14 enero 2008

Lectura diez de enero: Forster y ¿ahora qué?


Con afán de lectura, como cuando era adolescente y rebuscaba en la biblioteca de mi padre qué leer apenas acabado de devorar el último libro que había caído en mis manos. Algo ha cambiado, sin embargo, cuarenta años después de haber leído La Celestina a escondidas, porque, decían, no era libro adecuado para una jovencita, cuando nadie podrá encontrar un libro más "adecuado" para amainar pasiones de quince años. Claro que ha cambiado algo, incluso mucho: la selección crítica de las lecturas, el amor a determinados autores, el rechazo de otros porque no hacen vibrar nada en mí, o me conducen a caminos cerrados, o no me interesa su conversación. También ha cambiado el modo de leer, menos apasionado, más distante; y el placer obtenido, que es menos arrebatador, pero mucho más profundo, sosegado, reflexivo. Cuando escribo de la lectura, parece que estoy hablando de lo ocurrido con toda mi vida. Se lee como se vive, se vive como se es.

Y todo esto lo traigo a la mente porque ayer terminé de leer -de releer, en realidad, que es más gustoso aún- "Una habitación con vistas", de la mano de Mister Forster, ilustrísima dama victoriana, rebelde y sensata a un tiempo, sufragista, liberal, y siempre en la cuerda delicada de la ironía. Apenas recordaba nada del argumento; así que ha sido en realidad una casi primera lectura que me invita a una mayor frecuentación de este cortés caballero. Perdón por las flagrantes contradicciones. Son a propósito del todo.

Y ahora ¿qué? Elegir entre múltiples candidatos a ocupar mi mesilla durante unos días. Al final, volver a Herr Zweig, ahora con un libro de ensayo histórico, "Momentos estelares de la humanidad". Uno de cuentos con idea de fondo y algo de realidad histórica. Ya he leído el primer artículo dedicado a Cicerón y el segundo sobre la caída de Constantinopla en poder de los turcos. Lo que una vez más me resulta estremecedor es considerar la crueldad de toda la historia humana; los dos momentos estelares de la "humanidad" revisados por Herr Zweig tratan o de una buena ristra de asesinatos políticos -los cuales me afectan anímicamente por la violencia en sí, pero no me rebelan, porque los considero ajustes de cuentas entre mafiosos, como no me estremecen las muertes violentas de los gángster unos a manos de los otros-, o bien el saqueo salvaje de una ciudad, con todo el dolor, la sangre y la violación de los principios más sagrados, humanamente hablando, que tal acción conlleva.
Los hombres son unos estrellas, de verdad. Por eso tienen momentos estelares.

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