04 diciembre 2012

TALA, Thomas Bernhard



 No es precisamente Thomas Bernhard mi autor favorito. Intenté leerlo en otra ocasión y lo abandoné por falta de interés para mí en aquel momento. No sé qué pasaría ahora si volviera al libro que dejé a medio -cosa rara en mí-, que trataba más o menos de un abandono del arte por alguien que cree que no puede superar al mejor, ni igualársele tan siquiera. No creo que vuelva a intentar aquella lectura, pero esta novela, "Tala", vino a mí este verano por casualidad, y me dije que valía la pena intentarlo de nuevo con el autor, a ver qué pasaba. Ha dormido el sueño de los libros en espera hasta esta semana, y gracias a él he salvado al autor. No voy a caer en sus brazos, pero lo trataré con más respeto y cariño.


El escritor, un tipo interesante.

La novela, por si alguien se ve tentado, consiste en un monólogo interior sin capítulos ni partes, de la primera a la última página, los pensamientos de un artista que vuelve a Viena desde Londres después de veinte o treinta años -no queda del todo claro- de ausencia, para encontrar la decadencia del mundillo artístico vienés, sus intrigas y sus maldades pequeño burguesas, representadas por el matrimonio Auesberger, una pareja de vampiros banales. El escritor los contempla desde su sillón de orejas, el mismo que ocupaba hace veinte o treinta años cuando los visitaba de joven. Luego viene la cena y la sobremesa, como una segunda parte del libro. El suicidio de una artista fracasada, Joana, es el pretexto de fondo de la reunión; la visita de un viejo actor que triunfa con "El pato salvaje" de Ibsen, el pretexto aparente, y precisamente éste dará la sorpresa final a todo el monólogo, que se resuelve con el reconocimiento de la relación de amor y odio con la vieja y podrida ciudad de Viena. Toda la novela es un tratado de la banalidad y de la vanidad, dos cualidades que por su vacío pueden parecer indiferentes e inocuas, pero que son dañinas siempre.
 
 Prater, acuarela de Ernest Descals

Y buscando imágenes de Viena para ilustrar estas palabras sobre la novela de Thomas Bernhard, me he encontrado con un estupendo pintor, creo que residente en Epaña, que ofrece ese mismo aspecto desolado y pesimista sobre la ciudad, a la vez que lleno de amor y compasión. Esta preciosa acuarela que representa el Prater de Viena es una obra de Ernest Descals. Un descubrimiento para mí.

9 comentarios:

Isabel Martínez Barquero dijo...

Me paso algo similar con Bernhard siendo joven. Se me atascó y lo dejé ahí. Quizá era cuestión de juventud y, como señalas, convenga darle una nueva oportunidad.

Por lo respecta a Ernest Descals es un pintor que a mí me llena de admiración. He descubierto su obra buscando imágenes en Google, hace relativamente poco, y también me ha impactado. Es muy bueno.

Un abrazo.

Sarashina dijo...

Somos un caso similar ante este escritor, pero te aseguro que sigue siendo un autor alejado de mi estilo y gustos. Le reconozco, eso sí, un estupendo estilo y una buena construcción narrativa, pero quizás no trate mis temas favoritos. Esta novela me ha gustado, eso sí. El pintor, maravilloso.

supersalvajuan dijo...

Me quedo con Maestros antiguos, aunque estaba un poco trastornado.

Sarashina dijo...

¿Es una obra de este que yo no conozco? ¿Quién estaba trastornado? Bernhard o el personaje? Hijo, eres tan escueto y lacónico... Qué bien haberte visto anoche en lo de Rubén Castillo.

Miguel dijo...

No lo conozco. Por lo tanto no puedo opinar, pero después de leerte, me temo que no me iba a enganchar. Pero claro, eso es hablar por no callar. A veces, donde menos te esperas salta la liebre. Y además, lo que hoy no tragas, a lo mejor, dentro de unos años te gusta. Esto mismo me pasó a mí con una novela que deje a medias hace más de veinte años. Este verano me la tropecé por las estanterías de mi biblioteca, la tomé y me la leí, y me encantó.
Así pasa.

Un beso.

Sarashina dijo...

No creas que lo recomiendo con mucho entusiasmo, es sólo que me propongo registrar todas mis lecturas por si a alguien le interesa. De todos modos, tienes razón, a veces no estamos dispuestos para un autor que luego puede gustarnos mucho.

ERNEST DESCALS dijo...

Hola Clares, bienvenida al descubrimiento de mi Pintura, te agradezco tus palabras, Gracias.Por cierto te quiero agradecer la forma en que has insertado la acuarela con el nombre del autor.A tu disposición, Ernest Descals.

Sarashina dijo...

Ernest, gracias a ti por tu arte y por tu amabilidad al visitarme en el blog. Tengo por principio citar el origen de las imágenes que encuentro en la red. Mi padre era pintor, murió hace cinco años. No puedes imaginar los abusos que se cometen sobre la obra de un pintor, bueno, sí, lo sabrás.
Tu pintura me ha encantado, es noble y honrada, sugerente, muy refinada. Ya te digo, gracias por tu arte.

ERNEST DESCALS dijo...

Hola de nuevo, siento lo de tu padre,y sí, sé bastante de lo que me sugieres sobre los abusos a los pintores y creadores de imágenes artisticas en general, por eso mismo te he querido agradecer las formas que son perfectas, por cierto, también gracias a Isabel que ha dejado un muy bonito comentario para mis pinturas, gracias todas y todos,yá sabes que puedes utilizar mis obras para lo que desees, hasta luego, Ernest.