Con esta preciosa portada de un cuadro de Magritte se presenta este libro polémico de la editorial Kairós, cuya autora es Germaine Greer. Esta autora ya levantó su polémica con su primer libro sobre feminismo en los años noventa, "La mujer eunuco", y vuelve a levantarla en el 2000 con este libro, que llega un poco tarde a mis manos. Yo me digo que nunca es tarde para que un libro llegue a tus manos, como tantas cosas en la vida.
No es libro para comentar de una vez, pues es denso y rico en reflexiones, así que tengo intención de dedicarle varias entradas, pues además de dar una idea más completa, con el debate que se pueda suscitar puedo desbrozar pensamientos que se me ocurren y que no termino de ver claros.
El libro está dividido en cuatro grandes capítulos a los que la autora llama con estos sugestivos nombres: "El cuerpo", "La mente", "El amor" y "El poder". Muy sugestivo, sobre todo cuando todo ello va dirigido a demostrar que el feminismo como teoría libertadora no ha perdido su vigencia, que la situación de la mujer a principios del siglo XXI no es tan igualitaria ni tan perfecta como para decir que ya se ha conseguido todo, y por último, para mí lo más importante, que ciertos feminismos tienen que ser matizados y ponderados para el siguiente paso. Todo cuanto dice cobra, además, especial valor casi diez años después de la publicación del libro, pues a veces parece premonitorio de la crisis del sistema que se avecinaba en este temprano principio de siglo.
Me interesa no seguir el orden exacto que sigue el libro en la distribución de sus contenidos. Por ser amable, porque los primeros capítulos, aquellos dedicados al cuerpo y a la mente, son sin duda los más duros de digerir. Empezaré pues por el amor. Qué bonito tema, si no hubiera sido encubierto en su verdadero ser por falsas ideas y por declaradas mentiras. Supongo que el pensamiento de Germaine Greer es muy radical a veces, y yo misma encontraba exageradas ciertas afirmaciones u opiniones, pero compensa el hecho de que no apina al albur de sus ideas o sus experiencias, sino en la mayoría de los casos aportando datos exactos de la situación de las mujeres en Gran Bretaña y en Estados Unidos, datos que pueden traerse a Europa con más o menos ajustes.
Trata ese capítulo, el tercero en el orden del libro, de Las Madres, Los Padres, Las Hijas, Las Hermanas, del Amor de las Mujeres, de las Mujeres Solas, y de las Esposas. Como se puede ver, para más daría si nos pusiéramos.
Comenzamos por la Madre.
Comienza su discurso con una verdad, a mi parecer, el hostigamiento a las madres en nuestro tiempo, así como suena. Ser madre hoy en día no es ser la madre clásica, la que obra en el imaginario colectivo. La mujer actual puede ser madre, pero no debe mostrar ni en su cuerpo ni en su actitud ningún vestigio de su maternidad.
"Ser madre no es una carrera; la mujer que lo dio todo ejerciendo su labor de madre tiene que ponerse en forma, encontrar trabajo y mantenerse joven y bella si quiere ser amada. Maternal es una palabra que define a personas poco atractivas y asfixiantes, personas que visten medias de algodón y zapatos de medio tacón".
Leamos ahora estas frases:
"Actualmente la maternidad se considera como una especie de lujo personal. Algunos psicólogos de tres al cuarto nos aclaran que las madres se convierten en madres por despreocupación o egoísmo o narcisismo o porque quieren tener algo que amar".
"Si el 70% de las sociedades humanas continúa denegándoles a los varones el acceso al paritorio (se refiere al cuidado de las criaturas), parece de sentido común llegar a la conclusión de que la clase dominante, a saber, los varones -quienes por lo general, suelen conseguir aquello que se proponen- nunca han hecho un esfuerzo coordinado para invadirlo".
Yo, sin embargo, diría que se hizo ese esfuerzo, pero no por el varón común, para la participación y el cuidado de las criaturas, sino por el estatus médico para escamotear a las mujeres, en situación de parto normal, el poder sobre el nacimiento. El parto medicalizado es hoy en día la forma común en que una mujer trae a sus hijos al mundo, artificiosamente pasiva en el momento de parir.
No se trata tanto en el libro de reivindicar la maternidad como acción propia e inevitable de las mujeres, sino de hacer notar que en nuestra sociedad:
La maternidad es algo privado y que la mujer realiza porque quiere en cualquier caso, por lo que la responsabilidad es únicamente suya si decide ser madre. Esto hará que los poderes públicos se desentiendan de la maternidad en cuanto hecho social, y no procuren acomodar o hacer cumplir las leyes para un correcto cuidado de los hijos habidos, no se conciencie al varón de su responsabilidad en el asunto y no se procuren los servicios sociales necesarios para que la maternidad se convierta en un bien social auténtico.
Si así lo decide, entonces sus sentimientos, sus decisiones y actitudes, ya no importan, sino sólo el producto social que se obtenga de ello: la criatura que nacerá.
La madre no goza de prestigio ni autoridad respecto a su criatura, frente al estatus médico, por ejemplo, o psicológico o cualquier otro estatus de poder masculino.
Así mismo, la madre carga con la culpa de todo aquello malo que ocurra a la criatura o criaturas. La culpabilización de la madre comienza desde el embarazo temprano. Los procesos naturales se medicalizan innecesariamente.
El poder controla a las madres, pero no las ayuda. Una madre sola con sus hijos será vigilada estrechamente, pero no tendrá ayuda social ni apoyo laboral.
No es libro para comentar de una vez, pues es denso y rico en reflexiones, así que tengo intención de dedicarle varias entradas, pues además de dar una idea más completa, con el debate que se pueda suscitar puedo desbrozar pensamientos que se me ocurren y que no termino de ver claros.
El libro está dividido en cuatro grandes capítulos a los que la autora llama con estos sugestivos nombres: "El cuerpo", "La mente", "El amor" y "El poder". Muy sugestivo, sobre todo cuando todo ello va dirigido a demostrar que el feminismo como teoría libertadora no ha perdido su vigencia, que la situación de la mujer a principios del siglo XXI no es tan igualitaria ni tan perfecta como para decir que ya se ha conseguido todo, y por último, para mí lo más importante, que ciertos feminismos tienen que ser matizados y ponderados para el siguiente paso. Todo cuanto dice cobra, además, especial valor casi diez años después de la publicación del libro, pues a veces parece premonitorio de la crisis del sistema que se avecinaba en este temprano principio de siglo.
Me interesa no seguir el orden exacto que sigue el libro en la distribución de sus contenidos. Por ser amable, porque los primeros capítulos, aquellos dedicados al cuerpo y a la mente, son sin duda los más duros de digerir. Empezaré pues por el amor. Qué bonito tema, si no hubiera sido encubierto en su verdadero ser por falsas ideas y por declaradas mentiras. Supongo que el pensamiento de Germaine Greer es muy radical a veces, y yo misma encontraba exageradas ciertas afirmaciones u opiniones, pero compensa el hecho de que no apina al albur de sus ideas o sus experiencias, sino en la mayoría de los casos aportando datos exactos de la situación de las mujeres en Gran Bretaña y en Estados Unidos, datos que pueden traerse a Europa con más o menos ajustes.
Trata ese capítulo, el tercero en el orden del libro, de Las Madres, Los Padres, Las Hijas, Las Hermanas, del Amor de las Mujeres, de las Mujeres Solas, y de las Esposas. Como se puede ver, para más daría si nos pusiéramos.
Comenzamos por la Madre.
Comienza su discurso con una verdad, a mi parecer, el hostigamiento a las madres en nuestro tiempo, así como suena. Ser madre hoy en día no es ser la madre clásica, la que obra en el imaginario colectivo. La mujer actual puede ser madre, pero no debe mostrar ni en su cuerpo ni en su actitud ningún vestigio de su maternidad.
"Ser madre no es una carrera; la mujer que lo dio todo ejerciendo su labor de madre tiene que ponerse en forma, encontrar trabajo y mantenerse joven y bella si quiere ser amada. Maternal es una palabra que define a personas poco atractivas y asfixiantes, personas que visten medias de algodón y zapatos de medio tacón".
Leamos ahora estas frases:
"Actualmente la maternidad se considera como una especie de lujo personal. Algunos psicólogos de tres al cuarto nos aclaran que las madres se convierten en madres por despreocupación o egoísmo o narcisismo o porque quieren tener algo que amar".
"Si el 70% de las sociedades humanas continúa denegándoles a los varones el acceso al paritorio (se refiere al cuidado de las criaturas), parece de sentido común llegar a la conclusión de que la clase dominante, a saber, los varones -quienes por lo general, suelen conseguir aquello que se proponen- nunca han hecho un esfuerzo coordinado para invadirlo".
Yo, sin embargo, diría que se hizo ese esfuerzo, pero no por el varón común, para la participación y el cuidado de las criaturas, sino por el estatus médico para escamotear a las mujeres, en situación de parto normal, el poder sobre el nacimiento. El parto medicalizado es hoy en día la forma común en que una mujer trae a sus hijos al mundo, artificiosamente pasiva en el momento de parir.
No se trata tanto en el libro de reivindicar la maternidad como acción propia e inevitable de las mujeres, sino de hacer notar que en nuestra sociedad:
La maternidad es algo privado y que la mujer realiza porque quiere en cualquier caso, por lo que la responsabilidad es únicamente suya si decide ser madre. Esto hará que los poderes públicos se desentiendan de la maternidad en cuanto hecho social, y no procuren acomodar o hacer cumplir las leyes para un correcto cuidado de los hijos habidos, no se conciencie al varón de su responsabilidad en el asunto y no se procuren los servicios sociales necesarios para que la maternidad se convierta en un bien social auténtico.
Si así lo decide, entonces sus sentimientos, sus decisiones y actitudes, ya no importan, sino sólo el producto social que se obtenga de ello: la criatura que nacerá.
La madre no goza de prestigio ni autoridad respecto a su criatura, frente al estatus médico, por ejemplo, o psicológico o cualquier otro estatus de poder masculino.
Así mismo, la madre carga con la culpa de todo aquello malo que ocurra a la criatura o criaturas. La culpabilización de la madre comienza desde el embarazo temprano. Los procesos naturales se medicalizan innecesariamente.
El poder controla a las madres, pero no las ayuda. Una madre sola con sus hijos será vigilada estrechamente, pero no tendrá ayuda social ni apoyo laboral.
"Una maternidad dignificada es una prioridad feminista"
Mucha tela que cortar, me parece a mí. Naturalmente Germaine Greer no se refiere a ciertas clases medias civilizadas, sino a la generalidad. Entre la gente que me rodea es frecuente encontrar padres y madres de otro estilo, pero creo que no es lo normal. Y si habla de hostigamiento, no se refiere precisamente a esos grupos particulares, sino a una mentalidad social extendida. Más aún en el mundo anglosajón, al que tanto nos vamos acercando el resto del mundo.
27 comentarios:
Me ha dicho Rafa que has publicado algo en una revista,pero ahora mismo estoy perdida ¿dónde puedo leerlo?
Bravo, Clares, muy clarito, cómo no, y tan real que a mí me duele en la parte que también tendré en ello.
Esto de ser sólo macho solo, quiero decir lo que quiero decir y tú me entiendes, me ha privado de estas consideraciones, que nadie me había puesto por delante. Creo que tengo que empezar a hacer mis deberes.
Gracias por apuntármelo.
Qué gran casualidad!! :O, yo tengo apuntado ese título para leerlo en algún momento en la biblioteca desde hace varias semanas, aunque allí estoy leyendo primero un par de libros relacionados con la mujer a lo largo de la historia china.
Estaré muy atenta a las siguientes entradas relacionadas con este libro ;).
A nivel personal creo que la maternidad debe ser una opción no una especie de "obligación", a veces me da la impresión que se estigmatiza un poco a la mujer que decide no ser madre, una vez vi un programa en el cual entrevistaban a unas mujeres que a lo largo de su vida ahorraron, se casaron, trabajaron, y todo con la finalidad de ser madres en algún momento (no tenían otra aspiración), a partir de su maternidad ya no tenían ganas de hacer otra cosa ... la verdad que me dio cosa, jajaja, eso de ser sólo madre me parece una renuncia a la propia persona, me parecen más sensatas las madres que compaginan esa etapa con otras actividades personales, profesionales. Aunque considero que la maternidad no es algo que se deba disimular, esa idea me parece que raya en la frivolidad.
En resumen: No estoy contra la maternidad, pero no me parece que hayan mujeres que renuncien a si mismas por ejercerla.
Un abrazo!
eme, es un relato hiperbreve y lo tienes en http://kaolinarticulos.blogspot.com
Es muy intelectual, te lo advierto, pero quizás te guste.
Claro, Miguel Ángel, ciertas cosas hay que reflexionarlas, pero no importa, como yo digo, cuándo llega el momento, sino que llega. Yo he leído mucho y he observado mucho acerca de los temas que atañen a las mujeres, a su liberación y a su situación social. Este libro no es ninguna novedad total para mí, sólo matiza y amplia cosas que ya había visto en otros textos. El estatus de madre está desvalorizado actualmente, a pesar de que el poder quiere controlar la reproducción de las mujeres desde distintas posiciones. Es un proceso normal, cuando se considera a la mujer fuerza de trabajo barato por una parte y elemento reproductor, casi animal. Lo primero es degradar esa función, anularla en su dominio, para controlar el proceso y el resultado, bajo pretexto de que es demasiado complicado; por eso se medicaliza.
Minerva, te va a fascinar el libro y no siempre estarás de acuerdo con lo que dice, pero sigue la línea y ya verás.
Estoy totalmente de acuerdo con eso de que los ideales feministas todavía deben se defendidos porque no se ha logrado todo, pero también con que hay que revisarlos y pulirlos, porque nuestro papel en la sociedad va cambiando.
Me parece genial esa afirmación sobre el significado de maternal.
La emergencia de la mujer en el mundo es un hecho incontestable. El mundo se ha transformado en los últimos cincuenta años en la forma de percibir a las mujeres. El problema es para los varones saber cuál es exactamente su papel en las nuevas relaciones que implican a una mujer mucho más segura de sí misma que lo que está él. La potencia de la mujer es incontrastable. Los que nos dedicamos a la enseñanza sabemos que las chicas son mejores en prácticamente todo en los estudios. En cuanto a sus perspectivas, es cierto que vienen marcadas por su maternidad que es hostigada según Germaine Geer por el entramado machista de la sociedad. De todos son conocidos los casos en que una mujer es despedida por quedarse embarazada o las dificultades que tiene una mujer para seguir su carrera y poder ejercer la maternidad. Pienso que el feminismo es importante, pero más importante es lo que piensan las mujeres anónimas sobre su papel en el mundo, y creo que está calando hace ya tiempo la toma de conciencia de su valor y poder. ¿Es posible un mundo en el que la mujer no se supedite al papel que le adjudican los varones y la sociedad patriarcal en general? Es ese el debate en que estamos inmersos. Es difícil abordarlo con los adolescenes de forma abierta porque surgen todos los tópicos y ramalazos machistas del mundo.
últimamente la maternidad/paternidad me parece tan lejana...
La mujer no tiene porque ser madre.
Y no me malinterpretes, pero ¿Una maternidad dignificada es una prioridad feminista? No entiendo nada. Nada de nada.
PMM, de eso se trata en el libro, de revisar la idea posmoderna que proclama el fin del feminismo por innecesario en las sociedades avanzadas y por imposible en las que esperan aún desarrollo. En ambos casos, el rechazo es una falacia, en unas porque no está todo conseguido ni mucho menos, en las otras porque la emergencia de movimientos feministas propios y particulares es precisamente uno de los definitivos factores de desarrollo.
Respecto a lo que dices de que lo que importa es lo que cada mujer concreta y las mujeres en general piensen sobre sí mismas, al margen del feminismo, puedo estar de acuerdo contigo en cierto modo, pero no puedes olvidar que el que ese mensaje cale y que las mujeres piensen con indepencia, con poder y autonomía es en parte conquista de las feministas. Pocas mujeres se atreven a declararse feminsitas, sencillamente porque se ha demonizado al colectivo, pero si miras la definición exacta, cualquier mujer y muchos hombres se adscribirían sin problemas:movimiento sociopolítico que propugna la igualdad de derechos sociales de la mujer, frente a los privilegios tradicionales de los varones. ¿Somos o no somos? Yo sí. Luego vienen los matices y las diferentes ramas, las más radicales y las moderadas, las activistas, las de la igualdad, las de la diferencia, las ecofeministas, y las pacifistas, etc. Diferentes frentes y diferentes modos de abordar el mismo asunto.
Ramón, hay tiempo para todo, no es aún el momento de que te lo plantees, quizás, pero el hecho de que hables de maternidad/paternidad ya es significativo, pues quiere decir que asumes como hombre el cuidado.
Joselu, en eso estamos, en la no aceptación de ciertos papeles y posiciones asignados por el patriarcado. Ahora bien, es un proceso lento y evolutivo, a veces con pequeñas revoluciones siempre pacíficas. Y creo que sí, que se puede hablar con los más jóvenes, de hecho, se debe hablar de esto. Es cierto que salen todos los tópicos y todas las barbaridades, pero es algo normal y precisamente ahí está el punto de partida. Desmontar esos tópicos es una de nuestras tareas.
De todas maneras tengo algunas cosas como en nebulosa.
Yo, de pueblo, fui parido en casa, con la ayuda de una matrona popular, por mi mamá. Y mi hermano, lo mismo. El médico, Agustín, cazador y pajarero, que daba gusto ir por su consulta para escuchar los trinos de cientos de plumíferos animalitos, llegó al fin del proceso para certificar el buen estado de paridora y parido.
En el presente todo dios ha nacido en un hospital. Ponemos el domicilio familiar, pero no, no ha sido ahí. Y no tengo claro si es cosa del estado, del padre o de la madre en cuestión, las prisas por llegar al ya mencionado edificio. En casa propiamente hacemos muy pocas cosas: nacemos, estudiamos, trabajamos, paseamos, nos divertimos, se casan, se examinan, se mueren y se les vela fuera; ¿para qué carajo tenemos las casas? Para comer, dormir y hacer hijos e hijas quienes los hacen, ¿o no? Ah, sí, también para ver la tele y, bueno, sólo algunas personas para leer buenas lecturas.
Pero a lo que pretendo ir es a esto: el nacimiento de un ser humano no es algo sólo privado, según yo lo entiendo y según creo lo ha ido entendiendo la evolución de la sociedad. Eso de “mi cuerpo es mío” a la hora de lo uno y de lo otro me parece un segregación poco sana de lo que debería ser una humanidad que progresa.
¿Que está muy medicalizado? Es posible, pero también ¿no es necesario? Al controlar el embarazo y el posterior parto se están previniendo cantidad de cosas malas que antes llegaban y ahí te apañes. Lo mismo el control en grado superlativo de la infancia, con análisis, vacunas, pruebas de todo tipo para descartar enfermedades futuras, etc.
¿Dónde encontrar el punto medio, el justo nivel razonable entre la autonomía del ser humano y el también razonable desarrollo de la responsabilidad social en la atención y cuidado del que acaba de incorporarse a la comunidad?
Pues, eso, que no tengo las cosas demasiado claras. O también, que tengo un enorme lío en la cabeza.
Saludos cordiales.
No conozco la obra ni a su autora, lo que has comentado hasta ahora me parece tremendamente interesante, toca temas de siempre bajo la óptica actual. Prefiero esperar a qe termines tus comentarios, y a intentar leerlo directamente, para sacar conclusiones, que por supuesto compartiré.
Gracias por la información.
Supersalva, en efecto, una mujer no tiene por qué ser madre, inevitablemente, sin otro recurso, pero resulta que la reproducción de la especie, en el caso de que nos interese que esta especie continúe, que eso ya va en opiniones, depende de que haya un número razonable de mujeres dispuestas a ser madres. Eso para empezar. Lo que esta mujer dice, y yo estoy de acuerdo con ella, es que la decisión es de cada mujer, naturalmente, pero la maternidad debería ser protegida como bien social, no sólo como si se tratara de algún deseo extravagante de un individuo. Sin embargo, como realmente si importa, se vigila, se controla todo el proceso maternal y no se permite a las mujeres el desarrollo normal de embarazo, parto y crianza, sino que este proceso cae bajo el control del estatus médico masculino, o al menos dominado por principios masculinos.
En ese sentido, sí es una prioridad feminista, dignificar y liberar la maternidad, tanto en las decisiones de las mujeres como en la forma de desarrollo autónomo y natural de la maternidad.
Germaine Greer es una feminista de la diferencia, no de la igualdad. Eso es importante. Para las feministas de la diferencia, el orgullo maternal es un elemento clave. Haré una entrada sobre esa idea del feminismo de la diferencia y quizás lo entiendas mejor. De todos modos, observa que no habla de priorizar la maternidad, sino de dignificarla.
Evidentemente el hecho de ser mujer sigue no resultando fácil. Las sociedades evolucionan más lento de lo que se cree y, aunque es cierto que las leyes poco a poco van reconociendo derechos que resulta inconcebible que no se hayan reconocido antes, las inercias subsisten y mantienen roles sorprendentemente rígidos, que obligan a la mujer a estar en el centro de las relaciones de conflicto que se plantean entre el derecho y el deber. La situación femenina se complica cuando la sociedad no entiende la complejidad y variedad de perspectivas que en ella se concilian, lo que supone un esfuerzo superior al que se exige al hombre en la mayor parte de las circunstancias. Con frecuencia la mujer debe justificar lo que hace cuando no tendría porqué hacerlo. La propia diversidad temática del libro revela hasta qué punto las categorías en la que se desenvuelve la vida de la mujer aparecen disociadas, cuando debieran entenderse a partir de lo que cada mujer es capaz de hacer, sentir, tener y proyectarse en un entorno de reconocimiento de su libertad como premisa de su comportamiento y de su reconocimiento social.
Gracias por tantos datos sobre este libro. Nosotros, los amantes de la lectura, totalmente agradecidos.
Besos.
Tiene buena pinta ese libro, lo anoto para cuando me deslíe un poco. por cierto, esa imagen de Magritte la puse yo en una de mis últimas entradas hablando de masajes, creo que tenemos muchas cosas en común, ya las iré desvelando. Besitos
¡Hola, Clares! Me ha encantado conocerte y sobre todo en un espacio tan especial, rodeadas de tan mágicas obras de Arte con mayúsculas. La exposición ha quedado estupenda.
Un abrazo, Wunderk!
Fuensanta:
Un libro con mucha, muchísima miga.
Sobre el feminismo, mi parecer es que tiene que seguir reivindicándose, pero ha de cambiar en las formas, los modos y en sus perspectivas. Existe un enfoque feminista que va en contraposición al mundo machista. Y no todo el mundo es machista, afortunadamente.
Yo estoy y estaré siempre por la igualdad real entre sexos( IGUALDAD, con mayúsculas).
La maternidad es algo que sólo conocéos y conoceréis las mujeres. Vosotras, nos dáis la vida a todos y todas. Si bien, la paternidad sí que tiene que fomentarse y complementarse. Hay que responsabilizar a los padres.
No me gusta el mundo anglosajón. En los países de su ámbito social, la mujer sigue adoptando el apellido del marido. Es uno de los ejemplos que yo considero inaceptables. Además, los ingleses (y anglosajones en general) se creen superiores al resto de los humanos. Y no, no es así, ni muchísimo menos. Ellos, dejan mucho que desear.
Y una cosilla: me parece bochornoso cuando una madre está amamatando a su hijo en un establecimiento público o en un parque, y de repente aparecen algunos descerebrados (hombres y mujeres de todas las edades) para llamarle la atención a esa digna y honesta madre. A ellos/as sí que habría que llamarles la atención y ponerlos en su sitio: en la caverna.
Saludos desde la República del Sur.
Toni Sagrel.
Danae, vi esa imagen en tu blog, y me dije qué coincidencia. Aquí es portada de libro, simplemente, porque es una mujer completa, de espaldas al mundo, de cara al mar, mirando la luna, signo de lo femenino, mar y luna. Es un libro muy interesante, te lo aseguro.
Wunderk, par amí también ha sido un placer conocerte. Anoche entré en tu blog y me gustó mucho lo que vi, pero estoy un poco liada ahora mismo con el fin de trimestre. Cuando me deslíe, me voy para allá y curioseo todo lo que quiera.
Toni, aparte de estar de acuerdo contigo, como con los caballeros feministas que comentan en este blog, te diré que me ha gustado mucho esa indignación tuya por las actitudes en contra del amamantamiento en público. Una sociedad que admite las cosas más obscenas del mundo en cualquier valla publicitaria, no admite a una mujer hacienod lo más natural desde que el ser humano está en la tierra. Es una lucha que llevan grupos de madres jóvenes, que se hacen llamar la Liga de la Leche, por el parto natural, el amamantamiento y la crianza educativa. Son mujeres nuevas, como tiene que haber hombres nuevos. Espero que así sea.
Miguel Ángel, casi todos los partos pueden ser naturales y realizados en casa, con ayuda, claro, de una comadrona. Sólo si se ven venir complicaciones o se presentan, debe ser realizado en un hospital. No es una enfermedad, es natural. Lo que no es natural es que se escamotee la intimidad a la mujer que pare, que se la obligue a adoptar posturas antinaturales y pasivas, que se le pongan goteros y fármacos. Para evitarlo, tendría que concienciarse a las mujeres en que no tienen por qué tener miedo, porque el miedo y hasta el dolor es algo elaborado culturalmente contra la autonomía femenina. Te diré que la mayoría de las brujas quemadas en tiempos eran en realidad parteras, pues no es casualidad que se persiguiera duramente la "brujería" cuando aparecieron las primeras universidades en las que se formaban "médicos" masculinos. La primera medida de un paritorio es reducir a la mujer a la pasividad, ella no hace nada. En el parto trabaja un hombre, el médico, o la médica, que sigue las normas patriarcales del cuerpo médico general. Por fortuna, esas mujeres de las que he hablado antes, junto con comadronas preparadas, están cambiando poco a poco este sistema, de modo que ya en los hospitales públicos empiezan a plantearse fomentar los partos naturales y ofrecer a las mujeres que lo deseen, no quirófanos, sino habitaciones preparadas con sillas de parir y otras formas naturales. Te cuento todo esto para aclararte algunas dudas que planteas.
Creo que el temor de muchas mujeres a declararse feministas tiene que ver con la afirmación del machismo que ha marcado una línea de defensa que traspasada la mujer puede convertirse -usando un argumento nuevamente machista- en algo no atractivo.
Este es un tema muy contradicitorio y el libro quizás también, pero lo importante es que levanta ampollas e invita a debatir.
Todas las mujeres no son maternales, y hay hombres que sí lo son. Deberíamos hablar de sentimientos, no de géneros, y en ese caso, seríamos en general las mujeres las que más tendríamos de qué hablar. Ese discurso, sin embargo, por "maternal", está desvirutado. Nunca entendí cómo tener hijos podía quitar tantos derechos.
... no conocía el libro, pero me ha parecido muy interesante. Me lo apunto, a ver si lo encuentro en la biblioteca.
Yo creo que todavía nos queda mucho por defender. Estamos aún muy lejos de la igualdad.
A la propia madre se le quita el "mérito" de la maternidad. Parece que los psicólogos coinciden en que si los hijos tienen algún tipo de problema es porque la madre o es demasiado sobreprotectora, o no presta la suficiente atención. Nunca hablan de términos medios. Y aunque en algún caso pueda ser cierto, no se debe olvidar que los padres son dos, no uno. Y en la mayoría de las ocasiones pesan más otros factores.
Recuerdo lo mucho que me enfade con mi psicólogo cuando insinúo que mi madre podía estar detrás de mis problemas. Sin haberla conocido, inventó una imagen de mi madre a partir de mis síntomas. Y, por supuesto, no cuadraban.
En el caso del parto, ya no se piensa en la comodidad de la madre, sino en la de los médicos. Yo creo que el parto natural en casa (en buenas condiciones y si no hay ninguna complicación) debe ser mucho más bonito y se disfruta más que uno en una incómoda camilla de hospital donde todo sucede tal y como lo marcan los médicos.
Besos!!
Este cuaderno está muy intelectualoide y me falta tiempo para leer...Clares te voy a conocer un poco más;he comprado MIXTURA, yo conocí a un zapatero muy parecido al tuyo..este si usaba la silla.Gracias por ser así de estupenda...Besicos.
Tú sigue contándonos cosas, bueno al menos a mí. Aunque parece que al resto tampoco le desagrada que lo hagas, sepan o no sepan lo que cuentas.
Reconozco que un hospital, con ese olor a hospital, no es el mejor lugar para nacer. Yo así lo veo. Incluso me gusta oír aquellas historias de pastoras que parían en medio del campo trabajando junto al rebaño. (Fíjate qué primario debo ser, y qué simple, pero sólo imaginarme la estampa de la pastora que vuelve a casa con un recién nacido humano en brazos en lugar del típico corderillo, me produce una paz, diría pastoril, eglogalica).
Yo soy un fan de la “domus”, sin perder de vista el “ágora” o el “atrio”; pero mi casa o nuestra casa, primero.
Bueno, también podríamos convertir los hospitales en casas (sería humanizarles, si es que no lo fueran), pero eso ya sería tema para otro post. Que alguien recoja la idea y también el guante.
[Hoy me pide que escriba micurse. ¿Tendrá autonomía pensante este aparato?]
Me ha gustado mucho la idea de Miguel Ángel de humanizar los hospitales. Para las personas que tienen que pasar allí mucho tiempo (porque es su trabajo o porque por desgracia están enfermos) sería más agradable.
Además, ¿no se cura uno antes en casa? :)
Sí que es una idea humanizar los hospitales, que en ciertos casos ya se va haciendo. Gracias por vuestras contribuciones al tema.
Cabopá, ¿de verdad te has hecho con ese libro mío? Gracias por tu interés. Espero que te guste, pero a decir verdad, no sé si sabrás por ello de mi persona, sino más bien de mis personajes. Incluso en aquellos cuentos en que aparecen hechos más o menos autobiograficos, no soy yo, sino un personaje a partir de mí misma o de gente que conozco. La literatura no es la realidad, afortunadamente.
Y ahora tengo que decir algo. Tengo que poner las notas. Me han dado el utimátum, y si no las pongo esta noche y las llevo mañana, no sé qué plan tendrán para llevarme a los calabozos del instituto. Así que, si esta noche he conseguido terminar con este batiburrillo, prometo explayarme y visitaros a todos y todas.
Que la fuerza me (os) acompañe.
Paso a darte la enhorabuena, has terminado la tarea antes de medianoche, que lo sé. Ya puedes respirar tranquila, que aunque pongas la fecha de ayer, no mientes, palabra de clérigo.
Qué descanses, te lo mereces.
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