Ya dije que andaba leyendo con calma este valioso libro de una de las mujeres más sabias e inteligentes que este país ha dado al mundo. Necesariamente ha sido una lectura tranquila; el ritmo de pensamiento lo impone, y el tema, de máximo interés para mi vida, también. María Zambrano, entre 1965 y 1977, escribió una serie de artículos sobre educación y filosofía, que fue publicando en diferentes revistas españolas de la época. A propósito de estos artículos, también fue degranando manuscritos y breves reflexiones sobre este mismo hecho, como presentaciones, prólogos o notas sueltas. Todo ello, recogido en un volumen, forma el libro "Filosofia y Educación", con el subtítulo "Manuscritos", editados e introducidos por Ángel Casado y Juana Sánchez-Gey (Universidad Autónoma de Madrid), con un prólogo muy ilustrativo. Su lectura, además de ser una verdadera luminaria para la vida de cualquier persona sensible, es casi imprescindible para quienes nos dedicamos a la educación vocacionalmente. En un momento tan crucial para la educación en toda Europa y, sobre todo, en nuestro país, puede ser un alto en el camino para reflexionar y replantearnos nuestra labor, buscando en ella lo esencial, lo prístino y original, la fuente de la que mana la tarea educativa. Sólo cuando despojamos esta tarea de burocracia, de recursos tecnológicos junto con atrasos seculares, de libros de texto comerciales, de empeños de rendimiento semejantes a los mercantiles, y nos encontramos con el silencio de un aula, con la mirada de los adolescentes que nos toca salvar, en ese momento precioso, es cuando podemos comenzar a educar de verdad. Dejo unas citas para ilustrar lo dicho.
"Educar la adolescencia es salvarla, salvar su poder individualizador y creador del caos que le acecha. Y conviene recordar que a mayor poder creador corresponde mayor extensión de caos. El maestro no puede olvidarlo".
"El ejercicio de la atención es la base de toda actividad, es en cierto modo la vida misma que se manifiesta. No atender es no vivir. Mas se trata de un ejercicio complejo, de toda una educación, de la educación de todo el organismo y del ser humano y no solamente de la mente ni de los sentidos".
"No tener maestro es no tener a quien preguntar y más hondamente todavía, no tener ante quien preguntarse. Quedar encerrado dentro del laberinto primario que es la mente de todo hombre originariamente, quedar encerrado como el Minotauro, desbordante de ímpetu sin salida. La presencia del maestro que no ha dimitido -ni contradimitido- señala un punto, el único hacia el cual la atención se dispara. El alumno se yergue. Y es ese segundo instante cuando el maestro con su quietud ha de entregar lo que parece imposible, ha de transmitirle antes que un saber, un tiempo; un espacio de tiempo, un camino de tiempo. El maestro ha de llegar, como el autor, para dar tiempo y luz, los elementos esenciales de toda mediación".
"Educar la adolescencia es salvarla, salvar su poder individualizador y creador del caos que le acecha. Y conviene recordar que a mayor poder creador corresponde mayor extensión de caos. El maestro no puede olvidarlo".
"El ejercicio de la atención es la base de toda actividad, es en cierto modo la vida misma que se manifiesta. No atender es no vivir. Mas se trata de un ejercicio complejo, de toda una educación, de la educación de todo el organismo y del ser humano y no solamente de la mente ni de los sentidos".
"No tener maestro es no tener a quien preguntar y más hondamente todavía, no tener ante quien preguntarse. Quedar encerrado dentro del laberinto primario que es la mente de todo hombre originariamente, quedar encerrado como el Minotauro, desbordante de ímpetu sin salida. La presencia del maestro que no ha dimitido -ni contradimitido- señala un punto, el único hacia el cual la atención se dispara. El alumno se yergue. Y es ese segundo instante cuando el maestro con su quietud ha de entregar lo que parece imposible, ha de transmitirle antes que un saber, un tiempo; un espacio de tiempo, un camino de tiempo. El maestro ha de llegar, como el autor, para dar tiempo y luz, los elementos esenciales de toda mediación".
Otro tema que me ocupa también, y a veces me preocupa, es la situación de las mujeres en nuestra sociedad, nuestras luchas por la autonomía y los plenos derechos, contra la violencia patriarcal y las limitaciones tradicionalmente impuestas. Me inquieta la creatividad femenina reprimida durante siglos y me alegra observar cómo, de manera lenta y firme, van saliendo a la luz artistas olvidadas, injusta y deliberadamente olvidadas. No es el caso de Montserrat Roig, escritora en lengua catalana traducida al castellano y muy leída en cierta época, pero quizás no lo bastante valorada en el panorama de la literatura del siglo XX. La he recuperado con esta novela profunda, sobre la vida de las mujeres en la segunda mitad del siglo pasado, con la narración diferida en su segunda parte a las mujeres que vivieron la guerra civil española. Además, para quien pueda interesarse, está toda la narración entreverada con reflexiones sobre el feminismo y críticas muy personales a este movimiento, en las cuales se adivinan los diferentes caminos que tomó el feminismo en esa época y que aún perduran en la nuestra.
De mujeres contemporáneas a mujeres mucho más alejadas en el tiempo y en el espacio. Siguiendo la estela de mujeres escritoras japonesas en la floreciente corte Heian, en el siglo XI, encontré esta publicación, inédita en español hasta el momento. Un libro delicioso y melancólico, no de una brillante dama ni escritora, sino de una mujer de la baja nobleza, espejo del fracaso, según los parámetros de la época. Se trata de una obra de una gran humanidad, sincera, delicada, como aquellas damas escritoras eran. Nada en ella es comparable a la autora de Genji Monogatari, la brillante escritora y cortesana Murasaki Shikibu, por la cual Dama Sarashina, cincuenta años más joven, muestra una admiración sin límites, hasta el punto de que la lectura de esa espléndida novela en su juventud, según cuenta ella misma, es el arranque de su vocación literaria, que la llevan a escribir los recuerdos de su vida desde niña y los sucesivos sueños y ensoñaciones, hasta el descubrimiento de algo consustancial al ser humano: la dura realidad y la melancolía como inseparable compañera.
Esto por último, pues dije que hablaría también de otra ocupación, el teatro. Este es el texto recuperado, leído hace años y revisitado ahora, por gusto y necesidad, como parte de la bibliografía dedicada a la asignatura de Artes Escénicas que imparto este año. Reconozco que se trata de un libro muy especializado, y por eso no lo recomiendo en principio, como una lectura para cualquier persona. Sí para quienes tengan interés en el hecho teatral y en especial en este excelente director de escena, este hombre de teatro, que es Peter Brook. En defensa de su lectura diré que es un texto, como todos los grandes textos, sencillo, asequible, sin complicaciones técnicas, pero que esconde una visión total del hecho dramático, buscando sus raíces antropológicas y multiétnicas. Contempla el teatro como un hecho humano, más que como un arte para una élite de iniciados. De Peter Brook podemos recordar la puesta en escena, cruel y directa, de "Marat-Sade" , sobre la obra teatral de Peter Weiss, o la larga representación del Mahabharata, el poema épico hindú.
En estas cosas me entretengo, cuando no estoy haciendo otras. En fin, en esto seguiremos si la vida sigue, que mientras hay cuento hay vida, según decía la bella Scherezada.
11 comentarios:
Sí, humanidad, sinceridad y una gran delicadeza y sensibilidad encontré yo también en La Dama Sarashina. me alegro de que te haya gustado. Un beso. M. Cruz
¡Vaya bombardeo de propuestas a cada cual más interesante! Como imagino se puede escoger, me quedo con la referencia a Peter Brook del que leí hace años El espacio vacío, libro que presté junto a La paradoja del comediante de Diderot y que alguien no me devolvió. Leí a Peter Brook cuando era un actor aficionado con pretensiones de profesional y representé en una accidentada función única el Marat-Sade de Peter Weiss,en el papel de Sade. El espacio vacío es uno de esos grandes títulos de teoría teatral imprescindibles. Recuerdo la importancia que daba al teatro popular del que se nutrían los grandes dramaturgos. Me has abierto los resortes de la memoria, y además no he leído a María Zambrano ni a Montserrat Roig, aunque sí a Murasaki Shikibu. Nunca hay tiempo para todo, ni siquiera para lo imprescindible.
Yo también últimamente ando muy enganchada con libros escritos por mujeres, ahora estoy leyendo dos libros de Simone de Beauvoir: "El segundo sexo" y "Memorias de una joven formal". Y me esperan un par de libros de historia, uno que trata sobre la mujer en la sociedad, educación, cultura latinoamericana y otros que se llama "Mujeres en la ciudad" de Michelle Perrot.
Y por ahi tengo apuntados unos títulos más que espero conseguir en algún momento.
Hace unos meses terminé de leer "Jane Eyre" de Charlotte Bronte y lo único escrito por un hombre que en estos momentos llevo leyendo a ratos (hasta ahora no sé como me doy a basto para leer tres libros a la vez) es "Quo Vadis" de Henryk (y su apellido no lo escribo porque es raro y ahora no recuerdo exactamente como se escribe :D). Es simple enganchamiento no discriminación por género, jajaja, que quede claro :).
Un abrazo Clares!
Mari Cruz, siempre es un placer saber de ti, aunque sea para saber escuetamente que una vez más coincidimos en nuestras apreciaciones. Ahora voy a buscar a Dama Shonagon, que lo tengo en la mente desde hace un tiempo y no arranco por falta de tiempo. Un beso, amiga.
Joselu, también compartimos el gusto por el teatro. Lecturas comunes y gustos comunes. A María Zambrano la tienes que leer, estoy segura de hacerte esa recomendación, sabiendo que será para ti como profesor -como maestro, diría la filósofa- una luz nueva. Lo mejor para mí es que he descubierto cosas, pero he confirmado la mayoría de las que yo ya intuía. Es para mí una maestra, y como tal la reconozco. El libro de Brook es precioso. Si lo lees ya verás qué sencillez y qué profundidad.
Minerva, tú también eres una buena lectora. El de Quo Vadis?, que era un cardenal polaco, creo recordar, es un nombre casi impronunciable, pero creo que era algo así como Sienkiewicz. No puede estar mal, lo he buscado en google, jajaja Yo lo leí de cría, junto con Los últimos días de Pompeya, que completaba con Ursus, el ciclo de peplos literarios recomendables para una educacion completa. Un besito.
Que me he equivocado, que este no era cardenal, pero si no lo era, se lo merecía. Tiene que ser otro que escribió algo parecido. Si alguien lo sabe que lo diga, que ya estoy con el disco duro runruneando hasta que me acuerde de quien era el cardenal que escribió una novela histórica tipo peplo, con mucha cosa cristiana primitiva.
El secreto de la lectura es que cada uno lee sobre cosas que le interesan, y eso es determinante, claro. Por eso no voy a decirle que tengo la intención de leer algo de sus últimas lecturas en un tiempo próximo. En un futuro, ya se verá, pues me da por cosas que ni yo mismo me imagino. Ahora estoy con Pura Anarquía de W.A. y creo que lo acabo hoy. Mañana ya veré... además tengo dinero que esos Reyes Magos llamados Paco, Mary y María José me dejaron en forma de euros que irán a convertirse en esas cosas encuadernadas que se queman a 451º F.
Querido Mameluco, ¿habrá cosa más hermosa, libre y liberadora que la lectura? Sí, "probablemente" la hay, pero más o menos. En efecto, cada cual lee lo que le apetece, lo que le ocupa, lo que le preocupa, lo que le interesa y a veces lo que odia por distintas razones. El caso es que en la elección se parte siempre de lo que uno es y hace. A veces, el azar, con sus inexorables leyes, te deja cosas en las manos. Y acierta.
Hola, Clares. Leer tus "entradas" me anima. La segunda cita de la Zambrano es tremenda El ejercicio de la atención... Estamos enseñando el uno por ciento de lo que deberíamos (dicho en plan impersonal, sin señalar a nadie). La atención es la base de todo aprender. En eso coincide la Zambrano con el Krishnamurti, al que, por cierto, se parece físicamente mucho. Me gustaría saber si en algún sitio dice que si los niños no vienen de sus casas cocidos al amor de la lumbre afectiva, no hay nada que hacer. El cuidado y el amor en la infancia es el otro fundamento del aprendizaje.
Como veo que los comentaristas también citan libros de sus propias lecturas, me animo a confesar que yo estoy pillado con Slavoj Zizek (las zetas llevan un circunflejo al revés). Zizek acostumbra a ilustrar sus explicaciones con ejemplos tomados del cine, así que estoy viendo un montón de pelis como parte de la lectura.
Ahora voy a ver los blogs que tienes enlazados que también son muy sabrosos.
Aquí cada cual se pilla donde quiere y donde más le dan la razón o más le soban la espalda, para ser claros y duros. Yo, ya ves, lo que me preocupa, lo que me ocupa, lo que me gusta a rabiar, para que me den la razón, me enseñen y me acaricien un poquito el cerebro. Lo tuyo, Mobesse, sí que es bueno, leer-pelis, y otra vez a leer. Debe de ser muy instructivo el Zizec ese.
A mí estos post hasta me ponen mala leche, y sepa usted que lo digo con admiración, de pensar lo que hay que por leer, por el gustico que da, precisamente.
brrr
Beso, guau guau
Pues ánimo, que hay demasiado por ahí, pero ya digo, cada cual que se pille donde quiera, porque esto no son recomendaciones, ni siquiera eso, sino señales, indicaciones, caminillos abiertos, exposiciones, para hacer constar que existe, y que a mí me gusta, nada más.
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