Siempre hay una parte de atrás, allí donde cada ser humano, y cada familia, y cada ciudad, oculta sus miserias. Amo profundamente a mi ciudad. Dicho así, hay que ver lo rimbombante que resulta, pero es que no encuentro otras palabras que lo digan mejor: si digo que la quiero como se quiere a una madre vais a pensar que es un amor tierno y todas esas cosas que se dicen. Yo sé que las madres pueden ser tremendas, así que la quiero de ese modo, sabiendo que del conjunto de su río, de sus habitantes, de su historia, de su enclave, de sus mandatarios, puede salir también algo terrible, que una madre no es todo delicia y arrullos. Temo, amo, odio, deseo, aprecio, acaricio, abrazo, rechazo, a mi ciudad. Cuando me he ido, al volver he dicho lo cambiada que la encontraba, pero también me he sentido cobijada bajo su cielo, y ya es difícil, que un cielo como el de aquí, y en general un cielo, te cobije. Al fin y al cabo, más diosa matriarcal terrible, o más madre humana o inhumana, lo dicho, como una madre.
Aquí tenemos la cara triste, la cara tremenda. Eso que está en la parte de atrás: detrás de un edificio noble, en una esquina oscura, en un rincón, lo que pocas veces se ve. Donde guardamos las miserias. Suciedad, trabajo callejero, pobreza, gente sin techo. Ahora nadie puede decir que en foto parece más bonita. Ni por esas.
La gente trabaja en la calle. Descargan cartones, cajas enormes, sudando, resoplando, aunque sea en un atardecer fresco. Dejan sus cubos y sus papeles de pintar, esperan una furgoneta que los recoja. Trabajan, con esta crisis encima, y además agradecidos de poder hacerlo.
¿Y qué tiene de malo ese mercadillo en la plaza junto al Palacio de San Esteban? En sí mismo nada, pero sí tiene la desgracia de estar frente a unos enormes y poderosos grandes almacenes, que no lo pueden soportar, y la otra gran desgracia de estar en todo el centro, donde se les ha ocurrido a nuestros próceres que van a hacer un impooooonente parquin subterráneo, y así complacen a los grandes almacenes y de paso a sí mismos y a sus arcas. No pasa nada si todos estos inmigrantes que venden ropa barata, bolsos, cinturones, y todos estos artesanos que venden sus collares y pulseras, se quedan en la calle, y no vendiendo en sus puestos precisamente.
Como estos, así mismo. Detrás del Almudí hay una aldea de indigentes que duermen en estos tanganillos hechos de cartones y de plásticos.
No me gustaría decirlo muy fuerte, por si lo escuchan y los echan de un escobazo, sin ofrecerles otra alternativa para refugiarse del frio.
No me gustaría decirlo muy fuerte, por si lo escuchan y los echan de un escobazo, sin ofrecerles otra alternativa para refugiarse del frio.
Esta es otra parte del parco poblado. Habla todo por sí mismo. No hay más que decir. Estos son de los que rebuscan en las basuras y les quieren poner multas. Dentro de poco tendremos aquí esas mismas magníficas ordenanzas, porque la miseria hay que tenerla en la parte de atrás. No ponerle remedio, sino procurar que no se vea. Que está muy feo ver a una persona sin principios ni vergüenza rebuscar en las basuras un trozo de algo que llevarse a la boca. Seguro que por vicio. Y no digo nada de los que buscan cartones, de esos que descargan los trabajadores sudando y resoplando, seguramente para venderlos luego e invertir en bolsa, que es que la gente es muy avariciosa y hace las cosas aunque no tenga necesidad de hacerlas. Ahora bien, detenerlos a todos, que los concejales sabrán distinguir a los suyos.
32 comentarios:
Como cantaban los Bushido, "esto es España, mírame, pero no me toques". Pues eso, como dice Pocoyó, "no tocar, no tocar".
Hace dos o tres día leí en un blog lo de la ordenanza de Madrid y pensé que sería un bulo, que era imposible que quisieran multar con 750€ a la gente humilde y necesitada que rebusca entre los contenedores. Me parece deplorable esta política de ocultar la pobreza sin dar alternativas, pero mucho me temo, que pese a las ordenanzas, vamos a tener mucho más de eso en los tiempos que van a venir.
El mundo está así de loco.
La gente confunde las terminologías, confunde el tocino veteado con el espacio dividido por el tiempo. El progreso para las personas que odian esa palabra, pero dicen que son los que tienen el monopolio del progreso, son las cuentas corrientes y vender imagen. Todo es un producto. Hay que vender Murcia, Córdoba, España, como un producto. Y tiene que tener buena pinta. Y claro, hacen comolos que barremos malamente, meter la "mierda" debajo de la alfombra. Pongo mierda entre comillas, porque lo es para ellos. Para mi la mierda son los que intentan vender las cosas intangibles (principalmente los políticos y sus asesores).
Ya mismo pagaremos el impuesto sobre el sol y el aire. Y si te da un Síndrome de Stendhal, querida Clares te penalizan en el IRPF... ya lo estoy viendo... la belleza como es un valor, también tiene un precio.
No, si al final, la muerte tenía un precio, como la película de Leone.
en hong kong fue donde mejor vi esto que cuentas... solo que allí nadie escondía nada... todo estaba a la vista. gente comiendo en la calle, chabolas al lado de los rascacielos...
Pues yo sì lo he tocado, y pienso seguir tocando el tema, porque vivo en un barrio donde hay mucha gente así, buscando en las basuras.
Claro, Ramón, esto se parecerá cada vez más a Hong-Kong, pero como estamos menos acostumbrados a la miseria, pues lo esconderán como puedan, que será poco lo que puedan. Qué desastre.
Joselu, las peores previsiones se cumplirán. Vamos a vivir una época terrible. Esta gente no puede ya vivir si no hay pobre gente rebuscando en las basuras y los que rebuscan tendrán que seguir haciéndolo.
Lo de siempre, Mameluco, todo va a tener un precio, incluso la miseria. Ahora los van a multar en Madrid por miserables. ¿Cuánto tardará en extenderse esa persecución del otro, del mutante, del desgraciado infrahumano? Porque cada vez serán más infrahumanos, dado el camino que llevamos.
La pobreza es un pueblo.
Es el pueblo más humillado y más despreciado que existe. Ni siquiera existe porque no le dejan hablar.
Sobra como todo lo que no es útil y la forma de deshacerse de ella es, para los poderosos, esconderlo debajo de la alfombra, como tan bien explica Mameluco.
http://www.poesiaspoemas.com/pablo-neruda/oda-a-la-pobreza
La parte de atrás de cada cual.
Buen trabajo, Clares, en lo fotográfico y en lo reporteril. En Murcia, en Madrid, en Valladolid, en todas partes vamos a tener que "tragarnos" nuestra ínfulas y aceptar lo que somos y como somos.
Y con multas o sin ellas, incluso con cárceles, no se va a solucionar lo que exige otras medidas mucho más radicales y valientes.
Me pregunto: ¿Si por un casual los políticos tuvieran las ideas claras, los ciudadanos y ciudadanas les secundaríamos?
No lo tengo nada claro.
Pero se podría probar…
Olvidaba decir que instituciones tradicionalmente caritativas tampoco han demostrado hasta ahora ningún interés especial por cambiar la situación.
Pero eso seguro que es tema para otro blog.
Miguel Ángel Los que hacen caridad -entendida como virtud teologal- necesitan al pobre ara ejercerla y así ser recompensados por ser tan buenos católicos. Realmente no quieren solucionar los problemas, sino organizar rastrillos y día de la banderita.
Estoy generalizando, claro, habrá dentro de esas organizaciones gente que haga cosas buenas ontra la pobreza, pero no se necesita caridad, se necesita justicia social, y a esas instituciones les gusta poco esas palabras, aunque Jesús dijera que su reino era el de los justos. Pues vaya justos que tiene ahora...
Amas a tu ciudad, pero lo haces como hay que hacerlo, con sentido crítico, sin dejarte embaucar por los oropeles y no ignorando sus contrastes, miserias e injusticias. "Donde la ciudad pierde su nombre", así llamaba a esos espacios marginales Paco Candel en una obra muy interesante de hace años. Todas las ciudades tienen un patio trasero, unos lugares donde la marginalidad campa a sus anchas y a donde nadie acude salvo los que se ven obligados a vivir en él. Pero existe, ya lo creo que sí. Existe y se expande, sobrevive a las redadas y se alimenta de esa tendencia al abandono en el que un sector de la ciudad deja a otro para no querer saber más de él. Ocurre en todo el mundo, sin excepción. Es la anticiudad, el espacio del olvido. Pero, como bien haces, no hay que olvidar que existe.
En todos las ciudades hay una parte de atrás, que en algunos casos también está delante. pero cuando se hace muy evidente normalmente intentan llevarla de nuevo al trastero, guardarlo todo en un sitio alejado, que no vean los turistas, pero sigue ahí.
Creo, Miguel Ángel, que estoy con Mameluco en que lo que hace falta realmente es justicia. La caridad es sólo una suplencia de la justicia. En un mundo justo de verdad, la caridad sería algo reducido al círculo de lo afectivo, no a lo básico, a las necesidades básicas y primeras de los seres humanos: nutrición, higiene y salud, educación. Creo que tú también estarás de acuerdo. Las instituciones de caridad, haciendo su papel, posiblemente no pueden o no les interesa cambiar la situación.
Claro que amo a mi ciudad, es lo que digo, pero no la amo con sentimentalismo, ni con falsas ideas, sino como es y buscando que sea mejor y más justa. Difícil, la verdad. Como dice PMM, toda ciudad tiene esa parte de atrás, ese lugar que recoge lo más miserable. No me importa decirlo ni reconocerlo. Puedo mostrar preciosidades de Murcia, lugares apacibles y también lugares amables y llamativos, pero esto también existe y es parte de la ciudad. De contrastes está hecha la vida, pero no en sí misma, sino como una construcción cultural propia de un sistema.
En casi todas las ciudades y pueblos hay una “parte trasera”, aunque muchas veces no es un lugar, como tú expones, Clares, a veces es la actitud de los vecinos y transeúntes. Durante el día todo está bien, limpio, iluminado… durante la noche podemos ver a los excluidos de la “sociedad del bienestar” durmiendo en la calle, entre plásticos y cartones o recogiendo ropa y comida de los contenedores de basura. En suma, el fracaso de la sociedad que debería sentirse avergonzada en su conjunto al contemplar esas escenas que, lejos de ocultarlas o alejarlas, debería luchar por evitar que no se produjeran.
Me comentan que Ana Botella fue vista por allí con un cuadernito de multas.
A parte de la parte de atrás, está la parte de "alante" (no es un juego de palabras)Cuando se vive fuera a veces magnificamos nuestra tierra,ciudad o pueblo. Cuando vuelves ¡ah amigo!Todo es distinto, es como es.Y no tiene más vueltas:muy abiertos,muy acogedores....pero las miserias salen a la luz cada día y sin nombrar a nadie me despido diciendo: "pasteles de carne para todos".Besicos.
Tengo que decirte, Eusebio, que esas fotos, las más terribles, están tomadas en todo el centro de la ciudad, pero en un callejón oculto, donde da igual que sea de noche que de día. Hay lugares, pero la ciudad está llena de ellos.
Jajaja, poco nos falta para que venga la Botella a poner multas. Por nadie pase.
Cabopa, para mi no, que soy vegetariana, pero en fin, ya digo, es lo que más echo de menos de mi decisión de no comer carne. jejeje, lo siento. Sí que me ha ocurrido lo de volver a la ciudad, porque viví lejos, muy lejos durante ocho años. Y he sentido lo que tú dices. Quiero que mi ciudad sea preciosa y mostrarla con todo el orgullo, de hecho lo hago con frecuencia, pero también me gustaría que fuera más justa, más solidaria, más equitativa y más humana.
La pobreza revienta por todos lados.
El mundo equitativo que todos anhelamos, está cada vez más lejos...
Te diré mi estimada Clares que aqui en Lima no encontrarías vistas muy bonitas, jajaja, que mal promociono a mi ciudad, jajaja, pero es que soy imparcial, porque más que viva en Lima no puedo sentir total aprecio por "mi ciudad", en ese sentido soy muy diferente a ti :).
Bueno el 100% de Lima no es feo,jajaja, pero si lo son muchas partes, para qué negarlo, pero el porcentaje que es bonito, realmente lo es.
Un abrazo!!
Pd: Comparado con "las partes traseras" de Lima, las de tu diudad parecen un paraiso :D.
En el último párrafo quise decir "ciudad" con "diudad".
Se me olvidaba una cosita (que pesada me pongo ya va el tercer comentario, jajaja) me preguntaste por el dibujo de mi perfil, por si acaso te dejé una pequeña respuesta en mi blog al respecto ;)
Es cierto, Chuquis, con la crisis que, en algún modo, se han inventado, porque tengo el barrunto de que es una crisis de diseño, a propósito para fines que no me puedo imaginar, cada vez es más difícil pensar en en un mundo justo, al menos en un corto o mediano plazo.
Minerva, leí la explicación del dibujo, pero no sé por qué no te dije nada. Qué tonta soy. Ya me imagino que la parte de atrás de Lima debe de ser cien veces peor que la de aquí. Por desgracia, existen diferencias entre personas, entre ciudades, entre países, respecto a la riqueza y a su equitativo reparto. Creo que en países de América hay más injusticia aún.
a mí me parece también que muchas veces queremos ignorar la realidad, y da pena, yo me intento poner en la piel de la gente que vive en la parte de atrás, pero claro, desde mi realidad es como muy fácil porque luego los sentimientos se anulan y todo sigue igual.
POR CIERTO CLARES, TE VOY A DEDICAR UNA FOTO EN MI BLOG, QUE LA HICE HACE UNOS AÑOS EN BLANCO Y NEGRO DE LA PARTE DE ATRÁS DEL ALMUDI, PORQUE A MÍ SIEMPRE ME HA ENCANTADO Y HE IMAGINADO LA VIDA DE LOS QUE HAN VIVIDO ALLÍ, DETRÁS DE UN MUSEO, NO ES BUCÓLICO??? DARÍA PARA UN RELATO, O UNA NOVELA, JAJA
Yo hago por evitar la pobreza lo mismo que ustedes (como diría Mameluko), es decir un poquito más que algunos, pero mucho menos que otros. Sin embargo, todos somos bastante hipócritas, puesto que todos todos rechazamos la pobreza, los gobiernos con la Espe y la Botella incluidas. Pero la pobreza no desaparece por decreto, no desaparece porque las organizaciones sociales no se lo propongan. La pobreza es el reverso de la riqueza, son inseparables. ¿Qué pasaría si, por una vez, nuestros dirigentes murcianos gastaran todo el presupuesto destinado a festejos en remediar de la manera más acertada que se os ocurra (vuelvo al vosotros)la pobreza murciana? Tendríamos una sobrada mayoría cabreada, en contra y diciendo que hay otras formas de erradicar la pobreza. Conozco otra forma: que voluntariamente restrinjamos al máximo nuestros gastos, intentando acercarnos al estado de pobreza. Si se hunde este sistema, esta sociedad, me da igual; no merece existir una sociedad que produce desigualdades tan perversas.
Ustedes primero.
en el siglo XXI!!!! Cada vez peor!!!! BASURA TOTAL!!! Un abrazo
Roxana
Mobesse, de acuerdo de arriba abajo. ¿Qué más puedo decirte? Un beso.
Roxana, precisamente en el siglo XXI, es lo más propio, dado lo que está pasando y lo que nos están preparando para el futuro. Pero hay cosas peores, desde luego. Gracias por tu visita.
¿A quién corresponde velar por que todos los ciudadanos tengan una vida digna? pues a quien corresponda hay que decirle que algo está fallando. Que en las ciudades hay gente sin techo y gente que no tiene para comer. ¿Dónde está la solución?
Un abrazo.
...Y esto es sólo una muestra de las partes de atrás que están a la vista. Casi da más miedo la parte de atrás que no es tangible.
Por cierto, yo tenía un profesor que siempre decía que en algunos países occidentales no teníamos xenofobia sino "pauperfobia". Vamos, que nadie rechazaría a Michael Jordan como vecino... Pero todo el mundo rechazaría cualquier atisbo de pobreza como vecino.
No sé si es original esta propuesta, pero como algún comentario ha apuntado también esta idea, pongo este enlace para que juzgue cada cual: http://www.diariodecadiz.es/article/cadiz/364004/obispo/propone/donar/caritas/sueldo/por/la/crisis.html
Si los políticos pusieran en sus programas medidas para erradicar la parte oscura y de atrás de nuestra realidad, tendrían que hacerlo a partir de la parte de adelante. Solemos decir que ya pagamos suficientes impuestos, y cualquier variación de éstos al alza desanima al electorado, vamos que no es precisamente hacer proselitismo.
Así que sólo queda la buena voluntad de cada persona.
Creo, Miguel, que corresponde a los gobiernos y a las instituciones, pero si lo pensamos bien, nos corresponde a todos. Algo va mal, en efecto, muy mal, y no sé si las soluciones que proponen Mobesse y Miguel Ángel son las únicas, pero sería un modo de empezar. Lo que ocurre es que podemos removernos mucho, pero en el fondo somos unos buenos egoístas. Es un ejemplo claro el que pone Miguel Ángel de los impuestos. Lo queremos todo: que se solucienen estos y otros problemas y seguir siendo unos privilegiados. A nadie se lo reprocho, sólo tenemos una vida y, sinceramente, cuanto mejor se pase por ella, mejor para cada uno, pero no mejor para todos, claro. Es fácil echarle la culpa al sistema, y en cierto modo no decimos ninguna mentira, pero el sistema somos todos, aunque unos más y otros menos. Estos que duermen en la calle no saben ni lo que eso es.
Desde luego, qué vergüenza. Todos esos malvados voluntarios de Cáritas, de Jesús Abandonado, de Intermón o de la Cruz Roja conspirando para perpetuar el problema de la pobreza, y así poder ser buenos católicos e ir al cielo. Sin contar con que, de paso, encuentran ocupación para el fin de semana y sus ratos libres, en lugar de aburrirse en sus casas, con sus familias, yendo al cine o leyendo un libro. Donde se ponga un buen rastrillo o un animado día de la banderita, que se quite lo demás, ¿no? Qué gentuza. ¿Cómo es posible que con estos tipos y tipas campando por sus respetos se vaya a solucionar nada? Menos mal que estamos nosotros aquí, dale que te pego al blog, que si no, no sé dónde íbamos a ir a parar
Me encanta este post, y poco puedo añadir,excepto loq ue dicen las imágenes, que es lo mismo que veo a diario en esta contrastiva y estúpida sociedad que tenemos. Además, la incultura urbana, que por aquí abunda.
Besico
Fuensante:
No me digas el nombre de esos "grandes" almacenes. En cuanto me salgan "tres" palabras en mente, seguro que acierto.
Recuerdo en Granada como, hace unos años y con los mundiales de esquí de 1996, prohibieron los mendigos por toda la ciudad. Como no sabían en donde meterlos, pues les pagaron billetes de tren para Málaga y otras ciudades (además de unas gratificaciones monetarias indeterminadas). Por supuesto que cerrando los ojos y prohibiendo los imposibles, jamás llegaremos a construir la felicidad y la utopía.
Me imagino a tu alcalde (el de mi ciudad es del mismo partido), prohibiendo los ricachones/as que pasean con abrigos procedentes del descarne animal. ¿ Y si prohibiéramos a los ricos y a los insolidarios ? Podríamos probar.
Saludos desde la República sur-oriental.
Toni Sagrel.
Publicar un comentario