06 enero 2010

Los Reyes Magos



Los Reyes Magos están enterrados en la Catedral de Colonia. Yo he visto las tumbas, pero lo que haya dentro no lo sé. En realidad, no se sabe nada de ellos, sólo lo que dice Mateo en su Evangelio:

Nacido, pues, Jesús en Belén de Judá en los días del Rey Herodes, llegaron del Oriente a Jerusalén unos magos diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer?
Mateo 2,1-2

Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.
 Mateo 2,11


Lo demás lo pone la leyenda y la Catedral de Colonia: que eran tres, que se llamaban Melchor, Gaspar y Baltasar, nombres sospechosamente medievales, que cada uno era de una raza, como representación de la gente del mundo... Y que son seres mágicos, que lo decía mi madre, para explicarnos cómo podía ser que les diera tiempo a poner tantos juguetes a todos los niños y niñas, conociéndolos a todos por su nombre y llevando cuenta en un enorme libro del comportamiento de cada criatura para dejar juguetes o carbón, según correspondiera. Sabiendo lo que sé, ahora mismo, digo que mi Rey ha sido, es y será, Melchor, porque es el más viejo y el menos exótico. Mi madre decía que le dejaba su café y sus mantecados y una copita de anís, porque era viejecico y estaría cansado de tanto viaje. Al día siguiente no quedaba ni rastro de café ni de anís ni de mantecados, así que eso lo confirmaba todo.





Un año me pusieron los Reyes un muñeco al que llamé Miguelito. Era un bebé de goma. Los Reyes lo habían vestido con los restos de tela que habían quedado del ajuar de mi último hermano nacido, con su jersey azul, su pañal, su camisita y su faja, como un bebé de verdad de los de entonces. Miguelito no tenía los ojos azules, como el de mi vecina, ni era rollizo; más bien se parecía a uno de mis hermanos, de ojos castaños y no tan gordo como los bebés de mi vecina, y creo que por eso lo eligieron los Reyes para mí. También se habían preocupado sus Majestades de Oriente de ponerlo en un moisés con faldetas de organdí, con su colchoncito y su almohada, sus pequeñas sábanas y una toquilla. Eran muy laboriosos los Reyes de entonces. Miguelito sobrevivió a todas las batallas infantiles durante muchos años.





Otro año me pusieron una cocinita de petróleo que podía encenderse de verdad, aunque nunca conseguí que mi madre me diera el combustible para hacerlo. En casa de mi abuela me pusieron los cacharritos, una campanita y un mortero diminuto de bronce. Todo esto me convirtió en una cocinera voluntariosa y en una madre de las del montón. La cocinita no era como ésta, que es la que han dejado los Reyes para Amaia.







Cuando dejé de creerme lo de los Reyes, ya estaba así de mayor.





Un día, mis hermanos encontraron por mi habitación, abandonado ya a su suerte, al pobre Miguelito. Decidieron que había muerto y le hicieron un solemne entierro. Yo no me enteré en el momento, porque estaba en otras cosas. Mi hermano Alejandro me contó luego que él había oficiado de cura y que lo habían enterrado detrás de un aparador en una caja de madera que en su momento contuvo fruta confitada. En la siguiente limpieza general, lo encontró mi madre, más amarillo que un limón en su cajita de madera. Yo ya no sabía dónde ponerlo, y no quise saber dónde lo puso mi madre finalmente. Desapareció de mi vida. Sic transit gloria mundi. Y todo lo que hay. Qué le vamos a hacer.

29 comentarios:

Joselu dijo...

La leyenda medieval de los Reyes Magos igual que la del Apostol Santiago son auténticas epopeyas fantásticas que han llegado hasta el siglo XXI todavía con enorme éxito. No hay nada tan poderoso como una buena historia y ser narrador es uno de los oficios más prodigiosos que existen. Feliz día de los Reyes Magos.

Joselu dijo...

Tu evocación de Miguelito es una metáfora de lo que significa el desgarro de abandonar la niñez. Sin darse cuenta uno, pero sin poder olvidarla uno nunca.

Miguel Ángel Velasco Serrano dijo...

Ni eran reyes, ni hacían magia, ni los tienen en Colonia escabechados bajo esa impresionante catedral.

Y al decir de Gloria Fuertes, tampoco varones, sino señoras reinas, o sea, Majestadas.

¡Qué suerte que haya reinas magas, que nos traigan carbón de caramelo, calcetines y bufandas para el frío invierno, cuentos donde todo acaba bien, aperos de labranza y útiles domésticos de mentirijillas, bombas de chocolate y muchos besos y arrumacos de verdad!

Es una noche mágica de verdad, presagio y anticipo del resto de todas las demás noches en que se nos acunará con cuentos. No hay otra forma mejor para dormirse.

NO, ni hablar, no hemos dejado la infancia atrás, aunque sí algunos pequeños artilugios que ya hicieron su papel. La seguimos llevando con nosotros, aunque en nuevo recipiente.

supersalvajuan dijo...

mIGUELITo está en el cielo. Seguro.

Matapollos dijo...

Sic transit, Clares, sic transit.
Este año mi madre les ha dicho a los críos que a los Reyes había que dejarles turrones sin azúcar y nada de licores, que están muy mayores y hay que cuidarles... Me ha desmoralizado.
Hay que ver cómo vamos creciendo; a mí misma me encantaba Melchor cuando era pequeña, después me hice de Baltasar y ahora el preferido empieza a ser Gaspar. Mejor no profundizar más en el asunto.
Biquiños.

Isabel Martínez Barquero dijo...

Cómo me ha enternecido esta entrada. ¡Qué bonita para este día!

¿Sabes? A mí, mis padres me asignaron a Gaspar y tan contenta estaba con él.

Por cierto, impresionante la pintura, supongo que de tu padre. Eras una niña preciosa.

Un abrazo muy fuerte.

Sarashina dijo...

Amigo Joselu, estamos hechos de la misma materia que los sueños, según dijo el poeta, así que cuando un mito encuentra su justo lugar en el corazón de la gente, pervive mucho tiempo e incluso revive si alguna vez se adormece y parece muerto. Recuerdo que hubo en un momento un furor modernista de racionalismo que decía que si les ponías los regalos a los niños en Navidad, o sea, Santa Claus y otras hierbas, jugaban todo el tiempo, como si el resto del año no jugaran los niños. Quizás era un modo de señalar el tiempo del trabajo. En mi casa, y mira que éramos modernos, jamás se siguió esa moda. Ahora es algo que cala en las clases más populares, pero los Reyes siempre serán los Reyes, incluso si eres, como yo, de ideas republicanas.

Sarashina dijo...

Toda la razón, Miguel Ángel, ya ves las escasas referencias que tenemos. Lo de que fueran Reinas Magas más bien es un deseo de doña Gloria, porque en esos tiempos no se ponían las mujeres a recorrer mundos detrás de las estrellas. La verdad es que es una leyenda preciosa. Yo ya no soy la niña que aparecía en esos retratos, naturalmente, pero vivo la niñez a través de mis pequeños y disfruto mucho. Tenías que habernos visto a Fernando y a mí montando la cocinita anoche y pidiendo que a nuestra hija no se le ocurriera pasarse con la niña como hace a veces.


En el cielo está, salva, o más bien en el limbo, que era de goma el pobre.

Sarashina dijo...

Cuánto tiempo, Matapollos, y qué gusto leerte por aquí. Mira si serán los Reyes viejos que mi madre ya lo decía entonces, con el pretexto de dejarles su bandejita, que luego, supongo, vaciarían mi padre y ella cuando terminaran de disponer los juguetes. O no, y era verdad que venían sus Majestades de Oriente, que yo no puedo decir ni que sí ni que no a esto.


Isabel, sí, son los sucesivos retratos que mi padre me hizo a lo largo de mi infancia. Faltan tres solamente: un apunte al óleo con dos años, que está en la habitación de mi nieto, uno de adolescente disfrazada como una dama del diecinueve, y el que aparece en mi foto de perfil, y nunca mejor dicho, que estoy de perfil totalmente. Si quieres ver otro, que nadie sabe que soy yo, mira a la Virgen de los Peligros del Puente Viejo, cuando hace sol; le ponen un lienzo que pintó mi padre para protegerla y el ángel de la derecha soy yo misma.

Thornton dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Sarashina dijo...

Thorton, enhorabuena por la nieta. Supongo que la única nieta de momento. Ya verás que alegría más grande. No te pongas demasiado baboso, que te quedan muchos días y momentos gloriosos con ella. La cocinita no se la traigas hasta los tres o cuatro años, que es a esa edad cuando ya la disfrutan. Amaia se ha pasado el día dándonos de comer a todos. Estoy empachada de pasteles, de macarrones secos, de habichuelas crudas y trocitos de papel. Encima, mi amiga Encarna pidió para ella un juego de té y también hemos tenido que tomar té. Qué día llevamos.

felicitaslaura dijo...

¡Qué bonito lo cuentas!

Los Reyes, son los Reyes Magos no hay otros para mi y es verdad que son magos, siempre aciertan.

A tu nieta ya vemos que si ¿ y a ti ?


Un abrazo

Sarashina dijo...

A mí, Felicitas Laura, ya me dejan todos los años un montón de cosas, de cosas buenísimas, como esta de poner los juguetes para ellos, y muchas más que no se ven pero que yo sé. Amistad, cariño, trabajo, lecturas, no puedo pedir más.

Yolanda dijo...

Bonita entrada para hoy, Clares. Para los que ya no cumplimos con el rito de dar ni recibir regalos en Reyes supone una vista arás muy nostágica. Yo sentí muchísimo saber la verdad, pero siendo adulta he llorado en algunas cabalgatas con mi hijo y sigo emocionándome con las ilusiones infantiles ajenas. Y recuerdo, cómo no, aquellos juguetes que llenaban el vestíbulo de la casa de mis padres y duraban años: los muñecos de tamaño casi natural (mi madre les hacía primorosas chaquetitas de lana), la muñeca Virginia, que daba besos al apretarle el brazo, una cocinita de madera policromada, muchos libros... Creo que entonces, como canta Serrat, yo era feliz.
Un saludo.

Sarashina dijo...

Es verdad, Yolanda, qué recuerdos tan bonitos que son para toda la vida, son como un tesoro en la memoria. De ese Miguelito vestido por completo por mi madre, siempre me acordaré. Ese es el tesoro de felicidad que deja la infancia cuando es normal. Besicos.

Cabopá dijo...

Esta crónica de Reyes ha sido enternecedora,imagino que se lo contarás a tus nietos....
Las fotos de las pinturas son buenisimas, yo tambien tenía trenzas y flequillo, ja,ja,....hasta bastante mayor.....
Ya me fijaré cuando pase en primavera por el puente viejo.....
Los Reyes los vivimos de muchas formas: de hijos,de padres...y de abuelos a mi me queda esta última..espero que cuando llegue estar estupenda....Es la fiesta de estas fiestas que más me gusta,bueno creo que la única......
Besicos.

Sarashina dijo...

Es la mejor fiesta, sin duda, la más entrañable, la que acumula recuerdos, la que atesora afectos, y como dice Miguel Ángel, una promesa. En eso, Cabopá, coincido contigo totalmente. y tú tranquila, que para abuela siempre hay tiempo y seguro que te llega hecha una rosa. Muchos besicos, amiga.

Mameluco dijo...

Yo soy otro Miguelito (coincidencia de nombres, digo)
Pero soy de carne y hueso.

Es chulísimo eso de tener retratos de diferentes épocas (hechos en este caso por alguien tan cercano). Como Rembrandt, jejeje.

Para el próximo año el maletín de maquillaje de la Señorita Pepis, seguro.

PMM dijo...

Una entrada estupenda para los Reyes Magos, y los retratos preciosos, pero sobre todo, dulces, muy dulces. Biquiños, Clares.

Sarashina dijo...

Mameluco, por fin el barco pirata. Ya ves que desde niña soñé con tener un Miguelito en mi vida, y lo conseguí. Lo de los retratos sí que es un lujo, la verdad. Si fuera hija de un zapatero tendría zapatos a medida de cada edad, y asi sucesivamente, pero lo que tengo son retratos. Soy la hija más retratada de todos mis hermanos y quizás la más retratada de la historia de la pintura. Un abrazo, amigo.

PMM, gracias por tu aprecio. ¿Ves? Este el tipo de regalo que más me gusta.

Eusebio dijo...

Yo creo que lo de los Reyes Magos lo inventaron los comerciantes de la época para sacar pasta, como ahora...

Aparte de eso, los mios, sabiendo que no creo en ellos, se han portado muy bien :)

Un abrazo, Clares. Y Feliz Año para ti y todos los lectores.

Anónimo dijo...

Sin entrar en otras valoraciones de tipo histórico, ha sido un vedadero placer seguir el hilo de tu hermoso texto, en el que consigues plasmar la inocencia de los niños, loe sueños y los sentimientos que producen en esa época los juquetes que llegan a convertirse en algo que forma parte de nustras vidas, como el Miguelito de tu narración.

Y todo ello bellamente ilustrado con obras, imagino que de tu padre.

Enhorabuena por hacrme disfrutar de este texto emocionante que me alegra el día. Gracias. Un enorme beso.

Sarashina dijo...

¿Ves, Eusebio, cómo los reyes no son tan malos? Hombre de poca fe, sin creer en ellos, van y te traen cosas. Señal seguramente de que has sido bueno, extremo que conocen no sólo los Reyes Magos, sino cualquier persona que se te acerque. Para ser unos republicanos redomados, no se han portado mal sus Majestades con nosotros, ¿eh?

Ya sé, Ernesto, que las valoraciones históricas están ahí, y podría haberlas hecho, pero lo que quería recuperar era esa fascinación de la infancia, el momento único en que todo lo crees y el momento también único en que empiezas a no creerte nada. Me alegro de que te haya gustado, precisamente eso, y sí, los retratos son obra de mi padre. Un abrazo,valiente.

mariamc dijo...

de todos los días de navidad , el día de los Reyes Magos es el mejor, es el único del que no reniego, me encanta regalar y que me regalen, pensar en cada uno cómo son ,lo que les gusta,cómo sorprenderlos , pensar en ellos vamos , me hace mucha ilusión y sobretodo que esté la noche por enmedio le añade mucho encanto. Maravilloso despertar todavía , espero conservarlo siempre.

Miguel dijo...

Los Reyes Magos serán mentira, serán una creación medieval, no existirán... pero yo sigo creyendo en los Reyes Magos. ¡Cómo no creer en lo que representan! Si no existieran, habría que inventarlos. Yo, que siento un gran respeto, casi adoración, por la historia, y que sé que los historiadores han demostrado que todo lo que contamos a los niños sobre este tema es una farsa, aun así, me niego a abandonar a mis tres Reyes Magos...

Un abrazo

Leandro dijo...

¿Y acaso los historiadores no se inventan la historia? Y sin gracia, además. Para estos menesteres no nos sirven. Y Miguelito estará, probablemente, en La Roda (lo siento, no he podido evitarlo)

Sarashina dijo...

Bracico de Cervantes, cuánto tiempo, y qué gusto que te reenganches otra vez, con tus fotos estupendas y tu delicadeza. Anda, que te he visto yo a ti en muchas noches de Reyes apretando los ojos para dormirte, no fuera a ser que te pillaran in fraganti, Es la fiesta más bonica y más ilusionante de todas.

Toda la razón tienen Miguel y Leandro. Que claro que existen, que son los padres, y todos los adultos que quieren y miman a las criaturas, y eso es una maravilla, la verdadera maravilla.

jajja, pues claro que Miguelito está en La Roda, con un rollo que no veas, y él hecho un rosco. Es que era muy dulce.

Cyd Charisse dijo...

Hola, feliz año a todos. Clares, lo de Miguelito me ha recordado la muñeca de cartón que yo tuve de pequeña y que mi prima, por entonces una niña bastante rebelde, me estropeó bañándola en un cubo. No eran todavía los tiempos de las Nancys y las Barbies y a partir de ahí, dejaron de interesarme las muñecas y por REyes siempre pedía libros, que era lo que a mí realmente me entretenía, que para jugar a las muñecas ya tenía yo a mi hermana pequeña que era una muñeca bastante follonera.
En cuanto a los Reyes, a ver ¿para qué puñetas necesitaba el Niño Jesús oro, incienso y mirra...?.
Ah, y lo del rey negro es un invento muy posterior, en lsa primeras representaciones todos eran de pura raza aria.

Pilar dijo...

¡Los reyes magos existen! no aceptaré negociaciones ni desvelaciones de infieles.

y la muerte también, pobre Miguelito.