Suelo visitar un blog curioso, mantenido por dos personas. Sé poco de ellos, pero me caen bien. Conjeturo que uno, Quicus Magnificus, está en Madrid, y el otro, Dave Newaza, en Baleares. No sé mucho más. Creo que tienen cierta amistad, no sé cuánta, con Oshimatoti, pero ya digo, todo son conjeturas. Y así se deben quedar, porque uno de los encantos del blog y sus barrios es a veces la posibilidad de conjeturar.
Pues bien, hace unos meses publicaron -creo que fue Dave, también por conjeturas, una entrada sobre un pintor catalán, Just Nicolás. A mí me gustó su pintura, y comenté algo al respecto: dije que me parecía muy bueno, sólo eso, pero dejé caer que era hija de un pintor y que eso, aunque no me daba un mayor gusto, me proporcionaba cierto criterio. También envidié a quien pudiera comprar alguna obra suya. Y nada más.
Al cabo de cierto tiempo, recibo un correo cuyo título era "Olor a pintura". Sólo con eso ya me mandó a los sucesivos estudios de pintor que he ido conociendo a lo largo de mi vida: el que estaba en la casa familiar, el que hubo en un desván de la Iglesia de San Antolín, el de la casa de Sangonera la Seca, el de la casa de los Peligros en el Puente Viejo. Todos con algo común: el olor a pintura. Y añadiría más: a barniz, tan aromático, a cola de conejo cociéndose en un infiernillo, a esencia de trementina, a aceite de linaza, untuoso y antiguo, al bronco aguarrás, a óleo fresco, a maderas viejas. A tabaco negro, a leña quemada en la estufa y a café algunas veces. Pero si tuviera que resumir todos esos olores juntos en uno solo, diría: "Olor a pintura". Aquel título sólo lo podía poner un pintor que supiera que la persona que lo iba a recibir entendería perfectamente la secuencia. En ese correo Just Nicolás me daba las gracias por mi comentario y me adjuntaba una fotografía de ese cuadro que se puede ver aquí. Lo he tenido en mi escritorio, atesorándolo. Luego lo puse de fondo de escritorio. Después lo pasé al blog como un regalo espléndido del pintor. Y ahora cuento la historia. Oshimatoti, ahí lo tienes. He ido guardándolo, por timidez, por no sé qué, algo que da cuando alguien con su generosidad te ha tocado fibras sensibles, pero al final sale y así ya se puede saber la historia de ese cuadro en mi espacio, y por qué digo que es un regalo de Jus Nicolás. Se puede ver una buena colección de fotos en el enlace primero en que aparece su nombre. Gracias, Just, por este inmerecido y bonito regalo.
Pues bien, hace unos meses publicaron -creo que fue Dave, también por conjeturas, una entrada sobre un pintor catalán, Just Nicolás. A mí me gustó su pintura, y comenté algo al respecto: dije que me parecía muy bueno, sólo eso, pero dejé caer que era hija de un pintor y que eso, aunque no me daba un mayor gusto, me proporcionaba cierto criterio. También envidié a quien pudiera comprar alguna obra suya. Y nada más.
Al cabo de cierto tiempo, recibo un correo cuyo título era "Olor a pintura". Sólo con eso ya me mandó a los sucesivos estudios de pintor que he ido conociendo a lo largo de mi vida: el que estaba en la casa familiar, el que hubo en un desván de la Iglesia de San Antolín, el de la casa de Sangonera la Seca, el de la casa de los Peligros en el Puente Viejo. Todos con algo común: el olor a pintura. Y añadiría más: a barniz, tan aromático, a cola de conejo cociéndose en un infiernillo, a esencia de trementina, a aceite de linaza, untuoso y antiguo, al bronco aguarrás, a óleo fresco, a maderas viejas. A tabaco negro, a leña quemada en la estufa y a café algunas veces. Pero si tuviera que resumir todos esos olores juntos en uno solo, diría: "Olor a pintura". Aquel título sólo lo podía poner un pintor que supiera que la persona que lo iba a recibir entendería perfectamente la secuencia. En ese correo Just Nicolás me daba las gracias por mi comentario y me adjuntaba una fotografía de ese cuadro que se puede ver aquí. Lo he tenido en mi escritorio, atesorándolo. Luego lo puse de fondo de escritorio. Después lo pasé al blog como un regalo espléndido del pintor. Y ahora cuento la historia. Oshimatoti, ahí lo tienes. He ido guardándolo, por timidez, por no sé qué, algo que da cuando alguien con su generosidad te ha tocado fibras sensibles, pero al final sale y así ya se puede saber la historia de ese cuadro en mi espacio, y por qué digo que es un regalo de Jus Nicolás. Se puede ver una buena colección de fotos en el enlace primero en que aparece su nombre. Gracias, Just, por este inmerecido y bonito regalo.
25 comentarios:
Muy bonito su post, Clares. El olor a pintura...
Uno, que ha hecho de todo en la vida, incluso pintar al óleo en un breve y penosa carrera (un lapso en mi larguísima y penosa carrera como dibujante), solo recuerdo el olor a aguarrás. Y claro, porque mi estudio era mi habitación. ¡Que colocones! ¡Que dolores de cabeza! Mi obra total son muchos bocetos y un cuadro.
Un cuadro que anda rodando por mi casa a la espera de ser colgado, porque al contrario de mis miles de dibujos a plumilla, estilógrafo o a simple Pilot, el cuadro me gustó. Y a mi señora madre también. Así que lleva doce años dando vueltas y supongo que un día colgará de una pared. O quizás no, quién sabe...
Ojalá alguna vez pueda yo describir tan bien como lo has hecho tú algo tan complicado como el recuerdo de un sentimiento.
Lo haces como si fuera sencillo... gracias.
Mameluco, cada dia me sorprendes. ¿Dibujas a plumilla? Qué tío, es lo más difícil y que más rapidez y técnica requiere... Y el pilot es lo mismo, más o menos. Un consejo: la moda es no colgar ciertos cuadros, sino apoyarlos en un mueble bonito. No lo cuelgues, hazlo así, y si me envias foto tanto del cuadro como de algunos dibujos te saco aquí.
Gracias, Dave, por todo, por tu aprecio y por no desvelar misterios.
Llevo de moda bastante tiempo pues, pues se ha tirado en un hueco de una tele -sin tele- los últimos dos años, jajaja.
No creo, de todas formas, que tenga calidad para salir en su blog, Clares.
No conocía a este pintor. Tampoco soy entendida en pintura, pero me ha encantado lo que he visto, me gusta esa redondez y los colores. Precioso.
Un saludo.
He buscado en FLICK más fotos de cuadros de Just Nicolás, y percibo esas formas inacabadas, que parten de la realidad para deformarla y hacerlas más densas. Cuando veo esta pintura presiento que hay detrás también una dimensión de pensamiento o filosofía. Buena descripción y presentación de su obra. Me has llevado a investigar y a dedicarle un buen rato.
La pintura al poder. Y el barniz
Al leer esta preciosa entrada casi se puede respirar esa mezcla de olores que hay siempre en el estudio de un pintor...
Clares, tú has pintado con las palabras.
Precioso texto, Clares. Se nota que esos olores no son para ti simplemente olores.
Mameluco, vamos a dejarnos modestias aparte. Te espero, con dibujos, con pinturas o con lo que quieras. Sería un honor para mí y para mi blog. Sólo tu excesiva modestia y, vamos a reconocerlo, amor propio te impedirán que yo presuma de un amigo como tú. Y no cuelgues ese cuadro, ponlo sobre un buen aparador o sobre unas estanterías y ya verás qué bien queda.
La del Planeta, a mì me gustó lo mismo que a ti, más una fuerza que tiene en otros cuadros. Me ilusionó mucho que me mandara esta foto y por eso lo he subido.
Por mí, super, qué te voy a decir... la pintura al poder, al querer y al deber. Incluso al beber. Toda la segunda conjugación hecha pintura. Un abrazo, amigo.
Joselu, me alegro de haberte descubierto a este pintor. A mí me gusta su carnalidad, su vitalidad, su fuerza. Sólo he podido ver lo que subió Dave a su blog, pero ahí ya vi que me gustaba, y luego ese buen detalle de enviarme la foto. Me emocionó mucho.
Y casi me emociona más que hables tú, Matapollos, de "esta preciosa entrada", porque yo no la hice con la intención de que fuera preciosa, sino de transmitir mi gusto por esos recuerdos y mi aprecio de la pintura de Just Nicolás. Gracias, amiga, por tu valoración.
Es verdad, PMM, son más que olores, Son sentimientos y recuerdos, son amor y paraíso de la infancia. Todo eso es belleza por sí mismo. Yo no añado nada.
Ay, Clares, ay!!! La cola de conejo NO puede cocer pues pierde sus cualidades, se calienta justo hasta que se diluye sin llegar a hervir. Bueno, te perdono el desliz. Muchos besotes.
Venga, hombre, yo veía a mi padre hacer echar las láminas en un bote con agua en el infiernillo. Yo sólo sé que echaba un poco de peste y humo. Como eso lo hacía cuando yo era muy pequeña y él mismo preparaba los lienzos, puedo tener la falsa idea de que cocía. Luego, más adelante, compraba los lienzos ya preparados. Muchas gracias, porque me has traído otro recuerdo, cuando cortaba y clavaba el lienzo en el bastidor él mismo con puícas negras de tapicero. Huy, cuánto tiempo hacía que no me acordaba de eso...
muchas veces falta humanidad real en los blogs... eso es verdad!
Ramón, lo que más deseo, antes que cualquier cosa, es transmitir eso que tú llamas "humanidad real". Un abrazo, chico.
Qué curioso es ver como vive cada uno un mismo evento, y los comentarios que van suscitando en los demás aquello que uno tiene como cotidiano, por ello te tomé la palabra y te pedí que me explicaras la historia...
Es maravilloso esto de la red, que aunque parezca lo contrario, acerca pareceres y sensibilidades que de otra manera no hubieran coincidido.
¿ Qué mejor regalo que un libro o una buena pintura ?
Un cuadro puede reflejar muchas imágenes y mayores palabras. Deleitarse con una estampa llena de colores es como soñar tocando el suelo, soñar despierto.
Mis felicitaciones. Toni Sagrel.
Siempre he admirado a quienes tienen relación directa con el mundo del arte, de la creación artística y particularmente de la pintura. Una especial sensibilidad les adorna cuando se proponen transmitir a los demás el riquisimo mundo de sensaciones que se construyen en torno al estudio del pintor, como un ámbito desafiante, algo misterioso, retador, pero siempre abierto a la sorpresa. Te imagino de niña olfateando los infinitos matices de esa gama de olores que perviven en la memoria para siempre. Me ha gustado mucho tu entrada, tan franca, sensible y sugerente como acostumbras. Tomo nota de ese contacto con el arte por descifrar, a sabiendas de que siempre habré de limitarme a aprender contigo de ese mundo maravilloso del que sale la obra imperecedera.
Alfa79, un placer que me visites. Siempre es un regalo para la sensibilidad una hermosa imagen, como la que me mandó este pintor generosamente.
Fernando, no es ningún misterio, aunque reconozco que un estudio de pintor tiene su magia secreta. Nunca me había dado cuenta, hasta que ordenamos el de mi padre, y si en todas partes se le echa de menos, ahí resulta imprescindible por completo. Da mucha melancolía ver ese espacio antes tan cálido, en el que ya no está la persona que lo llenaba y lo hacía vivo. En fin, es la vida.
Muy entrañable el relato de esa pequeña historia del cuadro. Me has hecho percibir el olor a pintura fresca que desprenden los cuadros recién hechos. Y me has hecho evocar una parte de tu vida que pasaste en ese taller de pintura de tu padre. En posts como éste se ve la sensibilidad que cada uno llevamos dentro.
Un saludo.
Mi madre y mi hermana pintan cuadros y recuerdo no solo el olor a pintura, si no el olor del aguarrás con el que limpiaban los pinceles. Era uno de esos aromas que me horrorizaban tanto que no podía dejar de acercarme para inspirar y poner malas caras. Si es que yo siempre fui un poco masoca.
Gracias, Miguel, y si te ha llegado ese olor de estudio de pintor, cuánto me alegro. Nos transmitimos recuerdos, sentimientos, sensaciones... a veces me parece mentira. Magia del blog.
Malbicho, qué masoca, de verdad, pero yo creo que no era eso, es que el aguarrás tiene una atracción fatal sobre los niños y los jóvenes. Mi mayor placer era que mi padre me mandara con un bote de pinceles en aguarrás para lavarlos. Se agitaban bien y luego, uno a uno, se lavaban con jabón y se enjuagaban. Un olor inconfundible y atractivo. Me encantaba.
Es todo un placer el descubrimiento de este pintor que yo personalmente no conocía y poder, gracias a tu enlace, darse una vuelta por su obra. Sorprendente y sorprendido.
Y además, es todo un disfrute leer tus palabras, llenas de emoción y sensibilidad no sólo por el artista comentado, sino por la propia pintura como arte, como oficio y como placer en su creación. Le dices al amigo Ramón de Mielina que es tu deseo "transmitir humanidad real", y no hay duda de que lo consigues y logras que lo percibamos perfectamente los que te leemos.
Gracias por todo y un abrazo.
Un lujo de los que traen los blogs, una confirmación de que la comunicación está allá donde nosotros la situemos. Una imagen de mujer bonita. Felicidades por este regalo, felicidades a JUst también.
La verdad es que pocas cosas pueden darme más alegría que un regalo inesperado y de esta clase. Sé que tanto Ernesto como tú, Pilar, sabéis valorar estas alegrías. Para mí también fue un descubrimiento este pintor. Gracias por vuestra agradable visita.
Publicar un comentario