Este breve libro me lo regaló mi jefa de departamento. Dicho así suena muy mal, la verdad. Voy a probar otra vez. Este libro me lo regaló una amiga muy querida, que aunque mande mucho, respeta también mucho, así que creo que ahora suena mucho mejor. Gracias, Concha.
La recomendación del escritor, Gonzalo Hidalgo Bayal, la hizo un compañero, y sin embargo amigo, que es José Ángel. Gracias, José Ángel. Ha sido una estupenda recomendación y Concha hizo muy bien en hacerte caso. Yo lo leí con gusto doble; por una parte, está estupendamente escrito y tiene una estructura muy agradable, episódica y cronológica, según lo que el narrador va sabiendo de la triste trayectoria de un amigo de infancia y juventud, en aquellos años en que todos imaginábamos un mundo mucho mejor con Lennon y otros visionarios. Por otra parte, lo leí con el gusto nunca bien valorado de la añoranza, de la "extraña flor de la melancolía", que decía Leopardi. Infinidad de referencias que traen recuerdos juveniles de una generación marcada por el vislumbre de algo diferente aparecen en el relato. Me ha ocurrido leyéndolo que me parecía conocer al protagonista, aquel del cual habla el narrador, que su camino un poco perdido en esta vida era el derrotero de algunos que yo he conocido, e incluso, si lo miramos a fondo, el de cualquiera de nosotros, los que fuimos un día soñadores.
Bien distinto es este otro, que es de una autora muy de mi gusto, Irene Nemirovsky, y de la que leo todo cuanto se publica, por varios motivos, el principal de los cuales es que me parece ir de su mano viendo escenas y que me comenta como a una amiga lo que a cada personaje le ocurre, hasta el momento en que se marcha, una vez cerrado el libro, y yo me quedo pensando en todo lo que me ha dicho, comentado, analizado. En este caso, el título dice mucho. La referencia al alma es justa, pues si bien el protagonista, un médico de origen europeo oriental, se convierte en "maestro de almas", en falso analista y psicólogo, para salir de su miseria, ello le supone pervertir su alma, venderla, renunciar a su honradez profesional y aprovecharse de una clase rica y ociosa en el París de los años veinte.
Luego están los libros de teatro, que no paran de desfilar por mi escritorio, por mi mesilla, por la mesa del salón, debajo de las camas y por todas partes. Ya está, estos son. Pero no pienso comentarlos. Quien quiera saber de qué van que se dirija al blog de Artes Escénicas, pinche en bibliografía y mire por allí.
Y hay más, hasta quince leídos y anotados desde octubre, pero no pongo más, que me canso de tanta portada y de acordarme. Así que ustedes perdonen que tenga este blog un poco a la remanguillé.
Es que estoy como ausente.
25 comentarios:
¿Los jefes regalan algo? ¿Dónde?
Los míos a mí sí. Vente a mi centro y verás.
Pues aunque estés como ausente, no te calles, mujer, que no nos gusta.
Gracias, anónimo personaje, por el aprecio de mi palabra. Ya se ve que es todo pose por mi parte, porque, ausente y todo, ni debajo el agua me callo. En fin, es cierto que antes tenía esto como un jardín y ahora lo tengo como un bancal, lleno de caballones, pero a veces las cosas vienen así.
Durante mi época teatral leí muchísimos libros de teoría y práctica dramática y al menos dos de los que has expuesto los conocí. Investigué en mi carrera la figura de Bertold Brecht y me hice fan de su teatro épico que me hubiera gustado contemplar en directo. Es curioso porque vi representaciones teatrales en ruso, en francés, en polaco que no entendía nada pero la fuerza escénica era tal que me dejaron cautivado. El teatro es un misterio y la magia se puede producir en cualquier momento pero cuánto teatro mediano hay que ver para encontrar algo prodigioso. Es difícil pero cuando lo encuentras ¡Mon dieu! Gracias por compartir tus lecturas.
Fíjate si me gusta el teatro, que ha sido como una recuperación para mí, que hasta me gusta el teatro de aficionados pardillos y veo con gusto incluso si no se produce ningún milagro especial, siempre que haya energía y gusto en escena. A mí también me ha pasado ver una función en otro idioma, entender poco o nada, y, sin embargo, parecerme que lo entendía todo y que estaba contemplando una maravilla, lo que demuestra que en el teatro la palabra puede ser importante, pero no lo único.
Interesante post sobre libros de teatro (y eso que dices estar como ausente), me llaman l atención bastantes de ellos pero tengo mi lista de lecturas a reventar y no puedo ya saltarme el orden. No obstante, los apuntaré al final.
Abrazos
Uf, más libros a la lista. Los de teatro no, que no soy muy aficionada y su lectura nunca me ha deleitado especialmente. Será una falla de mi gusto, pero es tangible para mí y no me castigo con lo que no gozo.
Como siempre, muy interesante, Clares.
Un gran abrazo.
Ernesto, amigo, todos no son para leídos, como no sea que te dediques a este asunto. Sí es recomendable el de Brecht y el de Baty Chavance, porque son, como se decía antes, de cultura general... Bueno, no muy general, pero sí para cualquier persona culta interesada en el teatro.
Thorton, no te vayas que sé más frases de esas y encima no me importa nada emplearlas en cualquier medio, que del pueblo nacen y al pueblo vuelven.
Pues, ¿sabes que te digo, Isabel? Que haces muy rebién, que la vida está para disfrutarla y no para fustigarse, o sea, para gustifarse, eso sí. El de Irene Nemirovsky sí que te lo recomiendo vivamente, pero si quieres empezar con su lectura, te aconsejo que leas antes que nada "El baile", una deliciosa novela corta, agridulce, como casi todo lo de esta autora.
Clares, me encanta el teatro y voy siempre que puedo. Me gusta que mis alumnos preparen obritas en la Semana Cultural para representarlas ante otros cursos y todos quieren participar. Ya estoy buscando las de este año, pero no es fácil porque han de ser no muy largas y con poco atrezzo. Este año el tema es el divertido Astérix y la cultura celta en general, así que si sabes de algo que pueda venirme bien te agradecería enormemente que me lo dijeras.
Un abrazo, y no nos dejes.
Sobre ese tema no hay mucho, que yo sepa. En todo caso, puedes entrar al ciclo artúrico. En editorial La Galera, tienes una función para niños encantadora que se llama "La espada del Rey Arturo", que quizás te sirva, pero también puedes dramatizar romances del mismo ciclo. De todos modos, miraré si te encuentro algo más cercano. Puedes probar también a escenificar algo de los cómic de Asterix, algo así como partir de improvisaciones y crear un texto colectivo. En caunto encuentre algo, te lo digo.
seria cuestion de probarlo
Pues a mí el jefe me ha regalado algún que otro libro, pero de esos de normas y condenas, que decía el otro.
Y alguno también de esas espiritualidades raras, que nadan entre nimbos y cirros.
Así que por aquí duermen los pobres el sueño de los justos.
A ver si alguna vez me regala algo interesante. Entonces, cuando sea, vengo y te cuento…
Tu jefe de verdad te ha regalado cosas mejores y muy interesantes, así que no te quejes, que hay jefes delegados que no saben regalar y a esos, pues nada, la obediencia debida y el respeto, nada mas.
Ya me contarás, ya.
El último libro de teatro que leí fue "Yerma" de Federico García Lorca. Voy con un poco de retraso.
Admirable tanto libro y tantísima lectura -y recomendación- por tu parte, Fuensanta.
Y por cierto, ¿tenéis programado algún tipo de actividad cultural o social con respecto al centenario de Miguel Hernández ?
Gracias y un abrazo. Toni Sagrel.
A mí, un profesor de filosofía, interino, que llegó a mi instituto (de hace unos años) y que coincidíamos mucho en nuestras opiniones, me regaló un libro de Eduardo Galeano. Esto, al mes de conocernos. Me gustó mucho, pero me extrañó más. Me extrañó tanto que, en un momento dado, me dijo: "Oye, no vayas a creer que soy maricón"
Luego, me vi obligado a leer a su tesina, que me trajo todo ilusionado. Ya no me extrañó, pero sí me gustó mucho; no que me la regalara, sino la tesis. Me gustó tanto, que la seguí yo por mi cuenta, leyendo un montón de libros interesantísimos, descubriendo autores que no conocía...
Hay que tener cuidado, la verdad, cuando te regalan un libro.
Porque, si te regalan un beso, ¿qué te puede pasar? Nada.
Wow Clares! cuántos libros leídos en tan corto tiempo :O, aunque me queda la duda, los libros de teatro ya los has leído o los tienes pendientes por leer (o sólo algunos están pendientes).
Yo por curiosa también me pongo en el plan de leer varios a la vez (historia principalmente), pero me demoro mucho más en terminar cada uno de ellos, es que con la historia me gusta saltar de un tema a otro cada cierto tiempo. Con las novelas es un poco diferentes, ahi si a lo mucho leo dos novelas a la vez, pero nada más.
Un abrazo :)
No, mujer, al que te refieres no es jefe, ni mío ni de nadie. ¡No compares!
Lo único que no entiendo de él es cómo consiente que existan lo que tú llamas “jefes delegados” que, encima de no saber regalar bien, pretenden obediencia y sumisión. Oye tú, que yo me pregunto que de dónde se lo habrán sacado. El respeto, sí, por supuesto, a cualquiera, incluso aunque no se lo merezca. Pero lo otro, no lo tengo ni medio claro.
¡Qué suerte tienes de que tu jefa sea tu amiga! Si fuera al revés, te podría haber pasado como a mí, que un amigo llegó a jefe, y se acabó.
La melancolía, hermana guapa de la tristeza. Mucho ojo con ella
Toni, hay que ir más al teatro. Leer teatro está bien, pero es mucho mejor ver la interpretación que un grupo ha hecho de ese texto dramático. Por desgracia, no siempre se tiene la oportunidad. Pero te voy a decir algo: cuando se lee teatro, el lector se convierte automáticamente en un pequeño y secreto director de escena. Prueba y verás. Puedes aficionarte y no podrás dejarlo.
Mobesse, cuando alguien te regala un libro te da con él la imagen exacta que tiene de ti. Es peligrosísimo, porque los dos participantes se destapan, uno por el regalo que hace, el otro por el modo en que lo recibe. Hace falta mucho control de emociones para no poner la cara justa de lo que sientes ante un libro que te regalan.
Querida Atenea, todos esos libros más siete más que no he puesto, son leídos, anotados, a veces resumidos. Desde septiembre a estas fechas, y ya llevo dos más al retortero.
Sí, Leandro, esa hermana guapa y casadera que tiene la tristeza. Para mí es un sentimiento dulce y a veces hasta gozoso, porque significa que el torbellino de la vida se ha detenido por un momento y te puedes refugiar en el seno de tu intimidad para sentir melancolía, que es el más íntimo y profundo de los sentimientos.
Un blog de teatro que he enconmtrado. Te dejo la dirección por si las referencias a puestas en escenas te dicen algo.
Besico
http://masteatro-lomioespuroteatro.blogspot.com/
Gracias, Pilar. Lo he mirado y está bastante bien, aunque lo que se dice saber mucho no sabe; lo he notado por la referencia a su sorpresa a un teatro de imagen, jejeje. Pero se ve afición y atención.
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