea la que sea, lo que desee hacer de su vida, incluso si su opción es no definirse según los esquemas típicos y tópicos, en sistema binario, donde el ser homosexual es la tercera, problemática y desviada alternativa. Dos cuestiones. ¿Es necesaria la definición según esquemas clásicos? ¿Es necesario que un artista tenga que elegir entre vida y arte?


23 comentarios:

supersalvajuan dijo...

Hay que olvidarse de la vida de la gente, de lo que hagan fuera de su condición artística. Y punto.

Sarashina dijo...

Yo, desde luego, no tengo en cuenta la vida de nadie para apreciar el arte, pero sí creo que el carácter, las circunstancias en que una vida se desarrolla, influyen en la creación.

Cabopá dijo...

Tengo la euforia de los hinchas murcianos del Barcelona cerca, muy cerca dando el c...Imposible centrarme en lo leído. ¡es increible! Pitan los coches, las motos, llevan bocinas, chillán, berrean,,,¡hartita que estoy! Besicos.

Miguel Ángel Velasco Serrano dijo...

De artistas no sé, Clares, y en concreto lo de Wilde me parece una tragedia, pero con un contexto muy concreto, la época victoriana. En la antigua Roma o en Grecia eso no habría sido problema. Hoy, en España o en Inglaterra, posiblemente tampoco.

Pero existir definiciones sociales, lo políticamente correcto, o religiosa o como quiera que se lo denomine, vaya si existen. Te puedo contar que existe una mujer que yo conozco que dice tener vocación de cura, imagínate; dentro de la Iglesia fatal; fuera, cachondeo. No irá a ninguna cárcel, ni falta que la hace, que ya tiene suficiente con lo que tiene.

Sarashina dijo...

Cabopá, qué le vamos a hacer, un éxito hay que celebrarlo, aunque yo dudo mucho de si esto hay que hacerlo molestando a los que no tienen nada que celebrar. Aplícalo a todas las celebraciones. Ya lo leerás, no te preocupes, y si no lo lees, no pasa nada. No te puedes imaginar la de cosas mucho más interesantes que no vas a leer. Yo soy bien consciente de ello.

Yo también conozco alguna mujer que dice haber querido ser cura, y aún querría, pero eso no es cuestión de transexualismo o de homosexualidad, sino de instituciones. Si una mujer quiere conducir un camión, no tiene que ser homosexual por eso, sino que simplemente la sociedad no le ha permitido durante mucho tiempo hacer un trabajo considerado de hombres. Según entiendo, en otras ramas cristianas las mujeres pueden ser curas, e incluso ya existe una mujer musulmana que predica en la mezquita, o sea, que es imana. Es una cuestión de la iglesia. Pero aparte esto, a la cñarcel no iría nadie en España o Inglaterra por ser homosexual, pero aún quedan muchos prejuicios y resabios, y en determinados paises son condenados a muerte. El Vaticano no ha querido apoyar la acción de presión a estos países para evitarlo. Yo tengo mi explicación, pero me encantaría conocer la tuya, sin entrar en grandes polémicas, desde luego. Para mí esto no es una cuestión religiosa, sino estructural o institucional.

PMM dijo...

El artista no debe elegir nunca entre vida y arte, porque necesita lo uno para lo otro. La forma de escribir de Wilde (uno de mis preferidos también, por algo soy Licenciada en Filología Inglesa)va pareja a su forma de ser, de ver y vivir la vida. La ironíade "La importancia de llamarse Ernesto", la que se ve a primera vista y la que subyace en algunas expresiones concretas) seguro que no sería igual, por ejemplo.

Miguel Ángel Velasco Serrano dijo...

Nada de polémicas, Clares. Yo tampoco entiendo la decisión del Vaticano de no firmar esa declaración. La razón que se adujo, en mi opinión muy peregrina y nada clara, es que no querían exacerbar a los países que mantienen esa legislación tan inhumana y poner aún en mayor peligro a las personas de orientación sexual no convencional. La Iglesia ha proclamado que no hay ninguna discriminación en su seno derivada de esa circunstancia, pero a mí me parecen simples palabras… El caso es que cuanto más me intento informar, más oscuro veo este asunto.

Mobesse dijo...

Yo creo que tanto la vida como el arte son tan virtuales como todo lo que sale por este monitor que tengo enfrente. Son dos sistemas sensibles y simbólicos, no demasiado diferentes, que son interpretados por la misma máquina. Los dos, arte y realidad, se pertenecen, son inseparables. La única diferencia entre una buena lectura y una excursión es que en esta movemos algunos músculos más, pero ninguna es más real que la otra.

Por otra parte, me es imposible imaginar cómo sería la vida de Mr. Wilde en nuestros días. Creo que la sociedad, la vida, la homosexualidad y la obra de Oscar Wilde son inseparables y cada una de ellas se explica sólo en relación a las otras.

Pero, claro, dónde iría a parar toda la producción literaria en torno a estos temas. ¿Ficción o realidad? ¡Arte y vida! El ser y la nada. El ente y el relente.

Leandro dijo...

La homosexualidad y Reading, en realidad, son circunstanciales. En otro tiempo o en otro lugar, otro conflicto habría conducido a Oscar Wilde a la tragedia. Lo cierto es que él no puede elegir. Escribe las cosas que escribe y como las escribe porque él es así. En casos como ese, la elección entre el arte y la vida es una falacia. No existe la posibilidad de elegir. Él se quedó con el final trágico y nosotros con El retrato de Dorian Gray. Uno de los más grandes. Estaba condenado a serlo.

SuperWoman dijo...

Yo que soy "de ciencias" adoro a Wilde. Esa ironía fina que destilan todos sus escritos, del cuento al relato pasando por el teatro... En fin, creo que fue un señor adelantado a su época y como han dicho otros interlocutores, su vida y su obra son inseparables, no se puede entender la una sin la otra (supongo que esto ocurre con todos los autores, no es posible crear convincentemente sin vivir).

Un supersaludo

PS: Yo si he de quedarme a una carta, me quedo con "El Gigante egoísta".

Joselu dijo...

Ha habido escritores para los que su arte era su vida y apenas han podido vivir. Me gustan. Pienso en Flaubert. Otros han vivido intensamente y luego han contado sus experiencias. Pienso en Jack London. Muchos se han suicidado. Pienso en Hemingway, que vivió y escribió. Otros se recluyeron en casa y no salieron y descubrieron universos paralelos. Me atrae la imagen del artista puro, pero también la del artista vital; yo, si hubiera sido artista, me identificaría más con los segundos, aquellos para los que cada momento de su existencia se colma de sentido o sinsentido y luego hablar de lo que se ha vivido (amor, viajes, alcohol, droga). ¡Cómo detesto a los puritanos que nos venden que hemos de proteger nuestras vidas frente a toda agresión y luego nos abocan a una vida desnatada, inane, profundamente aburrida! ¿Por qué habría de progeger mi vida? ¿Y si quiero arrojarla por la ventana?
Entre lo de definirse o no, lo dejo a criterio de cada cual, aunque pienso que la escritura revela totalmente aunque no sea explícita.

Leandro dijo...

Yo creo que, más que un conflicto entre arte y vida, que a mi entender no existe, estamos hablando de un conflicto entre vida y vida tranquila. Y ojo, que la tranquilidad (sobre todo, de espíritu) no es en absoluto un valor desdeñable. Especialmente, cuando alguien es capaz de transmitirla a los demás.

Sarashina dijo...

La precisión que ha hecho Leandro, acerca de la distinción entre vida y vida tranquila, me parece muy interesante. A lo largo de la historia literaria ha habido escritores de todas las tendencias, de vidas tortuosas y de vidas convencionales, pero eso, sin duda, no ha sido banal en su creación, es decir, en la forma expresiva, en el discurso ideológico, en los temas elegidos y el punto de vista. El escritor en conflicto con el mundo es una creación romántica, a mi parecer. No es que no hayan existido antes escritores atormentados, pero se manifestaban de otro modo, quizás en forma de melancolía, como es Garcilaso, por ejemplo, vidas que terminan en suicidios encubiertos, pero de esto ya contaré en otra ocasión, o el de Jorge Manrique, algo parecido, vidas que parecen convencionales para la época, pero que eran atormentadas psicológicamente, simplemente porque no había aparecido el concepto de malditismo.
Vida y arte, para mí el concepto de elección entre ambas cosas va más allá. Se trata de algo más profundo. Todorov no hace más que levantar la punta del velo en este libro que he comentado. Y también en este aspecto hay varias posturas, como dice Joselu. Cuando sea mayor, escribiré algo meditado sobre este asunto. Es que mi sensibilidad es suficiente, pero quizás no las reflexiones hechas hasta el momento, como para ponerme a echar discursos bien elaborados.

En la otra línea abierta, la aceptación de la homosexualidad, el discurso sería aún más complejo, así que también lo dejo para más adelante. Las posturas institucionales mundiales y la mentalidad social no van muy lejos, por más que quieran ser políticamente correctas.
Miguel Ángel, yo tampoco me creo esas palabras del Vaticano. Me parece una explicación peregrina, con algo de mala fe, como si se quisieran lavar la cara un poco y punto. También merece una reflexión más larga, porque las raíces son profundas y complejas, a mi parecer.
Y ahora, amigos míos, me voy al campo, que llevo una semanita algo complicada, y hoy es el cumpleaños de mi hijo, así que a descansar y a celebrarlo. El lunes nos leemos.
Buen fin de semana a todos.

Anónimo dijo...

No considero necesaria la definición según los esquemas clásicos. Es más, ¿qué se entiende por esquema clásico?

La homosexualidad masculina era un "esquema clásico" en la Grecia Antigua, sólo se concebía el amor dentro de ella. Para la Iglesia Católica el esquema es la unión hombre-mujer. ¿Quién tiene razón? En mi opinión ninguno. Ambos excluyen a parte de la humanidad.

El amor o atracción lo son sin importar el género. Lo que importan son las personas.

¿Vida o arte? El problema no radica en que el artista tenga que elegir, sino en que la dificultad de separar el arte que realiza, ya sea literatura, música o pintura,por poner 3 ejemplos, de su vida como persona. Creo que su faceta de artista (y todo lo que conlleva, es decir, la fama o falta de ella, el éxito...) "devora" su faceta como persona, como individuo.

Fernando Manero dijo...

La figura de Wilde no ha cesado de crecer con el tiempo. SE ha convertido en un símbolo de libertad, arropado en un talento y en una sdensibilidad extraordinarios. No creo que la disyuntiva entre vida y arte pueda dilucidarse fácilmente. ¿Cómo disociar lo que forma parte de la personalidad, de la actitud ante la vida, del modo de concebir la expresión artística como una proyección de la identidad libremente configurada y voluntariamente asumida?. Hacer lo contrario lleva a incurrir en contradicciones que derivan en la pérdida de coherencia y seguramente en el empobrecimiento de la capacidad artística.

Eusebio dijo...

Creo que se le da demasiada importancia a la sexualidad, cuando se trata de los demás, claro. En mi trabajo tenemos habitualmente debates sobre este tema, sobre qué leen los menores, sobre qué consultan en Internet y si es adecuado que lean o consulten tal o cual cosa. Hay demasiada hipocresía. He comprobado que lo que realmente escandaliza a los adultos, incluidos algunos bibliotecarios, son las imágenes, en cómic o en Internet pero no en los libros. Ya digo, demasiada importancia al sexo.
Perdón, Clares, creo que me he ido un poco del tema de tu artículo.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

subrayo el pirmer comentario, totalmente de acuerdo.

Sarashina dijo...

Holal amigos. De regreso del campo, donde no he terminado de descansar -la familia es una institución voraz- pero algo me he repuesto, encuentro vuestros comentarios, tan acertados en general.

Eusebio, no te has ido del tema. Al fin y al cabo los escritores están vivos, aunque hayan muerto, si tienen lectores, y en el caso de las personas en formación habrá que ver qué conviene, según edad y madurez, que lean o no lean. Las cosas de la vida, la realidad, puede ser educativa o asustarlos, o darles ideas falsas. Yo dejaría a Wilde siempre en sus manos, pero quizás no su biografía hasta que fueran un poco maduros y pudieran entender la terribilidad social que condena a un hombre por su tendencia sexual; o hasta que pudieran entender que alguien puede llevar su vida por ciertos derroteros del malditismo. Un abrazo.

Fernando, ese mismo problema me planteo yo, la disociación entre arte y vida o la unión tan perfecta que tampoco sea posible, y además me pregunto de dónde nace ese problema. Es larga discusión, desde luego. Tengo que ir a tu blog, a ver lo que dices sobre Haydn, es que he estado ocupadísima y, aunque he leído tus posts anteriores, no he podido dejar te el comentario que merecían.

Sarashina dijo...

Gala, el viernes mismo pensé que tenía que hacerte una visita, que ya hace tiempo y ponerte de una vez en mi blogroll, pero ya ves estuve liada todo el viernes con cosas familiares. Luego por la tarde voy a verte.

Jordim, bienvenido a mi blog. Te haré una visita pronto.

Anónimo dijo...

Interesante artículo y eniquecedores del debate los comentarios suscitados. No he leído el libro de Todorov aunque si recomendaciones y críticas (positivas) sobre él. Ahora con la tuya va derechito a la lista de pendientes, y con asterisco de "colarlo" en cuanto pueda.

Abrazos

Sarashina dijo...

Muy recomendable, Ernesto, ese libro. A mí me ha gustado mucho, aunque eran temas y vidas, al menos las de Wilde y Rilke, que ya conocía. Sin embargo, te abre nuevas vías de reflexión.

Pilar dijo...

Y entre col y col le hacía un hijo a su mujer, esa sí que fue romántica! hablo de Wilde, ese ser tan extraordinario y complejo.

Me ha dado risa lo de quitarte la ignorancia --me la pasas por favor-- "en breve", y es que es imposible dar abasto con todo lo por leer. Y luego todo lo demás.
UN placer recordar estas lecturas, y tener tiempo para estar por aquí un rato.

Un abrazo, besicos

Sarashina dijo...

Me alegro de que te haya gustado recordar esas lecturas. Cuando encuentre y lea a esta escritora, no te preocupes, te la paso y así nos quitamos la ignorancia las dos de una vez. Besicos, guapa.