Puedo conceder que estaba tan cansada y tan necesitada de un relax, que cualquier cosa me hubiera valido; vamos, que tenían que darme pocos motivos para empezar a reírme y disfrutar. Puedo concederlo, pero no sería exacto, puesto que por lo general no me vale cualquier cosa. Ya llevaba yo algo asegurado de antemano: el hecho de que los directores de la película fueran los hermanos Coen, una garantía, al menos para mí, de inteligencia y de profesionalidad cinematografica. Vale.
Una compañera, hablando de la película, se congratuló jovialmente de coincidir conmigo. Sus palabras fueron: “¡Por fin coincido con alguien! En el cine me reía yo sola, y hasta mi marido me miraba con extrañeza cuando me reía”. O sea, que no es un humor fácil, no es un humor cualquiera. Lo que yo vi fue humor cervantino. En vista de la polémica, no tan importante, pero sí significativa, quiero explicar eso precisamente: por qué yo me reí tanto y por qué le llamo humor cervantino.
Le llamo así porque se trata de una parodia de un género consagrado, como el Quijote lo es de otro género de su época. En el caso de Cervantes, lo era de las novelas de caballerías, en el de los Coen de las películas y novelas de espías, surgidas en la guerra fría. En ambos casos, tanto unas como otras son narraciones del pasado, o sea, ya fuera de moda, pero que han calado en la población, que se han hecho populares, por lo cual sus tópicos son ya conocidos.
Como en el Quijote, los protagonistas viven en una ficción, confiados totalmente en la realidad de aquello que sólo fue recreación ficticia de una realidad; don Quijote de las novelas de caballería que recrean una vieja ideología puesta en práctica en tiempos remotos; en la película de los Coen, los personajes creen realidad una ficción basada en la guerra fría y la creen todavía vigente. A la luz de esta situación, se comprende que acudan a los rusos, y no por ejemplo, a los sirios o a los coreanos, o cualquier otra potencia implicada en la actual política internacional. Estos personajes creen en un pasado que ya no sólo es real, sino que está pasado por la ficción de películas, novelas y comics de la época. Por eso resulta tan divertida la entrevista con Kabronsky en la emabajada rusa, o la actuación de Brad Pitt en el coche, haciéndose pasar por un verdadero espía, con todos los gestos sobreactuados del que imita a un James Bond. Como divierte su primera conversación telefónica con el espía, cuando pretende hacerle chantaje. Esa es la parodia. Por lo demás, jamás en el cine se habrán interpretado personajes tan estúpidos como los que aparecen en esta película. Su simple actuación trasluce toda la complejidad de la estupidez. Pues la inteligencia puede ser complicada, pero mucho mas sin duda lo es la estupidez, por el mismo principio del acierto único y el error múltiple. Esa estupidez, precisamente, es lo que crea las situaciones más desproporcionadas, entre la CIA (Servicio de Inteligencia), contra el absurdo absoluto que siempre es imprevisible, como en don Quijote las situaciones más desproporcionadas nacen del enfrentamiento entre la cruda realidad y la fantasía del personaje. Una fuente de humor, el manantial de la risa inteligente, está en muchas ocasiones en el contraste, en la desproporción. Ejemplo: si una pobre anciana vacilante se cae en la calle, no nos produce ninguna risa; si eso le ocurre a alguien que camina con seguridad y altivez, perfectamente emperijalado y digno, nos partimos. Es el contraste, la desproporción.
Por eso me reí tanto. Por eso la recomiendo a quien tenga este mismo sentido del humor.
10 comentarios:
Pues por tu justificación, bien merece la pena ir a verla. De todos modos, nunca nadie ve la misma película, porque cada uno aporta a lo que ve su propio punto de vista
Eso es completamente cierto, ni lee el mismo libro ni oye la misma música. Yo creo que ni nosotros mismos podemos hacerlo en una revisión de una película o un libro. Ese es el encanto del asunto. Yo disfruté mucho, la verdad, pero lo mío, aparte estas reflexiones posteriores, es pura intuición.
La risa es la inmortalidad en la negra actualidad. Que no falten las risas. Otra!!!
Por mí, desde luego, que no falten.
Si os queréis reír, aquí van dos perlas de alumnos en una clase teórica de Educación Física: el "riesgo sanguíneo" y los "músculos abominables". Me estuve riendo un buen rato.
No sé qué me pasa, que cuanta más crisis hay, más me río. Y no creo que sea de alegría por la crisis, sino quizás que así se me olvida.
Pues no he ido aún a ver esta película. Que mal que se me haya escapado del Rex, siempre es una gozada ver una peli ahí. La última vez q lo pisé fue precisamente para ver la del Bardem con los Cohen. Me gustó, claro que a mi estos hermanos me molan.
Ahora está en Centrofama, un paseito a pie, le pese a quien le pese, y si por preferir los cines con pantalla grande a las diminutas salas de los multicines soy una paleta... pues vale.
Por cierto, hola y gracias por tus comentarios.
Mucha gente ha recomendado esta película, por lo visto vale la pena verla. El humor que hay en lo absurdo es sencillamente atrapante, a nosotros nos encanta.
¡Gracias por enlazarnos!
Bienvenidos a mi blog, Pepe y Chuqui, y la del Planeta -qué curioso nombre-, y de paso, si vais a ver esta película, que os pase como a mí, que os dé mucha risa. Eso, como dice el super, que no falte.
Buena película, la pondré en mi agenda. Y ya de pasó en el emule, jajajajaja.
Y tu, ¿espías o trabajas?
Ponla donde quieras, con tal de que pases un buen rato.
Pues mira, a la pregunta te contestaré que se supone que trabajo, pero que si vamos a lo que vamos, espío. No paro de espiar. Ahora tengo un montón de papeles con información privilegiada y muy secreta que tengo que ir viendo atentamente y valorar, o sea, un montón de exámenes. No sé si vendérselos a los rusos, que se iban a quedar de piedra.
Tomo nota y la veré enseguida, no se que opinaré de la película pero tu entrada Fuensanta es genial, me ha encantado y hedisfrutado ya al leerla.
Un abrazo
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