Cualquier buen narrador sabe que contarlo todo es un error. Las historias se vuelven tediosas y demasiado parecidas a la vida cotidiana. De todo cuanto sabemos contamos lo relevante; de todo lo relevante contamos sólo la mitad. ¿Es necesario contarlo todo a todo el mundo? Nuestra vida es un relato de situaciones intermitentes que creamos nosotros mismos con la ayuda del gran escritor que es la memoria. No, no pienso contarlo todo. No lo considero estético.
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