(1822-1882)
“Vuela en paz; y en la alta cumbre
repite, con voz sentida,
lo que las aguas murmuran,
lo que las flores suspiran.”
Es lo que pasa, que a uno le hacen un monumento con toda la buena intención del mundo, y en la dedicatoria se pasa de ser poeta romántico a poeta de la verdura, la cual le han puesto debajo en forma de hermosa corona poética.
17 comentarios:
La mayoría de los grupos escultóricos dedicados a próceres del pasado son ya ignorados. Nadie, o casi nadie, se para a ver la leyenda y menos se ocupa en saber quién fue aquel personaje. Da igual que fuera grande o pequeño, soberbio o humilde. Nada permanece. Los monumentos son cagaderos de palomas pero que ilustran la ciudad.
Pero es que en este caso el apellido le jugó una mala pasada al poeta romántico. Para evitar el "aselgas", habría bastado con poner: "Al poeta Selgas" o "A José Selgas".
Aleluya, aleluya, compa Fuensanta, por fin volviste. Una alegría, vaya que sí. Y veo que vuelves con un puntito de retranca, eso está bien. Soy yo poco de poesías, y menos aún de "aselgas" (donde esté un buen filetón regadito con un tintorro potente...), pero no puedo dejar de reconocer que la pasada al hombre no fue nada buena, no...
Un fuerte abrazo, bienvenida y por aquí andaremos trasteando, ya sabes...
Pues brocolizado ha quedado.
Las florituras de monumentos y esculturas de hace unos años eran un tanto romanticonas y mirando a los clásicos,las de ahora hay que darles mil vueltas para encontrar el sentido, el sentimiento y el contenido de las mismas...
Te has fijado en el grupo de Santo Domingo o en el San Francisco del Malecón...?
Me gusta el nuevo estilo de tu blog...
Besicos Clares.
Aguda tu observación, Clares. Se la merece Selgas.
Un abrazo.
Buenísimoooo...Hace poco estuve en Murcia, en ese jardín contemplando esta escultura y no caí...Vedaderamente genial.
La poesía no es lo que era.
Un saludo.
Vaya por delante el brindis más efusivo y cordial por Fuensanta en su retorno, tan esperado como necesario. Brindar con ella al abrigo de un poeta celebrado es sin duda un placer. Vagas referencias me llegan sobre Selgas, pero lo que está claro es que la escultura refleja muy bien el personaje y el momento. Mencionado a secas, da la impresión de que se trata de un vate afamado cuando la ciudad, agradecida, le enalteció. Y en cuanto a la verdura, simplemente disiento de la observación. Es el laurel del honor, de la rama que ornaba la cabeza de los grandes en Roma y en el Modernismo, que es lo que aqui se representa. El laurel como símbolo de la gloria otorgada. Archirrepetido además. Y como testimonio perenne de una imagen y de una forma de recuerdo de los hombres ilustrados no tan denostada e ignorada como alguno de los comentaristas ha señalado. Todo depende de la ciudad: hay esculturas que siguen siendo referencias incuestionables en el espacio público y son muchas las gentes que así la reconocen. Bienvenida. Un abrazo
A Selgas o "a secas", y es que los monumentos dedicados a quienes nos dejaron, son como esas casas vacías, inhabitadas, mientras que en las calles se arruman las colas de indigentes y desfavorecidos.
No sé. Diría, tristeza.
Me alegro de tu vuelta.
¡Ahí vaaaa! ¡Qué alegría, Clares!
Es muy triste la vida de las estatuas, ¿a qué sí?
Enhorabuena Clares ya estás en marcha, muy simpática tu observación.
Un abrazo fuerte desde mi librillo.
¿Y si tiramos el busto, arrancamos la placa y ponemos un libro de sus poemas?
Beso.
Ay, Ernesto, es que desde pequeña lo estoy viendo y me daría pena, aparte de que es de lo poco romántico que le queda a este jardín. Un beso, amigo.
Me encanta leeros a todos por aquí, cuántos amigos tengo en esta página, qué alegría más grande. Ahora mismo me voy a visitaros a todos los que pueda antes de irme a dormir.
Abrazos a todos y a todas.
He visto este busto toda mi vida -y ya va siendo larga- y no se me había ocurrido pensar en las "aselgas", que diría un cartagenero.
Eres muy observadora y muy guasona. Dos adornos que escasean.
Un abrazo.
Pues a mí me cae simpático este asunto, al punto que me haces caer en la ocurrencia, que es que ni me había dado cuenta. Tras un tiempo de darle vueltas, vuelvo de nuevo a decir que ¡ya caí! ¡Qué zote estoy hecho!
Saludo cordialmente a la dueña y a la concurrencia.
Pues seguro que nadie lo pensó dos veces, lo de las "a selgas", pero bueno, que a uno su ciudad le haga un monumento no debe estar nada mal, sobre todo por el reconocimiento, aunque sea de tipo vegetal.
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