27 mayo 2008

Mujeres en Murcia: Entrevista a Lola L. Mondéjar


Fotos de Ignacio de la Cruz Megías

Lola López Mondéjar, de cuya trayectoria y valía literaria he dado en cuenta en las dos entradas inmediatamente siguientes a ésta, ha tenido la deferencia de contestar a unas preguntas sobre literatura, sobre su literatura y, a través de ello, sobre su particular modo de ver la vida. Muchas gracias, Lola, por este derroche de sabiduría y sensatez.

P: Aunque sé que quien tiene una pasión no puede remediar ir hacia ello, y la literatura lo es, tanto desde el punto de vista del escritor como del lector o del estudioso, con el tiempo cualquier persona que escribe reflexiona acerca de esa tarea, pues no es un simple coleccionismo o una afición apasionante, sino una actividad compleja que implica todo el ser. ¿Cuáles son tus reflexiones al respecto? Por ejemplo, ¿para qué escribir? ¿Qué finalidad puede tener la literatura en nuestros días? ¿Qué supone para ti el hecho de escribir, una pasión, un modo de desbrozar el camino, una descarga, una satisfacción... todo a la vez o ninguna de estas cosas?

R: El ser humano siempre ha necesitado contar historias, somos narradores natos porque buscamos un sentido a nuestra existencia, una finalidad en nuestra vida. Para mí, la literatura es un modo de buscar un sentido a las experiencias que me interrogan y que creo, porque en el fondo no somos tan diferentes, que interrogan también a los lectores. Hoy más que nunca necesitamos de la literatura para comprendernos, la ciencia no es suficiente, deja un resto inexplicable que sólo la literatura puede abordar. Estamos solos, con pocos lazos sociales, y nos inquieta la presencia de los otros. La literatura que me interesa da cuenta de esos otros, de nuestras relaciones y de nuestros afectos, siempre ambivalentes, confusos y escurridizos.

P: Un diagnóstico. Hay voces predicando por ahí o bien la muerte de la novela o bien condiciones que debería cumplir para sobrevivir. ¿Cuál es tu opinión? ¿Necesita normas de supervivencia la novela, necesita ayuda, buenos amantes, novios, una ong o que se calle todo el mundo y siga la cosa su curso? ¿Quizás otra cosa que se te ocurre?

R: Hace años que se pronostica la muerte de la novela y, sin embargo, se publican más novelas que nunca. Creo que esta misma profecía que no acaba de cumplirse nos permite explorar fecundamente el territorio de la ficción, colocarnos entre los géneros, transgredirlos o seguirlos al pie de la letra, según nos vaya pidiendo la música de la historia que queremos contar.

P: ¿Literatura de mujeres, literatura femenina, literatura de hombres, literatura masculina? ¿Tiene sexo-género el narrador o el poeta? ¿Lo necesita? ¿Hay voz diferente, sintaxis o léxico diferente? Virginia Woolf decía que sí. ¿Y tú qué dices?

R: Creo que el lenguaje no es el mismo para hombres y mujeres. La expresión de la agresividad, de la rabia, cuando se hace desde la voz de un hombre, encuentra metáforas anatómicas que no pueden ser aplicadas a las mujeres. En una novela de Lorenzo Silva, el protagonista está “hasta los cojones” de todo, y lo expresa sin rodeos, preguntándonos un grupo de escritoras, cómo podríamos nosotras transmitir con idéntica fuerza una experiencia semejante, careciendo como carecemos de semejante órgano, advertimos que decir “hasta el chocho”, quedaría mucho más ordinario, grosero, y poco literario; “hasta los ovarios”, adquiriría un matiz más culto que le resta fuerza a la expresión. Las dos opciones, lo que es aún peor, particularizan en el género femenino la experiencia, mientras que, por la fuerza de su uso, “estar hasta los cojones” parece que pueda referirse a la totalidad del género humano. Ahora bien, ¿estamos las mujeres hasta ahí exactamente cuando sentimos rabia? Pienso con Hélène Cixous que la mujer escritora está obligada a encontrar una manera de contar su experiencia acorde con su cuerpo, sus emociones y sus sentimientos, y que esta no es una tarea fácil que vaya a contar con generosos apoyos, sino, más bien, con incomprensión. En sentido estricto, pues, habría una literatura escrita por hombres y otra por mujeres; habría que dejar de considerar la literatura escrita por hombres como si fuese LA LITERATURA, y de particularizar la escrita por mujeres. Hemos de cuestionar, o deconstruir, un canon que ha sido hasta ahora masculino, que ha educado estéticamente a los lectores y a la crítica, de modo que ésta señalará con más frecuencia en una mujer que sus temas son femeninos, no haciendo lo propio de un escritor, que habla mayoritariamente de temas masculinos, por supuesto, con protagonistas masculinos, pero sin sufrir la desdicha de que su argumento sea particularizado como dedicado por y a los hombres. Las mujeres lectoras tenemos también el deber de acercarnos críticamente a los textos de los autores, de observar si comparten o no la mirada que sobre la mujer hacen, de distanciarse de ellos si lo consideran oportuno, sin incurrir en el error de creer que se trata de un modelo exportable a la totalidad de la literatura, o de lo humano.

P: Dinos algo acerca del feminismo y la escritura, lo que tú pienses, los techos de cristal, los obstáculos, etc. ¿Cómo ves la situación de la mujer en literatura y en la cultura en general? ¿Hay cenáculos masculinos y resistencias?

R: Creo que, todavía hoy, las escritoras no encuentran la misma cabida en los catálogos editoriales, en las reseñas críticas, en los medios de difusión, que sus colegas varones, aunque, como ha señalado Laura Freixas, se pretenda hacer ver que hay un boom de literatura femenina, desviando la atención hacia unas pocas escritoras muy conocidas. Habitualmente, los hombres, que ocupan los centros de poder y decisión (tomemos como ejemplo la Real Academia, que pretende hacernos creer que no hay mujeres capacitadas para ocupar sus sillones, eligiendo uno tras otro a los varones) no leen a las autoras actuales, no piensan en ellas cuando organizan sus congresos ni cuando dirigen tesis doctorales. Y esta exclusión, que quiero pensar que sólo es inconsciente, fruto de una larga tradición donde las mujeres estaban ausentes, se perpetua en cada una de las actividades que organizan. Es más, considero, junto con otras escritoras amigas, que viven la irrupción de la mujer en la literatura como una nueva competencia, y éste sí es un auténtico techo de cristal que se repite en todas las instituciones culturales ligadas a la escritura. Tengo una crítica que hacer también para nosotras: las mujeres, acostumbradas a que el saber sea patrimonio de los hombres, nos acercamos demasiado poco a nuestras contemporáneas y, siguiendo la presión del mercado editorial, leemos los nombres de los autores que más suenan, que suelen ser hombres.

P: ¿Literatura comprometida o ars gratia artis?

R: Creo que la literatura no está a priori comprometida más que con la verosimilitud de la historia que pretende contar. El arte no es superfluo, aunque carezca de utilidad aparente. Como he señalado, para mí el arte, y la literatura en particular, es otra forma de conocimiento, un acceso a lo inexplicable de la ciencia, de la sociología y de otras disciplinas que no tienen acceso a la subjetividad humana del mismo modo que la escritura.

P:¿Hasta qué punto tu literatura tiene que ver con tu otra profesión, la de psicóloga, psicoanalista, psicoterapeuta?

R: Escribo con la totalidad de lo que soy: mujer, psicoanalista, ciudadana, madre, compañera. Desde ese presupuesto no puedo dejar al margen ninguna de las experiencias que la vida me ofrece, y creo que todas ellas enriquecen mi escritura, la dotan de vida, si bien el lenguaje literario no tiene nada que ver con el del psicoanálisis, sino que se opone a él. Mientras la literatura muestra, el psicoanálisis describe, la primera es extensa y este sintético y conceptual. En mi escritura de ficción pretendo hacerme comprender por cualquier lector atento, mientras que en mis escritos de psicoanálisis utilizo un vocabulario que requiere una cierta iniciación en la materia.

4 comentarios:

mariamc dijo...

Después de leer la entrevista y las entradas que has hecho ha dejado de ser una desconocida para mí, aunque en realidad tengo una amiga que hace un taller de escritura en la Biblioteca con ella y está encantada. Qué gusto mujeres así, plenas. Me gusta que hayas dado a conocer esta mujer en tu blog; una lectura que me apunto para el verano .
Enhorabuena a las dos.

Sarashina dijo...

Yo te lo recomiendo. Es un libro que está muy bien. Y la autora, como dice tu amiga, es un lujo, un encanto de persona.

Anónimo dijo...

Enhorabuena, amiga, por esta preciosa entrevista. La voz de la mujer es más necesaria, hoy, que nunca en este mundo con una asfixiante presencia y preeminencia masculinas.

Un saludo

Diego Jiménez

Sarashina dijo...

Gracias, Diego, pero el mérito no es mío, sino de la que contesta. Bueno, también hay que saber hacer las preguntas adecuadas, pero no es ese el mérito principal. He estado en tu blog y te he enlazado, Son muy interesantes tus artículos. Ahora ya te sigo.