03 noviembre 2010

Otoño barroco

 Anónimo barroco otoñal 
captado en el museo regional de Béja.

El otoño es barroco, siempre lo ha sido. El invierno, directamente, es el fin. Hay que dormir y no pensar demasiado. Quedarse en gran quietud, en la pura tranquilidad y calma, a ver si de ese modo la primavera nos sorprende. Pero en el otoño... podemos ir dando rienda suelta a todas las melancolías, y quizás lo mejor para hacerlo, con cierta afectación y estilo, es ponerse frente a un cuadro como este, con una plácida calavera que se mira en un espejo, no se sabe muy bien para qué fin. Lo suyo hubiera sido que una guapa joven se mirara en el espejo y viera su calavera, para que se le bajaran los humos, por ejemplo, o al contrario, que un esqueleto se mirara en el espejo y viera una hermosa joven. Ya se ve que no es indiferente quién mire y quién sea mirado, que eso tienen los espejos. Y luego, mucho leer y mucha redoma, mucho saber y mucho aprender, para nada. Para terminar hecho una calavera que se mira en un espejo.


O para terminar como estas hojas caídas, mojadas y arrastradas por la empedrada calzada de una ciudad portuguesa, que también hay que decirlo, si se quiere melancolía otoñal, lo mejor es irse a una ciudad portuguesa, y sin fados, que no hacen falta para ponerse amarillo, soñador, ensimismado y tristón.

16 comentarios:

Anónimo dijo...

...amarillo, soñador, ensimismado, tristón, amante y amado...

Joselu dijo...

Vanitas vanitatum, el gran tema barroco junto al tempus fugit... Estos días profundizamos en el barroco en el bachillerato humanístico, pero no acaban de situarse en ese pesimismo y desengaño que lo caracteriza. Total para terminar siendo una calavera que parece reír. Así la vida discurre fugaz acercándonos a la calavera que seremos. En fin, otoñales saludos.

Sarashina dijo...

Pues vaya, vaya, amante y amado anónimo, veo que te ha gustado la cadencia de esas cuatro palabras, pero añadiendo algo más. Siempre se añade algo más, ¿no? No todo van a ser penurrias.

Es difícil, Joselu, cuando uno es joven, y más en estos tiempos, entender a la calavera que se mira en el espejo. Varias veces lo he intentado yo, explicarles eso del pesimismo barroco y siempre terminan por pensar en drácula, por ejemplo. Son la pera, pero en toda su sazón.

Matapollos dijo...

De profundis clamavi ad te,Domine
Higos, manzanas, uvas, peras, castañas, membrillos, avellanas...

Ernesto dijo...

Sic transit gloria mundi

Don Juan, la vanidad del hombre, realidad y teatro, amor y desamor, verdad y engaño, promesa y burla...

Los paseos otoñales, con el crujido de las hojas secas al ser pisadas, nos hacen reflexionar.

Me gusta el jardín en esta estación.

Besos.

Pilar dijo...

Y sin embargo es el tiempo en que se nos exige el máximo rendimiento laboral, o quizás es que como es tiempo de madurez simbólica, nos resulta el más cansado.
Lo que menos me gusta del otoño en viaje hacia el invierno, -y sin muchas diferencias en nuestros lares- es la oscuridad con que nos sorprende la tarde, tan corta y con tantas cosas que hacer. No vale, si hay que trabajar más, reivindico más horas de luz.

Un besico con minutos mal contados

Sarashina dijo...

¿te lo sabes también en griego, Matapollos? Yo me lo sé, pero me da vergüenza escribirlo con grafías latinas... Las frutas del otoño, qué hermosas son con sus naranjas, sus marrones y sus amarillos.

Vamos de citas clásicas, Ernesto, amigo. Nos salen solas en el otoño, eso pasa. Un abrazo.

Pilar, qué gusto que pases por aquí, y cargada de razón, que hay que ver cómo nos llevan y nos traen con los horarios. ¿Cómo va el otoño africano? La fiesta de la mochila es una de las más bonitas que yo recuerdo de allí. Besicos, guapa.

Matapollos dijo...

Buscando en el Google...
Από τα βάθη κλαίω να σοι, Κύριε.

Un abrazo.

Sarashina dijo...

Pero qué listos sois los dos, o sea, el gúguel y tú. Y lo que se aprende con gente así. Besos

I. CAMACHO dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
I. CAMACHO dijo...

Évora en noviembre, con fados o sin fados, es un destino otoñal, desengañado y barroco donde los haya. No hay más que acercarse a echar un vistazo a la capella dos ossos para sentir el escalofrío del "vanitas vanitatum", el "tempus figit" y el "sic transit gloria mundi". Otoñales y melancólicos saludos desde Loranca.

Isabel Martínez Barquero dijo...

Sí que es barroco el otoño, con ese colorido escandaloso y bello que tiene. Y fíjate, creo que el invierno no siempre es el fin, sino una línea pura, un blanco derramado, la ausencia de artificio y, a lo sumo, el romanticismo enredado en alguna que otra bruma.

Ese cuadro es una auténtica preciosidad, Clares, ¡Cómo cazas las perlas, amiga! Porque me huelo que has estado por Portugal, y yo que me alegro, aunque se me despiertan unas ganas viajeras que no veas.

Besos, y conforme con lo que me apuntabas (¿qué tal la semana que viene para ese cafetico? Te llamo en cualquier caso).

Sarashina dijo...

De acuerdo, Isabel. Nos llamamos la semana que viene y nos tomamos un café o lo que toque. Y andas muy encaminada.

Toni Sagrel dijo...

Un contenido muy melancólico, superando incluso hasta lo otoñal.

Las hojas caídas son el fertilizante de la nueva vida venidera. El otoño es una prolongación de la primavera (con el verano de por medio).
El invierno no es el final, pues somos unos cuantos quienes nacimos en el mes de enero. A finales del primer mes del año, entre sol, nieve y heladas, aparecen esos avisadores de la vida: los almendros, dando la bienvenida.

Me gusta el buen tiempo, pero como decia mi abuelo, "siempre, por la sombra".

Salud y un abrazo.

Manuel Márquez dijo...

Bonita (y pelín triste, también) tu evocación del otoño, compa Fuensanta. Para mí, el otoño es la "estación perdida", una estación que no termino de ubicar o caracterizar, que se me pasa como un intermedio fugacísimo entre verano e invierno; supongo que son los condicionantes meteorológicos los que más me pesan en ello, o el hecho de que no haya hitos festivos prolongados, y muy marcados, que me lo señalen de alguna manera. Pero, bueno, ésas son elucubraciones de lunes por la mañana; igual a mediados de semana, ya "depierto", lo veo de otra forma. Ah, y espectacular la imagen del cuadro; da un poco de cosilla, pero hay que reconocer que es hermoso.

Un fuerte abrazo y buena semana.

cristian - paginas web dijo...

jeje excelente post amigo.. el otoño pr cierto es una parte del año bastante chevere :)