15 octubre 2008

Los pobres entre ricos




Este verano, paseando por Toulouse, a las orillas del Garona, descubrimos en la espesura del bosque ribereño un hogar humano. Por techo tenía las espesas copas de los árboles, por paredes, los troncos revestidos de hiedra, y por suelo la blanda capa de humus. Dicho así parece algo idílico, pero no lo era en absoluto. En una ciudad rica y amable, unos seres humanos no tenían un techo digno. El bosque les había dado amparo. Siempre la naturaleza, con toda su crueldad, es refugio para los desterrados de la urbe. Allí los expone a las alimañas, a la humedad y al frío, a la vida azarosa de los pequeños carroñeros, buscando entre las basuras de los grandes depredadores; vuelven al origen empujados por la injusticia.
La pobreza es más lacerante cuando está rodeada de riqueza. El refugio entre los árboles se vuelve más duro cuando los edificios ciudadanos conservan su maravillosa simetría, su confortable aspecto. El bosque es más salvaje cuando cerca de él hay jardines hermosos para pasear o hacer una merienda sobre la hierba.
A este refugio habían llevado sus habitantes restos que la ciudad había desechado con la última intención de hacerlo humano, del mismo modo que los recluidos en campos de concentración limpiaban sus botas diariamente, entre el barro, la suciedad y el hambre, para mantener su dignidad.
Si la pobreza de lejanos y exóticos países nos lacera el alma, porque sabemos de qué injusticia nace, la que tenemos cerca, en toda su crudeza, en nuestros conciudadanos -¿lo son realmente?- nos habla de una injusticia muy cercana. De esa miseria que se podría solucionar con voluntad política. Mirad este informe, el de Foessa sobre la pobreza en España, por regiones y por clases de penurias, o este otro de la Caixa. Más claramente no se puede decir.

Esta entrada viene motivada por la acción blogger de este día, que propone como tema La Pobreza.

3 comentarios:

supersalvajuan dijo...

Pobreza. ¿Por qué no se habla de pobreza con la crisis? Yo cada vez que voy a Jesús abandonado lo flipo.

Mal bicho dijo...

Pues yo creo que lo que pasa es que los negritos dan penita: "ay pobres".
Pero cuando el negrito se planta en el primer mundo escapando de sabe dios que ( algo tan horrible que no creo que podamos imaginarlo jamás ), ya no se convierte en un pobre negrito, se convierte en un "puto negro".
Lo mismo pasa con los pobres de aquí, molestan porque están cerca y nos rompen la maravillosa burbuja de estado del bienestar con la que nos quieren embaucar.
Al final el Primer Mundo tiene la culpa de todos los pobres, de los del Tercer Mundo y de los del Cuarto Mundo.
Yo en cuanto pueda me presento voluntario para viajar a la Luna.

Sarashina dijo...

Claro que se habla de pobreza con la crisis, porque sencillamente ahora va a ser peor para todos, pero para algunos más aún. Los objetivos del milenio son agua pasada para las grandes potencias o al menos algo puesto en salmuera, y no por la crisis, que la cosa viene ya de largo. Yo lo flipo de vez en cuando sin ir a jesús abandonado, porque he visto mujeres en la plaza, vestidas con modestia pero dignamente, con sus niños bien limpitos, esperando que el tendero o las clientas les den algo, algo de comer, simplemente. Eso ya duele.

Y lo de los negros, supongo que te refieres a la inmigración, pues lo mismo. Eso es lo que molesta a la gente, que la hucha del domund se les convierta en una realidad aquí y ahora. No sé quién habitaba esa chabolilla en medio del bosque, pero me lo puedo imaginar. Desechos de la ciudad.