He ido esta tarde, como todos los años, a la concentración que la Comisión 8 de marzo convoca en la plaza de Santo Domingo. Me he dejado la cámara en casa, así que se perdonará que las fotos sean testimoniales, de pancartas de años anteriores, pero que han estado también presentes esta tarde, lo cual me hace pensar en la necesidad de la repetición reivinidicativa cuando los problemas no se ha solucionado, ni tienen visos de solucionarse en bastante tiempo. Es cierto que se ha avanzado mucho. Una compañera me dice allí que se va a las Jornadas feministas de Granada; hace treinta años también acudió y quiere saber qué ha cambiado. Le digo que para empezar hace treinta años ni se hablaba de violencia contra las mujeres, por ejemplo, por lo que este colectivo tiene que estar orgulloso de su labor, tantas veces machacada, denigrada, ridiculizada por los grandes patriarcas intelectuales de este país y de otros países. En fin, ladran, luego cabalgamos.
El último que ha ladrado ha sido un estético y poco ético profesor de rancio abolengo patriarcal, de esos que saben mucho y sobre todo lo dicen con la voz muy campanuda, y que además pone cara interesante para hacerse la foto. Un perfecto varón en el uso de todos sus poderes, que se atreve a tachar de necedades todo lo que no haya salido de su cráneo privilegiado. Mejor le habría ido si hubiera dedicado sus energías a estudiar, por ejemplo, el autismo. Con todo, no quiero poner ningún enlace a su hilarante artículo en El País, simplemente por no darle más cancha, que ya ha tenido bastante por el momento. Bueno, un mérito hay que reconocerle: su atrabiliario artículo ha desatado una tormenta de rechazos de hombres y mujeres de toda España, y un debate abierto sobre los límites de los cabestros. De vez en cuando hay que poner un rancio en el centro para que nos acordemos de cómo eran los rancios y no nos descuidemos.
Yo sólo digo, a propósito de esta violencia contra las mujeres, que es estructural y sistemática, que el sistema está basado en ella, pues es imposible que la mitad de la población haya podido someter a la otra mitad durante tanto tiempo, y aún continuar, sin ejercer violencia. ¿O alguien cree que el colonialismo (político, cultural o de género) es echar agua de colonia al que se quiere colonizar? Pues es que no. Lo que se echan son palos, muertes, en el peor de los casos, y en el caso más liviano, desprecio, ninguneo, ocultación, o sea, violencia. Las causas las conocemos, su extensión y alcance, también. Hay leyes, pero nunca las cosas se arreglan con leyes, aunque ayuden. Es un cambio de mentalidad social lo que tendría que suceder, y eso sólo se hace con educación, después educación y luego más educación. Eso para el futuro. Para el presente, protección a las víctimas, rechazo social del violento, colaboración ciudadana y punición del maltratador.
15 comentarios:
Cambiar la mentalidad social. Si fuera tan fácil... ¿Por que no se dice violencia machista?
Oye, que no me he enterado del artículo que citas. ¿Me puedes mandar el enlace a mi correo particular, para que publicidad del energúmeno no traspase la frontera de mi curiosidad? Besos, reina
Ya lo sé, Salva, que cambiar la mentalidad social es harto difícil, pero no me dirás que en este país no ha cambiado en muy poco tiempo, por lo menos en ciertas cuestiones. Y que sí se dice violencia machista, y terrorismo machista, pero yo en este caso, por matices, he preferido usar la expresión "violencia contra las mujeres".
Luego te mando el correo con todos los enlaces, el artículo del tipo y las reacciones subsiguientes.
La última parte iba para Rubén. Ha sido sonado, y hasta ha intervenido la defensora del lector de El País, porque en la vida habían recibido más cartas de protesta y más peticiones de dimisión del director de opinión. Besos también a ti, príncipe electo.
Últimamente da la impresión de que las generaciones más jóvenes están desandando caminos y no cabe pensar en otra cosa, como tú bien dices, que no sea insistir a través de la educación.
Si por mi fuera pondría ya mismo a andar a la UNESCO enterita supervisando todo lo que les va entrando por los sentidos a nuestros pequeños, que de lo que se come se cría.
Una pena lo de ese artículo, ya casi prefiero ni verlo.
La hoy denominada "violencia de género", que no es otra cosa que la dura violencia ejercida por el sentimiento del machismo (no hay que buscar términos que suavicen los comportamientos salvajes y bestiales de tantos "hombres")se debe a varios factores. Todos ellos relacionados con la educación, única medadida que puede hacer llegar a nn cambio de mentalidad.
Culpables de ests "prepotencia machista" son los usos sociales, las tradiciones, la concepción quue la iglesia hace de la mujer como objeto para uso del "amado esposo", y fndamentalmente de los modelos que se divulgan en muchos medios de comunicación, en declaraciones de "poderes" fácticos.
Vivimos en una sociedad cyos eferentes son la violencia, el insulto, la descalificación constante del "otro", donde a la mujer, desde su juventud inicial, se la intenta concienciar de la sperioridad del macho, al que siempre hay que respetar.
Menos mal qe cada vez surgen más voces,de mujeres y hombres, que no nos resistimos a esta villanía e intentamos denunciar y concienciar a todo el mundo de que no solo no hay que tener tolerancia cero ante estos hechos, sino participar activamente ayudando y no cerano los ojos.
No sigo, que me enciendo por momentos. Igualdad y libertad (sobre todo de pensamiento) para las personas (mujeres y hombres). Perdón por la extensión.
Yo estoy por la igualdad y por las medidas en favor de la paridad. Estoy absolutamente convencido de que, a medio plazo, acabarán jugando a nuestro favor. A favor de los hombres, quiero decir. El mundo es vuestro y eso no hay quien lo pare
Ernesto, no hay que encenderse en estos casos, sino mantener la calma con absoluta frialdad en el juicio, precisamente para ser justos. No te puedes imaginar las cosas que he tenido que oír y que leer. Tengo una auténtica colección de frases y comportamientos misóginos. Antes me indignaba. Ahora me sirven para reinvindicar y reivindicarme.
Leandro, en primer lugar, creo que esas medidas obrarán no sólo a favor de las mujeres, sino también de los hombres, para una relación de igualdad, en la que todos salgamos más enriquecidos y plenos. Por otra parte, el mundo no es nuestro. Es de todos. Es un bien a compartir resolviendo pacíficamente los conflictos. El mundo es nuestro y vuestro, es de todas las personas que quieran hacer de él un lugar para vivir en paz y sin violencia. Creo que con cada avance en los derechos de la mujer, en el camino de la igualdad, los hombres avanzáis también, excepto para unos cuantos cabestros anclados en el miedo y en la ranciedad.
Me gustaría conocer los índices de agresiones por cuestión de género que existen en países mucho más avanzadados como Suecia, Noruega, Dinamarca, Holanda... Querría saber si realmente la educación contribuye a paliar esta lacra de agresividad machista contra las mujeres. En ausencia de estos datos, me atrevo a sugerir -sin justificar en ningún caso- que los hombres se enfrentan en sus relaciones afectivas a mujeres que les superan en todos los campos: humano, profesional, afectivo, seguridad personal, autonomía, sensualidad, y el macho se siente inferior, terriblemente inferior cuando le han hecho creer que es el que domina. Esto crea una contradicción espantosa en él. ¿Cómo va a ser dominado por alguien inferior en principio a él? Y de ahí se genera la violencia, los asesinatos. El hombre esta programado para dominar -culturalmente en la historia- pero en la realidad ha de aprender a someterse, a entenderse, a saber que su mundo es inferior que el femenino que es mucho más amplio, aunque sólo sea por tantos milenios de subordinación. El hombre ha de aprender a encontrar su nuevo papel frente a la nueva mujer. De esa disintonía surgen tantas y ominosas tragedias.
Joselu, en países como Suecia y Noruega los índices son muy parecidos, y en Francia, por ejemplo, superiores. Por eso digo que es estructural y no puntual. De todos modos, cuando se habla de educación, estamos hablando de un plazo muy largo. La violencia solo se cura con igualdad y justicia, y la Unesco calculaba que en países desarrollados, al ritmo de leyes y cambio de mentalidad social, se llegaría a una igualdad jurídica y social real en unos trescientos años; y añadía, si todo seguía igual, o sea, sin crisis, sin retrocesos, sin conflictos bélicos, etc. Largo camino, amigo.
Lo que me extraña es que penséis que las mujeres tienen más capital humano que los hombres. No estoy de acuerdo en absoluto. Pienso que hay un camino que hacer también en la construcción de la masculinidad, y de hecho hay ya hombres, como los que portaban esa pancarta y otras asociaciones, considerando la construcción del género masculino, también perjudicado por el sistema en otro sentido. Sí es cierto que los hombres tienen que partir de otras premisas y consideraciones en un mundo que tiende o necesita la igualdad, no la subordinación de ninguno de los dos sexos.
Soy consciente de que en este blog la mayoría, por no decir todos, de los visitantes está formada por hombres con una total conciencia de los derechos humanos y de su defensa. Es verdad que cansa manifestarse una y otra vez a favor de la igualdad y en contra de la violencia, pero es que no nos podemos cansar por el momento. A ver si poco a poco no fuera necesario. Gracias por tu apoyo al movimiento feminista, porque no es tan común ese reconocimiento.
Por cierto, lo tuyo va lento pero seguro. Ahora ya al menos hay un blog, aunque sin ninguna entrada. Yo, por si acaso, ya me he hecho seguidora. Ahora a publicar algo, hombre.
Al menos el cambio está ahí cuando hace unos años lo que levantaba las ampollas era el discurso feminista. Hoy es el machista el que crea escándalo, como dices del ar´ticulo de marras que no se nombra jajajajaajajaj, pues claro que no, que mil asuntos hay importantes como para dedicarle tiempo a los primates, con perdón de la especie. Lo mismo dentro de unos años no se puede decir esto, y es probable que con toda razón. Mientras caminemos hacia la igualdad vamos hacia otro orden social, tan necesario. Muchos besos
Rosa María Artal, gran periodista y mejor escritora, dejó una entrada concluyente:
http://rosamariaartal.wordpress.com/2009/11/25/mujeres/
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